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-Recuerda que no puedes decirle nada tampoco acerca de lo que estuvimos hablando en el parque. Ya sabes cuales son las consecuencias.
-No le diré nada a nadie.
Su mente voló hasta la noche anterior cuando se encontraba solo en el parque.
Se hallaba en su columpio de siempre, disfrutando de los recuerdos de la tarde cuando alguien interrumpió los pensamientos.
-Parece que te han dejado solo por fin- miró atentamente aquella chica para pensar de donde la conocía. Estaba seguro de que iba a su clase pero no sabía cual era su nombre.- Soy Miranda.
-¿Miranda?- ¿No era aquel él nombre de la chica sobre la que yo le había advertido? ¿La misma de quien le habló Nico?- ¿Qué quieres?
-Es sencillo. Te quiero a ti- Javier la miró para darse cuenta de que hablaba en serio.
-¿Por qué yo?
-Esa niña a la que te empeñas en querer no es tan santa como parece. Me arrebató algo que era mío. Con esa carita de inocente que tiene no lo parece pero hablo en serio. Me quitó a mi chico y eso me destrozó.
-No es eso lo que dice todo el mundo. No eres muy querida según tengo entendido.
-Todo eso es culpa de Mónica. Ella se quedó con su corazón y por eso Santi me dejó. 
-¿De que estás hablando?
-Santi salía con ella y me prefirió a mí. Cuando Mónica lo descubrió, Santi me dejó. Seguía enamorado de ella. Nunca la voy a perdonar.
-No fue Mónica. Santi te dejó, y ella no tuvo nada que ver. Si él la amaba a ella, tú no podías cambiar eso.
-Dices eso porque la quieres, pero vengo a proponerte algo.
-¿Igual que hiciste con mi hermano?- Miranda se sorprendió, pero seguía teniendo esa fría mirada que hizo que Javier se estremeciera.
-No. Voy a darte una alternativa. No tocaré ni un solo pelo de esa bonita cabecita a cambio de que tú salgas conmigo y te olvides de ella.
Javier se levantó de golpe llamando la atención de Hobbie.
-No pienso salir contigo.
-Si quieres que ella esté a salvo es la única manera de conseguirlo. Si tu respuesta sigue siendo negativa no dudes ni por un momento que iré a por ella. Acabaré con ella. ¿Entiendes eso?
-Está bien. Prométeme que no le pondrás un solo dedo encima.  
-Tranquilo que no lo haré.- se acercó a él para besarle, sabiendo que alguien los estaba mirando, pero sin saber quien hasta que yo lo dije. Sus planes no podían ir mejor.
Javier no había creído a Miranda. No me conocía mucho pero si sabía que la tristeza que había visto en mis ojos no era falsa.
Estaría con Miranda para protegerme.
Recordó también cuando nos encontramos en la puerta del instituto aquella mañana. Lo que sintió al verme con aquella ropa de nuevo. La misma ropa que llevaba cuando nos reencontramos. Cuando él no me había dejado marchar.
Y recordó también lo doloroso que había sido ver como besaba a su hermano.
Se decía a si mismo que dejase de mirar y sin embargo no podía. Era más fuerte que él.
También fue duro saber que Nico había pasado a ser mi novio. No podía reprocharle nada. Por lo menos sabía que Nico me protegería.
-¿Por qué has hecho esto?- la voz de Luis le volvió a la realidad.
-Es complicado.
-Debe serlo si estás con Miranda.
-Ha sabido como seguir adelante. Es lo mejor.
-Escúchame bien- ahora era Raúl él que hablaba- Si le pasa algo, si vuelve a derramar una sola lágrima iré a por vosotros. ¿Queda claro?
Miranda seguía allí pero las amenazas de Raúl no suponían nada para ella. Solo conseguían que su odio fuese más fuerte.
¿Cómo puedo derrotarte del todo?- pensó con una enigmática sonrisa en el rostro.
Si mis amigos me volvían más fuerte solo debía conseguir que me quedase sola.

