Impossible ღ [Χ usΡ‚ΞΉΠΈ Π²ΞΉeΠ²eя&Ρ‚...

By ItsGoBieber

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Impossible ღ [Χ usΡ‚ΞΉΠΈ Π²ΞΉeΠ²eя&Ρ‚u]
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53

Capitulo 26

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By ItsGoBieber

“Creo que deberíamos hablar.”

Acababa de salir de la ducha. Me había venido bien un rato sin pensar en nada, aunque era difícil. Eran mas de la diez de la mañana y apenas tenía ganas de salir de la habitación. La noche anterior tan solo habíamos salido a tomar algo por la ciudad y habíamos llegado a las dos de la madrugada.

No había vuelto a ver a Justin.

Ni siquiera sabía si estaba todavía en Miami. Realmente no sabía si quería que estuviera para verle o que no estuviera, para no sentirme mas incómoda.

“Deberíais hablar, ______.” Sentí la voz de Miley al otro lado del teléfono, haciéndome bajar de la nube en la que estaba.

Suspiré, pasándome los dedos por el cabello húmedo de la reciente ducha. Me acababa de vestir cómoda y estaba encima de la cama tumbada, mientras miraba al techo.

“¿De que? Ni siquiera me dijo nada cuando me fui. ¿Por que debería de hacerlo ahora?” Sacudí mi cabeza y solté un resoplido. “Ni siquiera hablamos en el partido de ayer por la noche. Y estábamos cerca.” Tragué saliva.

“______, eres tan jodidamente cabezota.” Fruncí mi ceño al escuchar su respuesta.

“¿Por qué?” Arqueé una ceja.

“Por que estas cegada por el jodido orgullo, hay veces en las que tenemos que dejarlo atrás y dar el primer paso.” Su voz era de enfado y la había alzado.

Mordí mi labio. Estaba muy cansada. “¿Que si... no quiso decir nada porque se arrepiente?” Notaba un nudo en mi garganta.

“______, eres su amiga. Es normal que este confundido, como tu lo estás.” Tragué saliva. “Eso no significa que se arrepienta.” Lamí mis labios y suspiré profundamente.

“Miley...” Le dije mientras sentía como las lágrimas empezaban a acumularse en mis ojos. El nudo había subido y era imposible hablar sin romperse. “Lo quiero demasiado.” Sollocé.

“Tanto que duele.” Sollocé de nuevo poniendo mi mano sobre mi boca para que no se me escuchara llorar.

“______.” Suspiró. “Tranquila.” Me intentó calmar. “Todo saldrá bien.”

Limpié las lágrimas que habían caído por mis mejillas. “Tengo miedo.” Lamí mis labios poco después suspirando.

“Te entiendo.”

Poco después colgué la llamada y me tumbé sobra la cama. Estaba cansada porque la ducha me había dejado algo relajada y tenía ganas de dormir. Pero no lo hice. Suspiré y justo después mi móvil vibró.

Mis ojos se abrieron completamente al ver un mensaje de Justin. Mi corazón se iba a salir de mi pecho.

De: Justin

Creo que deberíamos de hablar.

Mordí mi labio inferior con nerviosismo y suspiré estando de acuerdo con su propuesta. Iba a llamarle o simplemente ir a su habitación, pero el se había adelantado.

Para: Justin

Tienes razón. ¿Cuando?

Jugué con mis dedos mientras esperaba impacientemente a que el contestara, y lo hizo a los pocos segundos.

De: Justin

Estoy ahora en mi habitación. Ven.

Tragué saliva con dificultad y di un profundo suspiro mientras me levantaba de la cama para coger mis zapatillas. Me miré al espejo. Llevaba un short muy corto negro y una camiseta algo corta. Me di algo de perfume en mis muñecas y detrás de mis orejas y me dirigí hacia la puerta.

Algo me hizo detenerme en seco antes de abandonar la habitación.

La ropa.

Su ropa.

Me dirigí hacia la cama y en cogí de los pies de esta la ropa de Justin. La camiseta y los pantalones de chándal estaban completamente plegados. Lo cogí entre mis manos y me fui de la habitación.

