║ El Chico Selfie ║ ©

By b2uuty

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Cuando Andrea realiza su primera toma de contacto con el país de sus sueños, Corea del Sur, se da cuenta de q... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Bonus capítulo 13☆
Capítulo 14
Bonus Capítulo 14☆
Bonus Extra capítulo 14☆
Capítulo 15
Capítulo 16
Bonus Capítulo 16☆
Capítulo 17
Capítulo 18
Bonus Capítulo 18☆
Capítulo 19
Bonus Capítulo 19☆
Capítulo 20

Capítulo 8

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By b2uuty

Tras todo lo acontecido, cuando empezamos el fin de semana, Lizzie me obligó a firmar un contrato de amistad en el que renovaba nuestra amistad hasta la eternidad con la condición de estar todo el fin de semana sin saber nada de Beast. Ni fotos, ni música, ni noticias, ni conversaciones con miembros en kakaotalk. Nada.

No me negué no porque me viniera bien pasar un par de días tranquila y desconectada, si no porque mi amistad con Lizzie era muy importante y debía firmar el contrato. Mi amistad era muy importante, así como el alquiler que tendría que pagar si viviera sola en Seoul.

Fuera de bromas, me alegraba de la propuesta de Lizzie. Aunque no sabía si sería capaz de cumplirla sabía que si flaqueaba delante de mi amiga, ella me lo impediría. Por lo que tenía fe en aquel contrato.

Tuvimos un fin de semana ajetreado que me hizo mucho más llevadero el trato. No tenía tiempo para incumplirlo.

Lizzie y yo conseguimos terminar de desempaquetar y de ordenar todas nuestras cosas. Debemos admitir que lo que más nos costó fue colocar la ropa. Nos dimos cuenta, un poco tarde, de que teníamos más ropa que perchas y acabamos yendo al mercado más cercano a comprar.

Cuando llenamos los armarios de perchas ocupadas y vimos que no cabían más terminamos de llenar la parte de abajo llenando las baldosas de ropa "doblada adecuadamente", como decía Lizzie.

Nuestro siguiente problema vino cuando quisimos guardar nuestro calzado. Inteligentes, nos dimos cuenta que no teníamos zapatera. No había dinero en aquel momento para comprar una decente que no desentonara con la casa y tuviera la capacidad necesaria para tantos pares de calzados. Por lo cual, finalmente, decidimos alinear de manera "adecuada y bonita" los que más solíamos usar al lado de cada armario. Y el resto los guardamos en el suelo del armario. Todo colocado adecuadamente.

Además, tuvimos que abrirnos cuentas en el banco, lo que nos llevó más de dos horas con todo el lío y el gentío que había allí. A la vuelta, compramos lo necesario para el domingo, todo con el fin de no pisar más la calle.

El domingo, al terminar de limpiar un poco por encima la casa, que se había quedado un poco desordenada tras la oficial mudanza completada, pasamos el día viendo kdramas históricos. Todos propuestos por Lizzie, por supuesto.


Cuando me desperté el lunes, salí corriendo de la cama para decirle a Lizzie que había completado el contrato de amistad, pero que ella llegaba tarde para firmar el suyo de verdad. En el colegio. Yo había quedado con ella la noche anterior en levantarla, teniéndole el desayuno preparado, para que fuera a arreglarlo todo al colegio.

El problema fue que quedé en despertarla a las 7.30 y yo me levanté a las 9.00. Creí que aquello me iba a invalidar todo el contrato de amistad que tanto me había costado cumplir.

Pero era Lizzie de quien estaba hablando, y cuando llegué hasta su puerta dispuesta a empezar a aporrearla, vi un pequeño post-it rosa pegado en ella.

"Gracias por despertarme, bella durmiente. Menos mal que me había puesto una alarma por si acaso. ME DEBES UN DESAYUNO. ♡ "

Supe que iba a tener reprimenda cuando Lizzie volviera a casa, pero me alegraba mucho de que hubiera salido todo bien y no hubiera llegado tarde. Siendo ella ya es mucha suerte. Aunque se planificara tres horas antes, siempre solía llegar tarde por culpa del transporte público. Ella afirmaba que los conductores la tenían fichada y hacían todo lo posible para hacerla quedar de impuntual. "Desalmados", los llamaba.

Era una nueva semana, la primera que empezaba en Seoul. No tenía nada que hacer ni con quien. Bueno...

- ¿Alissa?¿Trabajas hoy? -le pregunté a mi amiga cuando descolgó el teléfono.

- ¡Andrea!-exclamó- Hoy trabajo a las 7 de la tarde. Podemos quedar.

- Pásate por mi casa y tomamos algo.-ofrecí.

- Hecho. Mándame la dirección por kakaotalk y en media hora estoy ahí.


Cuando abrí la puerta, al ver a Alissa con su estilo único, me dieron ganas de llorar. Por fin podía verla. Ambas nos abrazamos como si nos hubiera separado una guerra. Una vez entró en el piso, Alissa se quedó boquiabierta.

- ¿Cómo puedes haber conseguido un piso tan genial?

- Con un alquiler compartido y estando en el piso 4 puerta número 4. Supongo.-contesté riéndome.

- Vaya suerte, yo también quiero un piso así. -dijo asomándose al balcón y observando las vistas.

- ¿Quieres beber algo? -le pregunté cuando tomó asiento en el sofá.

- ¿Tienes café? -me preguntó.

- Claro. Aquí no se funciona sin café. Voy a prepararlo. -dije encaminándome hacia la cocina.

- Yo te acompaño. Tengo más experiencia en esto. Y recuerdo que tú puedes llegar a ser un poco torpe. -dijo entre risas.

Nos tomamos nuestros cafés en la bonita mesa del comedor, sentadas una frente a la otra. Alissa había optado por un café con leche, yo un leche&leche.

- ¿Lizzie no va a estar en casa?-preguntó Alissa, que ya había manifestado en varias ocasiones que quería conocer a mi compañera de piso.

- Está arreglando unos papeles para el trabajo. Me mandó un mensaje diciendo que llegaría por la noche. Por lo que estoy segura que también habrá incluido mirar algunas tiendas en su plan del día. -contesté provocando una pequeña risa a Alissa.

- A ti no te vendría mal dejarte influenciar un poco e ir de tiendas más a menudo.

- Ya sabes que soy feliz con la ropa que tengo.

- Y tú sabes que la ropa pasa de moda, y que esto es Corea.

- Sí, sí. Bueno, cuéntame todo lo que me tengas que contar.-dije cambiando de tema- Quiero novedades.

- Bueno...-suspiró Alissa- Las novedades en la moda por aquí no han cambiado mucho y...

- Alissa.-la interrumpí- Ya sabes a lo que me refiero. Quiero saber cómo te va con Dongwoonie the pooh. -dije poniendo un énfasis romántico al apodo que le había puesto a Dongwoon.

- ¡No le llames así! -exclamó mi amiga mientras yo no podía parar de reír.

- Está bien. -accedí con tal de que no se enfadara- Pero cuéntame.

- La verdad es que estoy un poco preocupada. -confesó después de un pequeño silencio.

- ¿Por qué? -pregunté confusa.

- Dongwoon está un poco raro. Estresado sería una palabra más adecuada.-explicó- Dujun, el líder, se está empezando a cabrear con él porque falta a algunas prácticas y quedadas con el grupo.

- ¿En serio?-dije sorprendida.

- Sí. Dujun no sabe todavía que Dongwoon está saliendo conmigo. De hecho aún ni siquiera nos ha presentado. Dongwoon dice que tiene miedo de que Dujun no lo entienda y tengamos que dejar de vernos.

- ¿Por qué iba a hacer algo así Dujun?¿No se supone que son todos amigos?

- Por lo visto, me ha dicho Dongwoon, ya lo hizo una vez no hace mucho tiempo. Yoseob estaba saliendo con alguien y se le notó que no estaba centrado en las prácticas. Le confesó que tenía una relación a Dujun y este le obligó a terminarla.

- ¡¿QUÉ?! -solté sin pensarlo. Dujun me caía mal. ¿Quién se creía él para romper relaciones?

Me acordé en ese instante del día de la cena en casa de Dongwoon, cuando Yoseob se abrió a mí en el jardín y supe que había sufrido por amor. Debería ser por la misma persona.

- Por eso Dongwoon no quiere decirle nada a nadie. Yoseob, Junhyung y... Kikwang -dijo costándole decir el último nombre- saben que estamos juntos. Pero Dujun no.

- Por lo menos tenéis el apoyo de tres miembros. Pueden encubriros un poco.

- La verdad es que no. -murmuró.

- ¿Qué pasa?

- Junhyung dice que quiere mantenerse al margen. Se alegra de que Dongwoon sea feliz, pero no quiere saber nada del tema. Dice que para él el grupo es lo primero. Y Dujun es muy amigo suyo. Pero como también es amigo de Dongwoon ha prometido no decir nada.

- Bueno...-dije tras quedarme pensando un momento- Hay que entender su postura también. Pero por lo menos no hace nada por perjudicaros.

- Es cierto. Y eso lo aprecio. -confesó Alissa.

- Entonces te quedan otros dos miembros a tu favor.

- No. Solo Yoseob. Dongwoon dice que es porque es el que más ha cuidado siempre de todos, pero yo creo que es porque no quiere que nadie sufra lo que sufrió él. Es ahora un apoyo muy grande para nosotros. A veces incluso me trae él mismo mensajes de Dongwoon si este no puede venir. Es uno de mis mejores amigos ahora. -dijo Alissa con una sonrisa de lo más sincera.

Me alegraba mucho por ella. Si de verdad el tema era tan delicado tenía que tener refuerzos. Aún así me dolía que Yoseob no me hablara y hubiera hecho una amistad tan grande con Alissa.

- Yoseob es un amor... -susurré con los ojos llenos de lágrimas.

- ¡Andrea! Perdona. Me he pasado hablando de mí. No debería haber dicho eso. Se que Yoseob era un buen amigo para ti. -dijo mientras se levantaba corriendo para abrazarme.- De hecho Yoseob siempre que nos encontramos me pregunta por ti. No ha habido ni un solo día en el que no me preguntara qué tal te iba.

- ¿En serio? -pregunté incrédula, limpiándome las lágrimas una vez que Alissa me liberó de su abrazo de oso.

- Sí. -afirmó sentándose en la silla que estaba a mi lado.- Pero no deberíamos hablar de esto. -concluyó tras mirar el recorrido que habían dejado las lágrimas en mis mejillas.

- Bueno, pues retomando el tema de Pooh... -dije soltando una pequeña risa tras los morros de mosqueo de Alissa- Podemos decir que hay tensión porque os pueden descubrir, pero al menos nadie os está "puteando".

- Bueno... -susurró de nuevo Alissa, mientras su cara se volvía pálida y miraba al suelo.

- ¿Qué te pasa? -pregunté preocupada.- ¿Tengo que pegarle a alguien? Con mi amiga no se mete nadie.-dije alzando los puños cual boxeadora haciendo que Alissa se riera.

- Es...-dijo tragando saliva- Kikwang.-finalizó tras mirarme un rato. Mantuvo su mirada en mi cara, esperando mi reacción para saber si seguir con el tema o no.

Yo no quería saber nada de aquello. En realidad sí, ya sabía que mi parte irracional quería seguir sabiéndolo todo de Kikwang pero...

- Sigue -dije suspirando- Las amigas están para lo bueno y lo malo. Cuéntamelo todo. Quiero ayudarte.

- Está bien, gracias. -aceptó Alissa antes de coger aire- Kikwang, ese asqueroso que ya se ha ganado mi odio, ha estado presionando a Dongwoon para que me deje.

- ¡¿Qué?! -exclamé.

- Por lo menos Dongwoon me lo cuenta todo y he podido quitarle la idea de la cabeza. Kikwang le dijo, textualmente, "una chica es igual que sus amigas". -continuó Alissa haciéndome sentir una fuerte patada en el estómago.

- ¿Dongwoon piensa de mí lo mismo que Kikwang? -pregunté curiosa dejando a mi amiga sin palabras, lo cual me lo confirmó.

- No es eso. Yo ya lo he hablado con él. Pero Dongwoon no sabe qué posición tomar ante vuestra relación. Él dice que Kikwang ha sufrido mucho y que fue culpa tuya por no saber llevar la situación. -murmuró.

- Tiene razón, no te preocupes.-dije ya algo deprimida.

- No la tiene. Y aunque la tuviera tampoco es culpa tuya, Andrea. Y Kikwang es un hijo de su madre. -soltó cabreada Alissa.- Yo no le he hecho nada. Y no obligo a Dongwoon a estar conmigo. Creo que me he ganado que me quiera como yo a él. Y ahora el tontolculo este viene y me quiere fastidiar a mi Dongwoonie the...-dijo acelarada hasta que se dio cuenta de que iba a usar el apodo que yo había usado. Ambas estallamos en una carcajada tras un segundo de silencio.

- El apodo mola y lo sabes.

- ¡Calla! -dijo dándome un pequeño golpe en el brazo.- Ese Kikwang se las va a ver conmigo como me lo cruce. Que deje de darle preocupaciones a mi novio.

- Qué posesiva te has vuelto. -dije riendo.

- Boba. ¿Hacemos el almuerzo? -dijo zanjando el tema de amores.

- Por supuesto -contesté dándole una alegría a mi estómago.


Después de almorzar unos estupendos panpizza, Alissa y yo pasamos el resto de la tarde planificando la próxima salida. Nos gustaría poder organizar una pequeña excursión a alguna cabaña o casita de playa para un fin de semana con el fin de irnos juntas con Lizzie.

A las 6.30 Alissa miró su móvil y se levantó del sillón como si hubiera estado sentada encima de unas brasas.

- Dongwoon está por aquí con el coche. Quiere que baje ya.-me explicó.

- ¿Ahora tu chófer es un idol? Yo quiero tu vida. -dije riéndome.

- No seas boba. Será que hoy le pilla de camino.

- Ya claro, lo que tú digas.-bufé.

- Dice que está frente a una tienda de ropa que se llama... ¿Lovezzong?-dijo extrañada.

- Se dónde está. Soy socia. -dije orgullosa recordando la tarjeta que Lizzie nos había sacado.- Te acompaño.

Me puse un par de sandalias sencillas, los primeros vaqueros que pillé y una blusa lisa gris para acompañar a Alissa. Una vez llegamos a la puerta de la tienda, me fijé en el lujoso coche negro que estaba aparcado en la acera. Tenía que ser el de Dongwoon. Alissa, por su parte solo se giró para mirar el interior de la tienda. Mis amigas eran compradoras compulsivas.

Cuando le di un toquecito en el hombro para señalarle el coche, esta se ruborizó y se encaminó al mismo. Yo me acerqué con ella, entre otras porque Alissa no soltaba mi mano.

Cuando llegamos a la altura de la ventanilla del copiloto esta se bajo dejándome paralizada. Alissa también estaba sorprendida, pude notarlo porque soltó inconscientemente mi mano al ver al copiloto. Quizás para observar con todo detalle mi reacción.

Pude ver a Dongwoon en el asiento del piloto, con un semblante serio, que me hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo que no supe responder. Mis sentidos seguían paralizados por el copiloto.

Yoseob, sentado al lado de Dongwoon, parecía haber reaccionado igual que yo al verme. Tenía los ojos más abiertos de lo normal y no articulaba palabra.

Alissa se despidió de mí con un rápido abrazo y un susurro en el oído que me pareció entender como "lo siento" y se subió rápidamente en el asiento trasero, dejándome allí de pie sin saber cómo reaccionar.

Empecé a notar cómo las lágrimas se agolpaban en mis ojos y tras una corta reverencia a modo de saludo, salí corriendo en dirección a mi casa.

Cuando llegué a la otra parte de la manzana en la que se encontraba la tienda, oí mi teléfono sonar. Creyendo que era Lizzie que había llegado temprano a casa, saqué el móvil dispuesta a contestar. Pero era Yoseob quien me estaba llamando. ¿Qué hacía?¿Ahora sí quería hablar conmigo?¿Después de todo ese tiempo y sin haberme saludado? Paralizada en el asfalto, mirando cómo sonaba y vibraba mi teléfono, finalmente, decidí colgar.

- ¡Andrea!-oí a detrás de mí cuando me dispuse a seguir mi camino. Cuando me giré pude ver a Yoseob, jadeando después de haber salido corriendo, a un metro de distancia de mí, apoyándose en sus rodillas, cansado.- No huyas, por favor.-suplicó mientras se recomponía de la carrera y se incorporaba.

- ¿Qué quieres? -pregunté en tono serio.

- Pedirte perdón. -contestó con un semblante serio. Yo me quedé en silencio.- Se que debería haberte contestado a los mensajes, debería haber hablado contigo durante estos tres meses que han pasado. Pero no podía. No sabía qué decir ni cómo actuar ante Kikwang cuando recibía tus mensajes. -dijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, rompiéndome el corazón.

- Podrías haberme dicho eso directamente, en vez de darme largas haciéndome creer que éramos amigos.-balbuceé mientras mis ojos copiaban a los de Yoseob y se llenaban de lágrimas.

- ¡Somos amigos! -gritó Yoseob agarrándome de los hombros, sorprendiéndome.- Siento mucho que lo hayas pasado mal. Pero Kikwang también es mi amigo y lo estaba pasando mal por él. No sabía qué decirte. Perdóname. Quiero que me vuelvas a hablar y me cuentes tus novedades como hacías por kakaotalk. -dijo dejando caer un par de lágrimas que se pasearon por sus mejillas.

Yo no sabía qué contestar. Yoseob era importante para mí. Aunque también lo había conocido en poco tiempo, cuando estaba con él mi yo interior estaba totalmente en calma. Además me había ayudado aquella vez en casa de Dongwoon. Y me había intentado ayudar al salir de aquel bar. No podía guardarle rencor. No a Yoseob.

- Quiero que seas mi amigo. -confesé dando paso a mis lágrimas y abrazando fuertemente a Yoseob. Yoseob me correspondió rápidamente al abrazo y noté que también empezó a llorar.

- Lo soy, y no lo dejaré de ser.-me dijo Yoseob al oído.

- Creo que estamos llamando bastante la atención. -dije tras liberar a Yoseob del abrazo. Este miro alrededor y vio par de miradas confusas, seguramente intentando adivinar si era Yoseob de Beast. Su cara palideció un poco.

- Tengo que irme. No me pueden pillar. -susurró.

- Ven a mi casa. -le propuse.

- Está bien. -accedió tras mirar un instante su móvil.


Cuando llegamos a mi piso, terminando de recuperar nuestra respiración, Yoseob puso la misma cara que puso Alissa por la mañana. Estaba orgullosa de mi nuevo piso. Lizzie y yo habíamos encontrado el más bonito de Seoul.

- Es amplio.-apuntó Yoseob sentándose en el sillón.

- Lo sé. -dije con orgullo.

- ¡Hasta tienes balcón! -dijo sorprendido- Yo quiero balón. -añadió haciendo un pequeño puchero que me provocó una carcajada.

- ¿Quieres café?

- Siempre hay que tener tiempo para un café. -dijo Yoseob, citando una frase de película, mientras asentía.

Cuando le traje el café con leche y azúcar que me había pedido, Yoseob lo saboreó como un niño saborea un caramelo.

- Me encanta. -murmuró bebiendo otro sorbo.

- Me alegro. Mi cafetera estará siempre disponible para ti.

- No me sobornes. -dijo riéndose- Bueno, creo que tenemos que hablar.-dijo seriamente.

- ¿De qué? -pregunté intuyendo la respuesta, temiéndome lo peor.

- Kikwang. -confirmó a mi intuición.

- ¿Qué le pasa? -resoplé clavando la mirada en el suelo.

- No quiero que estés mal por él. Pero necesito contártelo todo. -dijo con cara de angustia.

- Cuéntame pues, pero no prometo nada. -dije antes de recibir un golpe de Yoseob en la rodilla.

- No seas boba.

- Continua, por favor.-le pedí evitando su mirada amenazante.

- A ver... -empezó, dubitativo- Obviamente sabrás que Kikwang se enteró de que te ibas de Corea aquel día. Porque obviamente se lo tuve que decir. -carraspeó. No era nada nuevo, sabía que Yoseob se lo habría dicho, pero no le guardaba ningún rencor por ello.- Al volver del aeropuerto estábamos Dongwoon y yo en su casa, esperándole. Creo que fue la peor noche para esperarle. -dijo tragando saliva- Kikwang llegó pálido. Sin rastro de humanidad en la cara. No parecía que la sangre le llegara a la cabeza. No nos hablaba y apenas pestañeaba. Aún así ambos le notamos los ojos rojos, el rojo que se te queda después de haber llorado.

- No sé si quiero escuchar esto.-le interrumpí cuando empecé a sentir el nudo en mi garganta.

- Tienes que hacerlo para entenderlo todo.

- Está bien.-susurré, encogiéndome en el sillón y abrazando mis rodillas. Dispuesta a terminar de oír aquella historia de terror.

- Fue a la cocina a servirse un vaso de agua, pero seguía sin respondernos a Dongwoon y a mí, que le preguntábamos cómo había salido todo. Yo me levanté, me acerqué a él y le di un ligero toque en el hombro. Kikwang dejó caer el vaso al suelo, que se hizo pedazos y me gritó. Me gritó que me alejara y que no volviera a nombrarte delante suya. Que no se había creído que no le hubieras dicho nada. Que pensó que yo le había mentido al decirle que te ibas del país. Y que al ir al aeropuerto y verte se le rompió el corazón.-Yoseob hizo una pausa mientras me agarró de la mano al notar que una solitaria lágrima había logrado escapar de mis ojos- Yo le intenté tranquilizar agarrándole de los hombros y diciéndole que debía hablar contigo al día siguiente, que todo tendría explicación. Pero Kikwang me empujó y yo caí al suelo. Dongwoon agarró rápidamente a Kikwang, que me seguía gritando que no quería saber nada más de ti. Dongwoon logró llevarlo a rastras a su cuarto y dejarlo dentro hasta que se durmió.

- ¿Kikwang te empujó? -pregunté dolida. Todo había sido por mi culpa.

- Sí, pero no te preocupes, soy más fuerte de lo que parezco. Y al día siguiente, cuando volví a su casa para ver qué tal estaba me pidió perdón. Aún así mantuvo que no quería saber nada más de ti. Yo lo acepté y seguí yendo a verle cada día.

- Por eso nunca me contestabas. Porque estabas con él. -murmuré obteniendo un asentimiento de cabeza por parte de Yoseob.

- Al tercer día me di cuenta de que Kikwang no estaba comiendo. Y podía decir que tampoco se duchaba ni limpiaba por el hedor que desprendía su habitación. Cuando conseguí sacar a Kikwang de la cama para que se duchara vi que su cuerpo había perdido tono. Estaba mucho más delgado para solo haber pasado tres días. Comprobé su despensa y vi que estaba llena, lo más anormal del mundo en casa de Kikwang. Le pregunté si quería que le cocinara algo y me dijo que no tenía hambre, que comería más tarde. Al día siguiente, cuando fui a recogerle para ir a una práctica vi que no había comido nada. Cuando se vistió y salió de su cuarto para irnos se desmayó delante de mí.

- ¿Qué? -se escapó de mi boca, horrorizada.

- Tuve que llevarle a urgencias y allí le inyectaron suero en vena. Tuvo un momento de lucidez y se disculpó por haberme preocupado. Le hice jurarme que volvería a comer regularmente y así lo hizo. Con el paso de las semanas fue volviendo a ser más o menos el mismo. Aunque era un poco más sombrío, no era el Kikwang de siempre. -dijo terminándose de un trago el café que le quedaba- Dujun creyó que serían problemas familiares y no le dio importancia.

- Dujun lo pilla todo al vuelo.-dije sarcástica.

- Hace un mes, -prosiguió Yoseob- estábamos todos en casa de Junhyung, bebiendo un poco de cerveza y jugando al póker, cuando llegó Dujun con una chica, Gayoon.-di un respingo cuando oí el nombre de la chica que estuvo con Kikwang en el bar la otra noche- Y se pasó todo el tiempo pegada a Kikwang. Dujun parecía orgulloso, como si hubiera montado algún plan de celestina.

- Esa chica me cae mal.-afirmé.

- Me supongo el por qué. -dijo Yoseob suspirando- Si te sirve de algo, aún no se lo que piensa Kikwang de ella.

- Yo lo tengo bastante claro. -dije recordando cómo permitía que Gayoon le llamara "Kiki".

- Pues no lo tengas.

- ¿A qué te refieres?

- Tengo que enseñarte algo.-dijo sacando su móvil del bolsillo del vaquero y buscando algo en él. Cuando lo encontró, lo puso encima de la mesa y presionó el botón del play.- Es una grabación de días después de que conociéramos a Gayoon.

- ¿Cómo permites que te diga 'Kiki'? -se oyó a Yoseob.

- Me da igual cómo quiera llamarme. Se que 'LeeKi' ya no me gusta. -contestó Kikwang, usando el apodo que yo había usado en numerosas ocasiones con él.

- Kikwang, esa chica parece querer cualquier cosa menos algo serio. No creo que sea lo que necesitas ahora. -continuó Yoseob.

- Es justo lo que necesito. -dijo Kikwang alzando un poco la voz- Quiero borrar todo recuerdo de alguna extranjera con ella. Aunque no me guste ni la llegue a querer.

- Kikwang...-susurró Yoseob- No tienes que olvidar recuerdos bonitos.

- ¡Claro que sí! -chilló Kikwang- Aún no puedo quitarme de la cabeza aquella torpeza con el café, su rubor tan sincero...-murmuró con voz ronca- Pero todo fue falso. Aquella chica que pensé que era especial resultó ser igual que todas las demás. Me abandonó. Sin dignarse a despedirse. Seguro que se pasó la noche riéndose de mí el día que le confesé mis sentimientos. Debió pensar "mira qué idol más estúpido".

- Ya está. -se oyó decir a Yoseob y unos golpes en el micrófono del móvil. Acto seguido un llanto llenó el silencio que se había creado. Kikwang lloraba desolado, dando fin a la grabación.

Yoseob recogió su teléfono de la mesa y me di cuenta de que tenía mis uñas clavadas en mis piernas y que mi cara esta cubierta de un mar de lágrimas. No me había dado cuenta hasta aquel momento porque solo era capaz de notar el nudo que se me había formado en la garganta y en el estómago.

Yoseob guardó su móvil en el bolsillo del pantalón y clavó su mirada en la mía en silencio total. Sus ojos también estaban llorosos y aún así me transmitía comprensión y dulzura con la mirada.

- Entiende, por favor, que no te pudiera contestar durante esos tres meses. -murmuró.

- Lo... entiendo... -logré decir mientras me limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano.- Pero entiéndeme a mí también, por favor.

- Entiendo que le quieras. -susurró Yoseob.

- No es solo eso. -sollocé.

- ¿Entonces qué?