-Hay algo que quiero saber. ¿Seguirás con tus encuentros con Javier?
-No. Ahora estoy contigo, pero lo cierto es que tendré que quedar con él de todos modos. Con todo no puedo permitirme suspender.
-Lo sé. Eso no me preocupa.
-Lo que si podemos hacer es quedar tu y yo. De todos modos tengo que sacar a Hailey.
-Vale.
-Entonces me voy ya a clase. Nos vemos después.
-Allí estaré. Y Mónica- dijo antes de irse- Te quiero.
Le sonreí y me plantó un beso antes de seguir adelante.
Cuando volví a clase tenía la sensación de estar en una nube.
Acababa de contarle mi secreto a Nico y él me seguía queriendo. No pude evitar preguntarme si Javier hubiese seguido conmigo de saberlo.
Eché mi cuerpo hacia atrás para apoyarme en la silla y oí a Javier hablarme por lo bajo.
-Quiero que quede clara una cosa. Para mí lo de ayer significó mucho. He deseado besarte desde la primera vez que acariciaste a Hobbie y me mostraste tu sonrisa. Aquel día me prometí a mi mismo que tú serias la única.
-Cállate- conseguí decir finalmente sin volverme- No quiero saberlo. Has vuelto a hacer lo mismo. No te importa lo que yo sienta. Has decidido estar con ella a pensar de lo que te contó Nico.
-¿Por eso estás con él? ¿Para alejarte de mí?
-No tengo ninguna necesidad de hacer eso. Nico me quiere y quiere estar conmigo. Eso es suficiente para mí.
-Entonces supongo que es una decisión definitiva.
No contesté y él no insistió.
¡Maldita sea! Ahora no conseguiría quitarme sus palabras de la cabeza.
Lo mejor sería que me centrase en la clase y olvidase todo lo que tenía que ver con Javier.
Me volví para coger la agenda de mi bolso, encontrándome así con su mirada. Seguía vacía.
Miranda le había arrebatado el brillo que solía haber en sus bonitos ojos marrones.
¿Por qué estás con ella? le pregunté con la mirada. Entonces él apartó la vista y se centró en sus apuntes.
Yo cogí mi agenda y seguí con mis cosas. Lo nuestro había terminado para siempre.
No pude evitar sentir una fuerte presión en el pecho.
Por lo demás, lo que quedaba de mañana pasó como si nada.
Antes de que la pandilla se marchara, hablé con las chicas para ir de compras. Necesitaba un vestido para la gran cena benéfica. Ellas no tenían problema. Cualquier cosa les quedaba bien. Me alegraba de que asistiesen a esa cena. De este modo al menos, Jonathan me acosaría lo menos posible.
Nos reuniríamos en el centro comercial a las seis.
Tenía que darme prisa. Me entretuve más de la cuenta con las chicas y llegaba tarde al entrenamiento y ni siquiera me había cambiado.
Corrí lo más rápido que me lo permitieron las sandalias.
Menudo día había elegido para ponérmelas.
Al volver la esquina que accedía al campo donde entrenábamos, alguien chocó conmigo haciéndome caer al suelo.
-¿Estás bien cariño?- Nico se agachó a mi lado para ayudarme a ponerme de pie.
-Si- tras asegurarme de que lo tenía todo me despedí- Lo siento pero llego muy tarde. Hasta luego.
-¡Suárez! Sigue corriendo- le gritó su entrenador. Nico también se había quedado atrás, mientras que el resto de sus compañeros le llevaban una vuelta de ventaja.
Desde luego no era normal en él. Había estado demasiado pendiente de las animadoras, buscando a una en especial.
Una vez cambiada de ropa, me coloqué en mi sitio y empezamos con las prácticas para hacer alguna pirámide.
Yo no las tenía todas conmigo. La idea de subir unas encima de otras me ponía de los nervios. Para mí era más sencillo saltar, agitar los pompones, incluso lanzar el bastón, aunque no sé como, siempre me resbalaba y acababa golpeándome la cabeza.

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora