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Mientras Javier estaba en el probador poniéndose el traje, Nico y su madre permanecían fuera esperando a que él saliese.
-¿Estás seguro de estar haciendo lo correcto hijo?
-Sé que no es justo con él, pero es cierto que la amo mamá y ella quiere estar conmigo. ¿Qué hay de malo en eso?
-Tu hermano lo está pasando muy mal.
-¿Por qué se rindió entonces? ¿Por qué empezó a salir con otra si amaba a Mónica?
-Ya te dije que no esperaba que lo entendieras.- Javier salió en ese momento del probador interrumpiendo la conversación.
-Es mejor que hagáis algo ahora mismo. No es posible que por una chica rompáis vuestra relación. Eso es lo que de verdad debería preocuparos.
Ninguno habló, ni tampoco se disculpó con el otro. Nico no podía comprender porque su hermano no confiaba en él. ¿Tal vez por que le había robado a la chica? Toda la culpa era de Javier por no tener suficiente conmigo y desear más. Ahora él era mi novio y no iba a renunciar a mí solo porque su hermano fuese un inconsciente.

Casi sin darme cuenta llegó la noche. Por primera vez no estaba nerviosa porque al fin y al cabo, Javier no era el que me esperaba.
Llegué pronto, solté a Hailey y me senté a esperar. Nico no tardó en aparecer. Hobbie fue a reunirse con Hailey y Nico se acercó a mí, entregándome mi bastón antes que nada. Sonreí. Menos mal que lo tenía él. Temía haberlo perdido.
-Tenía ganas de volver a verte- me besó y se sentó a mi lado.- Quiero preguntarte una cosa.
-¿Qué es?
-Si Javier quisiera que estuvieseis juntos, ¿aceptarías?
-Ahora estoy contigo. Lo que yo pueda sentir por tu hermano no cambia nada. Además, dejó muy claro que no quería estar conmigo así que no vale la pena pensar en algo que no va a ocurrir.
-Supongo.

-Vaya, por fin llegas.
-Me entretuve por el camino. ¿Para que querías verme?
-Eres mi novio. No necesito ningún motivo.
-Ya veo.
-Ya sé que solo estás conmigo para protegerla de mí pero déjame decirte que sigo teniendo motivos para hacerle daño. Estoy cansada de que me robe todo lo que es mío.
-Yo no soy de tu propiedad Miranda.
-Estás muy equivocado. No olvides el motivo por el cual estás conmigo. Si me dejas, iré a por ella y no tendré piedad. Espero que te quede claro.
Javier apretó los puños con fuerza. No era justo.
¿Cómo podía ser que yo creyese que ya no sentía nada por mí? ¿Por qué precisamente Nico? Conocía la respuesta. Yo sabía que salir con Nico le causaría el mismo dolor que sufriría yo al verle salir con Miranda.
Aun así era distinto. Nico era un buen tío. Miranda era mala y no podíamos saber hasta que punto.

A la mañana siguiente, cuando me levanté, sentí que debía prepararme. Aquella tarde Javier y yo empezaríamos a hacer el trabajo y quería sacar fuerzas de donde fuese para poder soportarlo.
Tras vestirme y desayunar me fui a clase. Detestaba no tener mi coche. Ya sé que podía llamar a Dani para que fuese a por mí pero andar siempre me aclaraba las ideas.
Me consolaba saber que era viernes y que estaría dos días sin verle.
<<¿A quien pretendes engañar?>> pensé. <<Además, estará en la cena benéfica.>>
De camino al instituto me detuve en el parque. Pensé en la noche anterior y que ya nada sería lo mismo.
Quedar con Nico era genial pero con quien realmente quería compartir las noches era con Javier.
A veces tenía la sensación de que nada de aquello era real. Que estaba atrapada en una especie de espiral. Era muy confuso.
Una vez en el instituto decidí apartar aquellos pensamientos de mi mente. Solo me interesaba centrarme en todo lo que no tuviese que ver con Javier y Miranda, aunque fuese difícil teniendo en cuenta a Nico.
-¿Estás bien preciosa?
-Estoy bien. Muy bien- le cogí por el cuello de la camisa y le acerqué a mí para besarle.
-Eso me ha gustado.
-A mi también. Deberíamos repetirlo.
-Cuando quieras.
Sonreí.
-Vete a clase Nico. Nos vemos en el descanso.
-Que remedio. Esperaré.
-Buen chico.
Durante las dos primeras horas puse toda mi atención en las clases, en memorizar todo lo que decían los profesores. Aquella mañana no noté la mirada de Javier en mi nuca ni tampoco la mirada llena de odio de Miranda, lo cual suponía un alivio bastante grande.
Cuando iba a salir a buscar a Nico, este irrumpió en mi clase para decirme que el equipo se reunía y que no podía desayunar conmigo.
-No importa. Márchate tranquilo. Desayunaré con la pandilla.
-Muy bien. Hasta luego entonces.
Junto con mis amigos fuimos a la cafetería a desayunar y a hablar principalmente de nada importante.
Las tres clases siguientes fueron más pesadas que de costumbre. Se acercaba la hora de estar a solas con Javier y tenía los pelos de punta.
Cuando sonó el timbre indicando que habían terminado las clases, cerré la agenda y eché mi cuerpo hacia atrás.
-Ya es la hora- susurró Javier para que nadie más pudiese oírlo.- No perdamos tiempo.
Solo con esas palabras consiguió ponerme la piel de gallina. Mi deseo de estar con él se hacia más grande y más insoportable a medida que me hacia a la idea de que no podríamos estar juntos.
-Si, vamos- recogí mis cosas y nos despedimos de la pandilla.
Antes de poder cruzar la puerta, Miranda se interpuso entre nosotros.
-¿A dónde se supone que vais?
-Tenemos que hacer un trabajo. Nos comprometimos a hacerlo juntos.- explicó brevemente Javier.
-Muy bien. Si es por eso os dejo marchar.
-Que considerada.
Dejando atrás a Miranda, Nico nos alcanzo cuando estábamos a punto de salir del instituto.
-¿Pensabas irte de nuevo sin despedirte?
-Lo siento Nico. Estoy un poco distraída.
-¿Te vas a casa ya?- asentí.
-Vamos a empezar con el trabajo.
-¿Y lo hacéis en tu casa?
-Allí tengo mucho material. ¿Te molesta eso?- negó con la cabeza y me sonrió.
-Confío en ti preciosa. Nos veremos esta noche.
-Claro.
De camino a mi casa no dejé de sonreír. Me había gustado que Nico me dijese que confiaba en mí.
-Se te ve muy feliz. Parece que Nico a conseguido que tu sientas algo por él.
-Eso no debería suponer un problema para ti. Mis sentimientos nunca te han importado.
-No sabes lo que estás diciendo. ¿De verdad piensas que no me importas?- se puso tan serio que por un momento le creí.- Dejar que estés con Nico es lo mejor para ti, es lo único que puedo hacer para hacerte feliz.
-¡No digas eso! ¿Cómo que es lo único que puedes hacer?
-Lo siento pero es todo lo que voy a decir. Solo quiero tu felicidad y si Nico consigue hacerte sonreír como lo está haciendo para mí es suficiente a pesar de que me duele el alma cada vez que os veo juntos.
-Javier, ¿tú me amas?- me miró con una sonrisa y se acercó a mí.
-No lo dudes nunca. Pase lo que pase, mi corazón es solo tuyo.
-Entonces, ¿Por qué te alejas de mí?
-Porque quiero verte feliz y nunca te había visto tan feliz como desde que estás con Nico- bajo la cabeza y apretó los puños con fuerza.- No me preguntes más.
-Está bien. Me rindo. No quiero luchar más para que mis sentimientos hacia Nico no crezcan. Puede que me cueste pero te olvidaré.
-Será lo mejor.
Aguanté las lágrimas. Quería reprimir el dolor que sentía.
-Vamos a empezar con ese trabajo. No quiero retrasarlo más.
-Yo tampoco. Cuanto antes empecemos, antes terminará todo.
Una vez en mi casa, entramos en la biblioteca y le indiqué que encendiese el ordenador que había allí mientras yo subía a la escalera para coger uno de los libros de arriba.
-¿Dónde está?- miré hacia un lado y hacia el otro. Estaba convencida de que estaba en esa estantería.
-¿Te ayudo?- miré hacia Javier quien se había acercado y sujetaba la escalera.
-No hace falta- me volví de nuevo hacia la estantería y encontré el libro que buscaba. Estiré el brazo para cogerlo, resbalé y de pronto me vi en brazos de Javier.- Lo siento.
-No importa. ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?
-No- pero aun así no me dejó en el suelo y podía sentir como su respiración y la mía se volvían una sola.
-Dios mío… no puedo más- me dejó despacio en el suelo, levantó mi barbilla y me besó.
Me encontré devolviéndole un beso tras otro y me sorprendió el deseo tan grande que me estaba invadiendo.
-¿Quieres que pare?- por su tono de voz supuse que le estaba ocurriendo lo mismo.
-No- me separé de él y miré fuera de la biblioteca. No había nadie en casa.- Ven conmigo.
Me siguió hasta mi habitación y una vez allí cerré la puerta con pestillo y le atraje hacia mí para volver a besarle.
Poco a poco nuestra ropa fue cayendo a nuestros pies.
-No podemos hacer esto Mónica.
-Antes me dijiste que tu corazón era solo mío. Debes saber que mi corazón no va a pertenecerle a nadie más que a ti porque es a ti a quien amo.
Volvió a besarme, esta vez con más fuerza hasta caer sobre la cama y hacerme suya como si no hubiese nada ni nadie más en el mundo.
Dos horas después, aun en mi cama, hablamos con calma.
-Esto no puede volver a ocurrir. Nos hemos vuelto locos.
-¿Te preocupa que Nico se entere?
-¿A ti no? Eres su hermano. ¿Crees que podría perdonarnos algo así?
-No lo sé. Jamás lo había visto tan enamorado de alguien y comprendería que me diese una paliza. Me lo merezco por quitarle a su chica.
-Aun sigo siendo la novia de Nico. Esto no cambia nada.
-¿Vas a seguir con él?
-¿Vas a romper con Miranda?- negó con la cabeza. 
-¿Entonces esta es nuestra despedida?
-Si. Deberíamos hacer ese trabajo de una vez y olvidar que esto ha ocurrido.
-Me parece lo más apropiado.- nos vestimos en silencio y bajamos de nuevo a la biblioteca.
Aquella tarde, aunque lo que compartimos fue muy especial, el dolor, la amargura de saber que no habría más ocasiones, nos consumieron por completo.
Adelantamos bastante en el trabajo pero cada vez que se cruzaban nuestras miradas o nuestras manos se rozaban sin querer, teníamos que esforzarnos en no volver a caer en la tentación.
Cuando Javier se marchó al fin, sentí tal vacío que no podía ni respirar. ¿Por que no podía enamorarme de Nico?¡Por dios, si Nico había dicho que confiaba en mi!¿Como iba a mirarle después de esto?
Cuando iba de camino al parque pensé que lo mejor era contarle a Nico la verdad. No quería mentirle porque no se merecía algo así, pero en cuanto vi como me miraba, simplemente no fui capaz.
-Tengo la sensación de que hay algo distinto en ti.
-No se que puede ser. Puede que sea por esta luz.
-Tal vez- pero él seguía mirándome intentando descubrir que había de nuevo en mí. Finalmente pareció que se rendía.- ¿Por qué no me cuentas algo sobre ese tipo de cenas?
-No hay mucho que contar. La gente se reúne para donar dinero a personas que lo necesitan. Este año me tocará a mí también hablar en público y no me gusta la idea de que todos me estén mirando.
-Entonces piensa que es por una buena causa. Debes pensar en el porque se reúne toda esa gente y no el hecho de que te estén mirando. De todos modos lo harás muy bien y yo estaré allí para animarte cariño.
-Gracias por decirlo. Significa mucho para mí saber que estarás allí.

Javier se tumbó en la cama a pensar. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo al recordar aquella tarde.
Nunca se había sentido tan unido a nadie, ni siquiera a Nico, y sin embargo estábamos destinados a estar separados. Nuestro amor era algo imposible.
Tenía que olvidar lo ocurrido, borrar del todo lo que sentía por mí y lo que más le dolía, era que no podía contar con su hermano cuando más le necesitaba.
Por otro lado, su relación con Miranda le estaba matando.
Si no podía estar con la persona que amaba ni podía contar con el que hasta ahora había sido su mejor amigo, su confidente, ¿Qué opciones tenía?
Necesitaba urgentemente hablar con alguien.
Cogió sus cosas y salió de casa avisando a sus padres de que no tardaría. Tenía que contarle a alguien lo que estaba ocurriendo. No podía soportar más aquella situación.
De camino hacia su destino pasó por delante del parque y oyó voces. Risas en realidad.
Se escondió tras un árbol y escuchó. 
-¿Y entonces también hay baile?
-Si. ¿Qué tal se te da lo de bailar?
-Eso depende. ¿Qué tipo de baile?
-Un vals por ejemplo. ¿Bailarás un vals conmigo?
-Tendrás que enseñarme.
-Eso no es ningún problema. Ven. Acércate.- junté mi mano con la suya y dejé que me rodeara la cintura con la otra mano.- Tienes que mirar a tu pareja a los ojos de este modo- le miré fijamente y él me devolvió la mirada- ahora sigue mis pasos. Fíjate bien y no pierdas el ritmo.
-Te pones muy seria cuando bailas.
-Solo cuando enseño y el aprendiz no me toma en serio.
-Te tomo muy enserio preciosa.- me apretó más contra su cuerpo y acercó su boca a mi cuello.- Te quiero.
-Lo sé.
-¿Tú me quieres?
-Me gustas mucho Nico.- juntó sus labios con los míos y me besó con fuerza haciéndome retroceder unos pasos pero sin dejar que me alejara.
Javier no lo soportó más y se alejó de allí antes de interrumpirnos.
Llamó a Luis. Seguro que hablar con él le ayudaría.
Quedaron en verse en casa del chico. Cinco minutos más tarde se encontraron.
-¿Ha pasado algo? Me quedé preocupado.
-Necesito hablar con alguien. Tengo que contarle a alguien lo que me ocurre y he pensado que si a ti no te importa…
-¿Qué ha pasado?
-Tengo que sacarme a Mónica de la cabeza y no puedo. Me estoy volviendo loco.
-Si la amas, ¿Por qué dejas que esté con tu hermano?
-No me quedó otra opción. Tengo que protegerla.
-¿Protegerla de quién?- Luis miró fijamente a Javier y lo comprendió todo.- Miranda…

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora