20

519 43 3
                                    

El ruido de alguien golpeando la puerta de mi compartimento me despertó.
-Pase- me cubrí la cara con la almohada de modo que no me molestase la luz pero pudiese ver de quien se trataba.
-Levanta ya dormilona. Son casi las nueve.
-¿Te has vuelto loco? Por tu culpa no he dormido ni cinco horas.
-Deja ya las excusas. No me digas que no te tienta la idea de un buen café.
-Me tienta demasiado, sin embargo se está tan bien en la cama- hice ademán de darme la vuelta y seguir durmiendo, pero no me dejó.
-¿Ese es tu plan para todo el viaje? Vamos a hacer una parada antes de continuar y quiero que te pongas algo de ropa y salgas conmigo a tomar aire.
-Vale- me incorporé dispuesta a salir de la cama, cuando advertí que él seguía allí.- ¿Vas a quedarte mientras me visto?
-¿Es una proposición?
-¡Sal!- dije tirándole la almohada. Cuando desapareció tras la puerta me eché a reír. Tony era increíble.
Al bajar del tren me sentí como nueva. No era que hubiese mucho por ver. Era un pueblecito pequeño y pintoresco pero que a mí me bastaba.
-¿Contenta de haber salido de la cama?
-Estoy encantada. Gracias por no dejarme sola.
-No estoy loco. Cuando te vi la primera vez supe que tenía que conocerte. Me alegra haber dado ese paso.
-Y a mí que lo hicieras.
-¿Hay algo más en ese chico de Cádiz que no me hayas contado?
-Veamos- dije mientras acercaba el café a mi boca.- Ya sabes que salí con él un tiempo y que fue algo así como mi caballero andante. Lo que no sabes es que tiene un mellizo y que ese mellizo no solo es el amor de mi vida sino que además es la razón por la cual he tenido que marcharme.
-¡Caray! ¿Y no será duro?
-Seguramente pero es lo único que se me ocurrió en ese momento.
-¿Puedo preguntar que es lo que te ha hecho?
-Aun no.
-Entiendo.
-Bueno, ¿y tú que? ¿Has tenido muchas novias?
-Alguna, pero también saben como hacerme daño.
-Quizá por eso nos hemos conocido. Tenemos algo en común.
Acabamos el café y visitamos una pequeña tienda que había junto a la cafetería.
Aun disponíamos de media hora antes de que el tren volviese a ponerse en marcha.
Allí, todo era precioso. Me encantaba respirar aquel aire y me sentía bien a pesar del frío.
-Pareces feliz- dijo mirándome con una sonrisa.
Mientras nos mirábamos ocurrió algo más. Empezó a nevar y entonces yo también sonreí.
Primero bajó la mirada Tony, y después yo.
-Quiero contarte algo.
Subimos de nuevo al tren, solo que esta vez Tony me cogió de la mano y no me la soltó hasta que llegamos al vagón restaurante.
-¿Qué me quieres contar?- pregunté mientras me desabrochaba la chaqueta y me quitaba la bufanda.
-Sé como hacer que te sientas mejor. Fue algo que me enseñó mi abuela cuando me rompieron el corazón.
-¿Y funciona?
-Se necesita concentración. Estoy seguro de que serás capaz.
-¿De que se trata?
-Cierra los ojos- los cerré y sentí como él me cogía de las manos.- No los abras para nada. Imagina que estas en una habitación grande y oscura. No hay ventanas y no puedes encontrar la puerta. ¿Tienes miedo?
-No, pero me siento sola.
-¿No hay nadie a tu lado?
-Te veo a ti.
-¿A nadie más?
-No.
-¿Por qué?- yo sabía que él no lo entendía, y que yo no estaba preparada para contarle toda la historia. No hacía ni un día que le conocía.
-Necesito dejar todo atrás por estas dos semanas. No quiero que nada me recuerde lo que estoy pasando y sé que es injusto porque todo lo que me importa está allí. Mi familia, mis amigos e incluso él y por eso tengo que alejarme.
-Bien. Ahora dime, ¿estás nerviosa?- negué con la cabeza- Cuéntame que pasa ahora.
-Veo una cama y estoy deseando ir a acostarme. Quiero dormir y no despertar.
-¿Aun sigo allí contigo?
-Si. Estás conmigo en la cama. Estamos tumbados y nos miramos y tú me sonríes y yo me siento relajada y feliz.
-No sabía que tuviese ese efecto. Me gusta. Deberíamos probarlo en la vida real.
Abrí los ojos y me reí.
-¿Me estabas tomando el pelo?- preguntó confuso.
-No. Te lo dije tal cual lo veía. ¿Qué finalidad tiene esto?
-Te permite huir, desconectar o escapar de todo sin necesidad de coger el primer tren.
-Puede que me sienta un poco más…relajada creo que es la palabra.
-Mira, yo soy de los que piensa que hay un momento para todo y que no se puede volver a él, pero si yo fuese tu chico intentaría recuperarte por todos los medios.
-Ya, pero no lo eres.
-Tenemos dos semanas por delante en Cádiz, espero verte.
-Claro.
-¿Estarás en casa de tu amigo?
-No. Me alojaré en el hotel AC.
-Me parece que conozco a uno de los botones. Quizá le pida que me cuele en tu cuarto…
-No serás capaz.
-Cierto, pero admite que tiene cierto encanto.
-Lo admito.

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora