-Gracias por volar en America Aerlines, por favor diríjanse a las puertas de salida, y disfruten su estadía en Vancouver.
Estoy de vuelta una vez más, espero a que la mayoría de los pasajeros bajen del avión y me echo las gafas oscuras a pesar de la hora, tomo mi maleta del compartimiento y la arrastro tratando de pasar desapercibida entre la gente que anda por los pasillos del aeropuerto, tomo asiento en una silla apartada y saco el móvil para enviarle un mensaje a mi madre y decirle que he llegado con bien, estaba algo preocupada por mí y porque no quise verla este fin de semana libre, ni a ella ni a nadie, decidí esconderme en un hotel desconectada del mundo, solo hablé con mi madre un par de veces y la única vez que revisé el móvil tenía seis mensajes de él.
¿Por qué no me dijiste que te ibas?
¿Dónde estás?
¿Por qué no me contestas?
Sé que jodí todo.
Llámame para saber que estás bien.
Perdóname.
Seguramente mi buzón ahora estaba lleno pero no iba a comprobarlo de momento, entré al baño y revisé mi imagen metida en un diminuto cubículo, las gafas oscuras ocultaban mis ojos hinchados, además de eso se me veía normal, tomé aire hasta que me calmé y tomando mi maleta me encaminé a la salida, el aeropuerto estaba casi vacío y suspiré, fui hasta la puerta de salida y, como Erika había prometido estaba allí esperándome, me saludó con un abrazo y nos metimos en el taxi que estaba estacionado el borde de la banqueta, queríamos salir de allí con la mayor discreción posible.
-¿Qué tal tu fin de semana libre?
-Tranquilo, para variar -le sonreí- Lo necesitaba.
-Ya verás cómo mañana que retomen las grabaciones todo irá viento en popa -ella tomó mi mano y la apretó- No quería que estuvieras desanimada, así que espero que no te moleste que te haya preparado una sorpresa.
-Me cuidas mucho Erika, te lo agradezco -coloqué mi cabeza en su hombro- Puede que luzca mal, pero estoy lista para afrontarlo.
-Solo serán algunas semanas -palmeó mi mano- Y tú eres la chica más fuerte que conozco.
Me puso un poco al tanto de los planes que tenía Foley en cuanto a la filmación pero su móvil interrumpió la conversación, atendió con una mueca.
-Hola cariño ¿Qué pasa? -Escuchó con atención y asintió- De acuerdo, te lo agradezco, daremos una vuelta por allí, avísame cuando estén adentro ¿Sí? Te amo.
Cortó la llamada, no hubo necesidad de explicaciones mientras le indicaba al taxista que cambiara el rumbo a un pequeño restaurante cerca de allí.
-Te vendrá bien comer algo primero.
-Creo que sí, gracias.
Cualquier cosa con tal de evitar verlo, debo admitir que estaba muy agradecida con Erika por estar conmigo, ahora que la testosterona nos superaba en las grabaciones nos habíamos vuelto muy unidas, me invitó una hamburguesa e incluso tomamos una margarita cada una, lo que nos animó bastante y nos mantuvo sonriendo hasta que su marido avisó que todo estaba despejado y podíamos volver al hotel, no estaba lejos así que optamos por caminar el par de calles que nos separaba desde nuestro destino, Niall estaba en la puerta con Zeppelin quien al verme corrió directo a mis brazos saltándome emocionado.
-¿Me extrañaste, amigo? -luego miré a Niall- Gracias por cuidarlo ¿Dio muchas molestias?
-Para nada -me saludó con un beso- Se ha portado de maravilla.
-Aunque durmió en medio de la cama -se rio Erika- Era la única forma de que durmiera.
Amablemente me acompañaron hasta mi piso y los despedí en la puerta, ellos estaban un par de pisos arriba junto con el resto del equipo, yo había pedido una habitación con mejor vista y por eso me habían cambiado aquí, estaba agradecida, mientras más alargara el tiempo sin verlo, mucho mejor.
-¡Casi lo olvido! -Erika me miró ya en el elevador- Tu sorpresa llegará a tu habitación más tarde.
-De acuerdo, la estaré esperando.
No me apetecía ninguna sorpresa de momento, solo quería una ducha y acurrucarme con mi perro, así que puse a llenar la tina y pedí una botella a la recepción... de jugo de manzana, no iba a beber más, me desnudé, luego me senté al borde de la cama y encendí el televisor sin poner nada en concreto, Zepp se echó a mi lado, escuché que algo golpeó la puerta y supuse que sería el servicio, así que echándome una bata encima la até y abrí la puerta. No había nadie.
-¿Hola? -No había nadie- Quizá fueron imaginaciones mías.
Iba a cerrar pero en ese momento corriendo como un conejillo una pequeña niña salió del otro lado del pasillo y se abrazó a mis piernas dejándome anonadada, iba con un pijama afelpado blanco y unas diminutas pantuflas de conejo, su cabellito rubio estaba alborotado y alzó su mirada a mí con una sonrisa.
-¡Hola!
-¿No es tarde para que estés despierta, pequeña?
No contestó, se ocultó detrás de mis piernas con una carcajada cuando una mujer despeinada y con el cabello castaño revuelto apareció por el mismo lugar, me miró con las mejillas encendidas y cara de preocupación, además tenía unas marcadas ojeras.
-Disculpe señorita -sonaba jadeande- ¿Habrá visto por aquí...?
-¡Sopesa! -Dulcie salió de detrás de mí y rio como si aquello fuera un juego.
La cara de la mujer reflejó tal alivio que pareció a punto de desmayarse.
-Pequeña, por favor, vamos a dormir ahora.
-¡No queyo! -Se abrazó con fuerza de mis piernas.
-Oye, está bien -Le sonreí a la chica- ¿Quieres dejarla un rato conmigo? Conozco al... papá, de Dulcie.
-Sé... sé quién es usted -Ella se alzó las gafas que llevaba del puente de la nariz- La señora Amelia no estará feliz si dejo a la niña con usted.
-¿Dónde está ella? -Estaba aterrorizada que estuviera en la puerta de al lado.
-Su habitación está arriba, pero ella ha pedido que me quede esta noche con la niña porque le es difícil cuidar a ella y a la bebé a la vez -Me dio une pequeña sonrisa- Fue un viaje cansado y enserio que estoy muy cansada.
-Me doy cuenta -tomé en brazos a Dulcie, seguro no me recordaba pero me sonreía como si me conociera- ¿Cuál es tu nombre?
-Oh, que torpe -me tendió la mano y se la estreché- Soy Sarah.
-Bueno Sarah, ve a tu habitación, toma un baño y descansa por una hora o así, y después de eso te llevo a la pequeña ¿qué dices?
Ella dudó por un largo rato hasta que derrotada asintió.
-¿Está segura que puede hacerlo?
En ese momento apareció un chico de la recepción con mi botella de jugo, Dulcie comenzó a botar en mis brazos al verla, la dejaron dentro de mi habitación y se marchó.
-Te aseguro que estará bien, anda, cualquier cosa solo toca la puerta.
Ella asintió ymurmurando mil agradecimientos entró a su habitación mientras la pequeña y yo entrábamos a la mía, era una pequeña parlanchina y se veía muy activa, como si no hubiera pasado más de veinte horas en un avión, había tratado con niños antes y sabía algunos trucos para tratarlos.
-A ver Dulcie -ella me miró, se parecía mucho a Jamie- ¿Te gustaría darte un baño con burbujas?
-¡Sí!
Aun me sorprendía que confiara tanto en mí, pero era tan adorable que no me resistía a sus sonrisas, le puse la camiseta más pequeña que tenía atada a modo de bañador y nos metimos a la tina chapoteando y jugando hasta que se acabaron las burbujas, para cuando la envolví en una toalla ya estaba bostezando de vez en cuando y le volví a meter el pijama, luego comencé a secarle su rizada cabellera con una toalla mientras ella se recostaba en Zeppelin mirando la televisión y de vez en cuando daba sorbos al jugo de manzana, yo me lo había servido en una copa para sentirme con más clase, finalmente a la pequeña se le cerraban los ojos y esperé a que estuviera casi dormida para tomarla en brazos, abrí la puerta para llevarla con su niñera pero al momento que puse un pie afuera se abrió el elevador y Jamie salió de él, tenía fruncido el ceño pero nada más vernos sonrió.
-¿Y eso? -murmuró.
-Noche de chicas -no quería mirarlo a los ojos.
-Gracias.
Sarah abrió la puerta entonces, se notaba recién duchada igual que yo y al ver a Jamie se puso tensa.
-Yo, señor...
-No pasa nada Sarah -le sonrió- Duerme, yo me ocuparé de mi hija.
La tomó de mis brazos y sentí ganas de llorar, pero para mi sorpresa entró a mi habitación dejando anonadada a Sarah y a mí, le seguí y cerré detrás de él.
-¿Qué crees que haces?
-Ahora no Dakota -fue derecho a mi habitación, apagó a luz aunque no el televisor y acomodó a Dulcie en medio de la cama, luego se sacó los zapatos y los calcetines y se metió también bajo las cobijas.
Sin mirarlos apenas me puse el pijama y me metí también en la cama, de espaldas a los dos, pero sentir su presciencia me reconfortaba a pesar del dolor en mi corazón.
-Perdóname Dakota.
-Por favor Jamie, no.
-Lo siento -suspiró- Buenas noches.
El agotamiento hizo que cayéramos dormidos enseguida.
Y en algún momento de la mañana los dos salieron de mi habitación dejándome sola una vez más, no pude volver a dormir cuando escuché la puerta cerrarse, así que me alisté para ese nuevo día; después del desayuno nos esperaba la producción para movernos al set donde grabaríamos hoy, la nueva cada de Christian y Ana, en fotos era impresionante pero cuando estuvimos allí me quedé sin habla.
-Preciosa -dijo Jamie.
-Ya lo creo.
-Y yo creo que es hora de trabajar -dijo Foley- Ensayen un poco mientras terminamos de colocar las cámaras.
Pero claro que no ensayamos, me arrastró hasta unos arbustos donde nadie pudiera vernos, apenas nos perdimos de vista sus labios descendieron a los míos y me besó con fuerza, mis manos temblaron cuando me sujeté de su cuello, abrí la boca para él pronto su lengua y la mía estaban enredadas y luchando por tener el poder, sus manos se colaban debajo de mi abrigo y el algún momento tuvimos que separarnos para tomar aire.
-Sabes que no tuve nada que ver ¿Verdad? -Jamie sujetó mi rostro- ¿Lo sabes?
-Lo sé, pero Jamie -miré sus labios- Una vez más.
-La última, lo prometo -luego sonrió- Gracias por lo de anoche, por cuida a Dulcie y por dejarnos dormir allí.
-¿Lo supo ella?
-Me da igual -se encogió de hombros.
-Bien, pues...
No pude hablar, volvió a besarme y le devolví el beso con todo lo que tenía antes de salir de allí y afrontar este nuevo día. Cuando se detuvo, me miró serio.
-¿Sabes que Erika hja traído a Matt, no es así?
Mi boca formó una gran "o", mierda, eso era la sorpresa, quería ayudarme a afrontarlo mejor pero sabía que la presencia de Matt solo empeoraría las cosas.
-¿Dakota?
-No importa Jamie, ni Matt ni tu mujer -le sonreí- Somos tu y yo contra el mundo.
-¡Todo mundo a aus lugares, vamos a comenzar!
El grito de Foley nos sacó de nuestra nube y fuimos a tomar nuestros lugares
Y aquí estábamos, una vez más.