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Publicado: 15 de noviembre de 2015
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Por Pablo Jesus Lalli
Soy Pablo Jesus Lalli. Tengo 24 años, soy abogado de profesión. De pasión, orador, educare, educando. A veces deportista. A veces escritor. Tío, hijo, hermano, amigo, full time. Seductor y seducido. Fundador del "Eje del Mañana". Soy de todo un poco, y otro tanto de nada. Soy. Soy yo, y lo que a diario hago para ser cada vez la mejor versión de mi mismo. Soy mis proyectos, mis acciones, mis dudas, mis temores, mi poesía que tengo a montones, y también lo que no suena tan lindo ni fantástico. Soy un todo íntegro. Por eso hablo de versión, porque yo ya soy. Tengo en mis manos todo lo que necesito para ser feliz. Ser feliz es un estado constante, puede o no ser una construcción de momentos en base a elecciones o la obra del azar, pero por sobre todo, es importante saber que la capacidad para ser felices, ya la tenemos. Aquí, y ahora. Adiós pasado, y adiós futuro. Hola, presente, ¡qué enorme gusto recibirte!
Pero, ¿cómo despedir al pasado y al futuro, si tengo memorias y experiencias valederas, si tengo proyecciones y objetivos?
Tengo memorias y experiencias valederas, y otras que fueron irrelevantes, claro está. Las tengo, tiempo presente. Existen como recordadas por mi, en el aquí y el ahora, cuando es estrictamente necesario. La frustración, la melancolía, y "los momentos felices" que no me dejan ser y estar, están en la vivencia del pasado como si fuese ajeno a nuestro tiempo único, el presente.
Tengo proyecciones y objetivos. Los tengo, tiempo presente. Existen como pensados por mi, en el aquí y el ahora, porque mi misión y mi visión tienen puntos de llegada un poco -o mucho- hacia adelante. Tengo la luz guía, que la veo ahora, desde donde estoy parado. La perspectiva es clara. El camino, hermano, el camino lo hago al andar. Golpe a golpe y verso a verso. Viviendo al máximo cada paso, disfrutándolo, entendiendo que cada pequeño paso (aunque sea en apariencia "en exceso" pequeño), es un objetivo en sí mismo. Forma parte fundamental del misterio en el que estamos envueltos, que hemos llamado vida. La incertidumbre, y solo dos seguridades, solo dos. La muerte, y el hecho de que la mayoría de la gente vive como inmortal. Sin ser consciente de que va a morir, y que tal circunstancia puede presentarse en cualquier momento, porque es lo único que sabemos de la vida. Que termina. Luego, podremos hacer juicios de valor sobre si la muerte llega o no en el momento oportuno (nos escandalizamos cuando alguien a quien consideramos joven fallece, pero no tanto cuando alguien a quien consideramos viejo lo hace, como si la muerte tuviera que hacerse cargo de nuestras arbitrarias categorías humanas). La ansiedad, el no goce del paso a paso, la añoranza de tiempos mejores que no me dejan ser y estar, están en la vivencia del futuro como si fuese ajeno a nuestro tiempo único, el presente.
Confío en que la comunicación entre los seres humanos, la comunicación real y sincera, profunda, la que parte del entendimiento en todas sus formas, pero por sobre todo del entendimiento y conocimiento de uno mismo, de la auto-conciencia, es la piedra angular para transformar realidades que nos resultan adversas, injustas. Y el paradigma del liderazgo bien entendido, orientado a fines nobles, es el que facilita el acceso hacia ese tipo de intercambio personal.
Eso es en lo que trabajamos hace ya 5 años en el Eje del Mañana, formando y formándonos líderes hoy, para la transformación del mañana.
Eso es lo que iré exponiendo en este blog. Mi objetivo es darme a conocer, a mi, al EDM, y a todo lo que soy.
Estamos en contacto.