No te despiertes.

By DekaOntiveros

3.1K 210 40

«El sueño es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las fun... More

Capitulo uno.
Capitulo dos.
Capitulo tres.
Capitulo cuatro.
Capitulo cinco.
Capitulo seis.
Capitulo siete.
Capitulo ocho.
Capitulo nueve.
Capitulo diez.
capitulo once.
Capitulo doce.
capitulo trece.
capitulo catorce.
Capitulo quince.
Capitulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capitulo dieciocho
capitulo diecinueve.
Capitulo veinte.
Capítulo 21
Capítulo 22
Capitulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29.
Capítulo 30
Capítulo 31
Capitulo 33
Capítulo 34.
Capitulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37
Capitulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40.

Capítulo 32

32 3 3
By DekaOntiveros

—Debo asumir que tuve suerte, ¿no? —me limpié las manos sudorosas en mis pantalones.

—Yo diría que sí —Austin alzó una ceja.

Apuré el resto de mi bebida.

—Quizás necesites tiempo para asimilarlo —él comenzó a levantarse de mi sillón.

—No, espera —me apresuré a detenerlo.

—¿Qué ocurre? —arrugó un poco el ceño.

—Aun quisiera que me dijeras más —oculté mis temblorosas manos en mi espalda. —Si puedes, claro.

—Sí, bien. ¿Qué cosas quieres saber? —lució un poco desconcertado.

—¿Tenemos una historia? ¿Algún registro del primer portador? ¿Y por qué existe esta rivalidad con los guardianes?

Se aclaró la garganta.

—Esas son varias preguntas —se tocó la mandíbula con semblante pensativo. —Cómo surgió el primer portador y la rivalidad con los guardianes comienzan en un mismo lugar.

—¿Qué quieres decir?

—Empecemos desde el principio —juntó sus dos palmas y se inclinó solo un poco hacia delante en el sillón. —Hace años, en la Edad Media para ser más específicos, en alguna parte de Escocia había una pequeña aldea donde estaban asentadas solo familias de guardianes. Aunque algunos no poseían el gen, todos ellos sabían de su existencia y era algo cotidiano. Ellos lo veían como una manera de contactar con seres superiores, inclusive hacían ciertas bebidas para inducir a ese estado —Austin me miró con una expresión divertida en su rostro.

—Creo que la probé —admití.

—Sí, bueno ahora está un poco modificada, por lo que sé antes podía incluso intoxicarte o contenía alguna droga muy potente que solo hacía que tuvieras alucinaciones —hizo un gesto con su mano para quitarle importancia.

—¿Qué pasó en esa aldea? —cada vez estaba más curiosa.

—El jefe de esa congregación tenía un hijo de apenas siete años al que siempre veía en sus sueños, lo cual no es nada raro ya que lo amaba, y era a este amor al que él le adjudicaba su presencia. Pero su hijo un día al levantarse le contó todo lo que había visto en el sueño de su padre, un sueño personal sobre el cual no tenía el control. Su padre se dio cuenta que su hijo era especial y no podía estar más orgulloso. Fue entonces que se percató que su hijo no era el único, había más como él, niños pequeños que presentaban este don también —Austin tenía los ojos iluminados. —Estos niños fueron casi venerados por esto, tratados con respeto y admiración, pero por supuesto que crecieron al igual que sus ideas —el tono de su voz adquirió cierta amargura. —Ellos comenzaron a instruir a las personas de la aldea que no poseían el "don" de ser guardianes, a tratar de controlar sus sueños, de ser conscientes, lo cual no le gustó al jefe de la aldea, quien trató de que su hijo se detuviera pero él no lo hizo, diciendo que todos deberían poder ser capaces de disfrutar de la "visión", pero su padre argumentaba que esto era peligroso para quienes no fueron dotados con esa habilidad. Ambos, padre e hijo pelearon por esto durante meses, pero el hijo no desistió y cada vez más personas asistían a él para que los enseñara —se detuvo.

—Pero algo no salió bien, ¿verdad? —tragué saliva.

—No, no salió bien —sonrió sin ganas. —Una de las mujeres que vivía ahí fue poseída por tener contacto con un demonio.

Atemorizada, me cubrí la boca con la palma de mi mano.

—Pensaba que ellos no podían tener contacto contigo —la imagen de una sonrisa sangrante con ganchos mandó escalofríos a mi espalda.

—No por su cuenta, tienes que invitarlos primero —me respondió Austin.

—¿Qué pasó entonces?

—Ataron a la mujer a un tronco de un árbol y le prendieron fuego —apretó sus manos en puños.

—¿Y con el hijo?

—Fue exiliado de la comunidad, repudiado junto con todos los demás que poseían su habilidad.

Su relato me había puesto la piel de gallina.

—¿Lo entiendes Jena? El hijo solo quería que su gente pudiera salir de la ignorancia —me dirigió una mirada ferviente.

—Pero eso ocasionó problemas —no quería contradecirlo pero no podía evitar pensar que eso no habría ocurrido si se hubiera escuchado al padre.

—Es algo que puede esperarse, siempre va a haber fallos cuando se intenta algo nuevo, por eso ahora se desarrolla un mayor control sobre eso, se investiga a fondo.

—¿Eso es lo que hace la compañía de Scott?

Él asintió con la cabeza.

—Oh, por Dios —me levanté de mi lugar con las manos en la cabeza.

—Jena, no es lo que estás pensando, ¿bien? —imitó mi acción.

—¿En serio? Estoy ansiosa de saber cómo —dije sarcásticamente.

—Se realizan exámenes hacia los participantes, ninguno está en contra de su voluntad, todo está completamente supervisado, monitorizado, no se infringe ningún tipo de tortura física o mental.

—¿Eso es lo que te han dicho ellos que repitas?

—Es lo que he visto –dijo con voz resuelta.

—No sé qué pensar —presioné el dorso de mis manos contra mis ojos.

—Piensa en el futuro, en las posibilidades que esto nos traería como sociedad —se acercó a mí.

—¿Y qué hay de los riesgos? —le espeté.

—Por eso estamos estudiándolo, conociendo todos los peligros e instruyendo a las personas. ¿No lo ves? Esto es revolucionario.

Comenzaba a sentir dolorosas punzadas en mi frente.

—Creo que es suficiente por hoy —me masajeé la sien con los dedos.

—Bien —Austin pareció significativamente decepcionado, no sabía qué reacción estaba esperando de mi parte pero sin duda no era esta.

—Nos veremos Austin —me dirigí hacia la salida y abrí la puerta para él.

—Por supuesto —tomó la mochila del sofá y fue hacia donde me encontraba. —Solo piénsalo, ¿está bien?

—Te prometo que no podré pensar en otra cosa —no quise que mi voz sonará tan venenosa como lo hizo.

—Claro —apretó los labios en una línea recta. —Nos vemos —se ajustó la correa de la mochila en el hombro y salió por la puerta.

Coloqué mi frente en la fría madera de la puerta tratando de recordar dónde había puesto las aspirinas porque este dolor de cabeza se estaba convirtiendo en migraña.

...

Al día siguiente en la escuela fui directamente hacia el casillero de Steven donde lo encontré cerrando la pequeña puerta de metal.

—¿Qué haces? —abrió mucho los ojos y miró hacia todos lados alarmado. —Pensé que habías dicho que deberíamos tener un perfil bajo.

—Al diablo el perfil bajo —y enredé mis brazos alrededor de su cintura, aun a través de nuestros abrigos podía notar su piel calda y palpitante.

—Cariño, eres tan mala —su aliento en mi oreja me hizo temblar ligeramente.

—Y tú tan molesto —apreté aún más su cuerpo contra el mío.

El recuerdo de su tacto era lo único que me mantendría fuerte durante la hora en la que tendría que actuar como si las historias que Austin me había contado el día anterior no me hubieran afectado.

—Es hora de que vayas a clase —me anunció con voz cantarina.

Refunfuñé como respuesta hundiendo mi rostro en su pecho.

—Hey —me alejó de él y me miró a los ojos. —¿Ocurrió algo? —una ligera arruga de preocupación apareció en su frente.

—Tengo cosas que contarte —alejé el flequillo de mi rostro.

—¿Estás bien? —su arruga ahora era más profunda.

—Sí, sí, no te preocupes —toqué su rostro con mi mano que estaba fría pero él no se inmuto. —¿Nos podemos ver hoy? ¿Al terminar las clases?

—Sí, seguro —me respondió sin apartar su mirada de mi rostro.

En ese momento sonó la campana.

Steven me acompañó hasta mi clase, aún conservaba esa mirada extraña en sus ojos.

—Va a estar bien —le aseguré.

—No lo suficiente —me besó en la frente y después yo entré al salón.

Cuando miré hacia mi mesa observé a Austin, quien estaba inclinado ligeramente hacia delante, con los hombros tensos y miraba sus manos.

Tomé asiento echando de menos el apretón a mano de Steven.

—Supongo que no podemos hacer como si la charla de ayer nunca hubiera ocurrido —me dijo Austin con agria ironía.

—No, no podemos —respondí colocándome la bata de laboratorio.

El profesor, que por si faltara más aun nos odiaba, comenzó a entregar los reportes de las prácticas pasadas.

—Miren quien esta callado en este día —nos dijo cuándo se acercó a nuestra mesa.

Ojalá pudiera arrojarle el microscopio a la cara y borrarle esa sonrisa de autosuficiencia.

—¿Problemas con la pareja perfecta? —inquirió cuando le entregó su reporte a Austin.

—Para nada —refutó éste con una sonrisa imperturbable. —Pensaba que usted y la Señorita Welch eran la pareja perfecta.

Los ojos de mi profesor se abrieron tanto que temí que fuera a sufrir un ataque.

Claro que todos sabíamos la relación ilícita que mantenía con la Señorita Welch, pero nunca nadie se lo había dicho ya que él tiene una esposa en casa.

