𝐒𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐮𝐲𝐚 (...

By Luna-tica93

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«Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido». Mario Benedetti. More

💌 Preámbulo 💌
💌 Sinopsis 💌
💌 Dedicatorias 💌
💌 Versos 💌
Capítulo 1. ¡Claro que fue mi culpa!
Capítulo 2. Diferentes conceptos.
Capítulo 3. Maldito alcohol.
Capítulo 4. Eso es mentira.
Capítulo 5. Sangre unida.
Capítulo 6. Cartas con el poder de hacer llorar.
Capítulo 7. Una vieja amiga regresa.
Capítulo 8. Conmoción.
Capítulo 9. Te amo más que nada.
Capítulo 10. Mientras estés conmigo.
Capítulo 11. Perdida inevitable.
Capítulo 12. La traeré de regreso.
Capítulo 13. Una canción de la infancia.
Capítulo 14. Esperare hasta que ella elija.
Capítulo 16. Funeral sin flores.
Capítulo 17. Deseaba estar contigo.
Capítulo 18. Lo que se hace por amor.
Capítulo 19. Nueva y primera carta.
Capítulo 20. Un beso a escondidas.
Capítulo 21. Quien te hizo olvidar.
Epílogo. Puede que me arrepienta.
Agradecimientos.
Soundtrack de Solamente tuya.
Los premios Wattys.
¡Sigo sin poder creerlo!
¡Importante!
¡PRÓXIMAMENTE!
¡PRÓXIMAMENTE!
¡PRÓXIMAMENTE!
¡PRÓXIMAMENTE!
¡PRÓXIMAMENTE!
¡PRÓXIMAMENTE!
¡PRÓXIMAMENTE!

Capítulo 15. Aunque me duela.

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By Luna-tica93

Cada vez que la veo llorar porque no recuerda algo, mi corazón se oprime. Me duele que cada vez que alguien le pregunta algo, ella simplemente diga que no tiene presente ese momento en su memoria.

Me duele que ella se sienta como una tonta por olvidar algo de su pasado, no importa cuántas veces le diga que nada es su culpa. Ella se sigue llamando estúpida, tonta, retrasada mental.

No saben cuánto me duele que ella misma se desprecie. Esta Kendra no es ni la sombra de la que fue en el pasado, ni siquiera Caleb ha logrado hacer que ella recuerde al cien todo.

Caleb también lleva viviendo varios días en la calle de la amargura como yo. Ninguno de nosotros dos logra que ella tenga recuerdos.

No puedo ocultar que me alegra que ella no recuerde ciertos momentos que vivió con él, pues me da la esperanza de que lo que vivieron no fue tan memorable.

Es egoísta como actuó, pero yo no quiero que alguien más sea importante en la vida de Kendra, las únicas personas que le deben importar somos todos los miembros de su familia.

He hecho todo lo que está en mis manos para que ella esté a gusto en la escuela. He hablado con todos nuestros amigos para que no la presionen y la ayuden a pasar por esto. Todos nuestros conocidos nos apoyan y hacen lo mejor que pueden para ayudarla.

Muchos en las escuela―la mayoría amigos de Lina ―, le hacen preguntas de su pasado solo para molestarla y eso me enfada. Tanto, que ya he visitado unas nueve veces la oficina del director en los últimos quince días.

Debo admitir que una cosa era calmarla, cuando alguien se burlada porque no recordaba cosas un poco insignificantes... Pero, una muy diferente, es tratar de calmarla cuando yo tengo algo de culpa en esto.

¿Por qué? Porque debí oponerme cuando mis padres y los de Kendra, acordaron decir que Mélin era mi hermana. Gran error, ella ya sabe la verdad y no la tomo muy bien.

Una cosa hubiera sido que se enterara por error, escuchando alguna conversación. Pero no, la estúpida de Lina le conto la verdad a Kendra sobre nuestra hija y todo lo que tuvimos que ver. Le conto cada detalle, porque se fue, porque me oculto la verdad de Mélin... ¡Maldita sea! Incluso le conto que Lina y yo fuimos amantes por mucho tiempo.

No sé cómo diablos se me paso por la cabeza dejarla ir sola al baño en el receso, ese fue el momento que Lina utilizo y la pobre de Kendra es un manojo de nervios.

Ahora, mi mejor amiga está encerrada en uno de los cubículos del baño, gritándome toda clase de insultos―que ni sabía que ella tenía en su vocabulario―, llorando por olvidar algo tan importante como su propia hija y maldiciéndome por no contarle que ella y yo tuvimos algo.

Tengo la maldita culpa por aceptar las peticiones de nuestros padres. No hice bien en ocultarle algo que en cierta manera sabía era importante para ella.

―Por favor abre la puerta, Kendra―le pido por decimoquinta vez―. Déjame explicarte todo, sí. Todo tiene explicación y aunque sé que nada lo...

―Déjame en paz―me grita entre sollozos e interrumpiéndome―. Me dijiste que me dirías todo, que no me ocultarías nada y me mentiste.

»Tenemos una hija, una niña a la cual no he llamado mi hija porque me mentiste. Ahora entiendo porque llora cada vez que me voy de tu casa.

Sé que tiene razón, traicione la confianza que había depositado en mí. Preferí cumplir las órdenes de nuestros padres a cumplir las que me dictaba el corazón.

Nunca escucho lo que tengo que escuchar, siempre ignoro a esa voz que me da la razón. No importa cuánto me esfuerce, sé que no madurare al cien como Kendra se merece que sea su pareja.

―Te lo suplico, cariño...

―No me vuelvas a llamar así, quiero que me dejes sola―ella abre la puerta del baño y sus ojos están tan rojos e hinchados, que me dan ganas de golpearme contra la pared. Me jure no volverla a lastimar y con esto, hice todo lo contrario ―. Lárgate ahora.

Niego con la cabeza y doy unos pasos hacia delante, los cuales Kendra retrocede y queda de nuevo dentro del cubículo.

Ella me fulmina con la mirada y me estremezco. Extraño ese brillo tan hermoso en sus ojos, ese brillo que me decía te amo. Falta mucho para que la chica dulce de antes regrese y siempre en lugar de ayudarla a seguir adelante, la empujo a ese rincón del olvido.

¿Cómo maldita sea siempre hago lo contrario a lo que me propongo?

―Sé que hice mal al ocultarte las cosas―le digo con sinceridad―. Pero no tenía opción, el médico dijo que era recomendable que esperáramos un mes para contarte las cosas de tu pasado.

»Lo hice porque tenía miedo de volverte a perder, de ver cómo te volvían a encerrar en una habitación acolchada con una camisa de fuerza. De escucharte gritar con fuerte que nos lastimabas los tímpanos y nos rompías el corazón.

»¡Dios, tenía miedo de muchas cosas! Reconozco que no soy tan perfecto como Caleb, que soy un ex playboy tratando de ser el hombre que mereces...

Ella se ríe de mí y frunzo el cejo. Al verme hacer eso, ella se ataca de la risa.

―¿Qué es tan gracioso? Me estoy abriendo contigo y te burlas de mí.

―No me burlo de ti―responde con una sonrisa de lado y tratando de recuperar el aliento―. Me rió, porque crees que Caleb es perfecto―frunzo tanto el cejo que siento que mis cejas se pueden tocar―. Antes de que nosotros nos conociéramos, él era peor que tú.

»También es un...playboy regenerado.

La miro con asombro por unos segundos y después la abrazo con fuerza.

―De verdad que eres un ángel―le susurro en el oído―y no mereces que los playboy sean los únicos chicos a los que atraigas.

Ella vuelve a reír y me siento feliz al escuchar ese hermosa risita, después del trago amargo que vivió.

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PVO CALEB.

Una parte de mí está ansiosa de saber lo que quiere hablar Mateo conmigo y la otra algo preocupada. No es que le tenga miedo o algo.

Es por la simple razón de que haga algo en contra de Kendra, si no hago algo que él quiera. Sé que estoy diciendo puras incuerencias.

Mi mayor miedo es que ella salga lastimada en todo esto. La amo demasiado para permitir que le hagan algo.

Estaciono el auto frente a la casa de la familia Robles, apago el motor y antes de salir tomo tres bocanadas de aire. Quiero estar listo para cualquier ataque verbal que él tenga planeado para mí. Porque ese chico sí que sabe defenderse con las palabras.

Me pregunto si...sacudo mi cabeza para alejar esa tonta pregunta.

Me prometí no volver a dejar salir al chico que fui hace tiempo. Jure ante muchos santos, ser pacífico y un buen chico por Kendra. Jure por ella que no dejaría que nada malo le pasara, como ya dije, por mí.

Un poco calmado, decidido a platicar con ese chico y dejarle claras mis intenciones con Kendra, abro la puerta del auto y bajo de este.

Atravieso con paso firme el patio de los Robles, subo los pequeños escalones y toco el timbre. Espero un par de segundos hasta que abren la puerta.

―Creí que no vendrías―dice Mateo con una sonrisa de lado, se retira de la puerta y me deja pasar―. Vamos a la sala, allí podremos platicar a gusto.

Asiento con la cabeza y lo sigo.

―¿De qué quieres que hablemos? Debo admitir que me sorprendió tu llamada―le digo nada más tomar asiento en una de los sillones.

Él suelta un gran suspiro y lo miro frunciendo el cejo.

―Quiero que me cuentes todo acerca de ti y Kendra―responde mirando el suelo―. Sé que la...amas―esa palabra la dice como si de ácido se tratara―y por lo que vi ese día... Ella también te ama de cierta manera.

»Quiero saber cómo se conocieron y cómo... cómo nació su amor. Necesito saberlo.

Sopeso sus palabras un largo rato. No creo estar preparado para contarle a alguien más mi historia con Kendra. Pero, él tiene derecho a saberlo.

Si yo estuviera en su lugar, también me gustaría que me dijeran como la que es madre de mi hija se enamoró de otro. Quiera admitirlo o no, me identifico mucho con Mateo y solo por eso:

―Nos conocimos, en su baby shower. Mi hermana mayor es muy amiga de Megan―me encogo de hombros y él sonríe ligeramente―. Tuve que ir porque mis padres estaban hartos de dejarme encerrado en la casa y que yo me saliera por la ventana.

―¿Encerrado? No entiendo―dice él confundido.

Ahora soy yo quien suelta un suspiro. La única manera de que él entienda toda esta historia, es necesario que le cuente parte de la historia que tuve con mi mejor amiga.

―Cuando tenía cinco años, me hice súper amigo de mi nueva vecina, Elena. Ella y yo vivimos muchas aventuras, hicimos muchas travesuras y compartíamos todos nuestros secretos entre nosotros. Nos apoyábamos en todo.

»Éramos los mejores amigos del mundo, nadie nos podía separar. Siempre estábamos juntos, si uno no podía ir a una fiesta, el otro tampoco iba y nos reuníamos en alguna de nuestras casas a ver películas. Incluso, si uno se enfermaba, el otro también lo hacía.

»Los años pasaron felices entre nosotros, pero unos meses después de cumplir los dieciséis y que la vi salir por primera vez con un chico, supe que la amaba. Pues él la estaba arrancando de mi lado y despertó los celos que habitaban dentro de mí.

»Al principio creí que solo eran mis nervios de perder a mi mejor amiga y cuando me dijo que ella se había entregado al estúpido de su novio, sentí que me arrancaban el corazón y lo pisoteaban miles de veces.

»Estaba tan lastimado de escucharla decir eso, que le conté que la amaba con locura. Le dije que estaba mal lo que había hecho de entregarse a ese tipo.

Me rió por unos instantes y como en todo momento estuve mirando el suelo. Al levantar la vista, me encuentro con un Mateo muy sorprendido.

―¿Qué te dijo ella? ―pregunta en voz baja y sin dejar de mirarme.

Vuelvo a reír pero esta vez mis carcajadas suenan falsas.

―Lo normal, se burló de mí―contesto con seriedad―. Me dijo que estaba actuando como un amigo celoso y que eso no le gustaba.

»Me amenazo con alejar de mí y me seguí comportando así, ya que era su vida y ella haría con ella lo que quisiera.

Un nudo se forma en mi garganta como siempre que hablo de ella, a pesar de que ya pasaron demasiados años de eso, el dolor sigue siendo el mismo cada vez que recuerdo todo lo que vivimos.

Cuando Kendra estaba a mi lado, el dolor al hablar de mi ex mejor amiga era más llevadero, pues tenía a mi lado a una chica fuerte que salió adelante, aun con el desprecio de su mejor amigo.

Ahora tenía que hacerle frente a mi pasado turbio solo, sin esa dulce chica que me tomaba de la mano cada vez que me acompañada a terapias para olvidar esa etapa de mi vida.

¿Se imaginan cuento dolor me causo, si me vi obligado a ir a estúpidas terapias?

―¿No le volviste a hablar? ―sé que Mateo pregunta porque quiere entenderme y comprender tanto la amistad como el amor que nació entre la chica que ama y yo.

―En cierta manera―miro nuevamente el suelo, pues lo que sigue me rompe por dentro y siempre termino derramando unas cuantas lágrimas―. Después de que le confesara que la amaba y le demostrara que no era broma, ella rompió nuestra amistad y me dejo de hablar.

»Estar sin ella fueron los peores meses de mi existencia―siento la primer lágrima recorrer mi mejilla―y un año después, ella volvió a entrar a mi vida. Pero no como mi amiga, sino como mi cuñada, pues ella logro embarcar a mi hermano con un hijo y se tuvieron que casar.

»Mi amiga, siempre supo desde el momento en que conoció a mi hermano de que llevábamos la misma sangre y se acercó a él solo para molestarme y utilizo a mi sobrino para echarme en cara que nunca sería mía. Ella lo confeso, en una fiesta familiar, pues estaba tan borracha.

»Mi hermano al escucharla, se fue enfado, lleno de rabia y alcohol por las venas―segunda lágrima―... Y a las pocas horas de que se marchará, nos informaron que él había fallecido en un accidente de auto.

»La chica que fue mi mejor amiga, no solo había roto mi corazón dos veces, sino que también destruyo a mi familia.

»Elena fue el demonio que entro a mi vida para arruinarla desde un comienzo...

―No entiendo, si ella era tu mejor amiga―me interrumpe Mateo con la voz entrecortada―. Tu hermano tuvo que haberla conocido, tuvo que haber sabido que era ella.

Las lágrimas salen incontrolablemente de mis ojos y lo miro. No me importa que me vea como un chico débil. Perdí a mi hermano por culpa de una maldita bruja. Perdí los mejores amigos de mi vida vengándome de todas las mujeres, por su culpa.

Odie a Kendra en un principio porque creí que ella era igual que Elena, pies me había enterado que el bebé que esperaba era de su mejor amigo y había huido de él. Por esa estúpida bruja trate mal a la dulce chica que no tiene memoria y todos los días me esfuerzo para ser un chico de bien y reparar mis errores del pasado.

―Mi hermano nunca la conoció―respondo entre lágrimas y sorbiendo por la nariz―. Él siempre vivió con nuestro padre en Nueva York, mi madre quiso regresar a sus raíces cuando se divorciaron. Solo mi hermana y yo decidimos volver con ella.

»Elena conocí a mi hermano en un antro de allá, pues ella fue de vacaciones de verano a visitar a unos familiares.

Ambos nos miramos por unos momentos y por la furia dibujada de sus ojos, sé que tiene ganas de romper algo, de hacer algo. Ese era la misma mirada que yo tenía cuando me daba coraje lo que les hacían a los demás.

Como ya dije, Mateo y yo nos parecemos en tantas cosas. Ambos estamos tratando de dejar a un lado nuestro negro pasado y construir uno nuevo para que Kendra forme parte de él. Somos tan parecidos, que si no fuera porque ambos amamos a la misma mujer, podríamos ser muy buenos amigos.

―Ella te ama porque la comprendes en ese sentido, ¿verdad? ―cuestiona con interés y mirando el suelo―. Se aman porque vivieron algo similar.

―En cierta manera si―digo―. Ahora, es tiempo de que sepas como nos conocimos. No quiero y no deseo seguir hablando de esa mosca muerta.

Mateo suelta una carcajada tan fuerte que me tengo que tapar los oídos.

Le cuento todo, cada detalle insignificante de nuestra amistad. De cómo nos conocimos, que hicimos en todo momento, les confieso todas las veces que estuve para evitar que Kendra se suicidara y dejara huérfana a Mélin.

Porque aunque suene difícil de creer, ella estuvo muy deprimida después de dar a luz. Ella si tuvo una etapa postparto muy severa.

Le confieso todas las veces que ella lloro por él, las veces que lo maldijo, las veces que lo amaba y lo odiaba a la vez. Respondo todas sus preguntas, sin omitir nada.

Soy sincero con él, pues le dije que respondería todo lo relacionado con nosotros sin importar que fuera y créanme, que me arrepentí de mis palabras.

―La última pregunta―asiento con la cabeza alentándolo a seguir―. ¿Tú y Kendra alguna vez compartieron lecho?

La sangre abandona mi cara en ese instante y al no responder de inmediato, él comprende que es un sí a esa pregunta.

―¿Cuántas veces? ―susurra mirándome a los ojos―Aunque me duela, quiero saber la respuesta.

Tomo una bocanada de aire y le respondo:

―Solamente una vez hicimos el amor y fue cuatro días antes de que regresara a México―él asiente―. Todo el tiempo que estuvimos juntos, nunca la presione y ese día se dio sin más.

»Y...aunque me duela―me mira confundido por haber elegido sus palabras de hace unos instantes―. Ella se arrepintió después, pues dijo haber traicionado tu recuerdo, cuando aún no te arrancaba por completo de su corazón.

Sus ojos brillan con emoción ante mi confesión. Sé que debería importarme que se sienta la gran cosa, porque la chica que ama se arrepintió de estar en brazos de otro. Pero, tiene derecho a saber toda la verdad.

Kendra me enseño que el mejor aliado de las personas en tiempos de guerra, es la sinceridad y yo, estaba siendo sincero con el peor de mis enemigos. Pues amenazaba, con quitarme al amor de mi vida.

Un poco casando y triste, por todo lo sucedido aquí. Me pongo de pie y le informo a él que me tengo que ir a descansar.

Mateo me acompaña hasta la puerta sin decir nada. Yo tampoco digo ni mu, no quiero darle más alas y hacer que se sienta especial.

―Ella nos ama, Mateo―le digo abriendo la puerta y sin poder contenerme―. Y nos ama de la misma manera. Ambos formamos parte de su corazón y nos necesita a los dos en estos momentos.

»Así que, te propongo un tregua―sus ojos se abren como platos―. Seamos amigos en lo que le ayudamos a recordar su pasado y cuando ella este bien, que decida quien formara parte de su día con día.

Sin más que decirle y sin esperar respuesta. Salgo de su casa y cierro la puerta tras de mí.

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PVO MATEO

Quien diría que Caleb y yo tuviéramos tantas cosas en común. No solo compartíamos el amor hacía Kendra, sino que también la compartíamos como nuestro ángel de la guarda.

De verdad que ella solo podía atraer a chicos que eran playboy, acaso tenía un letrero de luces de neón con la frase "Ayudo a chicos playboy a regenerarse". Sea cual sea la razón de que ambos aparecimos en el camino de una persona tan dulce como Kendra, lo agradezco.

Si ella jamás hubiera existido en mi vida, estoy seguro que hace mucho tiempo hubiera acabo dentro de una correccional.

Juro que todos los días agradezco que ella este presente cuando la necesito y más cuando digo que no la necesito. Puede que cuando se fue de mi vida la odiara y la quiera arrancar de mi corazón...

...Las cosas han cambiado tanto en los últimos meses.

Lo que no pude madurar, en varios años, lo estoy logrando en un par de semanas. Reconozco que me falta mucho por aprender, aun no se controlar mi genio cuando me molestan o cuando algo no me parece.

Sé que dije cosas sin pensar cuando conocí a Caleb hace unos días. Pero que actué como un completo cavernícola, reclamando a Kendra como de mi propiedad y contando sobre nuestra intimidad.

Creo que cuando mi madre dijo que aún soy un joven con pensamientos de un niño, tenía mucha razón. Hace dos días deje el trabajo, acepte el apoyo de mi padre y solo me dedicare a la escuela, a Mélin y Kendra.

Ahora mismo estoy acaban mi tesis para entregarla el día de mañana a la profesora Castillo y ella la lea con tiempo, ya que si no me da un reporte de lo que le pareció, no me darán mi certificado que garantice que culmine la preparatoria y no podré entrar a la universidad.

Si tesis es interesante o eso a dicho Dana, pues me concentre en un tema que siempre nos interesó a Kendra y a mí desde que éramos pequeños. ¿Qué tema? Los accidentes que suceden en todo el mundo pero que suceden el mismo día, a la misma hora y el mismo año. O accidentes que sucedieron en diferentes años y que dejaron el mismo número de víctimas.

Hacerla de este tema fue algo complicado, pues tengo que estar consultando miles y miles de páginas de noticias, ir a la biblioteca pública y revisar los antiguos periódicos para saber que tienen de colección.

Este proyecto siempre deseamos hacerlo juntos Kendra y yo, pero por la situación ella no se graduara conmigo, le permiten seguir yendo a clases porque aburre en su casa pero ella comenzara nuevamente en quinto semestre. Se retrasara un año pero yo siempre voy a estar con ella.

No la dejará eso se lo dije con sinceridad. Ya no viaje a España para estudiar la universidad. He presentado mi examen para poder quedarme en la UNAM y también en la ICEL.

Espero poder quedarme en alguna y tener un futuro seguro para mi hija, y si Dios lo quiere, también para Kendra.

―Mateo, mamá dice que bajes a cenar―me informa Dana entrando a mi habitación con una manzana en la mano―. Wow, ahora sí que te estas aplicando.

La fulmino con la mirada y ella se ríe escandalosamente. Desde que llegue a casa se la ha pasado molestándome pues tengo varios libros en mi escritorio y en el suelo, así como varios artículos de periódicos y folder con la información necesaria de cada accidente.

―Cállate, Dana―le reprocho y vuelvo a mi trabajo―. Estoy dándole los últimos toques a la tesis y tiene que quedar perfecta.

―Como sea, pero mamá quiere que bajes ahora mismo a cenar―me toma de la oreja y la comienza a jalar―. Así que vamos, señor responsable y que se mata de hambre.

Me levanto porque la tonta de mi hermana me está lastimando mi oreja. En ningún momento mientras bajamos las escaleras y entramos al comedor me suelta, simplemente lo hace cuando ya estoy sentado y con un plato de comida frente a mí.

―¿No vas a decirle nada porque me maltrato, mamá? ―le pregunto al ver que no la regaña como siempre que me está molestando o golpeando.

―No, le dije que te trajera de la oreja si era necesario.

Mi papá se ríe y le lanzo un mirada envenenada, lo cual solo logra hacer que se ríe más. Mélin se une a las risas de mi padre, pues es muy contagiosa y divertida su risa de hombre con gripe.

A los pocos segundos, todos nos empezamos a reír y eso es bueno.

La comida se lleva después en armonía. Mi padre nos cuenta como le fue en el trabajo, mi madre nos cuenta que tiene varias fiestas que organizar y Dana está feliz porque muy pronto empezara a ver todo lo relacionado con su boda.

También su alegría se debe a que Kendra está con vida y será su dama de honor como siempre lo soñaron y planearon ambas. Ellas tienen muchas promesas que cumplir, han pasado tantas cosas juntas.

Son cómplices de tantas bromas que nos jugaron a Gustavo y a mí, que son como hermanas. Y algo me dice que cuando seamos familia, todos estaremos bien. Nuestras familias estuvieron destinadas a juntarse y permanecer unidas por el resto de nuestras vidas.

Una vez terminado de cenar, me pongo de pie y me excuso para seguir con mi tarea. Mamá me dice que Mélin dormirá esta noche con ellos para que yo pueda hacer con tranquilidad mi trabajo.

Con una ligera sonrisa les agradezco el favor y me dirijo a mi habitación.

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Creo que todo está perfecto. Aunque solo tengo un par de horas para descansar no me importa, pues he terminado a tiempo mi trabajo y no habrá que me impida entregarlo.

Me acabe las hojas blancas que mi madre compro y estoy seguro que la impresora se quedó sin tinta. Pues mi tesis esta conformada por más de trecientas páginas llenas de contenido (las información de cada accidenten, la tabla de contenido y la biografía de donde saque toda la información del trabajo) y cincuenta hojas llenas de ilustraciones.

Estoy bastante seguro de que en la escuela me dormiré en el receso. Puedo ir con el conserje y que me deje descansar en su pequeña oficina.

¡Sí, eso hare! Mañana solamente le pediré de favor a mi padre que vaya temprano a la imprenta para que encuadernen mi trabajo y que me lo lleve antes del mediodía.

Con pereza, me arrastro hasta mi cama y me dejo caer sobre las cobijas y sin quitarme la ropa, cierro los ojos y dejo que Morfeo me lleve a su hermoso reino de los sueños amables.

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Cuando la alarma mi celular empieza a sonar se me hace tan poco el tiempo que dormí, pero después identifico que la canción que está sonando no es "Amnesia" de Inspector, sino "Careless Whisper" de George Michael, que la que tengo de tono para las llamadas.

Refunfuño unas cuantas palabrotas y tomo mi celular del buro.

―Quien quiera que seas, será mejor que tengas una buena razón para despertarme a mitad de la madrugada ―digo un poco molesto.

Algo que siempre he odiado, es que me despierten mientras estoy durmiendo pacíficamente.

―¡Mateo! Tienes que venir a casa de Kendra ahora mismo ―responde Caleb del otro lado de la línea ―. Kendra recibió una llamada hace una hora y se puso a gritar toda desesperada. Hemos tratado de dormirla colocándole un sedante pero ella tomo unas tijeras y amenazó con matarse si nos acercamos a ella.

Por un momento me quedo sin hacer nada, sin reaccionar, pues mi cerebro adormilado está procesando las palabras que me acaban de decir.

―Dime que no se lastimado ―pido poniéndome de pie y encendiendo la luz ―. Voy directo para allá, ¿ya llamaron al doctor?

Caleb no responde de inmediato. Pero lo escucho pidiéndole a Kendra que baje las tijeras, que nadie le hará nada. Luego ella le responde que es un mentiroso como todos, que todos le quieren hacer daño y lo más importante...que ya sabe quién provoco que olvidara su vida y por qué. Después, se escucha un grito aterrador.

La voz de Gustavo grita que le traten de quitar las tijeras antes de que se haga más daño. ¿Qué diablos quiso decir con eso? ¿¡Kendra ya se lastimo con malditas tijeras!?

―¡Caleb, Caleb! ¿Qué diablos esta sucediendo? ―sin importarme salir en pijama, saco una chamarra de mi armario y voy corriendo hasta la habitación de mis padres. Toco con fuerza la puerta y se hable unos segundos después―¡Maldición, Caleb, responde de un jodida vez?

―¿Qué sucede, Mateo? ―pregunta mi padre tras abrir la puerta.

―Kendra tiene poco ataque―le respondo sin despajarme el celular de la oreja y rogándole a todos los santos de que ese estúpido de Caleb me diga algo―, por favor acompáñenme.

Mi padre me mira sorprendido y se acerca a despertar mi madre, intercambian unas palabras y ella se para de golpe. Mi padre se pone una chaqueta y mi madre se acerca Mélin que comenzó a llorar un poco.

―Nosotros solamente iremos hijo―dice mi padre y yo asiento.

No importa que solo vayamos nosotros, lo que me importa en estos instantes es que lleguemos lo más pronto posible a casa de Kendra.

Subimos al auto de prisa.

Cuando mi padre logra poner el auto en reversa y salimos del garaje, Caleb vuelve a hablar del otro lado.

―Mateo, yo...

―¿Qué diablos paso, Caleb? ¿Quién le marco en la madrugada? ¿Qué le dijeron? ―le pregunto ansioso y con los nervios a flor de piel.

Él suelta un suspiro cargado de tensión. Algo me dice que las siguientes palabras que me digan no serán nada bueno.

―Mateo―dice en tonotriste y por el ligero temblor de su voz, sé que está conteniendo las lágrimas―,Kendra le enterró las tijeras a su padre en el hombro. 

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