El alma perdida

By TaliMau

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Lord Voldemort acaba de resurgir y emprende una de las búsquedas más importantes de su vida, debe encontrar e... More

El huésped:
Georgina:
El ataque de los mortífagos:
Voldemort tiene un nuevo plan:
La casa invisible:
La Orden del Fénix:
Un visitante en la oscuridad:
Perseguidas:
La medalla de Tom:
Tutores:
La ira de Voldemort:
En casa de los Weasley:
Junto a Tonks:
Conociendo a Tom Ryddle:
En casa de Snape:
La visita de los mortífagos:
Pensamientos:
La marca tenebrosa:
Camino a Hogwarts:
Conociendo Hogwarts:
La verdad sale a la luz:
Una nueva amiga:
El amor de Severus:
Susurros en la oscuridad:
La medalla perdida:
Un baile erótico:
La nueva profesora:
El secreto de Voldemort:
Recuperada:
El beso:
La orden de Voldemort:
El destino de Charlie:
Una extraña entrevista:
Sospechas:
El secreto revelado:
La huida de Hogwarts:
Capturados:
Los prisioneros:
El alma de la medalla:
Lágrimas del corazón:
Enferma:
Consecuencias:
Un cambio de sentimientos:
Un deseo frustrado:
La huida:
La rebelión de los mortífagos:
Decisiones:
Momentos previos:
Conversación en el bosque:
Muerte en a colina:
Entre fuego y humo:

Una victoria y un fracaso:

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By TaliMau

Aquella misma tarde la Orden del Fénix atacó la Mansión Malfoy tomando desprevenidos a todos sus ocupantes. Ania estaba durmiendo cuando un fuerte ruido, corridas y gritos la despertaron. Asustada y algo desconcertada se levantó de la cama con mucho esfuerzo, había vuelto a tener fiebre y nadie se había molestado en alcanzarle una poción. Fue hacia la puerta pero estaba cerrada y aparentemente sellada con un encantamiento, se dio media vuelta y corrió hacia la ventana. Ésta daba al jardín trasero de los Malfoy y de ahí no se veía nada, lo único que pudo percibir fueron luces que de momentos se tornaban más intensas y luego se extinguían... entonces lo supo. Había llegado la ayuda.

A pesar de su euforia se sentía muy mal, su frente ardía y cada paso que daba le costaba un esfuerzo enorme. Sin embargo tomó la túnica que estaba en una silla y se la colocó encima del camisón, por desgracia no encontró zapatos y sabía que afuera hacía mucho ruido. Estaba tan convencida que al fin saldría de allí que no se detuvo a pensar en las consecuencias que tendría si algo salía mal.

De pronto sintió ruido de pasos en el corredor y a alguien que intentaba forzar la puerta de su habitación. Ania miró hacia la puerta asustada se incorporó y, aunque estaba preparada para salir de allí, no se esperaba nada de lo que ocurrió.

_ ¡Olvidaron ponerle un encantamiento!_ susurró una voz triunfante de mujer desde el otro lado.

_ ¡¿Tonks?!_ dijo Ania perpleja y se adelantó hacia la puerta. En ese momento se abrió de golpe y chocó contra la pared, astillándose en su parte posterior. En el umbral apareció Tonks. Ania aún sin poder creerlo la abrazó emocionada.

_ ¡Oh, Ania! ¡Estás bien! _ dijo su amiga.

_ ¡Demasiado ruido, Tonks!... ¿Y ahora qué haremos?_ dijo Charlie, apareciendo detrás de ella. Desde su mano colgaba una navaja que había contribuido a que ellos estuvieran allí.

Ania no podía creerlo, detrás de Charlie estaban Sirius y Becca. Dio un grito de euforia.

_ ¿Cómo escaparon?_ preguntó la chica perpleja, pero no había tiempo para dar explicaciones.

_ Sshhhh... nos descubrirán_ susurró Tonks_. Después te cuento. Hay que irnos...

_ Con el ruido que acabas de hacer, ya lo hicieron_ dijo entre dientes Sirius, mientras miraba de reojo a Ania. Al observar que estaba bien le sonrió.

_ ¡No había otro modo!_ refunfuño Tonks.

_ Vámonos de aquí..._ intervino Charlie mientras observaba que nadie se apareciera por el corredor. Pero toda la casa parecía estar desierta. El ruido de combate se producía afuera en las puertas de hierro. Todos salieron por el umbral y antes de dar un paso más, las dos amigas se miraron, y Becca dijo:

_ Lo siento mucho... ¿Me perdonas?

_ Está bien..._ dijo Ania sonriendo. Habían sido buenas amigas y ya habría tiempo de dar explicaciones. Becca sonrió y el dolor que sentía se alivió un poco, sin embargo no pudo evitar que una lágrima corriera por su mejilla.

_ Bueno... bueno... apuren el paso_ dijo Tonks mientras sonreía. Todo ese tiempo encerrada le había servido para conocer a la chica y toda su triste historia.

Luego con mucho cuidado de no hacer ruido bajaron por la escalera principal sin que en el vestíbulo se viera a nadie. Charlie fue el primero en llegar al vestíbulo y corrió hacia la puerta de entrada.

_ ¡No! ¡No podemos salir por allí!_ le dijo Sirius mientras lo alcanzaba y lo tomaba del brazo_. Ni siquiera tenemos varita...

En ese momento todos se quedaron helados porque se escuchó cómo alguien corría por el salón y vieron muy claro que la perilla de la puerta se movía. Aterrados Sirius y Charlie se tiraron detrás de un sillón antiguo que había allí mientras que Tonks, Ania y Becca corrían escaleras arriba. Cuando las chicas llegaban al corredor del piso superior la puerta del salón se abrió y apareció una mujer en el umbral.

_ ¿Qué está pasando, Bella?_ gritó Voldemort desde el salón. Ania no podía creer que a pesar de que los miembros de la Orden del Fénix estaban en las puertas de la mansión, él estuviera muy cómodo sentado en su sillón de siempre.

_ Nada, mi señor... pero... creí oír algo..._ titubeó la bruja.

La mortífaga observó atentamente en el vestíbulo y entonces las oyó. En el piso de arriba había alguien que corría. Miró hacia el techo y pensó que se habían colado dentro. Entonces corrió por las escaleras hasta el piso superior con la varita alzada olvidándose de advertirle a "su señor".

Cuando Bellatrix llegaba al corredor del primer piso, las tres chicas ingresaban por una puerta que estaba abierta. Era una amplia habitación decorada con un lujo excesivo. Tenía una cama matrimonial en el centro, estantes con retratos de los Malfoy, un espejo ornamentado, un tocador antiguo, sillas y sillones, una mesilla pequeña, un escritorio y la lista seguía... era inmensa. Aparte de sus cosas poseía dos puertas. Una estaba entreabierta y podía verse un enorme baño en suite.

Por desgracia cuando Ania entró por último a la habitación, la puerta de ésta se cerró tras ella haciendo ruido. Bellatrix la vio... aunque no supo quién había entrado allí estuvo segura entonces que había alguien en la casa.

_ ¿Quién anda ahí?_ ordenó con voz grave y luego comenzó a reírse como loca_. ¿Quieres jugar al gato y al ratón?

Las tres chicas la oyeron y casi les da un infarto. De todos los mortífagos con quienes se pudieron haber encontrado... ¿tenía que ser la loca esa? Pensaba Ania desesperada. Aterrada sintió como Becca la agarraba de la túnica y la arrastraba hacia la puerta que estaba cerrada en dónde ya Tonks había traspasado el umbral. Cuando estuvieron dentro cerraron la puerta con cuidado. Pero al darse vuelta se dieron cuenta de que no había sido una buena idea. Estaban en un vestidor. Vacío y sin nada que pudiera ocultarlas... a no ser que se pusieran detrás de la ropa colgada pero de nada les serviría porque sus pies se iban a ver. Estaban en problemas...

Por otro lado, Sirius y Charlie, al ver que Bellatrix subía hacia donde habían escapado las tres chicas, se incorporaron para correr tras ella y ayudarlas. Era una loca peligrosa y ambos lo sabían. Pero no pudieron ni siquiera llegar al pie de la escalera porque sintieron que alguien se acercaba. Charlie tomó de la capa a Sirius y traspasaron una puerta que había cerca de ellos, antes de que Voldemort apareciera en el umbral. Por suerte no los oyó. La puerta daba a un pequeño pasillo y desembocaba en un enorme comedor, tan lujoso como las demás habitaciones y con retratos de personas pálidas y desteñidas en las paredes. Una enorme araña con miles de cristales colgaba del techo dando luz al lugar.

_ ¿Y ahora qué hacemos?_ Susurró Charlie_. No podemos irnos sin ellas y si...

No terminó la frase porque se escuchó como la puerta se abría tras ellos. Los dos hombres casi corrieron por el comedor hasta quedar ocultos entre la pared y una ventana, en el caso de Charlie. Mientras que Sirius gateó hasta quedar detrás de un pequeño sillón. Ninguno de los dos escondites era muy bueno pero no hubo tiempo de hacer nada ya que Voldemort apareció en el comedor con la varita en la mano mientras observaba el lugar. De pronto con un movimiento de su varita una brisa barrió todas las cortinas de las ventanas.

_ Mmmm... ¿Bella?_ dijo Voldemort... al correr las cortinas creyó haber visto algo en un espejo.

Charlie entonces se dio cuenta de que el hombre lo había visto y sus manos comenzaron a temblar mientras éste caminaba hacia donde él estaba. Frente a él estaba escondido Sirius y cuando Voldemort pasó por su lado, con un rápido movimiento de su pie, golpeó los pies de Voldemort haciendo que este cayera hacia adelante mientras que su varita iba a rodar por el piso a cierta distancia de él. El hombre oscuro gritó de frustración mientras forcejeaba con Sirius, que se había lanzado encima de él mientras lo golpeaba.

_ ¡BELLA! ¡LOS PRISIONEROS!_ gritó a toda voz Voldemort mientras golpeaba a Sirius_. ¡AYÚDAME!

Charlie salió de su escondite y golpeó a Voldemort en la boca para que se separara de Sirius.

_ ¡Charlie, la varita! _ gritó Sirius mientras pateaba al hombre oscuro que no dejaba de gritar mientras de su boca salía sangre.

Ambos hombre se pusieron de pie y entonces el hombre oscuro empujó a Sirius que se tambaleó y pisó la mano de Charlie que, agachado aun en el piso, tomaba la varita. Charlie gritó de dolor, soltó la varita y ésta rodó hacia donde estaba Voldemort que se inclinó a alzarla. Mientras esto pasaba los dos hombres se dieron cuenta que ya no tenían otra opción que huir. Comenzaron a correr desesperados hasta una puerta mientras que Voldemort les lanzaba maleficios. Uno dio contra una silla haciendo que la madera se astillara y el otro contra el enorme espejo que estalló haciéndose añicos mientras los vidrios caían encima de los dos magos. Sin embargo alcanzaron a traspasar la puerta que comunicaba con un inmenso salón de baile, un lugar vacío y redondo, tan lujoso como el resto de la casa pero sus muebles estaban cubiertos por sábanas. Era evidente que muy pocas veces al año se usaba.

_ ¡No te detengas! ¡Sigue!_ le gritó Sirius a Charlie. Ambos comenzaron a correr hacia la única puerta que había allí, al otro lado del salón.

Cuando Voldemort comenzó a gritar, Bella estaba en la habitación de los Malfoy a punto de entrar al vestidor. Su mano se detuvo en la cerradura y aterrada miró hacia la puerta de entrada. Creyó que al oír el ruido de pasos había confundido la ubicación, y salió corriendo del lugar para ayudar a Voldemort. Olvidándose por completo de la puerta que se cerró sola. Dentro estaban Ania y las demás que al oír los gritos... también se escuchó a Sirius... pudieron darse cuenta de que los habían visto.

_ ¿Y ahora qué hacemos?_ dijo Becca aterrada hasta el desmayo.

_ Salir de aquí_ dijo Tonks y agarrándolas del brazo salieron de esa habitación.

Ya en el corredor comenzaron a correr pasando por la escalera principal, pero no bajaron por ella ya que creyeron que Voldemort estaba allí en el vestíbulo, así que siguieron de largo.

_ ¡Hay que ir a ayudarlos!_ dijo Ania titubeando.

_ No... no te detengas_ dijo Tonks pero Becca también se había detenido.

_ Ella tiene razón... ¿Si les pasa algo...?

_ Ese no era el plan, Becca. Vamos... ellos estarán bien_ dijo Tonks y casi las arrastró hacia adelante mientras el corredor doblaba hacia la derecha. Allí sólo había tres puertas. Una a la derecha, otra a la izquierda y una más justo en el final. Tonks se dirigió hacia la que estaba al final.

Pero Ania la detuvo...

_ ¡No, por ahí no!_ dijo la chica_. Allí está la habitación de Voldemort.

Tonks se paró en seco y menos mal que justo antes de la puerta que daba a su izquierda ya que esta se abrió de golpe y apareció Narcisa Malfoy en el umbral. De casualidad no chocó con ella. La mortífaga las miró estupefacta y antes de que reaccionara las chicas se dieron vuelta y traspasaron la puerta de la derecha. Justo antes de que la cerraran tras ellas, la oyeron gritar claramente.

_ ¡BELLA! ¡SE ESCAPAN!..._ vociferaba Narcisa mientras chocaba con la puerta por donde habían desaparecido las chicas_. ¡LA MUGGLE SE ESCAPA! ¡BELLA!

Al ver que la puerta estaba trabada con algo la mujer comenzó a forcejear tratando de sacar su varita del bolsillo de su túnica. Se había enganchado con algo y fue una suerte para las demás. Ania, Tonks y Becca se encontraron con una amplia biblioteca, llena de sillas, mesas y objetos de arte colocados por todos lados. Las estanterías con libros llegaban casi al techo sin embargo parecía que nunca habían sido leídos, o al menos desde hacía mucho tiempo. Entonces corrieron por el lugar tratando de ver si había otra puerta pero fue en vano... la suerte se les acabó al comprobar que esta vez no tenían escapatoria.

Cuando Narcisa comenzó a gritar Bellatrix ingresaba al salón de baile en dónde Voldemort perseguía a Sirius y a Charlie que casi llegaban hacia la puerta contraria. Les lanzaba maleficios pero su mano temblaba tanto por el golpe que Sirius le había dado que le escapaba por milímetros. Al escuchar a Narcisa y ver cómo Bella llegaba tras él, se paró en seco en el medio de la habitación mientras su rostro palidecía.

_ ¡Mi señor...!_ alcanzó a decir la mortífaga.

_ ¡Ve con ella! ¡Ve!_ le gritó con un terror que no pudo ocultar_. ¡Yo puedo solo con ellos!

_ Pero...

_ ¡VE AHORA MISMO!_ vociferó furioso. Luego se puso en movimiento corriendo hacia la puerta en donde los otros dos hombres acababan de desaparecer.

Entonces Bella, casi sin aliento, se dio media vuelta y corrió a ayudar a su hermana. Mientras tanto, Sirius y Charlie había llegado a las cocinas. Por suerte ninguno de los elfos que había allí se atrevió a detenerlos así que corrieron por la larga habitación hacia la única puerta que vieron, antes que llegaran a ella una pila de ollas sucias que había en un sector de la mesada voló por los aires y cayó encima de ellos golpeándolos en la cabeza. Entonces supieron que Voldemort había ingresado a las cocinas.

En el piso de arriba las tres chicas buscaban en dónde esconderse mientras que Narcisa seguía gritando fuera del corredor. No tenían idea de por qué no usaba la varita pero no tardaría en llegar ayuda.

_ ¡¿Qué hacemos?! ¡¿Qué hacemos?!_ repetía Becca al punto del desmayo y mientras corría de un lado a otro. Había perdido todo el control.

_ ¡Escóndete! ¡Becca!_ le dijo Tonks pero tuvo que agarrarla de la túnica para que dejara de correr y gritar. Ambas fueron a caer al piso.

_ ¡Esperen! ¡Vengan!_ susurró desesperada Ania. Al tratar de esconderse detrás de una estantería de libros había golpeado sin querer con el codo un feo cuadro de un mago chiflado bailando ballet con un tutú y se había materializado una puerta frente a ella.

Las dos chicas se pusieron de pie trabajosamente y casi corrieron hacia ella. En ese preciso momento se escuchó a Bellatrix desde el corredor.

_ ¿Qué haces, Cissy? ¿Qué pasa?_ dijo perpleja y casi sin aliento de tanto correr.

_ Han trabado la puerta, Bella_ dijo su hermana.

_ ¡Y usa la varita, idiota!

_ ¡No me llames idiota! Yo..._ dijo furiosa Narcisa.

_ ¡Quítate!_ la interrumpió mientras la empujaba hacia un costado. Y luego gritó_ ¡Bombarda!

La puerta de la biblioteca se descolgó y fue a dar estrepitosamente contra el piso, mientras que la escultura de mármol que la estaba trabando voló por los aires y fue a dar contra una estantería. Se rompió en tres pedazos. Narcisa se horrorizó al verla.

_ ¡La rompiste! ¡Mi marido te matará!_ dijo Narcisa furiosa.

_ Baaaa... ¿Dónde están?_ gritó mientras que con la varita movía sillas y esculturas sin importarle si rompía o no algo.

_ ¡Basta! ¡Eso vale más que tu vida!_ dijo Narcisa mientras tomaba a su hermana del brazo. Bella la empujó y comenzaron así una discusión bastante acalorada.

Ninguna se dio cuenta que en una pared había una puerta que comenzaba a desaparecer mientras el cuadro del mago bailando ballet volvía a su lugar.

Tonks, Becca y Ania se encontraban apretujadas en la punta de una escalera estrecha que bajaba hacia la oscuridad. Ania fue la primera en moverse, agarrándose de las paredes para no resbalar por la empinada escalera, comenzó a bajar seguida de las demás. Doblaba en espiral y al final se toparon con una pared de piedra bastante sólida.

_ Esperen... esto no llega a ningún lado_ susurró Ania sin poder creerlo.

_ No puede ser..._ dijo Tonks y apartó a Ania. Palpó la pared y sí... parecía que aquello no conducía a ningún lado.

_ ¡No podemos quedarnos aquí!_ susurró Becca, que estaba unos escalones por encima de ellas. Al querer bajar hasta donde estaban se tropezó y cayó con todo su peso contra la pared. Eso fue suficiente para que esta desapareciera en un instante y Becca fue a dar contra un piso de piedra.

Las otras chicas estupefactas la ayudaron a pararse mientras pasaban a la otra habitación. La pared detrás de ellas volvió a materializarse.

_ ¿Dónde estamos?_ dijo Tonks confundida.

Era un lugar extraño... había plantas cubriendo las paredes y unos sucios ventanales, otras reposaban en masetas que se esparcían por todos lados. Pero no eran plantas comunes... eran muy extrañas. O al menos para Ania. En el medio del lugar y frente a la única ventana que había sin cubrir por aquella extraña enredadera, había un juego de jardín de hierro bastante viejo y que era evidente que nadie usaba. Un poco más allá se veía una puerta de hierro cerrada.

_ ¿En el invernadero?_ dijo Becca.

_ No... no puede ser. Se ve desde mi cuarto y estoy segura de que está separado de la casa. De pronto saltó asustada_. ¡Hay! ¿Qué es eso?

De repente una planta la había pillado desprevenida y tomó de improviso su pié.

_ ¡Cuidado es una tentácula!_ dijo Tonks mientras la agarraba del brazo y las tres escapaban de sus rojos tentáculos. Sin poder creer que hubiera un ejemplar de aquellos en una casa de familia.

Pero no hubo tiempo de decir ni hacer más nada ya que en ese momento se abrió una puerta que estaba cubierta por esa extraña enredadera de flores azules. La enredadera se rompió y sus millares de flores comenzaron a chillar. Las tres chicas se llevaron el susto de sus vidas... pero se quedaron perplejas al ver que por esa puerta aparecían nada más ni nada menos que Charlie y Sirius. Los dos hombres también se sorprendieron de verlas pero, casi sin aliento e intentando cerrar la puerta tras ellos dijeron:

_ Voldemort...

El problema era que la chillona enredadera no los dejaba y tomaba sus muñecas. Las chicas se acercaron a ellos y pudieron ver cómo Voldemort corría por un largo pasillo de piedra hacia ellos. Entre todos lograron cerrarla y un maleficio golpeó contra ella. Pero entonces la curiosa planta-enredadera hizo algo imprevisto, lastimada por ser casi arrancada, sus hojas y ramas se sellaron y quedaron tan firmes como si fueran de cemento. Voldemort desde el otro lado comenzó a vociferar furioso.

_ Vamos..._ alcanzó a decir Sirius mientras se ponían en marcha.

La enredadera que cubría todas las paredes comenzó a sellarse mientras el chillido de sus flores se apagaba. Cubrió rápidamente la única ventana que había y comenzó a expandirse hacia la única puerta de salida. Sirius que era el más rápido llegó primero y logró abrirla antes de que sus ramas llegaran a ella. Todos salieron al jardín en donde tan sólo a unos metros se extendía el límite de la mansión de los Malfoy con el campo que estaba detrás. Por desgracia una casi invisible barrera encantada se extendía hasta cuatro metros de altura y les impedía cruzarla.

_ ¡Rápido! ¡Rápido! _ gritaba Sirius que ya la alcanzaba_. ¡Lupin está esperando del otro lado!

Charlie y Tonks iban detrás de él y, justo saliendo del lugar cubierto de plantas, estaban Ania y Becca. Ania corría con la mano en la cintura, casi al ocaso de sus fuerzas mientras que Becca la tenía agarrada del brazo para que no cayera. La puerta se cerró tras ellas y la enredadera comenzó a taparla.

_ ¡Se escapan, Cissy!_ gritó una voz a sus espaldas.

Las dos chicas que iban detrás se dieron vuelta y ante su distracción una rama de la curiosa planta atrapó a Becca del tobillo y Ania fue a caer al piso junto con ella. Gritó por ayuda haciendo que los demás se dieran vuelta.

_ ¡Becca! _ gritó Charlie y se devolvió. Desesperado cortó con la navaja que llevaba la rama y liberó a Becca, pero ésta se había doblado el pie y no podía caminar.

Charlie la tomó del brazo y casi arrastrándola corrió con ella mientras que Ania los seguía de cerca. Pero el problema era que la chica muggle ya no tenía fuerzas. Debilitada por la enfermedad y la fiebre, el ejercicio había sido demasiado para ella y pronto quedó rezagada. En ese momento se abrió un agujero en el muro encantado y apareció Lupin que con su varita lo mantenía abierto pero... aparentemente no iba a durar mucho. Cuando Sirius llegó y pasó por él. La puerta por la que acababan de salir estalló y la enredadera comenzó a chillar de nuevo. En el umbral apareció Bellatrix que, con una velocidad increíble y una puntería admirable, gritó un maleficio y Ania cayó el pasto fresco. La chica gritó mientras la mortífaga se acercaba a ella. Charlie con Becca y Tonks se detuvieron en seco y se dieron vuelta.

_ ¡Aniaaaaaaaaaaa!_ gritó la bruja y corrió para ayudarla.

Charlie desesperado se dio cuenta de que no podía ayudarla pero al ver que Tonks corría hacia ella, decidió seguir adelante y pronto traspasó el muro encantado por el pequeño agujero que mantenía abierto Lupin que les gritaba que se apuraran. Antes de que llegara Tonks la chica intentó incorporarse y se dio cuenta en ese momento que no podía dar un paso más...

_ Nooooo.... ¡Vete, Tonks! ¡Huye! ¡Déjame!_ le gritó a su amiga que ya estaba a medio camino.

_ ¡No voy a dejarte!_ gritó angustiada la bruja. En ese instante un maleficio de Bellatrix pasó rozando su oreja izquierda. Se dio cuenta de que la mortífaga iba a llegar antes y que ella no tenía varita.

_ ¡Vete!_ le gritó una vez más Ania y en esos segundos de desesperación tuvo una idea brillante. Antes de que Bellatrix llegara a ella se arrancó la medalla del cuello y le gritó a su amiga.

_ ¡Te cedo el poder de la medalla! ¡Ahora tú eres su dueña!_ dijo mientras le arrojaba el objeto.

Tonks lo tomó en el aire perpleja y aterrada se miró la mano porque pensó que le iba a pasar lo mismo que Sirius. Pero no ocurrió nada... entonces entendió las intenciones de Ania. Y había funcionado... ahora ella era la dueña y podría destruirla.

_ ¡Vete! _ le gritó Ania otra vez. En ese momento la alcanzó Bellatrix.

Tonks con lágrimas en los ojos, gritó de angustia y dándose media vuelta corrió hacia el agujero que había en el muro encantado. Ya no podía hacer nada por Ania...

Bellatrix pateó a Ania en el rostro mientras gritaba triunfante:

_ ¡CRUCIO!_ dijo apuntándola. Iba a pagarle por todo...

Ania sintió el dolormás grande de su vida y, como casi estaba al ocaso de sus fuerzas, no soportómucho y pronto se desmayó. Pero antes llegó a escuchar a Voldemort que corríahacia ellas mientras lanzaba maleficios hacia el muro encantado. Y lo últimoque registraron sus ojos fue la capa de Tonks que se perdía por el agujero delmuro y a éste cerrándose tras ella. Luego la oscuridad la envolvió.

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