Epílogo

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Cuatro años después en una habitación de hospital, rodeada de la gente que me quería y algo más.
Dos bebés. Niño y niña.
Javier sostenía al niño, Nicolás y yo a la niña, Maya. Era sin duda lo más hermoso que hicimos nunca.
Un año antes, Javier y yo nos mudamos a una casita preciosa un poco alejada de la ciudad tras acabar la Universidad.
Por fin teníamos nuestro hogar y ahora teníamos dos hijos preciosos que nos habían llenado la vida de luz.
Mis visitas con Hannah terminaron a los seis meses y ahora la consideraba una gran amiga. Incluso había conocido a su familia.
Miré a mi alrededor, a cada uno de ellos.
Nico y Chloe eran muy felices. Dentro de dos meses se marcharían de viaje. Ahora se quedarían unos días para conocer a sus sobrinos.

Ella intentó localizar a su Cúpido, pero no consiguió dar con él. Realmente deseaba agradecerle lo que había echo por ella.

En fin, supuso que realmente si era Cúpido.
Mis padres y los de Javier seguían como siempre. Ambos encantados con sus nietos.
Raúl y Olga también tenían ese aire de felicidad que les envolvía. Por fin Raúl había logrado no separarse más de ella porque vivían juntos.
Luis e Isabel estaban en ello. Disfrutaban el uno del otro sin prisas.
Dani y Lidia no eran distintos en eso tampoco.
Él estaba más enamorado que nunca y ella parecía que por fin había perdido esa tristeza que formaba parte de su pasado.
Clara y Sebastián se habían casado por fin y eran muy felices con su hijo de cuatro añitos.
Tony seguía igual que siempre. Viajando. Siempre que podía hacia una parada para verme. Seguía echándole de menos.
Los amigos de Nico... Bueno, tener novia definitivamente les había vuelto más encantadores.
Salva había limpiado por fin su buhardilla. Ahora tenía un toque femenino pero él parecía encantado.
Chus y Adriana... de ellos casi no merece la pena hablar pero bueno. Acabaron juntos como era de esperar. No sé que harán con tanta vanidad.
Y Jonathan... seguía intentándolo conmigo, pero Javier siempre me rescataba y siempre lo haría.
Y por último Santi. Por fin tenía novia. Una que solo le quería a él y que además era de su misma ciudad.
Basta decir que era feliz a más no poder.
-Entonces supongo que ahora si que os casaréis, ¿no?- preguntó la madre de Javier.
-Estoy deseándolo.- añadí yo. No veía la hora de decir <<si quiero>>.- De todos modos quiero una boda sencilla.
-¿Como que sencilla?- preguntó mi madre sorprendida.
-Si. No menos de doscientas personas.
Mi madre suspiró aliviada pero Javier se puso blanco.
-¿Doscientas?
-¿Que es poco? ¿Me quedo corta? Que se yo, vamos viendo.

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No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora