Capítulo LII

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Ya habían pasado varios meses en los que diario visitaba a Leen, siempre venía y le hablaba sobre lo que sucedía en la manada cada día mientras que le pedía a la Luna que hiciera que mi mate mejorara y despertara, por el vínculo se me hacía difícil sentirla lo cual me hacía muy susceptible a ser irritable. Pero ahora Ethel era el único que me apoyaba dado que era él único entendía lo que estaba pasando, a pesar de todo confiaba en él.

— ¿Seguirás sin comer? — pregunta Adam entrando al cuarto

— No tengo hambre — respondo como siempre mirando la charola de comida que estaba ahí

— ¿Y crees que ellos dos te van a querer muriendo de hambre? — pregunta molesto —. Ha pasado ya mucho tiempo y todos estamos preocupados pero no vamos a ver a nuestro Alpha morir lentamente frente a nosotros

— Viste a tu Alpha hacer un gran sacrificio, salvó a miles, ¿que no entiendes? — hablo con dolor —. Si hubiera sido yo un buen Alpha ella no estaría en este estado

Algo dentro de mi comenzó a sentirse de una forma extraña justo cuando terminé de hablar por lo cual mi mirada se posa en ella al momento en que un leve movimiento capta mi atención.



Después de tanto tiempo había logrado estar con mi padre quien seguía viéndose de la misma forma que recordaba. No sabía cómo había llegado a aquel extraño lugar lleno de árboles y pocos animales donde siempre nevaba ni siquiera recordaba lo que estaba haciendo antes de estar aquí pero algo en mí decía que ese lugar era donde debía estar; donde debía quedarme.

— ¿Cuánto es un día aquí? — preguntó mirando la nieve caer frente a mí formando cúmulos

— Tanto como una persona quiera — responde mi padre con gesto pensativo —. Puede ser un día, un mes, un segundo. El tiempo que sea, aunque aquí no hay forma de medirlo

Sabía que tenía algo que hacer o a alguien a quien acudir pero no recordaba lo que era, quizá ya sería hora de irme pero me quería quedar con mi padre, no lo había visto desde hace unos años.

— Tienen razón tus pensamientos Leen — habla mi padre distrayéndome —. Debes volver, hay alguien que te quiere conocer

— Pero ya nunca podré volver a verte

— Sabes que siempre estaré aquí para ti — responde él con una ligera sonrisa —. La gente está preocupada por ti, pequeña

— Pero quiero quedarme — suplico

— Lo siento, pero tendrás que irte

Un fuerte tirón en mi pecho me hizo darme cuenta de que realmente me iba a ir de aquel lugar, de un momento a otro mi cuerpo comenzó a sentirse entumecido y la paz que había se veía rota por un bip que llenaba mis oídos, el lugar era frío y sentía algo alrededor de mi rostro cruzando por mi nariz. Cuando abro los ojos tuve que parpadear varias veces por la iluminación que había ahí, ahora sabía que lo que estaba cruzando por mi nariz era una cánula que llevaba oxígeno a mis pulmones.

De mi lado izquierdo había unas cuantas máquinas entre la cual se distinguía un electrocardiograma, y junto a la pared había una pequeña televisión miro hacía el otro lado encontrándome con Dante quien dormida de forma bastante incómoda en aquel sillón azul. Trato de estirar mi mano derecha a la suya pero siento una leve molestia, cuando veo noto que había una aguja ahí. Por el vínculo trato de enviarle sensaciones para que sirvieran de algo, cuando funciona él se despierta lentamente y al verme cualquier rastro de sueño desapareció de su rostro.

— Estás despierta — habla con gratitud y se acerca a mí —. No sabes cuanto he anhelado este día

— ¿Que...? — empiezo a hablar sintiendo mi voz rara por lo cual carraspeo —. ¿Qué fue lo que pasó?

Dan niega con la cabeza y toma una pequeña jarra de cristal, sirve un vaso de agua y me lo pasa mientras deja que beba aquel líquido cristalino que refresca mi garganta que parecía un violín desafinado. Lo miro notando que sus ojos estaban cansados y tenía sobra debajo de ellos, tenía barba y parecía como si hubiese adelgazado mucho. ¿Qué había pasado? Me preguntó mientras estiro mi libre pero notando que de ahí estaba el sensor que medía mi pulso.

— ¿Por qué estoy llena de cables?

— ¿No lo recuerdas? — pregunta y noto su voz rasposa

— ¿De qué hablas?

De ahí no pasamos el rato hablando sobre lo que había pasado haciendo que los recuerdos llegarán: la guerra con los vampiros donde Teshal hizo acto de aparición, después de eso dijo que estuve en coma por varios meses luego, también me contó de que mis hermanos habían empezado a formar de nuevo la manada de Luna Llena al igual de que ya habían nuevas parejas de mates entre las cuales estaba la gemela quien conoció a su mate en los refugios durante la guerra.

Cuando las enfermeras vinieron comenzaron una serie de revisiones e incluso dejaron que pudiera probar bocado y no comida entubada como decía la enfermera, por al menos un par de horas estaba siendo inspeccionada por varios doctores quienes me decían lo alegrados que estaba de que su Alpha estuviera bien. Pero yo aún no comprendía del todo lo que pasaba, sentía mi cuerpo sumamente raro y sentía que le faltaba algo.

— Dime la verdad, no me sacaron ningún órgano durante el coma, ¿cierto? — le preguntó a Dan cuando terminan los análisis y todo

— ¿A qué te refieres?

Más sin embargo no pude responder dado que la puerta volvió a abrirse pero dejando ver a mi familia y a parte de la manada, todos se veían felices de verme despierta aunque parecían algo ansiosos. Mamá me abrazo y me repitió mil veces cuánto me amaba y que le agradecía a la Luna porque me dejo regresar con ellos, cuando Troy se acercó a mí note que tenia otra cicatriz que le cruzaba el antebrazo pero que había sanado desde hace mucho luego vino Will quien tenía el cabello largo y sus ojos denotaban alegría.

Uno a uno fueron acercándose a mí pero seguía sintiendo que me faltaba algo. Fue entonces cuando entro Dante con un pequeño niño en brazos, su cabello era ondulado y de un tono negro como la noche, sus ojos eran de un tono azul intenso.

— No me digan que uno de ustedes festejo demasiado el ganar la guerra — anunció con sorpresa al ver al niño en los brazos de mi mate haciendo que varios rieran

— No, cariño — habla Dan con una sonrisa nerviosa —. Es nuestro hijo, Ethel

Miro impresionada al niño y luego a todos quienes asienten afirmando lo que decía, sin más extiendo mis brazos hacía él; Dante me lo pasa con sumo cuidado. Ya estando en mis brazos noto que tenía ciertos rasgos de mi mate al igual que algunos míos, Ethel al verme empieza a hacer ruidos alegres que sólo hacen que las lágrimas bajarán por mi rostro mientras abrazo a mi hijo. Estaba feliz. Miro a Dante quien se acerca a mí y me besa transmitiendo su alegría.

Ahora éramos una familia.

Legión de Lobos TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora