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-Ya has elegido por lo visto.
-Lo siento mucho Santi. Tu me gustas mucho pero no te puedo mentir. Yo nunca voy a sentir algo más por tí. Te agradezco mucho que me ayudases y sé que gracias a eso, Raúl y yo estamos juntos pero no puedo amarte.
-No tienes que darme tantas explicaciones. Al fin y al cabo, tu tenías que ayudarme a poner celosa a Mónica aunque fuese algo inútil.
Olga se acercó hasta él y le acarició la mejilla.
-Eres un chico estupendo y encontrarás a una chica digna de ti. Alguien que no quiera a nadie más que a ti.
-Eso sería toda una novedad.- ambos sonrieron.- Gracias por este tiempo que has pasado conmigo.
-Ha sido un placer.
Y así acabó su relación. 

-Ese novio tuyo del que me hablaste, ¿tienes miedo de que venga a por ti?
Lidia se estremeció entre sus brazos y asintió.
-Tienes que saber que tras la paliza le denunciamos y tiene una orden de alejamiento, pero eso no me deja tranquila. Es como si le sintiera cerca a veces.-Se incorporó y le miró a los ojos.- Siento mucho haber sido fría tantas veces contigo. Lo cierto es que me daba miedo intimar demasiado con vosotros porque pensaba que si daba la casualidad de que él volvía, quizá no me quedase más remedio que alejarme de vosotros. De ti. Y de echo, casi pasa. No por él. ¿Recuerdas hace unos meses cuando tuve que salir de clase para ir con mi madre?
-Si. Dijiste que tenías cosas que hacer con ella.
-Cuando quedé con ella me dijo que era posible que trasladaran a mi padre a otra ciudad.
-¿Ibas a irte y no nos dijiste nada?
-Se lo dije a las chicas.
Aquello le enfureció, aunque en su momento ya lo sospechó. Ella confiaba en nosotras, pero deseaba que confiase también en él.
-¿Por que no me dijiste nada?
-Al final todo quedó en un susto. Te juro que iba a decírtelo. Las chicas me aconsejaron que era mejor que te enteraras por mí y no hizo falta.
-Solo digo que me hubiese gustado saberlo.
-¿Que habría cambiado eso Dani? 
-Sabría que confías en mí.
-Confío en ti. De verdad. No le he contado mi historia a nadie más. Eres el único.
Dani le acarició la mejilla y le sonrío. La amaba. No dejaría que nadie se la arrebatase. Nunca.
-¿Sabes? He recibido un mensaje de Raúl.

<<Realmente es idiota. Primero me hace una escena de celos y cuando le digo que me imaginaba besándole se queda callado. ¡Nico eres idiota!>>
Se acabó. Adelantaría el viaje. No iba a seguir ni un día más en Cádiz. ¿Para que perder más tiempo?
Llamó a recepción para avisarles de que dejaría el hotel por la mañana.
<<La idiota soy yo por enamorarme de él. ¿Quien me habrá mandado complicarme así?>>

Raúl paseaba de un lado al otro de la habitación impaciente esperando a que Olga apareciese.
Dejarla con Santi a solas le ponía de los nervios, pero si servía para que le diese el pasaporte y no volviese a verle en la vida, por él estaba todo bien.
<<Soy egoísta, eso está claro, pero estoy enamorado. Eso tiene que ser una excusa valida,¿no?>>
No lo era.
Cuando llamaron a la puerta atravesó la habitación en una sentada y abrió la puerta de golpe.
-Ya estoy aquí- le dijo ella con una enorme sonrisa en la cara y cargada con sus maletas.
Se apresuró a entrarla en la habitación, a cogerle las maletas y dejarlas a un lado y a estrecharla entre sus brazos para besarla.
-Nunca más...-dijo entre besos.- Nunca más vuelvas a dejarme.
Olga suspiró contra sus labios. Por fin estaba donde quería.

-Eres el mejor regalo que podías hacerme.
-Jamás pensé que reuniría el valor necesario para declararme.
-Bueno, me alegra que lo hicieras. Estoy segura de que yo jamás hubiese dado el paso. Me daba tanto miedo que me dijeses que no que no sabía que hacer y de pronto estabas frente a la puerta de mi casa diciéndome que me querías. Es como un sueño echo realidad. 
-Tu si que eres un sueño. Mi sueño.
-¿A si?- Luis asintió.- Pues este sueño tuyo quiere un beso. Un beso enorme que me quite el aliento.
-Si es lo que quieres, deseo concedido.
Isa estalló a carcajadas mientras él se lanzaba a besarla.

-Ahora si que la he cagado del todo. Soy idiota.
-Casi me da miedo preguntar. ¿Que has echo “melli”?
-Creo que Chloe acaba de decirme que siente algo por mí y yo me he quedado ahí, sentado a su lado sin decir nada.
-¡Oh, dios mío!
Nico se tapó los oídos.
-Mónica por favor. No grites.
-Perdona Nico pero ¿en que demonios estabas pensando? Dios mío, dios mío.
Nico miró directamente a la cam. Había llamado a su hermano porque tenía que hablar urgentemente con él y como nos encontrábamos en su casa, quedaron en hablar a través del ordenador.
-¿Por que se pasea arriba y abajo de la habitación?
Javier se encogió de hombros mientras me miraba también.
Me pasé la mano por el pelo y me acerqué al ordenador mirando directamente a Nico a través de la pantalla.
-Vamos a ver, ¿te has vuelto loco? ¿Como que te quedaste sentado sin decir nada? ¡Por dios Nico!
-Deja de nombrar a Dios de una maldita vez. Al final terminará por aparecer.
-Ojala. Quizá él pueda darte una patada en el culo.
Creo que ambos se quedaron sin palabras. Yo nunca hablaba así.
Saqué el móvil del bolsillo trasero de mi pantalón y marqué el número de mi prima.

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora