No hay dos...¡Sin tres! (Seri...

By MnicaDazOrea

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La vida de Mónica se vuelve del revés cuando sufre su primer desamor. Con algo de tiempo y la amistad sincera... More

Para Javier
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Epílogo
NOTA DE AUTORA

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By MnicaDazOrea

-Pareces muy seguro. ¿De verdad crees que saldrá bien?
-Prefiero pensar que si. Date prisa y quítate el traje.
-Ya voy, ya voy- terminó de desvestirse y le pasó su traje y su máscara a su hermano. Él no creía que fuese a funcionar. Estaba convencido de que yo me daría cuenta de que habían echo el cambiazo.- Nos va a matar cuando se entere.
-Tengo que recuperarla Nico. Sé que desde que la conocimos las cosas han estado tensas entre nosotros. Me gustaría que volviésemos a estar como antes.
-Y a mí, pero las cosas ya no son como eran antes.
-Lo sé.
Terminaron de cambiarse y se dirigieron al salón.
Primero entró Javier (en realidad Nico) y fue a sentarse junto a sus padres y tras él apareció Nico (que era Javier).
-Por fin. Creí que tendría que llamar al equipo de rescate.
-Perdona. Me entretuve- le miré fijamente y al darse cuenta se llevó las manos a la cara por si llevaba puesta la máscara. Hubo un momento en el que me pareció oír un suspiro de alivio. ¿Así que se trataba de eso? ¿Estaban intentando tomarme el pelo? Les iba a matar. Si pretendían jugar conmigo, dejaría que se lo creyesen durante un rato.
Llegamos a la mesa y nos sentamos junto con los demás a esperar a que empezasen a servir la cena.
Fue bastante entretenido aun sabiendo que Javier estaba sentado a mi lado. Hablé con él como si en realidad fuese Nico.
Tras el segundo plato, Raúl no lo soportó más y se levantó para acercarse hasta mí y agacharse a mi lado.
-¿Y ahora que hago?
-No sé que decirte. La única razón por la que aun puede dudar es por ti. ¿Quién mejor que tú para animarla a seguir adelante con él si es lo que ella quiere?
-Pero no es lo que quiero yo.
-No puedes retenerla por egoísmo o por lo que pasó en el pasado con Santi.
-Ya sé que no. ¿Me aconsejas que deje que salga libremente con él?
-Si para ti no es más que una amiga, entonces si, pero como es evidente que hay algo más, deberías hacer algo al respecto.
-De acuerdo- y volvió a su sitio, aunque al poco rato de estar allí volvió a ponerse de los nervios al ver como Olga y Santi se reían, se miraban y sobretodo porque Santi no le soltó la mano en ningún momento.
Por supuesto, Olga no se dio cuenta de nada. Parece mentira lo inconscientes que somos a veces. Contra más deseamos algo, menos lo vemos.
Sin embargo en Olga influía algo más. Santi estaba empezando a gustarle de verdad y no sabía si era por como era con ella o porque había empezado a hablarle de sentimientos o tal vez era que se estaba esforzando más de la cuenta en olvidar a Raúl.
La observé durante un rato hasta que ella me devolvió la mirada y me sonrió. Estaba realmente preciosa. Todos lo estaban.
Tras el postre nos fuimos poniendo en pie para dirigirnos a la sala principal, donde iba a empezar el baile.
Mi pareja me cogió de la mano y me sacó a la pista.
Los demás nos imitaron y empezó a sonar la música. Me rodeó la cintura con sus manos que me produjeron un escalofrío por todo el cuerpo. Aquello era la prueba definitiva de que quien bailaba conmigo era Javier.
-Salgamos fuera. Solo un momento.
-De acuerdo- le seguí hasta el jardín y me senté en un banco de piedra a esperar a que hablase.
-Quiero decirte, pedirte algo y quiero que me escuches y te quedes ahí sentada hasta que termine.
-Vale- empezaría a escuchar y según lo que me dijese, me iría.
-Quiero que hablemos de Javier.
-No quiero saber nada de él. No insistas.
-Deberías hablar con él antes de tomar una decisión tan definitiva.
-Yo no lo creo. Estoy muy dolida.
-Por favor- se arrodilló frente a mí cogiéndome de las manos.
Seguidamente se quitó la máscara para que viese que no era Nico.
-Oh, vaya. Eres tú.- dije poniendo los ojos en blanco.
-¿Cuándo te diste cuenta?
-Antes de la cena. Cuando volviste del lavabo.
-Perdona. No sabía que otra cosa hacer para poder hablar contigo sin que salieses huyendo.
-No creas que no lo estoy deseando. ¿Qué es lo que quieres?
-Quiero contarte la verdad. No pasó nada entre Claudia y yo. Fue todo invención suya. Salí con los chicos, bebimos y me la encontré en el bar. Se ofreció a llevarme a casa. No recuerdo mucho. Sé que fuimos a su casa a dejar algo y me quedé dormido en el sofá mientras la esperaba.
-¿Entonces no os acostasteis?
-No. Me engañó.
-¿Por qué hizo algo así?
-No lo sé. Lo único que sé con seguridad es que te quiero y que lo prometido es deuda- puso la mano dentro de uno de los bolsillos de su chaqueta, sacó una bonita cajita y la abrió. Me cubrí la boca con las manos. Era lo más hermoso que nadie me había regalado nunca.
-Esto es…
-El anillo que te prometí. Cariño- le miré a los ojos.- Sé que es pronto aun y que todavía nos queda mucho que vivir y conocernos más, pero ¿quieres casarte conmigo?
Apenas podía contener la emoción mientras asentía y Javier me ponía el anillo en el dedo.
No pensé en nada. Ni en lo que pudiesen decir nuestros padres ni el hecho de que Tony no hubiese aparecido, aunque me extrañaba.
Solo podía pensar en lo feliz que era.

Media hora más tarde, descubrí que casi todos conocían el plan de Javier.
Cuando fui a por mi bolso para coger el teléfono y llamar a Tony, descubrí que tenía un mensaje.
<<TE NECESITO. MI ABUELA HA MUERTO.>>
No podía creerlo. Tony siempre decía que su abuela tenía una salud de hierro. ¿Cómo había ocurrido?
Le llamé. La espera se me hizo eterna. Cuando estaba a punto de desistir, descolgó.
-¿Cómo estás?
-Destrozado. Esto ha sido un duro golpe para mí. Estoy pensando como ir hasta Cádiz sin que me lleve dos días. Creo que alquilaré un coche y conduciré sin parar.
-Aun así no conseguirías llegar a tiempo- pensé como podía ayudarle, y entonces se me ocurrió. El helicóptero que nos recogió a Nico y a mí.- Deja que haga unas preguntas y te llamo.
-Vale.- se notaba que estaba llorando y lamentaba mucho no poder estar a su lado.
Volví al salón, evité a Javier que venía hacia mí y busqué a mis padres.
Jonathan intentó barrarme el paso, poniéndose entre ellos y yo.
-Ahora no, por favor.
-Vamos nena. Baila conmigo.- estaba harta. ¿Por qué no me dejaba en paz?
-Mira niño, tengo prisa, me tienes harta y voy a casarme, así que sal de en medio.- y vaya si se apartó. – Papá necesito un favor muy grande.
-Pareces preocupada hija. ¿Qué ha pasado?
-¿Puedo disponer del helicóptero esta noche? Sé que es precipitado, y que no estoy contando el porque pero te pido que confíes en mí.
-Haré una llamada. Ve a casa a cambiarte. Mandaré el coche a buscarte.
-Gracias- le abracé y entonces decidí contárselo a Javier. Le fui contando toda mi historia con Tony de camino a la salida.
Él se detuvo un momento y me miró fijamente con una sonrisa.
-Voy a dejar que vayas con él. Te necesita ahora y me quedo tranquilo porque estamos juntos de nuevo y has aceptado casarte conmigo.
-¿De verdad que puedo ir?
-Estoy seguro de que esa era tu intención desde el principio. Esperaré a que vuelvas.- mi padre me alcanzó cuando estaba a punto de salir por la puerta.
-Tienes media hora.
-Gracias de nuevo. A los dos.- y me fui.
De camino a casa, que por cierto, cogí uno de los coches que habían dispuesto para la gente que bebía, llamé a Tony y le pedí que me esperase en el hotel, que no tardaría en llegar.
-Yo ya lo tengo todo listo. No tardes.
-Estaré ahí enseguida. Lo prometo.
Me cambié y preparé una bolsa con lo necesario en un tiempo récord. El coche también llegó antes así que pasamos a buscar a Tony y nos dirigimos hacia el aeropuerto.
-¿A dónde vamos?
-Le pedí a mi padre que me prestase por unos días el helicóptero. Estaremos allí en unas horitas.
-Eres increíble.- sonrió pero estaba hundido. Le cogí con fuerza la mano y no me la soltó hasta que llegamos a casa de sus abuelos y corrió a abrazar a su abuelo.
Este, al separarse, me miró dulcemente y me dedicó una sonrisa ante tanta tristeza.
-Gracias por traerle tan pronto.
-No me las de. Lamento su pérdida.
-No te quedes ahí o cogerás un resfriado.- no me había separado de la puerta. No quería interrumpirles.- Prepararé café. Va a ser una noche larga.
Y lo fue. De que llegó o no el médico a certificar la muerte y se la llevaron al tanatorio se nos hizo de día. 
Tony parecía más tranquilo. Había subido a la habitación para despedirse de ella un par de veces.
Su abuelo me contó lo unido que había estado siempre Tony a su mujer.
-Tony nos habló muy bien de ti. Le gustas mucho.
-Él también me gusta mucho, pero las cosas son distintas ahora. Mi vida ha cambiado de pronto.
-Tendrás que decírselo.
-Este no es el mejor momento. Puedo esperar.
-Sé que debe asustarte hacerle daño, pero es algo inevitable. Sufrirá de todos modos. Mi nieto es fuerte. Mi mujer le enseñó a afrontar el dolor.
-Lo sé. He estado allí.
No fue necesario decir nada más. Sabía de qué estaba hablando.
-¿Interrumpo?- Tony estaba apoyado en el marco de la puerta de la cocina intentando decidir si entrar o no.
-No. Pasa y siéntate. Me parece que vosotros dos deberíais hablar.
-¿Qué tienes que decirme?- estaba confuso, pero seguía sin ser el momento. No me marcharía sin decírselo. Podía esperar.
-Mejor vamos al tanatorio. Después hablamos.
Pasamos allí toda la mañana y a las cinco, la incineraron.
El abuelo de Tony se mantuvo en su sitio hasta que consciente de que no volvería a verla. Solo entonces se agarró con fuerza al ataúd pidiendo que le llevasen con ella.
Entre Tony y uno de los chicos de la funeraria consiguieron apartarle y llevarle hacia donde estaba yo.
Fui a por una tila y se la di para que se tranquilizara.
Cuando regresé a su lado, encontré a Tony sentado en una de las sillas, sin contener las lágrimas y mirándose las manos incrédulo.
Me senté a su lado y le abracé. Solo entonces lloró con todas sus fuerzas.
Hora y media más tarde, llevamos a su abuelo a casa para que durmiese un poco.
Mientras, Tony y yo nos preparamos un café y nos sentamos en la cocina en silencio.
Al poco rato de estar allí, Tony me miró. Yo no tenía valor para devolverle la mirada y menos aun para ser sincera con él.
-Mañana vendrán algunos familiares y amigos más cercanos. Haremos una pequeña reunión en su honor. Esperaba que tú también estuvieras.
-Por supuesto. No tenía pensado marcharme aun.
-Gracias por hacer esto por mí.
-No tienes que dármelas. Somos amigos, ¿no?
A pesar de su tristeza, sonrió.
-¿Algo ha cambiado, no es así?
-Si.
-¿Tiene algo que ver tu novio?
-Si. Resulta que todo fue mentira. No se acostó con otra. Bebió y la otra chica le engañó.
-Me alegro por ti entonces.
-Me ha pedido que me case con él. Le he dicho que si.
-Si es lo que quieres, supongo que debo aceptarlo.
-Me gustaría contar con tu apoyo.
-Está bien. Te felicito. Espero que seas muy feliz.
-Gracias. Ahora lo único que quiero es estar a tu lado y apoyarte hasta que no me necesites.
-Entonces más vale que le digas a tu chico que no sabes cuando vas a volver.
Nos miramos fijamente y sin más, nos echamos a reír.
Reíamos como hacía tiempo que no hacíamos.
Era agradable sentir felicidad cuando casi todo eran desgracias.
Y pasaron un par de días.
La reunión en memoria de la abuela de Tony fue muy emotiva. Todo el mundo la apreciaba.
Todos, absolutamente todos, lloramos.
Tony nos sorprendió con un bonito discurso en el que hablaba de su abuela con tanta ternura que me puso la piel de gallina.
Aquel día aprendí que somos conscientes de hasta que punto queremos a las personas que nos rodean, hasta que no hay vuelta atrás y las perdemos.
Me prometí a mi misma, que jamás volvería a huir dejando a los que quiero.

-¿Qué has hecho que?- sus padres le miraron asombrados mientras Nico cogía algo del frigorífico.
-Le he pedido que se case conmigo y me ha dicho que si.
-¿No sois un poco jóvenes?
-No digo que vayamos a casarnos ya mismo papá, pero quería que lo supierais por mí. He tomado una decisión así basándome en lo que siento por ella. He cometido errores y la he perdido en varias ocasiones por ello. No quiero volver a perderla. Vosotros os casasteis jóvenes y ha salido bien.
-No todas las relaciones son iguales.
-Haré que funcione. Sé que saldrá bien y esperaba contar con vuestro apoyo. El de los tres.- miró a Nico mientras este devoraba un trozo de pan con queso.- ¿Cuento con ello?
Nico miró a su hermano. En el fondo quería decirle que no, que no quería rendirse, pero ya lo había echo al permitir que diese ese paso.
-Supongo que es el destino y yo no voy a  enfrentarme a él.
-¿Y vosotros?- miró a sus padres esperanzado.
-Eres mayor para tomar tus propias decisiones. Creemos que es una locura pero si estás seguro cuentas con ello.
-Gracias. Significa mucho para mí que digáis eso.

Llegó el día de irme. Tony tenía pensado quedarse un poco más para ayudar a su abuelo hasta que pasasen estas fechas tan tristes y llenas de recuerdos.
-Te llamaré.
-No hace falta y no te preocupes. Estaremos bien.
-Lo sé. Te llamaré de todos modos- sonrió y se encogió de hombros.
-Como quieras.- le abracé durante un buen rato antes de marcharme. No sabía cuando volvería a verle.- Una cosa más- nos miramos fijamente.- Para ti sería peluche, mascota o payaso con tal de seguir siendo parte de ti.
Cuando puse un pie en el helicóptero me llegó un mensaje.
<<TENEMOS QUE HABLAR. ¿CUANDO VUELVES?>>
Contesté.
<<ESTOY DE CAMINO. EN LA CABAÑA A LAS SEIS.>>
<<PERFECTO>>
¿Qué había pasado para que Olga quisiera que hablásemos con tanta urgencia?
Con lo de la abuela de Tony había olvidado el propósito de Olga en el baile.
¿Habría conseguido hacer que Raúl reaccionase?
Estaba deseando llegar para verles a todos. Sobretodo a Javier. Me entró un escalofrío al recordar su petición. 
Le mandé un mensaje para decirle que ya estaba volviendo y que había quedado con Olga.
<< ENTONCES NOS VEMOS A LA NOCHE EN EL PARQUE. TE QUIERO PRECIOSA>>
Parece que al fin si tendría las navidades que deseaba, lo que me recordaba que por cierto iba a aprovechar esa estancia en el hotel para compartirla con Javier y que debía pensar que regalarles a mis padres y cuanto antes.
Cuando el helicóptero aterrizó me dirigí inmediatamente hacia la salida para coger un taxi.
Llegué a mi casa en un tiempo récord. Saludé a mis padres y a Hailey, comí algo en la cocina y me fui de nuevo.
Cuando puse la llave en el contacto, la sensación de que alguien me observaba me puso la piel de gallina, pero a pesar de que miré hacia todos lados, no parecía que hubiese nadie por los alrededores.
Al final pensando que no eran más que imaginaciones mías puse el coche en marcha y aceleré.
Finalmente la persona que me observaba salió de su escondite y sonrió.
-Ya te tengo niñata- y se alejó antes de que alguien la viese.

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