Capítulo 2.

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Aquel día llegue a casa algo cansada. Lo cual no tiene mucho sentido porque ¿Que hacemos en el primer día? Nos dicen que asignaturas daremos, las aulas a las que debemos ir, los profesores que tendremos, los horarios, los planes del curso... nada difícil. Lo malo es la jodida clase que me ha tocado este año. La mitad estábamos ahí para ser algo en la vida. La otra mitad estaban ahí porque no tenían nada mejor que hacer en la vida. Por suerte hoy era mi último día de trabajo hasta la semana que viene.
-¿Anne?-pregunté al entrar por la puerta.
-A ver cuando se te quita esa horrible costumbre de llamar a mama por su nombre. -me dijo Brad medio enfadado.
-Tu llamas Derek a papá y nadie te dice nada chico.
-Derek no vive con nosotros, ni lo vemos apenas.
-No le ves tu porque no te da la gana pero yo le veo casi casa día.
-Chicos no os peleeis.-entro mi madre al comedor intentando parecer pacífica.
-¿Te has tomado las pastillas hoy?-dijo Brad preocupado.- Estás más blanca de lo normal.
-Si cielo, será por el cambio de temperatura.- dijo acariciandole la mejilla. Me miró.
-Hoy hay espaguetis para comer, pensé que Andrea vendría.- Andrea es el verdadero nombre de Andy, pero Andy es muchísimo mejor. Yo la bauticé así.
-Viene por la tarde, hoy tenia que ir con su madre a comprar.-dije algo cabizbaja.
-¿Viene por la tarde?-preguntó Brad.
-Si enamorado.-dije riéndome. Vaya dos. Algún día se darían cuenta de que 17 años son muchos como para andar escondiéndose en una amistad.- A ver si maduras y te declaras ya.
-No molestes a tu hermano eso es su decisión.- dijo como no defendiendo a su "principe".
-Gracias mamá- le respondió este.
-Anne cuando tenga 30 años y siga viviendo en esta casa recordarás esta conversación.-
Comencé a poner la mesa y recordé como empece a llamar a mi madre por su nombre. Hace 6 años ella y mi padre, Derek, se separaron. Pues Nat acababa de entrar a la universidad haciendo lo que ella quería, diseño. Pero mi madre quería que ella hiciese derecho. Decidió no pagarle la carrera y mi padre se cabreo tanto que todo terminó en una terrible discusión donde se echaron tantas cosas en cara que pensé que ambos explotarian, pero lo único que explotó fue su relación, destrozando así nuestra familia. Brad tacha a papá de bien queda y yo tacho a Anne de egoísta. Cada uno tenemos una visión diferente, pero jamás daré mi brazo a torcer y mucho menos con todo lo que Anne me esta haciendo sufrir. La quiero, es mi madre y me dio la vida. Pero se supone que la vida es un regalo y el mio viene envenenado. Por suerte Nat pudo conseguir una beca y mi padre le paga los extras.
-Bueno y que, ¿Que tal el cambio de clase?- preguntó interesada. Tal vez.
-Prefiero no responder a eso.
-Nuestra clase esta llena de patanes que no son más que un zero a la izquierda. Todos se llevan mal con ella y por eso esta así. - Brad intento explicar la situación a su manera.
-Bueno hija cosas peores te encontrarás en la vida.
-¿Si? Estoy un poquito cansada de escuchar esa frase.
-Calmate- Brad volvió a mirarme serio y fulminante. Era una total incomprendida en esta casa.
-Entonces no me hagáis hablar.-dije firme.-Anne come algo por favor.-su plato estaba lleno y yo me estaba poniendo de los nervios.
-No tengo hambre Violet.-me dijo mirándome con cara de perrito abandonado. A veces ella parecía la hija y yo la madre.
-En tu estado lo más importante es tener las defensas en buen estado así que- cogi su tenedor y lo llene con esos espaguetis que olían tan bien- huelen genial, tu misma los has hecho...come- abrió la boca y pude dárselos perfectamente- así me gusta.
-Es que no tengo hambre hija...-miró a Brad pidiendo ayuda.
-Mama Violet tiene razón. Tienes que comer algo y más estando enferma además esto te dará energía- dijo sonriendole. Gracias a dios Bradley no siempre está en mi contra.
-Os quiero- dijo mi madre mirándole. Hice oídos sordos y ignoré mi nudo en la garganta para seguirle dando de comer hasta que no quedo un fideo en el plato. Pensaréis que soy un poco bipolar con mi madre. ¿Si no la trago por que hago tanto por ella? Vereis, puede que no la tolere, pero prefiero aguantarla de este modo a no tenerla nunca más en mi vida por esa jodida enfermedad.

Letters To You - James McVey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora