“¿Que he echo mal?”
Dubai. No tenía palabras para explicar como de genial había sido mi estancia allí. Había estado en uno de los mejores hoteles del mundo y el mas alto. Eran preciosas las vistas desde allí. Había ido a caminar por la playa con Bruce mientras nos divertíamos haciendo bromas y había salido un día de fiesta con Alfredo y los demás. Porque DJ Tay James tenía una noche en uno de los pub de la ciudad. Era uno de los mas famosos.
Justin... ¿Para que hablar? Total, el tampoco me hablaba a mi. Y yo, con lo orgullosa que era, no me iba a molestar ni lo más mínimo en dirigirle primero la palabra. Desde que habíamos estado en Suecia, no me había dirigido apenas la palabra. Y los demás, lo notaban, aunque no lo dijeran.
Suspiré mirando por la ventana del hotel, mientras las maletas bajaban hacia el hall para dirigirnos al aeropuerto y coger un vuelo hacia Sudáfrica. Allí serían los dos últimos conciertos de Believe Tour y tenía curiosidad por ir allí, ya que nunca había estado en ese continente.
Miré por última vez por la ventana de la habitación, las vistas eran impresionantes y hermosas. Era el sitio mas bonito en el que había estado, sin duda. Tragué saliva lamiendo mis labios mientras el viento que entraba por la ventana chocaba contra mi rostro y hacía volar mi cabello recién algo húmedo de la reciente ducha. Agradecía esa sensación del aire fresco chocando contra mi piel.
Se sentía tan bien.
Cerré mis ojos cogiendo aire profundamente y luego soltándolo. Alcé mi cabeza hacia arriba, como si mirara el techo pero con los ojos cerrados. “Podemos volver pronto, si quieres.” Una voz me interrumpió y me sobresaltó. Di un salto mientras me volteaba para ver quien era.
“J-Jason.” Suspiré entrecortadamente, recomponiéndome del susto que me había llevado. Tragué saliva mordiendo mi labio inferior. Si te estabas preguntando si estaba pensando en que sería Justin... Si. Lo estaba pensando.
Es más. Deseaba que fuera él. Pero para mi suerte, que era poca, no era él.
“¿Te gusta?” Sonrió entrando a la habitación para dirigirse hacia mi.
Miré al suelo y luego a mis manos intentando esquivar su mirada. Lamí mis labios y asentí con mi cabeza. “Es ... precioso.” Hice una mueca intentando sonreir mientras levantaba mi mirada para coincidir con sus ojos oscuros.
No había hablado casi con él desde Suecia. Es más, siempre lo intentaba esquivar para que no me diera el día con sus “charlas” sobre como debería de actuar o el que debería de hacer. El sabía que odiaba que me dijeran lo que tenía que hacer.
“Es impresionante.” Se asomó por la ventana y luego se volteó para mirarme a los ojos. “Volveremos pronto. Pero ahora tenemos que irnos o si no perderemos el vuelo.” Asentí con mi cabeza bajando mi mirada hacia el suelo y suspiré mientras me marchaba de su lado.
“Oh, entonces vamos.” Mi voz era baja. Cogí mi bolso y di un último vistazo desde la puerta hacia la ventana. Se veía el cielo azulado despejado con el sol alumbrando cada parte del paisaje que se contemplaba desde esa altura. Era impresionante, pero me tenía que ir. Era tarde.
El asintió con su cabeza y nos dirigimos hacia el ascensor sin apenas decir una sola palabra. Dado que estábamos en el edificio mas alto del mundo, tardaríamos varios minutos en bajar hasta la última planta, cosa que me dejaría sin respiración. Una de las razones por las que o me quedaba mucho tiempo en el hotel o simplemente estaba fuera. No quería subir y bajar muchas veces porque me daría algún ataque al corazón. Y no estoy bromeando.
Suspiré mientras Jason hacía click en uno de los muchos botones que había en ese ascensor y este empezaba a bajar hacia la planta del hall del hotel. Contuve mi respiración intentando tararear un canción en mi cabeza para no ponerme nerviosa.
Jason me miró. “¿Estas bien?” Asentí con mi cabeza.
“Claro.” Hice una mueca.
“______.” Levanté mi mirada para mirarle a los ojos. “Llevas mas de una semana sin apenas hablar conmigo. Esquivas a Justin, no habláis, os viene justo para decir hola.” Abrí mi boca para contestar, pero el me interrumpió rápidamente. “Y no me digas que son imaginaciones mías o que es mentira porque se que es verdad.” Su voz era dura esta vez. Nada que ver con la que utilizó minutos antes.
Tragué saliva mirando a mis tacones sobre el suelo del ascensor. “Yo--” Me interrumpí. Mordiendo mi labio. Le miré de una vez, decidida. ¿Que podría perder? Él era mi representante y me ayudaba la mayoría de las veces, no podía mentirle más.
Me encogí de hombros sacudiendo mi cabeza con sarcasmo. “Ni siquiera se que demonios le pasa a Justin conmigo. Desde que nos fuimos de Suecia... no.” Me callé, recolectando mis recuerdos. “No. Desde que vino Selena.” Noté su suspiro de cansancio. “Justin ha estado esquivándome cada vez que podía, no me dirige la maldita palabra y no voy a ser yo la que le hable primero.” Me crucé de brazos sobre mi pecho.
“¿Estas segura?” Me miró con incredulidad.
“Tan segura como que hoy tenemos que coger un maldito avión con él dentro.” Dije furiosa.
“Quizás pueda hablar con Scooter para que hable con él y le diga que pasa. Vamos a verle en Sudáfrica--” Le interrumpí.
“No. Ni se te ocurra hablar con él para que le pregunte nada a Justin.” Dije alarmada. “No tengo cinco jodidos años Jason. No necesito que nadie me ayude.”
Arqueó su ceja. “¿Entonces que piensas hacer?” Me miró esperando mi respuesta. Yo guardé silencio. “Porque eres la persona mas orgullosa que he conocido en mi vida. Y se perfectamente que no vas a dar tu el primer paso.” Ladeó su cabeza hacia la derecha.
Suspiré con resignación, pensando en lo que podía hacer. “Nada.”
“¿Que?”
“Lo que oyes. No voy a hacer nada.”
“¿Porque?”
“¿Porque? ¿Todavía preguntas porque?” Solté una carcajada con sarcasmo. Miré hacia otro lado y luego centré mi mirada en sus ojos marrones. “Yo no le hice nada. Él es el que me esquiva y se comporta como un completo y maldito idi*ota. No es mi problema que sea así, es el suyo. Si el no me habla es su decisión, no la mía. Estoy harta, Jason, harta, de que siempre tenga que ser yo la que da el brazo a torcer y intenta reconciliarse con todo el mundo. ¿Acaso cree que soy tonta y le voy a pedir perdón por algo que ni siquiera se? Pues si cree eso, va muy equivocado.” Aparté mi mirada de sus ojos y miré a las paredes del ascensor sintiendo como mi respiración se aceleraba. Mi corazón se iba a salir de mi pecho.
Wow. Me había desahogado tanto que me sentía incluso mejor.
“Tranquilízate. Las cosas no se van a poner mejor si gritas.”
“Pero si se pondrán mejor, si me desahogo.” Tragué saliva, mordiendo mi lengua para no decir lo que me estaba pasando por la cabeza en ese preciso instante.
Te puedo asegurar que era de todo menos bonito.
Suspiró profundamente. “Debí de haberme dado cuenta antes, esto se habría arreglado.” Le miré alarmada.
“No. No quiero que arregles nada. No quiero que piense que te he mandado a ti para que todo este bien entre nosotros y mucho menos quiero que piense que soy la que quiere que todo se arregle. Por mi se puede ir a la mier*da.” Tragué saliva.
“Vaya, nunca te había visto tan enfadada.” Abrió los ojos completamente mientras me miraba extrañado y sorprendido a la vez.
Nos quedamos en completo silencio. Jason parecía que estaba pensando profundamente sobre algo, pero no le di importancia. Yo simplemente me limité a callarme y mirar la pared del ascensor en la que me reflejaba.
Lamí mis labios mientras miraba lo que llevaba puesto. Hacía algo de calor, por lo que opté por ponerme shorts negros, con botines negros de tacón--por supuesto llevaba en mi bolso converse-- y una camiseta holgada blanca. Mi pelo lo llevaba suelto y caía por mis hombros en ondas. Me llegaba hasta por encima del ombligo de lo largo que era.
Busqué en mi bolso mis gafas de sol cuando vi por el número de piso que íbamos. Ibamos a llegar en segundos. Las saqué y con ellas mi iPhone. Las puertas del ascensor se abrieron y me encontré con rostros conocidos. Alfredo, Tay James, Kenny, Justin, Twist, Za... todos ellos se voltearon para mirarnos a Jason y a mi. Bruce sonrió al verme. Mis gafas estaban en mi mano junto con mi iPhone.
Metí mis labios en mi boca y los chupé para luego dejarlos ir. Tragué saliva y me acerqué hacia ellos mientras sentía miradas sobre mi. No me ponía nerviosa en absoluto cuando estaba enfadada. Por mi podían mirar lo que les diera la gana... ya no me importaba nada.
Mi rostro era serio. Mi ceño estaba fruncido y Alfredo lo notó mientras me acercaba a ellos. Justin con sus dos amigos estaban a nuestro lado, en otro grupo hablando.
“Vaya, tienes mucho calor.” Kenny me dijo haciendo que sonriera levemente.
“Hace calor.” Me encogí de hombros.
“No hará tanto cuando lleguemos a Sudáfrica.” Alfredo comentó mientras me miraba atentamente a los ojos sonriente.
Lamí mis labios. Sentía la mirada de Justin y sus amigos sobre mi. Volví mi cabeza para mirar a Jason hablar detenidamente con Bruce en un lado. Suspiré.
“¿Pasa algo?” Noté las miradas sobre mi, mientras observaba a Jason hablar con Bruce. Miré rápidamente a Kenny y negué con mi cabeza todavía algo seria.
“No. Todo esta bien.” Sonreí falsamente.
“¿Discutieron?” Alfredo preguntó. Todos se estaban enterando de nuestra conversación. Y aunque Justin estaba dándome la espalda detrás de mi, sabía que estaba escuchando mi conversación. Estaba tan jodidamente enfadada que abrí mi boca para decir lo que sentía.
“¿Otra discusión más? No gracias. No quiero mas gente ignorándome y pasando de mi como si no existiera. Aunque si te digo la verdad, no me importa una mier*da.” Mantuve la compostura, sin mirar a mis espaldas. Sonreí. La rabia se notaba en mis ojos.
Esto ya parecía una guerra en la que dos personas se tiraban los trastos a la cabeza. El me los tiraba ignorándome, y yo lanzándole indirectas delante de todos. Apostaba todo, a que lo suyo me dolía mas a mí que a él lo que yo decía.
Miré de reojo hacia un lado. Noté las miradas de Za y Twist. Luego miraron a Justin y este suspiró profundamente, cansado y con resignación. No me importó.
“¿Nos vamos?” Jason llegó a nosotros mientras Justin asentía con su cabeza y nos marchábamos de allí. Nadie dijo una palabra, excepto Alfredo que seguía hablando con Kenny animadamente y yo escuchaba con los demás la conversación.
El avión despegó poco después y nos dirigimos hacia Sudáfrica. Miraba por la ventana mientras bebía de mi refresco, admirando las maravillosas vistas del paisaje. Todo era tan pequeño.
Cuando viajas en avión, miras abajo, por la ventanilla a todo lo que aparece en el camino. Te sientes grande y superior. Es como si nada ni nadie te pudiera parar. Era una sensación genial. Me encantaba volar, aunque a veces, como esta, era cansado.
Aun quedaban bastantes horas de viaje. Justin iba a un lado con Za, yo estaba delante de Alfredo, mirando por la ventanilla y a un lado iba Jason con todos los demás hablando. Estaba perdida entre las nubes que cruzábamos y atravesábamos.
No tenía la menor idea de la hora que era, aunque tampoco me importaba, pero empezaba a anochecer. Tenía hambre. Comí algo mientras hablaba animadamente con Kenny y Alfredo.
El viaje pasó sin ni una sola palabra entre Justin y yo. Lo que no era muy raro en las últimas semanas. Se había convertido en una rutina, por desgracia.
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Justo al llegar al hotel, me dirigí hacia mi habitación, al igual que todos. Era de noche y quería dormir y olvidarme de todo por unas horas. Abrí la puerta de mi habitación y me dejé caer sobre la cama mientras dejaba el bolso en un lado. Tenía sueño.
¿Porque demonios me pasaba esto a mi? Siempre me pasaba todo lo malo... tenía mala suerte.
Noté el teléfono vibrar a mi lado y lo cogí.
De: Desconocido
Vaya, cuanto tiempo... ¿Me echaste de menos nena?
Me dieron ganas de tirar el teléfono contra el suelo, pero lo dejé sobre la cama antes de que mis pensamientos pudieran conmigo. Me acurruqué en mi cama, cerrando mis ojos con fuerza.
Tenía rabia. Quería gritar para desahogarme. ¿Dolía? Si solo fuera dolor lo que sentía... Era rabia, decepción, angustia, tristeza.
Sientes que has echo algo mal con una persona muy importante en tu vida, pero ni siquiera sabes el que. Simplemente esa persona te ignora, no te habla, pasa de ti como si fueras insignificante. Sientes como si nunca fueras a ser lo suficientemente buena para nadie.
Tienes miedo de que se vaya de tu vida una persona tan importante... y lo peor es cuando te das cuenta de que se esta yendo, sin hacer nada malo. Se esta yendo porque esa persona quiere.
Tienes miedo de ... quedarte sola, y sin él.
“¿Que he echo mal?” Sollocé con dolor en mis palabras mientras las lágrimas salían de mis ojos.
Dolía demasiado. Simplemente quería abrir la maldita puerta de la habitación, salir al pasillo para ir a su habitación, llamar y abrazarle. Decirle que sentía lo que fuera que hubiera hecho mal. Pero mi orgullo no me lo permitía.
Aunque mi corazón me lo dictaba.
Maldito orgullo.
¿Porque las personas que mas quieres se alejan como si nada? Es como si ellos se hubieran olvidado ya de ti y no quisieran hacer nada mas contigo. Se sentía como esas veces en las que tienes una amiga, y de repente un día, ella ni siquiera te mira o te saluda por los pasillos de tu instituto.
Entonces, te das cuenta de que la gente cambia. Y no para bien, si no para mal. Y la mas afectada eres tu, no ellos. Porque tu los querías, y ellos a ti al parecer no.
Jodida realidad.
Sollocé de nuevo en silencio. Solo había una luz encendida, la de la habitación. Ni siquiera me había detenido a mirar todo el lugar. Simplemente me acurruqué en la cama y lloré, intentando curar el dolor que tenía en mi pecho... pero lo cierto es que era difícil de curar. Incluso impossible.
Lo quería. Tanto que dolía demasiado. Las lágrimas caían por mis mejillas empapándolas como si acabara de darme una ducha. Tragué saliva mordiendo mi labio. Justo en ese momento sentí como un golpe en la puerta me sobresaltaba.
Me incorporé en la cama rápidamente y reprimí el sollozo que me venía. Suspiré profundamente intentando tranquilizarme y me limpié las lágrimas con rapidez. Se escuchó de nuevo el sonido de la puerta. Alguien estaba llamando.
“Si, ya voy.” Grité como pude. Me miré en el espejo notando mis ojos rojos y llorosos, mi voz era ronca de llorar y mis labios... estaban hinchados y suaves. Siempre que lloraba se ponían así.
Caminé hacia la puerta y antes de abrirla me arreglé, suspiré profundamente y abrí la puerta. Sorprendiéndome al ver a Patti detrás de ella. No sabía que decir, me había pillado por sorpresa. No sabía que iba a estar detrás de mi puerta a esas horas. “Pattie!” Dije contenta, abrazándola.
“¿Como estas linda?” Dijo en mi oído mientras acariciaba mi cabello suavemente con su mano una y otra vez y me abrazaba. Suspiré, apartándome a los segundos.
“Bien.” Mostré una falsa sonrisa intentando ocultar el dolor que estaba sintiendo por dentro. Suspiré encogiéndome de hombros. “Como siempre.”
“¿Estas bien _____?” Me miró preocupada mientras acariciaba mi mejilla con su mano suavemente. Asentí con mi cabeza. “¿Has estado llorando?” Sentí algo dentro de mi latir con fuerza. Mier*da. Tragué saliva.
“No.” Sacudí mi cabeza, sonriendo tristemente. “Son solo alergias.” Me encogí de hombros sonriendo.
“Oh, esta bien.” Me miró de nuevo a los ojos. Era mentira, pero no podía decirle la verdad, es decir... sería algo como ‘Oh no, estoy mal por el idio*ta de tu hijo, pero no importa, lo sigo queriendo. Y no veas como duele’.
“¿Quieres pasar?” Le señalé hacia el interior de la habitación.
“Oh no, tranquila. Es tarde y no quiero molestar. Quería venir a saludarte.”
“No molestas Pattie.” Sonreí tranquilizadoramente. Sus ojos azules seguían cada movimiento que hacía. “Pensaba que no llegabas hasta mañana.”
“Adelanté el vuelo.” Se encogió de hombros riendo alegremente. Su risa contagiaba. Era una mujer tan alegre que el solo hecho de estar con ella te hacía sentir mejor. “Entonces, nos vemos mañana.” Sonrió de nuevo mientras se acercaba a mi para darme un último abrazo.
“Claro. Buenas noches.” La abracé y luego se fue caminando por el pasillo. Cerré la puerta, apoyando mi espalda sobre ella, suspirando y mirando al techo a la vez. Lamí mis labios y caminé hacia la cama. Ni siquiera me cambié de ropa a una mas cómoda. Me quité mis tacones, sintiendo alivio al posar mis pies sobre el suelo y me eché sobre la cama, durmiéndome a los pocos minutos de apoyar mi cabeza sobre el cómodo almohadón.