Capítulo XXXVIII

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Catherine me entrega una taza de té humeante mientras que Dante terminaba de hablar por el teléfono con alguien de su equipo de americano informando que se había enfermado y que no se presentaría en los próximos 2 partidos aunque la realidad era que no quería mantenerse alejado de mí porque me había convertido en un imán para todos los problemas de cualquier tipo. Le doy un sorbo al líquido mientras escucho a Adam hablar con Dereck tan bajo que apenas si lograba escuchar algo aún agudizando mi oído.

Mi mate se acerca a mí en cuanto termina la llamada y me brinda una cálida y reconfortante sonrisa, sabía que estaba pensando en la mate que le había tocado, me sentía mal en una parte porque simplemente he traído tantos problemas desde que llegue a esta casa, ahora me sentía tan mal de haber arruinado la vida y el orden de este lugar.

—Perdón por todo Dan —comento en un susurro.

—¿Por qué te disculpas?

—Por... por todo lo que he hecho aquí, esto es un desastre —respondo a su pregunta—. Y todo por mi culpa.



Miro a Leen y noto que estaba muy pálida, más de lo que debía ser, y ahora se sentía culpable por las situaciones que estaban pasando, pero no era su culpa, nunca lo ha sido y nunca lo será. Estiro mi mano para acariciar su mejilla con mucho cuidado temiendo a que si lo hacía con más fuerza llegase a lastimarla.

—Esto no es tu culpa y no lo es de nadie —murmuro mirando aquellos ojos morados que amaba—. No sabemos porque ocurre esto pero te prometo que hasta mi último aliento te voy a proteger sin importar lo que me suceda a mí.

Por el vínculo sentía que ella se estaba sintiendo mejor que antes y que mis palabras bien podrían haberla calmado pero ahora lo que necesitábamos era cuidar de ella, de mi pequeña Luna, y en verdad mis palabras, la cuidaría sin importar lo que me suceda a mí, lo más importante que tengo es ella y no la voy a perder.

—Tienes una herida aquí —comenta ella mientras pasa su mano muy cerca de mi costado izquierdo—. ¿Te duele?

—No te preocupes mi niña, estoy bien —respondo con seguridad tratando de restarle importancia—. Ni siquiera me duele.

Su mirada sigue puesta en aquel rasguño que el tal Ayres me había hecho, pero ahora tenía mejores cosas que pensar, quien la perseguía y planeaba dañarla no solo eran los vampiros sino que también una mujer quien está buscando la forma de lastimarla e incluso matarla. Dereck y Adam se estaban llevando el cuerpo de aquel chico, a pesar de sus actos lo iban a envolver en fuego, que, en nosotros significa un camino hacía el mundo de los muertos; Ragzstá, aunque no se lo merecía pero era debido para todos.

Los gemelos seguían en su cuarto esperando una señal de que su Luna estuviera bien, pero ella parecía perdida, la tomo en mis brazos y la llevo a nuestro cuarto, Adam y Dereck se encargarían de todo lo demás pero lo que ahora necesitaba era estar con Leen.



El aroma de Dante entraba por mis fosas nasales y me relajaba lo suficiente para que dejara de pensar en lo que acababa de pasar allá abajo, recargo mi cabeza en su hombro, quisiera desear que todo estuviera tranquilo. La puerta de nuestro cuarto se abre un segundo y al otro en el que entramos la puerta se cerró, mi mate me deja sentada en la esquina de la cama y acerca mi pijama para que me cambie.

—Cámbiate y yo iré a buscar algo para limpiarte la sangre del rostro –comenta viendo mi herida con ojo clínico—. Ya casi ha cerrado.

El camina hacia el baño y entra buscando, lo que yo creo, el botiquín de primero auxilios, Sky, mi loba comienza a hacer que me cambia, por ahora yo estaba en un estado de shock por lo cual ella obligo mi cuerpo a cambiarse, la playera llena de sangre y el pantalón terminan dando en el suelo dejándome con una suave ropa limpia, Dante se acerca a mí y se inclina mientras moja un pedazo de algodón en alcohol y me mira como pidiendo permiso para hacerlo.

—Vamos, solo hazlo —murmuro lento.

Él acerca el algodón a la zona herida y comienza a pasarlo con sumo cuidado evitando lastimarme, me pregunto dónde están mis hermanos y si ellos se encontraran bien, miro los rasgos de mi mate y me doy cuenta de que ahora tenía barba y sus ojos azules se veían un poco opacos por la poca luz que se tenía en el cuarto, estiro mi mano y acaricio su mejilla con cariño mientras él me mira a los ojos y luego a los labios intercambiando entre ellos. Deja el algodón a un lado y acerca sus labios hacía los míos, sin pensarlo termino de acortar esa pequeña distancia que para ambos era como dos mundo; el beso era suave y lleno de la necesidad del otro, una de sus manos me toma por la cintura y la otra la mete por mi cabello enredando sus dedos. Aquel beso era tan perfecto pero duró tan poco.

—Aunque quisiera seguir este beso tú necesitas descansar y yo cuidarte —comenta respirando rápido.

Asiento lentamente mientras me siento algo desesperada por seguir besándolo, quizá sea porque se acercaba la luna llena y eso solo hacía que todos los lobos se sintieran desesperados por marcar a su pareja o procrear.

En mi caso era lo primero: marcar

Mi mate me acomoda en la cama y se acuesta a mi lado, ambos nos miramos en un silencio que no era para nada incomodo, era tranquilo y nos hacía sentir bien, por un momento olvidamos todo lo que sucedía afuera de ese cuarto y solo nos centramos en nosotros, algo que no habíamos hecho en un tiempo.

Sin saber en qué momento me había dormido despierto mientras parpadeo y me limpio los ojos, doy media vuelta encontrándome con Dante quien aún dormía tranquilo, ahora que lo pensaba, sabía que todos en la escuela tendríamos faltas, todo esto estaba mal o bueno no había un orden. Miro a mi mate mientras él dormía tranquilo, su cabello estaba revuelto y tenía los labios entreabiertos, estiro mi mano y acaricio su mejilla con cariño logrando que él abra los ojos dejándome ver aquellos ojos azules que amaba.

—Buenos días, nena – responde con la voz ronca mientras se estira.

—Hola cariño –murmuro con una sonrisa.

—Quisiera quedarme aquí contigo, pero todos tenemos que irnos.

—¿Crees que en la escuela nos digan algo por nuestras faltas?

—La verdad no sabría decirte –habla mientras se sienta en la cama—. Pero hoy paso yo por ti porque iremos a un lado.

—¿A dónde? –pregunto más despierta y con curiosidad creciendo en mí.

—Es una sorpresa cariño.



Aquella idea la había tenido cuando la veía dormir en la madrugada, por ahora le daría un lugar tranquilo, Adam se encargaría de todo y en cuanto llego Gemma le pedí un favor para que todo fuera perfecto a pesar del poco tiempo en que lo planee.

—¿Qué clase de sorpresa? —pregunta con curiosidad y los ojos llenos de vida—. ¿Qué es? ¿Grande? ¿O es algo vivo? Oh, espera, dijiste que era un lugar... Entonces ¿me regalaras un lugar?

Comienzo a reír ante su curiosidad mientras me levanto de la cama y dejo un beso en la frente ahora me daba cuenta de que le encantaban las sorpresas.

—No te diré, así que apúrate y espera hasta que se acabe tu horario de clases.

Me levanto y camino hacía el armario para tomar mi ropa y entrar al baño dejando a mi novia con la curiosidad brotando en cada poro de su piel, sabía que quizá esa sorpresa sería como un calmante para ambos de todo lo que estaba sucediendo. Esta SÍ sería nuestra primera cita.





Legión de Lobos TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora