Capítulo XXXVII

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Dante no necesito que le explicara quién era Ayres, sin tomar una playera o algo que lo cubriera del aire frío abrió la puerta y comenzó a correr como un loco hacia la salida mientras yo lo seguía de cerca, dejando a la Luna sola con solo 2 lobeznos no iba a ser de gran ayuda, teníamos y debíamos llegar lo más pronto posible para evitar que algo malo sucediera. Por lo que sabía el resto de la manada estaba en la cafetería de aquel lugar junto con los padres de Dante.

¿Cuánto falta para que llegues a la casa? —pregunta Alpha a quien suponía era Dereck.

Me quedan unos 200 metros para llegar —responde rápido Dereck.



En cuanto salimos él se convierte en lobo sin importarle sus heridas ya casi sanadas, me transformo a su lado y juntos comenzamos a correr entre gruñidos, debíamos llegar antes de que algo malo realmente sucediera.

Los gemelos y yo nos encontrábamos viendo caricaturas en el televisor mientras comíamos algunas palomitas, esperaba que mis hermanos y Adam estuvieran bien, aunque no dudaba de eso, tenían a las 2 mejores guerreras junto a ellos que harían caso a cualquier orden que Troy les diese.

—¿Mañana podemos ir al bosque a correr? –pregunta la Cathy.

—Claro, incluso podríamos ir a cazar un poco –comento con una sonrisa.

Seguimos viendo unos segundos aquella caricatura que parecía entretener mucho a los gemelos, todo estaba tranquilo, me pregunto cuánto tardarían en regresar el resto de la manada, afuera el entorno se escuchaba tranquilo, pero había algo a lo lejos que alteraba toda esa paz, eran pasos de alguien que se acercaba a velocidad. Sky, al sentirlo también hace que nuestros sentidos se agudicen al 200%, un aroma a chocolate amargo me llego a mis fosas nasales haciéndome saber quién era el dueño de los pasos. Era él. Aquel chico que decía ser mi mate.

—Niños, suban a su cuarto y pónganle seguro a la puerta –ordeno mientras me levanto y camino hacia la puerta de la casa.

—¿Qué sucede? –pregunta Kyle.

—Sólo háganlo –pido volteando a verlos.

Supongo que el miedo se veía en mí porque sin dudarlo ambos salieron corriendo escaleras arriba, nunca había llegado a pelear realmente con alguien en una lucha cuerpo a cuerpo pero por aquellos 2 niños que estaban arriba iba a intentarlo. En la puerta se comienzan a escuchar los golpes de aquel chico que estaba decidido a romperla incluso, respiro hondo tratando de alejar esa sensación de miedo, las bisagras comienzan a crujir con cada golpe hasta que la puerta queda hecha pedazos en el suelo.

Aquel chico que ahora recordaba su nombre, Ayres entra en la casa y al verme sonríe como si hubiese encontrado el tesoro del pirata, separo un poco las piernas mientras comienza a acercarse a mí.

—Es increíble lo fácil que es escapar de un lugar como ese – comenta con una fingida risa.

—¿Qué quieres? –pregunto seria mientras lo miro firme.

—Lo mismo que pedí el día en que aquel par de idiotas me preguntaron –responde –. Marcarte como mía.

—Eso no lo harás –hablo mientras suelto el primer golpe.

Mi puño impacta en su mandíbula mientras siento una corriente de dolor por el cuerpo, pero no me iba a rendir así de fácil, él me mira con furia mientras en un movimiento rápido me toma del brazo y hace dar la vuelta mientras que con su otro brazo me rodea el cuello evitando que el aire llegue a mis pulmones, trato de moverme mientras el sigue haciendo más presión. Comienzo a rasguñar su brazo tratando de que me soltara pero era imposible.

—Ella me pidió que no te matara –comienza a hablarme cerca del oído izquierdo—. Pero creo que será mejor que lo haga ahora y le ahorraré todo el trabajo.

Me muerde el lóbulo de la oreja separándolo y en un movimiento rápido el dolor vuelve a recorrerme pero con más intensidad, algo caliente bajaba por ese costado mojándome desde el oído hacía el cuello, sabía que aquel maniático me había arrancado el lóbulo de un mordisco. Con la mano libre la paso por mi espalda hasta dar con sus caderas, "esto te va a doler horrible" pienso en mi mientras tomo su miembro y lo retuerzo. Un grito sale de parte suya mientras me deja caer en el suelo donde comienzo a dar bocanadas de aire llenando mis pulmones, miro a Ayres quien tenía ambas manos en su entrepierna, trato de levantarme mientras me limpio la sangre del oído en la blusa azul que traía puesta manchandola.

—¿Quién te mandó? —pregunto con fuerza mientras me acerco a él.

—¿En serio crees que te diría quien me mando, zorra?

Se levanta también para lanzarse contra mí haciéndome caer sobre mi espalda, encima de mí, me da un golpe en la mejilla haciendo que me maree por un momento, me muevo tratando de quitarlo pero sin grandes esfuerzos hasta que alguien más lo quita, en ese momento me alegraba demasiado de ver a Dereck, su cabello negro estaba revuelto y respiraba agitado, como si hubiese recorrido una larga distancia hasta acá, se acerca a mí y me levanta de un tirón mientras me pone detrás suyo.

—Cometiste un error al meterte conmigo –habla Ayres acercándose a nosotros– . Tengo órdenes para matarla a ella y a quien se interponga para defenderla.

—Pues tendrás que pasar encima de mí, porque a ella no la vas a tocar.

—Bien, entonces tú caerás con ella.

Al momento en que el corre hacia nosotros Dereck me hace un lado y él golpea al chico con la fuerza suficiente para hacer que de unos hacia atrás, su objetivo era yo y sin cumplirlo no podía irse. Acercándose a él en un intento de pegarle pero más bien era para distraerlo ya que al momento comenzó a correr hacía mi pero transformándose hasta convertirse en un gran lobo grisáceo con los ojos de color ámbar y comienza a caminar hacia mí pero esta vez volvió a ser detenido por otro lobo que reconocería en cualquier lado, era mi mate, él y Adam comienzan a atacar al lobo, Dereck se acerca a mí y me acerca su pecho. La herida ya casi había sanado en la mayor parte.

—Alguien lo mando por mí —murmuro al momento en que el lobo es abatido por el Alpha y su beta—. Los gemelos están arriba.

—Ellos están bien —comenta él después de unos segundos—. Están preocupados por ti.

Dante, cuando se convierte en un humano se acerca a mí y me mira con detenimiento, estaba preocupado, lo sentía con el vínculo, lo miro a los ojos al momento en que sentía que las lágrimas iban a escapar. Ahora mismo ni me importaba que no trajera una playera, sólo quería estar entre sus brazos y sentirme protegida.

—Es una mujer quien me está buscando.



Legión de Lobos TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora