Cuando estaba en la escuela el maestro de química me había sacado al pasillo a mitad de la clase bajo la mirada atenta de todos los del salón y de mis compañeros de manada, la verdad no sabía para qué lo había hecho, me recargo en la pared y me cruzo de brazos.
—¿Hay algún problema, profesor? —pregunto mirándolo atenta.
—No puedes seguir faltando a clases de esta forma —me reprende con el rostro serio—. Se que tienes un deber con tu manada pero al igual tienes un deber aquí, en la escuela, ¿entiendes?
Lo volteo a ver unos segundos con atención mientras que con discreción olfateo un poco para darme cuenta de que era un licántropo. Arqueo una ceja y me separe de la pared.
—No volverá a pasar profesor —respondo con una sonrisa de inocencia—. ¿Es todo de lo que quería hablar?
—Si, ahora entra al salón.
Asiento lentamente y entro de nuevo al salón seguido del profesor quien continúa su clase como si nada mientras mis compañeros de manada me miran con el ceño fruncido a lo que yo hago un gesto para restarle importancia, por ahora en mi mente rondaban las palabras de Dante, dijo que era una sorpresa y que esa sorpresa estaba en algún lado. ¿Qué podría ser? Me preguntó a mi misma, volteo a ver a Elin unos segundos también preguntándome si ella sabía algo que yo no, medito mis palabras y cuando abro la boca para preguntarle ella me interrumpe:
—No te diré nada.
—¿Por qué no?— pregunto dolida.
—Dante nos prohibió decirte —comenta ella mientras sonríe con superioridad.
—¡No es justo! —exclamo en un susurro mientras me cruzo de brazos—. ¿Ni siquiera una pista?
Elin mira por unos segundos hacía delante y suspira rendida mientras yo sigo esperando a que me diera aunque sea sólo una mínima pista de lo que hoy pasaría, se inclina un poco hacía mí con una sonrisa cómplice.
—No te diré.
—¡Traidora! —exclamó molesta.
Ella suelta una risita y se levanta cuando la campana mientras yo tomo mis cosas con enojo y planeo mi siguiente víctima, me acerco a Dereck y lo abrazo por la cintura mientras una sonrisa infantil sale de mis labios. Quizá pueda darme la pista que necesitó para saber qué pasará hoy.
—¿Entonces no te veremos a ti y a Ayleen en un rato? —pregunta Adam mientras levanta las cejas.
—No va a pasar eso —comenta William con un poco de enojo—. Cuidas a mi hermanita.
—Lo haré y bueno, Will tiene razón eso aún no pasará —respondo tratando de calmar a ambos.
Nos encontrábamos en la cafetería de la escuela donde les había contado el plan que tenía para hoy y por el cual no estaríamos en gran parte del día, Adam se había traído un BMW azul opaco para llevarse a Will y pasar por los gemelos mientras que yo había venido en moto. Esperaba que Gemma logrará darle las cosas a Leen sin que ella hiciera tantas preguntas y que el plan saliera bien.
—Entonces, ¿regresan mañana? -—vuelve a preguntar mi beta.
—Mañana o durante la madrugada así que no quiero que incendien cosas —amenazo con el tenedor que tenía en la mano.
—¿Que podríamos hacer? —pregunta de nuevo pero ahora con inocencia.
—¿Que hicieron la vez pasada? —interrumpe William.
—Responde tu Adam —contesto yo mientras me cruzo de brazos.
—Cuando Dante se fue a Europa por lo del fútbol, Dereck, Jo y yo hicimos una fiesta que se salió de control y termino en un pequeño incendio.
—¿Y quien tuvo que arreglarlo todo? —preguntó y sin esperar me respondo—. Yo.
—No volverá a pasar, lo prometo.
—Yo los cuido Dan —responde Will con una sonrisa—. Así estarás seguro de que no pasará nada malo y podrás centrarte mejor en cuidar a mi hermanita.
Termina de hablar al momento en que su mirada se oscurece y comienza a buscar por la cafetería con cierta desesperación, por un momento creía que algo malo pasaba.
—¿Está todo bien?
—Es mía —gruñe mientras sus colmillos se alargan y se levanta de la silla.
Camina hacía una chica que al olfatear era una licántropa quien también buscaba a su mate, Adam se levanta al momento en que yo lo tomo por la muñeca y lo siento de nuevo en su silla.
—Lo hará bien, pero tendrás que cuidarlo en mi ausencia —pido al ver que la chica se acerca a él.
—Lo mantendré controlado.
Todo parecía que iba a salir bien para Will, eso parecía ser una gran noticia para mí y apuesto que también para el resto.
—¡No es justo que hasta mi propio hermano me traicione! —exclamo y le lanzó un guisante que había en mi plato—. ¡Traidor!
—No soy traidor —se defiende con molestia—. Y deja de lanzarme la comida.
—¡Todos son unos traidores! —exclamo molesta.
Los chicos ríen mientras yo los fulmino con la mirada esperando que las miradas mataran pero era obvio que no funcionaba. Dante se había encargado bien de que nadie fuera capaz de decirme lo que sucedía.
—Seres traidores pero tú nos quieres y nosotros a ti —responde Jokin con una sonrisa.
—No, no los quiero —respondo sería—. Pulgosos traidores.
—Pero nosotros sí te queremos —responde Ev.
—Si me quisieran me dirían a donde va a llevarme Dan.
—No debemos decirte porque dijo que quería que fuese especial —responde Elin.
Cuando iba saliendo de Literatura inglesa Gemma me secuestró para meterme al baño y darme ropa de una mochila negra.
—¿Por qué tengo que vestirme así? —pregunto dentro del cubículo del baño.
Mi blusa blanca se cambio por una camisa roja de franela gruesa con manga de tres cuartos, mi jeans azul oscuro ahora eran negros de lana y traía una botas cafés en lugar de mis Converse negros.
—Dan me pidió que te vistiera para la ocasión —responde ella tranquila.
—¿Al menos puedes darme una pista de a dónde iremos? —pregunto mientras salgo del cubículo.
—Me gustaría dártela —responde con una sonrisa cautelosa—. Pero él sólo me pidió darte ropa y que te llevarás la mochila.
Suspiro con curiosidad y me miro al espejo y comienzo a peinar mi cabello hasta hacerme una coleta alta, respiro hondo sabiendo que no obtendría ningún tipo de información, Gen me ofrece la mochila negra y me la pongo mientras que ella toma mi mochila de la escuela y juntas caminamos hacia la salida donde me encuentro al resto de los traidores pulgosos y en el estacionamiento una moto roja con negra y recargado en ella mi mate, quien por cierto se veía tan guapo, me acerco a él con una sonrisa.
—¿Lista para irnos? —pregunta mientras me da un beso en la frente.
—Lista —respondo sincera.
—Sube entonces, hora de irnos.
Se sube a la moto y yo con duda subo detrás suyo, toma mis manos y las pasa por su cintura mientras deja escapar una risa.
—¿A dónde iremos? —preguntó al momento en que enciende la moto.
—Es una sorpresa —me responde y mira hacía los de la manada—. ¡No quemen la casa!
—¡Lo prometemos! —grita Troy.
Dante enciende la moto y acelera alejándonos de la escuela y llevándonos a algún punto que yo desconocía, recargo mi cabeza en su espalda mientras el aire comienza a jugar con mi cabello.
¿A dónde iremos? —preguntó por en vínculo.
Es una sorpresa —me responde igual—. Es un largo recorrido.
Miro hacia nuestro alrededor para darme cuenta de que el pueblo estaba quedándose atrás y nosotros estábamos alejándonos hacia un lugar que desconocía
Cuando la moto se detiene me doy cuenta de que estábamos lo bastante lejos del pueblo, era una zona boscosa. Me bajo de la moto y Dante también mientras una sonrisa le ilumina el rostro.
—Ya estamos cerca de la sorpresa —responde empujando la moto hacia un gran arbusto para meterla y esconderla ahí.
—¿Qué les dijiste a los chicos para que no confesaran nada? —pregunto con curiosidad.
—No te diré curiosa —responde ampliando más la sonrisa y extiende su mano hacía mí—. Vamos ahora.
Comienzo a caminar a lado de él mientras nos internamos en la espesura del bosque mientras yo esperaba llegar a aquel lugar tan misterioso.