Cada paso que daba por el pasillo, los nervios aumentaban y las dudas y preguntas surgían en mi cabeza. Esto me estaba matando lentamente y lo peor era que me estaba dando cuenta de ello.

Me planté delante de la puerta, llamé con mis nudillos después de respirar dos veces y animarme con un simple ‘tu puedes ______’ y esperé nerviosa a que él abriera.

La puerta se abrió y alcé mi mirada para encontrarme con sus ojos mieles claros. Me perdí en ellos con solo mirarlos. Sacudí mi cabeza e hice una mueca con mi labio quitando mi vista de sus ojos. “Hola.” El me saludó primero.

“Hola.” Dije suavemente mientras suspiraba y el se hacía a un lado para que yo pasara. Se veía tan bien con unos pantalones cortos de deporte y una camiseta de tirantes negra. El pelo mojado recién salido de la ducha.

Me estremecí al verle así y pasé dentro de su habitación mientras la cerraba detrás de nosotros. Miré alrededor para ver la cama desecha y una maleta al lado algo desordenada. Hice un amago de sonrisa y luego desapareció al volverme.

A este punto, estar nerviosa sería una subestimación.

Me volteé y le miré a los ojos mientras el metía sus manos en sus bolsillos. Tragué saliva y comencé a hablar. Siempre que me ponía nerviosa era como si me dieran cuerda y no pudiera parar de hablar. Pero esta vez, no era solo nerviosismo, era también miedo y por ello sería mejor callarme antes de meter la pata. “Te traje la ropa que me dejaste.” Se la entregué y el asintió.

“Oh.” La cogió y la dejó sobre la cama mientras pasábamos a su suite y nos sentábamos nerviosos en el sofá. Mordí mi labio y el me observó por el rabillo de su ojo curioso y nervioso.

“Gracias por dejármela.” Sonreí amablemente y el agitó su mano quitándose importancia a su gesto.

“No importa.” Sonrió en respuesta y mi corazón se aceleró tanto que pensaba que el escuchaba mis latidos. Tragué saliva.

Se produjo un silencio entre nosotros mientras mirábamos a la nada. Había mucha tensión en la habitación. Uno de los dos tenía que hablar ya. Y decidí ser yo la primera.

Abrí mi boca para decir algo, pero justo entonces Justin se adelantó dejándome con la palabra en la boca algo sorprendida. “Verás yo...” Se llevó su mano a su nuca rascándosela con nerviosismo. Le miré atentamente y me miró a los ojos para hablarme. Lamió sus labios. “Espero que esto no cambie nada entre nosotros.” Mordí mi labio y lo lamí pasando mi lengua por él.

Yo asentí con mi cabeza, de acuerdo con él. Justin siguió hablando.

“Somos amigos y...” Se interrumpió de nuevo para recopilar sus pensamientos y seguir hablando. “Es normal que estemos algo sorprendidos y nos sintamos incómodos por lo que pasó la otra noche.” Lamió sus labios.

“Lo se.” Añadí tímidamente. “Yo tampoco quiero que cambie nada entre nosotros.” Realmente si, pero para bien. 

Ojalá pudiera ser para ti algo mas que una simple amiga.

Me miró a los ojos fijamente y me sonrió. “Entonces... ¿Todo bien?” Me miró haciendo una mueca con su rostro que me hizo sonreír ligeramente. Suspiré y asentí con mi cabeza mientras el ampliaba su sonrisa y abría sus brazos para atraerme hacia ellos y rodearme con su cuerpo.

Mi cuerpo era gelatina en esos momentos. Suspiré cerrando mis ojos mientras su aroma me invadía rápidamente. Olía tan bien. Rodeé su espalda con mis brazos y me apreté contra él mientras el acariciaba mi espalda sin cesar.

Había necesitado ese abrazo desde que me fui de su habitación la mañana anterior. Mejor dicho, había necesitado ese abrazo en el momento en el que me fui. Todavía dolía pensar el hecho de que ni siquiera me había dicho nada, ninguno de los dos había pronunciado una sola palabra, pero como el dijo, estábamos confundidos y sorprendidos por lo que había pasado.

Lamí mis labios y le di un último apretón mientras pasaba mis manos por su pelo. Cerré mis ojos y luego nos separamos suspirando. Sus abrazos eran como una medicina... una medicina que necesitaba durante toda la vida.

Sonreímos. “Bueno, creo que me iré, seguro que tienes cosas que hacer.” Me levanté del sofá y el negó con su cabeza.

“Oh no importa, solo planeaba ir a practicar skate, pero creo que lo dejaré para mañana.” Sonrió mientras se encogía de hombros. Era tan lindo cuando hacía eso, se veía tan despreocupado.

“Esta bien. Entonces nos veremos.” Sonreí mirándole por ultima vez antes de encaminarme delante de él hacia la puerta de su gran habitación. El me siguió hacia ella.

Me giré mirándole a los ojos. El asintió con su cabeza. “¿Te vas a quedar mucho por aquí?” El preguntó curioso. Yo negué con mi cabeza.

“No mucho, solo un par de días mas y regresaré a Los Ángeles.” Hice una mueca lamiendo mis labios. “¿Y tú?”

“Mañana me iré de Miami, tengo pensado en viajar a Puerto Rico, regresar a casa por el cumpleaños de Jazzy y supongo que volveré a Los Ángeles.” Asentí con mi cabeza.

“Oh no, se me había olvidado por completo.” Hice una mueca con mis labios.

“No importa.” Rió divertido.

“No soy buena para los cumpleaños, lo siento.” Me encogí de hombros.

“Lo se.” Sonreímos los dos y abrí la puerta de la habitación para marcharme.

“Deséale feliz cumpleaños a Jazzy de mi parte.” Dije saliendo al pasillo y el se quedó en la puerta observándome. Asintió con su cabeza.

“Lo haré, no te preocupes.” Seguía sonriendo.

“Nos vemos Justin.” Le dediqué una sonrisa cálida y el me la devolvió.

“Adiós.” Me volteé y me marché caminando por el pasillo en dirección a mi habitación. Sentí su mirada sobre mi durante un par de segundos y poco después cerró la puerta.

Suspiré con alegría y alivio.

Por fin todo volvía a ser como antes.

--

Habían pasado varios días. Pasamos lo que nos quedaba de estancia en Miami y luego regresé a Los Ángeles para descansar en mi casa. Vivía sola. A veces me daba miedo, pero me tranquilizaba el hecho de que tenía seguridad por toda la casa y muchas veces Jason me acompañaba cuando salía o tenía que hacer cosas.

Había llamado a Jazzy cuando Justin estaba en casa para saludarle y desearle feliz cumpleaños. Justin comentó que había hinchables, Jazzy iba vestida de princesa y Jaxon no paraba de correr por el lugar mientras se divertía.

Me hubiera gustado verles. Las veces que habían venido al tour para ver a su hermano, eran tan agradables y graciosos. En fin, que puedo decir... me encantan los niños.

Me tumbé sobre la tumbona al lado de la piscina y seguí tomando el sol mientras bebía un zumo de piña. Era lo único que iba a hacer hasta empezar el tour. NADA.

Es decir, por el amor de Dios, llevo desde febrero fuera de Estados Unidos. Dando conciertos sin parar en Europa. Soportando rumores de mier*da. Discusiones con Justin y Jason. Presión de últimos meses de exámenes para graduarme de una vez por todas. Lo que más necesitaba era eso... relax.

Tenía mi macbook sobre mis piernas desnudas. Entré a twitter y miré mis menciones, eran interminables. Suspiré y empecé a ver las fotos de las que estaban hablando todos. Jiley era TT mundial en twitter. Lo que me extraño.

¿Que había pasado con Miley?

Miré las fotos, estaban juntos y hablando. Se notaban contentos. Sonreí. Miley no me había hablado de que tenía una fiesta, y había estado hablando el fin de semana anterior, justo antes de la supuesta fiesta de cumpleaños de un amigo de ellos dos.

Rápidamente me vino a la cabeza el que era. Había sido el cumpleaños de Quincy. Alfredo y Justin lo conocían, realmente era muy guapo y atractivo--no me juzgues--.

Me había invitado a su cumpleaños también, pero simplemente no pude ir porque estaba todavía en Miami.

Mordí mi labio y tragué saliva.

Son solo amigos.

Suspiré y apagué el portátil dejándolo sobre la mesa de al lado. Di otro sorbo de mi zumo de piña y me zambullí de golpe en la piscina, haciendo que el calor en mi piel se fuera y se reemplazara por la fría agua. Me encantaba esa sensación.

Nadé un par de veces por la piscina y escuché mi iPhone sonar en la mesa. Maldije en voz baja. ¿Ni un solo día me iban a dejar en paz? Solté un resoplido y salí de la piscina por las escaleras por las que había entrado.

Sequé mis manos con una toalla y cogí mi móvil. “¿Si?”

“Hola nena. ¿Me echabas de menos?” Fruncí mi ceño al sentir una voz masculina al otro lado del teléfono.

“¿Quien es?” Dije extrañada.

“Vaya, te olvidaste ya de mi...” Soltó una carcajada que me hizo estremecer. “Por cierto, me gusta tu piscina.”

No sabía porque pero había algo en aquel hombre que me hacía estremecer. Tragué saliva y me giré alrededor para ver si había alguien cerca. Pero ni rastro.

“¿Qu-quien eres?” Tartamudeé mientras mi corazón se aceleraba, tenía miedo. Sabía quien era. Era el loco psicópata de los mensajes.

Rió de nuevo haciéndome poner nerviosa. “Bonito bikini para bonito cuerpo nena. Nos vemos pronto.” Y justo al decir esas últimas palabras colgó la el teléfono cortando la llamada.

Los pitidos de la línea cortada me hacían ponerme mas nerviosa de lo que estaba. Solté un profundo suspiro y marqué el número de Bruce. Tardó unos segundos en contestar, pero por fin lo hizo.

“______!” Dijo contesto. “¿Como van las vacaciones?” Preguntó divertido.

“Bruce. Hmmm bien, ¿y las tuyas?” Intenté no sonar muy cortante.

“Genial. Necesitaba esto.” Rió contento y yo hice lo mismo intentando no preocuparle.

“Hmm, Bruce. ¿Podrías hacerme un favor?”

“Si, claro.” Me sentí mal por molestarle.

“¿Puedes venir a casa? Se escuchan ruidos afuera de la casa y me da miedo que sean paparazzis intentando colarse o algo así. Ya sabes como son.” Me encogí de hombros y el respondió rápidamente.

“Claro. Ya voy.” Dijo amablemente.

“Bruce.” Le interrumpí antes de que colgara.

“Lo siento por molestarte, pero...” Me interrumpió.

“No molestas ______.” Me tranquilizó con su voz alegre.

“Gracias.” Hice una mueca sintiéndome bien al tenerle como mi guardaespaldas... aunque para mi era algo mas. Era casi parte de la familia, nunca se despegaba de mi. Allí donde fuera yo, allí estaba el.

“Ya voy!” Dijo divertido haciéndome reír por el tono que había utilizado. Era tan gracioso. Colgué la llamada y me senté sobre la tumbona mientras el sol secaba las gotas de agua que quedaban en mi cuerpo del reciente baño.

Me tumbé sobre la silla y me puse mis gafas de sol, para poco después retirar el pelo todo hacia un lado. Puse mis auriculares en el iPhone y empecé a escuchar Niggas in Paris de Kanye West. Su música me relajaba, no sabía porque. Pero lo hacía.

Tragué saliva mientras me centraba en la canción y cerraba los ojos. Sentí como algo me hacía sombra y abrí mis ojos. Me asusté. Tragué saliva quitándome las gafas y dejándolas sobre la mesa que tenía a un lado, entre las dos tumbonas que había.

No había nadie. Sentí un escalofrío. Esto me estaba empezando a asustar y a preocupar.

Poco después mi iPhone vibró. Era un mensaje de Bruce.

De: Bruce

No hay nadie, ¿estas segura?

Para: Bruce

Lo estoy Bruce.

De: Bruce

Abre la puerta, voy a entrar.

Parecía como si algo le preocupara. Suspiré y descalza corrí por las baldosas ardientes del jardín dirigiéndome al interior de la casa. Corrí por el pasillo de la planta baja y abrí la puerta para encontrarme con un Bruce algo preocupado, bajo sus gafas negras de sol.

Entró saludándome con el rostro serio. Tragué saliva con preocupación.

“¿Todo bien?” Bruce entró en la casa mientras cerraba la puerta detrás de mi y asentía con mi cabeza.

“Si.”

“¿Seguro?” Me miró sin creérselo.

Suspiré. No podía contarle, tenía miedo de que algo malo le pasara a Justin por mi culpa. Sería mejor mantenerlo en secreto, aunque esa idea me aterrara.

“Seguro. Solo que me da miedo que algún paparazzi pueda entrar a la casa y hacerme fotos sin darme cuenta.” Me encogí de hombros y el sonrió comprendiendo a lo que me refería. Aunque eso no era concretamente lo que pasa, también me daba miedo eso.

Te podría sorprender hasta donde estaría un paparazzi dispuesto a llegar.

“Entonces intenta no hacer muchas locuras.” Rió divertido y yo hice una mueca con mi rostro.

“Muy gracioso Bruce.” Dije con sarcasmo.

“Oh vamos, era broma.” Rió mientras pasaba su brazo por mi hombro y andábamos hacia la cocina. “Por cierto, te sienta bien ese bikini chika.” Me guiñó un ojo ruborizándome.

“Deja de hacer eso.” Advertí con diversión en mis palabras a la vez que me dirigía hacia mi nevera para coger una cerveza para Bruce y una botella de agua para mi.

Me senté en frente de la barra de desayuno de la cocina, justo delante de Bruce. Rió abriendo la cerveza y luego dio un trago. “No deberías de vivir sola. Suerte que vivo cerca.”

Suspiré tapando la botella de agua después de haber bebido un buen trago y dejándola sobre la encimera. “Por Dios Bruce, últimamente vivo en un bus.”

El rió a carcajadas echando su cabeza hacia atrás. “Es verdad.”

“Pero me gusta.” Me encogí de hombros.

“¿Que tal tu y Justin? Habéis coincidido en Miami.” Bebió otro trago de cerveza. Su rostro ya no tenía la diversión de antes.

“Oh, bien.” Sonreí sin poder evitarlo. El se sorprendió por mi respuesta.

“¿Ya hablasteis?” Preguntó sorprendido, yo asentí con mi cabeza.

“Si, y todo vuelve a ser como antes.” Hice una mueca con mis labios. Aquella noche pasó por mi cabeza. En realidad, no había dejado de pensar en ella desde que ocurrió.

“Me alegro. En una semana empezará el tour y no es bueno que estéis peleados.” Lamí mis labios asintiendo con mi cabeza y bebí un trago de agua mientras el líquido frío pasaba por mi garganta. Agradecí el frescor.

“Lo se.” Suspiré. “Por cierto, mañana iré al concierto de Cody aquí, creo que es sobre las siete u ocho.”

“Esta bien. ¿Jason lo sabe?” Me encogí de hombros ante su pregunta.

“No he hablado con el desde que me fui de Miami.”

El rió. “Hablaré con él esta noche y le diré.” Yo asentí con mi cabeza.

“Gracias.” El agitó su mano quitándole importancia y siguió bebiendo su cerveza mientras seguíamos hablando sobre el tour y las vacaciones.

Hacía mucho que no veía a Cody, y tenía ganas de verle. Quería darle una sorpresa, por eso no había hablado con nadie.

Seguí hablando con Bruce hasta que se hizo tarde y yo me subí a la habitación para darme una ducha y relajarme. Estaba cansada.

Abrí el agua caliente y me metí en la bañera sumergiéndome por completo, empecé a lavarme todo el cuerpo y luego mi cabello. Media hora después salí envuelta en una toalla y me tumbé sobre la cama todavía con mi pelo mojado. Me puse ropa cómoda, un short corto de deporte y una camiseta de tirantes blanca. Me puse mis zapatillas cómodas de casa y bajé para coger un vaso de agua. No tenía ganas de cenar. Solo quería dormir.

Me tumbé sobre la cama y apagué las luces de la casa, sintiendo como poco a poco mis párpados se cerraban llevándome a un sueño en el que se repetía aquella noche en Miami.

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