Siete

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Justin

—¿De qué mierda hablan?  —el chico negaba con su cabeza sin entender lo que le queríamos decir— mi novia y mi mejor amiga están en Dubái, no puede ser tanta la coincidencia de que ellas dos... —pasó las manos por su cabello y luego las detuvo en su boca.

Sus puños se cerraron hasta tener los nudillos blancos, con Mark nos preparamos ante cualquier ataque por parte de él. Pero su mano voló a la caja con servilletas que se encontraba en la mesa y luego se levantó golpeando la pared.

—¡Hey!  —agarré sus brazos y lo pegué contra una de las mesas del lugar— necesito que te Calmes, chico. Con ataques de rabia no llegaremos a ningún lugar.

Markus calmó a la gente que se aglomeró de un segundo a otro en el lugar y los mando a otro sector del bar. El chico aflojó su cuerpo y cuando ya era seguro soltarlo lo dejé libre.

—Necesitamos hablar —lo miré— pediremos que te dejen salir.

Mientras Markus hablaba con el jefe de Benjamín, yo me dispuse a salir con el chico. Éste estaba totalmente ido y con el rostro colorado.

—Listos —le abrimos la puerta del auto y éste se metió dentro.

Markus se subió en el asiento del copiloto así que me toco manejar a mí, y apenas cerré la puerta, Benjamín comenzó un sinfín de preguntas.

—Necesito saber que está pasando. Mi novia y una amiga viajaron a Brasil y luego resulta que fueron a Dubái... ¿que va a pasar con ellas?, ¿cómo les digo a sus mamás cuando me pregunten?  —lo miré por el retrovisor y suspire— necesito que alguien me diga lo que está pasando, ¿cuanto peligro están corriendo allá?.

—Llevamos tiempo investigando sobre éste caso, las pistas nos trajeron aquí y necesitamos averiguar lo más posible. Si tu novia y amiga viajaron, nos tendrás que decir todo lo que sabes, es de suma importancia que no te guardes nada —él sólo asintió y cerró su boca hasta que llegamos a destino.

Me metí en el estacionamiento de la agencia y bajamos los tres, a estas horas ya no había casi nadie en las oficinas y era el lugar más seguro para hablar.

—Chicos los estaba esperando —Debra vino hasta nosotros con unas carpetas— hace unas horas llegaron un par de denuncias de personas extraviadas, tenemos tres hasta el momento y son todas chicas entre los diecisiete y veinte años, tenemos sus fotografías.

—Gracias, Deb —Markus tomó las carpetas y observó las fotografías de las tres chicas extraviadas. Eran justo del prototipo de chicas que los malditos secuestraban.

—¿Y él quién es?  —Debra miró a Benjamín.

Entramos a nuestra oficina y le dimos un asiento al chico.

—Lo escuchamos hablando sobre un viaje a Dubái, unas amigas viajaron allí hace poco y aún no tienen noticias de ellas. Si es como creemos, posiblemente ya tengamos dos chicas más.

Debra mordió su labio y puso las manos en sus caderas, asintió y se acercó a Benjamín con una sonrisa amigable.

—Mi nombre es Debra Collins —se sentó a su lado y estiró su mano para que él la tomara.

—Benjamín Rodríguez —la miró receloso y luego nos miró a nosotros— ¿Qué necesitan saber?.

—Primero el nombre de las chicas, de tus amigas. 

—Clarissa Vásquez y Arabella Martínez. Ambas tienen veinte —se apoyó en la mesa y yo anoté sus nombres en una libreta.

—¿Por qué viajaron?, ¿Con quién fueron? —siguió Debra.

Dollhouse (Terminada - SIN EDITAR)Where stories live. Discover now