Él se alejó con la cara roja de furia. Nunca me sentí más feliz de que los castigos físicos fueran ilegales.

—Vas a hacer que te repruebe —susurré.

—Genial, otro año para atormentarlo —lo miré por un momento más con su actitud petulante regresando a él.

No pude reprimir una sonrisa de empatía por Austin por mucho más tiempo, si bien es cierto que no volvimos a tocar el tema, creo que ambos lo evitamos a propósito, queríamos que solo por unos momentos todo fuera como antes; trabajo en equipo y bromas tontas, ser solo nosotros otra vez antes de que nuestros propósitos nos dividan nuevamente.

...

Me encontraba en el patio delantero de la escuela cuando el interior del bolsillo de mi abrigo vibró, era Steven quien me advertía que tenía que dejar un proyecto en el salón de audiovisuales, que llegaría en diez minutos más.

Me recliné contra el muro de ladrillos rojos que separaba la entrada del estacionamiento. Suspiré y miré el humo saliendo de mi boca, recordaba cuando era niña y les decía a mis padres que estaba fumando, pero el toque de alguien en mi brazo cortó la línea de mi pensamiento. Miré hacia un lado pensando en que Steven fue extremadamente rápido, pero me topé con los ojos azules de mi compañero de laboratorio.

—Jena, en serio, necesitamos hablar —al notar mi mirada en su mano que estaba sobre mi brazo, la retiró para meterla en los bolsillos de sus jeans.

Austin parecía nervioso.

—Esa línea está siendo demasiado repetitiva en mi vida —respondí con pocas ganas de seguir hablando con él.

—No estoy bromeando, Jena —sus ojos vagaban por todos lados como si estuviera vigilando, pero era improbable en este momento ya no había tantos alumnos en el estacionamiento, todos huían en cuando escuchaban la campana.

—Austin, ¿qué ocurre? —su actitud me sacó de mi estado perezoso.

—Primero necesitamos salir de aquí —su tono cada vez estaba más alarmado.

—No puedo, estoy esperando a Steven... —me separé de la pared de ladrillo.

—No hay tiempo, vamos —volvió a sujetarme del brazo pero yo me zafé de su agarre.

Miré a mi alrededor deseado que Steven apareciera en ese momento y me llevará a casa o a donde fuera.

—Jena vamos —me instó, sin darle importancia a su mano abandonada.

Las pocas personas que aún estaban saliendo de la escuela no parecían ponernos mucha atención, así que decidí seguirlo durante varios metros sin decir nada, hasta que el ruido de un auto lo alertó haciendo que se detuviera.

—Mierda, mierda, mierda —comenzó a decir Austin a tiempo que giraba hacia mí. —Corre Jena —tenía el rostro tenso.

En ese momento una camioneta van negra con vidrios polarizados entró en el estacionamiento y se dirigía directamente a nosotros.

Sin decir otra palabra comencé a correr con mis piernas entumidas por el frio hacia el auto de Steven, pero el sonido del motor y de las llantas sobre el pavimento estaba cada vez más cerca. Escuchaba la respiración agitada de Austin a mi lado, él no estaba respirando correctamente, a este paso no duraría más. Pero antes de poder continuar la enorme camioneta nos cortó el paso a ambos, de ella bajaron cuatro hombres vestidos de negro con lentes oscuros y gorras de béisbol.

—Joder —murmuro Austin a mi lado.

"Nos van a secuestrar", fue mi único pensamiento.

Dos fueron hacia donde estaba Austin, a quien intenté ayudar golpeando al tipo que lo sujetó por uno de sus brazos, pero inmediatamente sentí alguien a mis espaldas que intentaba apartarme. Con un codazo en las costillas lo alejé de mí, momentáneamente vi su rostro lleno de sorpresa, pero fue solo un segundo cuando volví a sentir brazos a mi alrededor jalándome hacia la camioneta. Luché lo mejor que pude, incluso logré derribar a uno de una patada. No iban a tenerla fácil conmigo. Por un momento pensé que podría ganar pero alguien me golpeó en la parte posterior de la pierna y me hizo caer.

Traté de levantarme lo más rápido que pude pero ellos me sujetaron por piernas y brazos. Me agité lo más que pude para librarme de su agarre pero fue imposible. Hice un ruido sordo al caer en la parte trasera de la camioneta a un lado de Austin. Cuando cerraron la puerta trasera nos invadió la oscuridad.

Escuché la respiración agitada de mi compañero.

—Austin, ¿a dónde nos llevan? —tenía un nudo en la garganta por la impotencia.

—Scott —respondió con una voz ronca llena de temor.

Él lo sabía.

Cubrí mi rostro con ambas manos tratando de controlar los temblores de mi cuerpo.

q

Continue Reading

You'll Also Like

796K 48.6K 41
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...
150K 7.2K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
75.1K 6.6K 65
Sus métodos de espantar a los hombres han mantenido a Melanie Grey a salvo de cualquier traición o decepción. Una estrategia que ha funcionado exitos...
302K 11.7K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...