Narra Violet:
Rápidamente me agaché y vomité. La presión estaba acabando conmigo. El dolor de cabeza era inaguantable.
-Esto no puede seguir así. ¿Me oyes? Vamos a ir a la policía-dijo mi padre aguantándome el cabello. Tres días así. Tres días sin ganas de nada. No podía más. Cada noche me tocaba subirme a esa barra. No había podido ir a ningún show más de los chicos. Y era consciente de que los cuatro estarían bastante decepcionados, pero por suerte se habían tragado que aún me encontraba demasiado mal por culpa del accidente... aunque pensándolo bien, tampoco les estaba mintiendo. Me levanté y limpié mi rostro con agua fría.
-Papá no puedo ir a la policía. Hemos pasado por un juicio y ni aun así he conseguido librarme de esto...
-Pero algo tenemos que hacer Violet. Esto tiene que parar ya. Llevas así tres días. Recibiendo amenazas. ¿No has pensado en decírselo a James?-negué con la cabeza.
-Sé que lo estaría poniendo en peligro si lo hiciera-lágrimas caían de mis ojos otra vez. Me sentía tan inútil. ¿Qué iba a hacer cuando los chicos estuvieran aquí otra vez? Andy no podia saberlo. Ni Brad. Nadie. No podía decirle a nadie que estaba trabajando en Cheers ya que tal y como me encontraba por culpa del accidente no tenía mucho sentido. Pero si se enteraban de que estaba ahí porque las amenazas habían vuelto estaríamos todos metidos en este lío otra vez. ¿Quién estaba haciendo esto? ¿Y por qué? No lo entendía... Mi padre me abrazó y dió un beso en mi frente.
-Cielo me tienes a mí. Puedes hablar conmigo. Desahogarte... lo que sea. Pero ahora deberías descansar-asentí.
Me metí bajo las sabanas esperando que todo pasase rápido. Que James estuviera entre mis brazos otra vez pronto aquí conmigo.
Narra Derek:
Me bajé del coche decidido. La cárcel desde fuera no parecía un lugar tan horrible. Hasta que entrabas. Sólo eran las ocho de la mañana, así que podría inventarme alguna excusa sobre dónde había estado o tal vez ni Violet ni Anne estén despiertas aún.
Entré. Había una especie de cuchitril donde se encontraban dos guardias.
-Buenos días señor. ¿En qué podemos ayudarle?
-Buenos días. Quería hacer una visita.
-Claro. Pase por aquí- pasé por aquel pasillo tan estrecho, este guiaba a una sala llena de teléfonos separada de otra mediante un cristal. Respiré hondo. 18 años... habían pasado 18 años ya.
-¿A quién busca?-dijo una mujer con una lista en la mano.
-Bill Stanford-dije asqueado. Pronunciar su nombre era parecido a envenenarte los labios. La mujer asintió. Me retorcí los dedos pensando en mi hija. Si ella supiera que estaba aquí se volvería loca...
De repente apareció con dos guardias detrás. Conservaba sus esposas. Rió cuando vió mi rostro. Tuve que contenerme para no golpear el cristal. Me senté en una de las sillas y él hizo lo mismo.
-Si no me quitáis esto voy a tener que hablar por señales de humo-dijo alzando las manos con las esposas aún puestas. Uno de los guardias se las quitó algo desconfiado. Su rostro era repugnante. Él lo era. Cogió el teléfono con sorna.
-Qué agradable visita amigo. Gracias por venir.
-No estoy para tus gilipolleces Bill. Solo vengo a decirte una cosa. Como sigáis amenazando a mi hija y poniendo en peligro la vida del resto la cárcel será el mínimo castigo que recibiréis.
-¿Eso es lo que le habéis dicho? ¿Que es tu hija?-comenzó a reír. Será imbécil. Si pudiera arrancaría su cuello de un puñetazo. La sangre comenzó a hervir dentro de mi.
-No he venido para jugar a tus juegos de rata. És la última vez que lo repito Bill. Porque te lo juro que quedarás peor que la última vez.
-La última vez acabé con el tabique nasal roto. No te tengo miedo. Sin embargo 'tu hija' si que debería tenerlo.-di un golpe en la mesa y los guardias entraron en la sala.
-No pienso dejar que le hagáis esto. Acabaréis todos podridos en la cárcel. Por si no lo sabías la empresa de tu querido amigo Reynolds se está yendo a pique- su rostro cambió- ¿Ya no te ríes tanto verdad?
-Mira. Voy a proponerte algo-dijo masajeando sus manos- si vosotros no tocáis nada de la heréncia habrá tregua. Violet se marchará. No se adónde pero lejos. Hasta que pase su décimo octavo cumpleños no la quiero aquí.
-Eres asqueroso.
-Piénsalo. Nosotros quedamos seguros de que no reclamará la heréncia a su mayoría de edad, y ninguno de vosotros estará en peligro.
-No voy a separarme de mi hija imbécil.
-¿No? Bueno. Te daré unos días para que lo pienses. No demasiados así que ten cuidado.
-¿Sabes qué? No tenerte en su vida es lo mejor que le ha pasado- apretó su mandíbula.
-Que se parezca a Anne es lo mejor que te ha pasado a tí-dijo riendo. Me levanté antes de dañar algo y respiré hondo. Me marché y seguí escuchando su risa. Si tan solo Anne supiera que acababa de hablar con él... maldito idiota.
Narra James:
Diez de la mañana. Qué bien sentaba levantarse tarde. Hoy era el último show... lo cuál me tenía triste, aunque también tenía ganas de volver a casa para estar con Vibs. Decidí llamarla. ¿Estaría despierta no?
*Llamada telefónica*
-¿Si?
-Hola cielo.
-James-dijo respirando hondo. Su voz sonaba algo rara...
-¿Cómo estás?
-Bueno... no me encuentro muy bien la verdad.
-¿Te he despertado?
-¿Qué? No no tranquilo- ¿Por qué sonaba tan extraña? Su voz temblaba.
-¿Qué haras hoy?
-Seguir reposando supongo- también hablaba más agudo de lo normal...
-¿Seguro que está todo bien?
-Si si sólo estoy algo decaída por el tema de la cabeza y... ¿Hoy es el último show no?-dijo cambiando de tema.
-Si. Le he pedido a Andy si podíais hacer Skype o algo así. Por lo menos para que lo veas en directo.
-No sé si podré...
-Pero salimos a las 7.
-Ya ya... es que tengo cita con el médico.
-¿A las 7?
-Si... por eso lo decía- de repente su voz dió un cambio- de todas formas muchísima suerte. Estoy segura de que todo va a salir genial y de que lo vas a hacer estupendo.
-Gracias amor-rió. Me tranquilicé.
-Bueno tengo que colgarte mis padres quieren que desayunemos juntos-dijo algo triste.
-Claro cielo. Ve. Te quiero muchísimo.
-Y yo a ti-colgó.
*Fin de la llamada*
Todo era raro. Ella no estaba bien pero ya no solo por su salud. Su voz sonaba triste. Fingida. Algo estaba pasando.
Brad abrió la puerta del baño.
¿Con quién hablabas?
-Violet-dije alzando la voz.
-¿En serio?-asentí-¿Como está?
-Rara... me ha dicho que tenía médico y no podria hacer Skype ni nada para ver el concierto...
-Qué raro-dijo frunciendo el ceño.
-Pues si... muy raro-dije tirándome en la cama.
Narra Violet:
Siete de la tarde. Me miré al espejo. Tenía mal aspecto incluso con maquillaje encima y la ropa mas brillante que tenía. James estaría de los nervios. Último show. Rezaba porque no pasase nada. Cogí mi bolso y bajé sin hacer mucho ruido hasta el garaje. Mi moto estaba ahí reluciente. Pero había una nota encima... mierda. Me acerqué con parsimonia y miré el papel. Lo cogí.
'Si te sigues portando así de bien pronto acabará todo.'
Fruncí el ceño. Ya no me creía esta mierda. Arranqué muerta del miedo. Sentía mil ojos puestos en mí a cada paso que daba...
Llegué. Ya había gente haciendo cola para entrar... qué horror. ¿Qué día era hoy? Cuando me quise dar cuenta pensé. 24 de enero. El cumple de Andy estaba al caer...
Por suerte la noche transcurrió algo tranquila. Hasta que dieron la 1 de la madrugada. Me subí a la barra. Rose me miró algo confundida. Ya que estaba aquí iba a pasármelo bien.
Comencé a bailar. Grown Woman sonaba por los altavoces y la gente saltaba. Miré hacia abajo y reconocí un rostro. Me miró y sonrió divertido al verme bailar. Seguí moviéndome junto con el resto de chicas. Echaba de menos a Mary... cuando terminó todos aplaudieron y me acerqué.
-Hola chica del tren-dijo riéndose- como te las gastas.
-Oye un respeto. Me llamo Violet.
-Lo sé me lo dijiste. Pero seguro que tu no recuerdas mi nombre.
-Pues la verdad es que no... no lo recuerdo-él comenzó a reír.
-Soy Cody.
-¡Cierto! Cody. ¿Qué te sirvo Cody?
-Lo más sabroso que haya-dijo guiñándome un ojo. Fruncí el ceño algo incómoda. Decidí servirle algo con Jagger y se lo di.
-Esta rico-dijo asintiendo. De repente noté como algo vibraba en mi bolsillo. Cogí el movil y vi que era un mensaje, ¿de James?
Boo❤️
¡Ya estamos en Birmingham! Acabamos de aterrizar. Hemos decidido pillar el último vuelo de hoy. Cuando leas este mensaje mañana quiero que nos veamos. Te quiero cielo x
Abrí los ojos de par en par. Mierda. Lo había dejado en leído. Me llegó otro mensaje.
Boo❤️
¿Estás despierta?
Decidí contestar.
Para: Boo❤️
Si. No puedo dormir. Tengo muchas ganas de verte. Te quiero cielo x
¿Qué narices podía hacer? Si llegaba a casa con la moto me iban a pillar. Piensa rápido... Cody. Corrí hacia la barra y bajé de un salto.
-Tienes que hacerme un favor.
-Eh. Ni siquiera nos conocemos y ya me pides un favor... que amistad tan temprana.
-Por favor-dije juntando mis manos- es urgente. Necesito que me lleves a casa.
-Pero he bebido-dijo abriendo los ojos.
-No importa no está lejos. Por favor te devolveré el favor te lo juro-dije aterrada. Frunció el ceño.
-Está bien... vamos- salí corriendo del establecimiento. Mierda la chaqueta... da igual. Seguí corriendo con Cody detrás.
-Mi coche no está allí-dijo gritando. Corrí detrás de él. Se subió en el coche rápidamente y yo le seguí. El frío se colaba por mis huesos y mis pies dolían cada vez más por culpa de los malditos tacones. Me subí.
-Vale dime la dirección.
-22 West View Road.
-Perfecto-comenzó a conducir y respiré. Los chicos tenían un rato hasta Sutton así que me quedaba algo de tiempo.
-¿Por qué tanta prisa?-dijo extrañado.
-Porque no debería estar aquí-dije angustiada. Mi cabeza comenzó a dar pinchazos de nuevo. Siseé.
-¿Qué? ¿Cuantos años tienes?
-Diecisiete-dije masajeando mi cabeza.
-¿Tus padres no saben que trabajas aquí?
-No. Bueno si. Bueno si y no.
-A ver aclárate chica.
-Y tú conduce más rápido-dije intentando respirar hondo.
-Vaya. Te conozco poco pero eres muy muy impaciente eso esta claro.
-Oye es urgente de verdad si no no te lo pediría.
-¿No estarás metida en las drogas no? ¿O en alguna mafia rara?
-¿Qué? No por dios- dije casi gritando.
-¡Tus padres no saben que trabajas aquí! Es serio...
-Mi padre si lo sabe. Es mi madre la que no tiene ni idea.
-¿Y eso?
-Ugh eres muy preguntón por dios.
-Te estoy haciendo un favor es lo mínimo que puedes hacer...
-Digamos que estoy aquí por obligación.
-¿Te obliga tu padre?
-No. Mi padre me está cubriendo.
-¿Cubriendo?
-Si porque si mi madre se entera de que estoy trabajando aquí y sobretodo de el por qué le daría un infarto y acaba de salir de un cáncer bastante serio.
-Jooooder. Qué vida.
-Si. Muy chunga así que date prisa.
-¿Y cuál es ese por qué?
-Es difícil de explicar-cada vez hablabamos más rápido. Por suerte el dolor de cabeza había disminuido pero sentía una adrenalina enorme dentro de mi.
-Todavia nos quedan cinco minutos.
-Pues tengo novio y está de tour con su banda en la cuál tambien toca mi hermano. La novia de mi hermano está preñada y como te he dicho mi madre tenía cáncer. Todos estaban... teniendo un momento bastante complicado ya de por si. Lo peor es que un loco comenzó a mandarme mensajes raros y amenazantes, donde ponían a toda la gente que me importa en peligro y bueno... me ha obligado a hacer cosas horribles. A causa de eso he estado en el hospital dos veces y una de ellas en coma. Algunos de mis amigos sabían algo de los mensajes pero algunos no y bueno al final se enteró todo el mundo y cuando pensábamos que habíamos dado con el culpable lo sometimos a juicio pero...
-¿Pero?
-Pero está en la cárcel tanto él como su supuesto complice y los mensajes amenazadores han vuelto. Una de las cosas a las que me está obligando es trabajar en Cheers-dije respirando hondo. No sabía que podía hablar tan rápido.
-Madre de dios.
-Lo se.-llegamos a la puerta de mi casa y salí corriendo del coche.
-¡Oye!- me di la vuelta y vi como bajaba la ventanilla- ¿No vas a darme las gracias?- rebusqué en mi bolso y encontré un billete de £5. No era demasiado pero...
-Muchas muchísimas gracias mil gracias-dije acercándome al coche de nuevo. Puse el billete en su mano y frunció el ceño.
-No tengo nada más lo siento.
-Pero yo no quiero tu-
-Ten un buen día- ¿Por qué le habia dicho eso? Eran las dos de la mañana, pensé adentrandome en casa. Abrí la puerta cuidadosamente y me quité los zapatos. Sigilosamente subí hasta mi cuarto y me quite la ropa. Ni siquiera iba a ponerme el pijama. Estaba agotada y muerta de frío... intenté dormir pensando en la que me esperaba mañana...