- Yo quería a Kikwang desde hace años. Tanto como una fan lo puede querer. Era una de las mayores razones por las que yo sonreía. Su voz, su baile, sus tonterías, su sonrisa... Era mi amor platónico. -dije antes de taparle la boca a Yoseob, impidiéndole objetar nada- Ya sé que no sería la primera beauty que siente eso pero... -suspiré- Cuando vine la otra vez fui capaz de verle en persona. En una cafetería. Como un chico normal. Eso no lo ven todas las beautys. Me puse tan nerviosa cuando supe que era él que el café se me resbaló de las manos y monté un estropicio. Un estropicio gracias al cual Kikwang se fijó en mí. Cuando su mirada se posó en la mía... Yoseob, te prometo que nunca he sentido algo así en la vida. El mundo dejó de existir. No era Kikwang de Beast. Era Kikwang, el chico normal, el chico de mis sueños. Con su sudadera y sus vaqueros. Era especial.

- Amor a primera vista.-susurró Yoseob clavando su mirada en el suelo. Parecía saber de lo que estaba hablando.

- Cuando me lo encontré camino al hotel y pude hablar con él pensé que estaba soñando, que estaba dentro de un drama. -continué- Y cuando me abrazó, que a día de hoy no se por qué lo hizo, mi corazón explotó de felicidad. El hecho de que fuera a aquella cena a la que casi no voy yo... Solo podía pensar que era el destino. Y que pasara todo lo que pasó en el jardín...

- Esa parte la vi. Sáltatela.-dijo Yoseob soltando una pequeña risa a la que no pude evitar unirme.

- Yoseob... Para mí toda la historia con Kikwang era mi mayor sueño hecho realidad. Sentí que tenía que atesorarla, guardarla en una pequeña cajita en mi corazón para que nadie la rompiera. En algún momento después de la cena, el día después, me di cuenta de que yo misma la iba a romper al volver a España. Me negué a mí misma aquello. No quise creer que era verdad. No podía ser verdad que yo misma iba a ser la persona que impidiera que mi historia con Kikwang funcionará de verdad. -confesé volviendo a dar paso a las lágrimas, que no podía controlar más- Por eso no pude decirle nada a Kikwang. Ni a ti hasta el último momento. Porque ni siquiera había sido capaz de decírmelo a mí misma. -terminé hundiendo mi cara entre mis rodillas.

- Lo siento muchísimo, Andrea. -balbuceó Yoseob entre lágrimas mientras me rodeaba en un abrazo.- Ahora te entiendo del todo. No sabía que tus sentimientos eran tan fuertes. Perdóname.

- Ya te había perdonado, tonto. -dije rodeándole con mis brazos.

- Tengo que confesarte algo. -dijo Yoseob cuando nos recompusimos- Gayoon me cae fatal.-continuó provocándome una carcajada.

- Así que no soy la única.

- Esa tía se cree la reina del mundo. Se cree con derecho a decir y hacer cualquier cosa. -dijo molesto.

- De hecho ya lo sé. Tuve un encuentro con ella. -afirmé antes de contarle a Yoseob todo lo ocurrido la noche del viernes.

- ¿Que dijo qué? -preguntó Yoseob anonadado cuando le conté lo que Gayoon le dijo a Kikwang de mí- Menos mal que tu amiga Lizzie te defendió. Si yo hubiera estado delante le hubiera dado un codazo en la ingle a Kikwang. No me creo que se quedara callado. Es idiota. -concluyó desahogándose, tan molesto como si lo hubiera vivido él.

- Ya...-susurré. No creo que hubiera cambiado la actitud de Kikwang aunque Yoseob hubiera estado allí.

- Espero que le puedas decir todo esto a Kikwang un día. Tiene que entenderlo. No puede tirar por la borda la cajita de vuestro amor de ensueño. -dijo tan seriamente que me hizo reír.

- Eres un amor.

- Me lo dicen mucho. -dijo posando como un ángel.

- ¡¿Pero qué...?! -oímos antes de girarnos sobresaltados hacia la puerta cuando sonó un golpe de esta al cerrarse. Dios mío... Lizzie acababa de llegar.

- Hola. -saludó Yoseob, que se levantó instintivamente e hizo una pequeña reverencia.

Lizzie miraba a Yoseob sorprendida, le correspondió con otra pequeña reverencia y me clavó su mirada inquisitiva, pidiendo explicaciones. Yo solo pude reírme.

- ¿Eres Yoseob de verdad? -logró decir Lizzie una vez se paró delante de él y lo examinó de arriba a abajo como un escáner policial.

- Eso dice mi carnet de identidad. -contestó Yoseob soltando una de sus risitas.

- ¿Qué hace Yang Yoseob en nuestro piso mientras yo estoy fuera? -me preguntó Lizzie esta vez a mí, apuntándome con el dedo a modo de pistola. Yoseob estalló en carcajadas.

- Lo siento. Es largo de contar. -dije aguantándome la risa que Yoseob me estaba pegando.

- Pero qué modales los míos.-dijo colocándose el pelo y girándose hacia Yoseob- Soy Lizzie, la principal inquilina de este maravilloso piso. -se presentó.

- Supe que serías Lizzie desde que vi tu maravilloso pelo. -contestó Yoseob intercambiando conmigo una mirada cómplice- Mucho gusto.


Tras tomarnos los tres un pequeño vaso de café y que Lizzie se presentara "adecuadamente" a Yoseob, es decir, contándole media vida suya, nos dimos cuenta de la hora. Era casi la hora de cenar y Yoseob se disculpó antes de salir casi corriendo una vez le hubo prometido a Lizzie que volvería a visitarnos pronto.

Una vez que se fue Yoseob y preparamos una ligera ensalada y ramen de pollo para cenar, le conté todo lo ocurrido en el día a Lizzie.

- Yoseob es un amor. -confirmó Lizzie haciendo un puchero de fangirleo- Me alegro mucho de que pudieras arreglarlo todo con él.

- Yo pienso lo mismo.

- Respecto a esa grabación...-continuó. Sabía que iba a querer decir algo sobre eso- Creo que ahora entiendo un poco más a Kikwang. Pero sigue siendo un idiota. Sobretodo después de lo del bar. Debería ser lo suficientemente hombre como para quedar contigo y hablar las cosas. Para que vea que él también te está haciendo daño.

- No se si seré capaz de volver a mirarle a la cara alguna vez.-murmuré- No puedo ni pensar que estuvo llorando así por mi culpa. Si hubieras oído su llanto...-dije cuando noté otra lágrima deslizándose por mi mejilla.

- Andrea, no. No vale la pena. En serio.

- No importa. Estoy bien. -contesté dedicándole una sonrisa a mi amiga.

- Y no quiero que te hagas ilusiones por esa grabación.

- ¿A qué te refieres? -pregunté.

- No estés pensando toda la noche que Kikwang está con esa chica por ti. No sigas haciéndote daño pensando que te ama. Porque aunque fuera verdad no lo ha sabido demostrar. Y no te merece.

- No iba a pensar nada de eso. Me quedó claro en el bar que está perfectamente con Gayoon.

- No le des más vueltas. Centrémonos en que has recuperado al mejor amigo gay que puede existir en el mundo. Además de que tienes detrás de ti a otro chico encantador al que le encanta el batido.-dijo con sonrisa pícara.

- Ni lo pienses. Jackson no está detrás de mí.

- Lo que tú digas. Ya me darás la razón. -dijo como sentencia.- Y déjame decirte algo antes de ponerme a fregar esto. El plan de traer un idol a casa era con Leo. No con Yoseob. Pero supondré que todo lo de hoy era una práctica. Para cuando lleves mi plan maestro a cabo y me consigas traer a Leo acuérdate de un par de cosas. Uno: avísame para venir corriendo y estar arreglada. Dos: si le indicas el camino a mi habitación mucho mejor. -concluyó haciéndome reír como nunca.

- Trato hecho.-accedí entre risas.


Aquella noche me fui a la cama más relajada de lo que me había ido en semanas. Haber arreglado las cosas con Yoseob me había calmado bastante. Aún así seguía recordando la grabación. Pero cuando empezaba a oírla en mi cabeza, la voz de Lizzie, como si fuera mi conciencia, resonaba en mi cabeza por encima de cualquier cosa. "No te obsesiones con la grabación".

Justo cuando iba a ponerme a hacer aquello que Lizzie me había prohibido, un mensaje acaparó mi atención.

Yoseob me escribía por primera vez tras mucho tiempo. Su mensaje era tan abstracto como lo era su locura y aquello me hizo sonreír. Solo el hecho de haberle recuperado como amigo ya había hecho que mi día fuera positivo. No iba a volver a ser tan negativa. No con Yoseob de mi lado.

O eso pensé hasta que, ojeando instagram, sin buscar el perfil de Kikwang su última actualización ocupó mi pantalla. Un nuevo quebradero de cabeza amenazaba con abrirse paso en mi mente.

Cuando pensé que iba a pasarme otra noche intentando descifrar el pensamiento de Kikwang a través del significado de sus palabras, un nuevo mensaje captó mi atención.

Parecía que Yoseob hubiese visto también la foto y supiera que yo me quedaría pensando en ella. Una leve sonrisa se abrió paso en mis labios y no pude evitar darle la razón a mis amigos. Y, por primera vez en mucho tiempo, logré dormirme sin darle vueltas en la cabeza a las palabras de Kikwang.

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