I Miss You (Rita x Ryuunosuke)

By Menelody

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Desde la primera visita de Rita a Sakurasou, Ryuunosuke progresivamente se había ido acercando a los demás in... More

Capítulo 1: "Pensando en ella"
Capítulo 2: "Una discusión necesaria"
Capítulo 3: "Loading..."
Capítulo 4: "¿De vuelta al encierro?"
Capítulo 5: "¿Tienes que cuidarme?"
Capítulo 6: "Preocupación"
Capítulo 7: "Enamorado"
Capítulo 8: "Virtud"
Capítulo 9: "Felicidad"
Capítulo 10: "Mensajes"
Capítulo 11: "¿Un chico?"
Capítulo 12: "Sentimientos"
Capítulo 13: "Propuesta"
Capítulo 14: "Dudas"
Capítulo 15: "Te necesito"
Capítulo 16: "Hacker"
Capítulo 17: "La Revelación"
Capítulo 18: "Sueños"
Capítulo 19: "Te amo"
Capítulo 20: "Sin Escape"
Capítulo 21: "Conflicto"
Capítulo 22: "Casa"
Capítulo 23: "De vuelta a Sakurasou"
Capítulo 24: "Indecencias"
Capítulo 25: "¿Ir a Londres?"
Capítulo 26: "Viaje a Londres"
Capítulo 27: "Reencuentro"
Capítulo 28: "Abrazo"
Capítulo 29: "Primera cita"
Capítulo 30: "Casi perfecto"
Capítulo 32: "Un rato a solas"
Capítulo 33: "Despedida"
Capítulo 34: "Noche"
Capítulo 35: "Descubierto"
Capítulo 36: "Rehabilitación"
Capítulo 37: "Cuadros"
Capítulo 38: "Dibujos"
Capítulo 39: "Juntos en casa"
Capítulo 40: "Últimos días juntos"
Capítulo 41: "Última noche juntos"
Nota del autor
Capítulo 41.5: "Última noche juntos: parte 2"
Capítulo 42: "Familia"
Capítulo 43: "Examen"
Capítulo 44: "Días sin Rita"
Capítulo final: Juntos para siempre

Capítulo 31: "Escrito a mano"

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By Menelody


Mashiro y Sorata no tardaron en aparecerse por el lugar. Ambos se veían de buen humor. Se sentaron a conversar, y pronto, se encontraban los cuatro desayunando. Ryuunosuke miraba a su alrededor, sin prestar atención a la conversación; y en el panorama, sólo observaba cómo todos sonreían y bromeaban. Todo parecía indicarle que a diferencia de lo que sentía hace un rato, no eran Sorata o Mashiro los que sobraban, sino él... como siempre.

Rita desvió su atención algunas veces hacia Ryuunosuke, pero sus miradas no toparon en ninguna ocasión. Ella se sentía un poco triste, pero sabía disimularlo bien. Sólo Ryuunosuke era capaz de percibir esa clase de cosas, pero en ese momento no estaba interesado en analizarla. Su mente se encontraba divagando. No pasó mucho, antes de que decidiera sacar su celular, y se perdiera tecleando; navegando por internet y mostrándose desinteresado en el entorno.

La mañana romántica que habían iniciado, había finalizado de esa forma abrupta.

La tarde, comenzó a avanzar sin mucha diferencia. Después de desayunar, los cuatro se dirigieron al cuarto de Rita, y le ayudaron a volver a acostarse en la cama. Luego de esto, siguieron hablando, y jugaron videojuegos aprovechando que estaba todo instalado para este fin, en el cuarto de Rita.

En un inicio, Ryuunosuke optó por pasar de jugar. Pero de algún modo, terminó jugando junto al resto, no de muy buen ánimo, sino más bien con el mismo toque indiferente que lo había caracterizado aquel día.

Sólo Rita era capaz de notar, que el estado de Ryuunosuke estaba alterado. Para Sorata o Mashiro, verlo tan amargado era algo de cada día. Pero Rita, que esa mañana había entrado en contacto con el lado más sensible y profundo de Ryuunosuke; aquel lado tierno, amable, entregado, tímido y vulnerable; bien sabía, que sus ojos habían perdido el brillo que tenían hace varias horas atrás. Ahora, era el Ryuunosuke que había conocido en otros momentos. Aquel, que no dejaba que penetraran en su caparazón, aquel chico cerrado, que no mostraba más que una coraza aparentemente impenetrable.

De pronto, tuvo miedo de perderlo. De perder todo el terreno que había conseguido ganar acercándose de a poco, insistiéndole, interesándose por su mundo y por contactarse con su capa más tierna y profunda. Sintió miedo, miedo de que Ryuunosuke no volviera a quererse abrir con ella jamás. Sin embargo, intentó guardarse toda la angustia y el temor que esa situación le generaba.

A eso de las dos de la tarde, Rita recibió el almuerzo en su habitación, y a los chicos los obligaron a salir. El horario de visitas había terminado, y no volverían a recibirlos sino hasta las cinco de la tarde, después de que Rita continuara en sus terapias y fuera revisada por los médicos.

Una vez se encontraban los tres afuera, a Sorata por fin le pareció notar que su amigo Dragón, estaba todavía más silencioso que de costumbre. No sabía bien la razón, pero imaginó que se había peleado con Rita o algo por el estilo. Recordó entonces, que cuando se apareció por la cafetería junto a Mashiro, notó que los chicos parecían no estarse mirando... Ahora le parecía evidente, probablemente habían tenido alguna discusión.

— Akasaka... Creo que deberíamos almorzar también — mencionó Sorata acercándose a Ryuunosuke, con la verdadera intención de sacarle un poco de información, o al menos de alentarlo un poco al verlo tan deprimido.

— No tengo hambre — mencionó Ryuunosuke, sentándose en un asiento de la sala de esperas — Pero si ustedes deciden ir a almorzar, yo no tengo problemas...

— ¿Entonces no vendrás? — preguntó Sorata un poco preocupado. Ryuunosuke negó con la cabeza.

— Ya te dije que no tengo hambre por ahora...

— De acuerdo — mencionó Sorata, preguntándose si acaso, el chico quería estar solo y necesitaba un poco de espacio — Si quieres podemos traerte algo — agregó como último dato antes de marcharse.

— No, gracias — respondió Ryuunosuke, estando con su concentración puesta en su celular.

— Está bien... nos vemos.

Sorata y Mashiro, se alejaron caminando y se dirigieron hasta el ascensor. Ryuunosuke, se limitó a mirar por la ventana algunos minutos. Se sentía un poco triste, le hubiese gustado que ese día fuera de una forma distinta... Pero, ¿qué estaba mal? Tan sólo él. Era tan complicado. Sin darse cuenta había arruinado aquel día... Y ahora, no sabía cuándo podría volver a ver a Rita.

— ¿Ryuunosuke? — escuchó una voz detrás suyo que le hizo girarse. Se encontraba allí, la misma recepcionista de ayer.

— Ah, es usted... ¿cómo está?

— Bien, gracias — mencionó ella sonriendo un poco, y luego se manifestó un tanto curiosa — Disculpa lo entrometida, pero... ¿pasó algo entre ustedes? ¿discutieron?

— ¿S-se refiere a Rita? — preguntó Ryuunosuke sonrojándose un poco... ¡¿Cómo ella se había enterado de que había ocurrido algo?!

— Sí — mencionó ella un poco triste — es que vi a la señorita Rita llorando, y me preocupé.

Ryuunosuke bajó la vista, y miró hacia un costado un poco triste. Seguramente, Rita estaba triste por culpa suya. En ningún momento, se detuvo antes a pensar en cómo ella se estaba sintiendo. De seguro, una vez más había vuelto a lastimarla por su egoísmo y terquedad.

— Lo arruiné — mencionó Ryuunosuke notoriamente angustiado — arruiné este día...

Sintió la mano de la recepcionista sobre su hombro, y alzó la vista viéndola. Ella se veía tranquila, sonriente, con una expresión de seguridad en su rostro. Por alguna razón, le daba la impresión de que ella tenía experiencia en esa clase de problemas.

— Si sientes que lo arruinaste — dijo ella con un tono sereno y empático — creo que lo mejor es que te disculpes... ¿verdad?

— No es tan fácil — mencionó Ryuunosuke volviendo la vista al suelo — siempre me ha costado pedir disculpas — la mujer sonrió tiernamente y se sentó a su lado.

— ¿Y Rita sabe que te cuesta?

— S-sí — respondió Ryuunosuke esquivando la vista — al menos eso creo...

— Entonces, tu disculpa valdrá el doble — le aseguró ella.

— ¿Qué? — Ryuunosuke le devolvió la vista, mirándola de frente.

— Si te disculpas con ella, a pesar de lo mucho que te cuesta... Significa que realmente te importa. Y eso, para ella va a ser muy valioso.

— Es difícil — mencionó él exhalando un suspiro pesado — quisiera poder hacerlo pero... no soy bueno con las palabras.

— Puedes escribírselo — le dijo ella sonriendo de forma dulce — y si me dejas darte una recomendación, creo que sería mejor a mano. A las chicas nos gustan esa clase de detalles...

Ryuunosuke lo meditó un momento. Quizás, sería una buena idea escribirle que lo sentía. Pero siempre le había costado hacerlo. Seguramente, escribirlo a mano le sería todavía más complicado... Por otro lado, hacía tiempo que no cogía un lápiz.

La mujer, al verlo meditando al respecto, se levantó del asiento ya satisfecha con lo que había hecho.

— Bueno, te dejo entonces — mencionó ella — debo volver a mis asuntos.

— Está bien — respondió Ryuunosuke esquivando un poco la vista — g-gracias...

— No hay de qué — agregó ella — aquí tienes — le entregó un lápiz y un papel — quizás te haga falta...

Dicho esto, la mujer se alejó caminando para volver al mesón.

El chico continuó meditando respecto a esto durante algunos minutos. Realmente le costaba tomar la determinación. Pero por otro lado, Rita había estado llorando. Probablemente... por culpa de lo indiferente y distante que él había estado. Y toda esa actitud, justamente porque quería compartir con ella; pero terminó haciendo lo opuesto.

Sabía, que probablemente disculparse, sería la única forma de acabar ese día felizmente. Tomó el lápiz, con un poco de nervio, y comenzó a pensar en qué escribir, pero no tardó en dejarlo a un lado y coger el celular. Sólo había un papel, y un lápiz de tinta que no le permitiría hacer "deshacer". No podía tomarse el lujo de ensayar sus palabras escribiéndolas con ese lápiz.

Comenzó a elaborar algunas frases en el celular, manifestándole la razón por la que había actuado de ese modo, y diciéndole que en realidad se había arrepentido. Que su intención no era parecer distante, ni hacerle daño. También, escribió que la quería. Que estaba feliz de haberla visto. Se sentía inspirado, pero el problema real empezaba cuando pensaba en la idea de transcribir todas esas palabras al papel. Y más aún... cuando pensaba en entregárselo... ¡Era tan difícil!

Pero ya estaba decidido, y comenzó a escribir todo lo que había elaborado en el papel, rigurosamente para no equivocarse. A medida que iba escribiendo, se sonrojaba de sólo pensar que Rita lo leería. No quería ver su rostro en el momento que lo leyera, sabía que si lo hacía iba a morir de la vergüenza. Así que, una vez finalizó su carta, se acercó a la recepcionista y le entregó el papel. Ryuunosuke lo había pensado muy bien, y su carta estaba escrita en caracteres japoneses, así que era muy probable que sólo Rita pudiera leerla... a menos que Sorata y Mashiro la vieran.

— ¿P-puede... por favor... entregarle e-esto a Rita? — Ryuunosuke se lo pidió a la recepcionista sonrojado, nervioso. Su corazón latía agitadamente. La mujer sonrió y se levantó del asiento.

— Iré a dejársela — dijo recibiendo la carta.

— ¡Espere!

— ¿Pasa algo? — preguntó extrañada la mujer.

— N-no... — esquivó la vista, sonrojado. Sabía que ya era demasiado tarde para arrepentirse.

La mujer se retiró, dirigiéndose al cuarto de Rita. Ryuunosuke volvió a su asiento, un poco nervioso e impaciente. La mujer no tardó en salir del cuarto de Rita y volver a sus actividades. El chico no se acercó a preguntarle nada por el momento. Prefirió esperar a que llegara el momento de volver a ver a Rita.

Al observar la hora, comprobó que eran alrededor de las 15:30 horas. Todavía faltaba una hora y media para poder entrar al cuarto de Rita. Mientras tanto, comenzó a observar por la ventana el panorama que había afuera, mientras de vez en cuando hacía una que otra cosa en su celular.

Habiendo pasado una hora, escuchó a sus espaldas la voz de Rita, llamándole por su nombre.

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