Ramona

Door rosalia_1950

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Las personas que conocieron a Ramona y a su esposo, no terminaban de comprender, que había hecho el hombre pa... Meer

Parte/1/Pascasio
Parte /2/Francisca
Parte /3/Alejandro
Parte/4/Ramona
Parte /5 /La orden
Parte /6 La fotografía
Parte /7/La cena de navidad
Parte /8/La enfermedad
Parte /9/La huida
Parte /10/Nuevo comienzo
Parte /11/Doroteo
Parte / 12/Matrimonio
Parte/13/Nacimiento
Parte /14 el patrón
Parte/15/La inauguración del tren
Parte/16/La investigación
Parte/17/Confidencias
Parte /18/La entrevista
Parte/19/El viaje
Parte/20 El encuentro
Parte/21/Un deseo realizado
Parte /22/Ana la esposa del patrón
Parte/los hijos del patrón
Parte /24/Los hijos de Ramona
Parte /25/domingo 7
Parte/26/Julia
Parte/28/Julia/03
Parte/29/pedida de mano
Parte/30/matrimonio de Julia
Parte/31/El secreto de Doroteo.
Parte/32 El concurso
Parte/33/Evento inesperado
Parte/34/La exposición
Parte/35/Testamento
Parte/36/Confesiones
Parte/37/Encuentro inesperado
Parte/38/Quemando sus recuerdos
Parte/39/Epilogo

Parte/27/Julia/continuación

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Door rosalia_1950

Pasó el tiempo en que Julia por más que espió a doña Chelo y a su madre, nunca pudo descubrir nada que indicará que su madre le era infiel a su padre, cuando la joven cumplió 16 años, llegó un nuevo empleado a las oficinas de la estación del tren, era el nuevo jefe, era el cargo más importante entre los trabajadores, el señor tenía 36 años, se supo que era viudo sin hijos, que su esposa había contraído tuberculosis a los pocos meses de casados, en esos años eran muy pocas las personas las que sobrevivían a esa enfermedad, la señora murió dejando al hombre sumido en la más amarga soledad.

Ya habían pasado algunos años del acontecimiento, cuando conoció a Julia, su corazón despertó, comprendió que ya estaba listo para una nueva relación, aunque tenía sus dudas de que la joven le hiciera caso, él no sabía la edad de ella, pero si vio que apenas era una jovencita.

Cierto día Julia iba acompañada de su mejor amiga Isabel, el hombre la abordo.

─¿Me permite unas palabras señorita?

Las chicas detuvieron su marcha y, cuando vieron que era el nuevo jefe, Julia le contesto.

─Con cuál de las dos quiere hablar.

Con usted, si no es mucha molestia.

─Dígame señor ¿Qué se le ofrece?

─Me gustaría entablar una mistad con usted.

Ella se quedó muy sorprendida, ya que, por un momento pensó que el señor le iba a preguntar algo de su padre u otra cosa, pero nunca que le pidiera entablar una amistad con ella, después que le pasó el asombro ella río diciéndole.

─Conmigo ¿Y con mi amiga no?

A él le gusto el desparpajo de la joven le contesto, él esbozó una sonrisa.

─Mire señorita yo quiero conocerla más a usted.

─¿Con que fin?

─Con el fin de que, si le gusto, aunque sea un poquito lleguemos a algo más.

Ella se puso la defensiva, contesto con otra pregunta.

─¡Así! ¿y a qué más quiere que lleguemos?

─No, malinterprete mis palabras, mis intenciones son buenas, mi deseo es conocerla y si fuera posible que acepte ser mi novia.

Ella ya no supo que contestar sólo atinó a decir.

─Déjeme pensarlo, ya nos tenemos que ir mi amiga y yo.

─hasta pronto señoritas.

Ellas se fueron rápidamente, Isabel le dijo a su amiga.

─¡Ay! que suerte tienes, imagínate, ser la novia del meritito jefe, quien fuera tú.

─Si, pero esta re viejo.

─Pero también este re guapo, además para que quieres un joven, los viejos quieren más que los jóvenes, pa muestra un botón, ahí tienes a tu abuelo don Alejo, quiere re mucho a mi ama, imagínate todo lo que te va a querer el jefe, un joven y mucho menos si es guapo te va a hacer de chivo los tamales con la primera que se le ponga enfrente, (engañar).

─Que cosas dices.

Pasaron los días Julia, ya se le había olvidado el asunto, cuando un buen día la volvió abordar el jefe, ella iba sola.

─Señorita ¿Y, ya pensó en lo que le dije?

─Francamente no, ya hasta se me había olvidado.

─Porque no empezamos de nuevo y nos empezamos a conocer mi nombre, es Gonzalo Quiñones mucho gusto en conocerla le dijo sonriéndole con la mano extendida.

Ella le dio le extendió la mano respondiendo.

─Yo me llamo Julia.

─Encantado de conocerla Julia, a mí me gustaría hacer las cosas bien ¿Qué le parece si le pido permiso a sus padres?

­─¡Ay no! pero eso sería muy formal, eso sólo lo hacen los novios que se piensan casar y yo todavía no quiero casarme.

─No tenga pendiente eso lo hago por respeto a sus padres, no quiero que se generen chismes en rededor suyo, tampoco me gustaría esconderme cuando, por algún motivo sus padres nos viesen juntos.

─Bueno está bien, pero eso es, nada más para conocernos, todavía no vamos a hacer novios.

─Está bien, esta tarde voy a hablar con sus padres.

Esa misma tarde Gonzalo se presentó en la vivienda de Julia, Ramona lo recibió y lo saludo amablemente.

─Buenas tardes señor.

Doroteo se levantó de la silla y dirigiéndose al hombre lo invito a pasar.

─Pásele señor esta usted en su propia casa ¿Que lo trae por aquí?

─Quisiera hablar con usted y su esposa.

─ ¡Ah! cómo no!

Enseguida le grito Ramona que discretamente los había dejado solos.

─¡Señora el jefe quiere hablar con los dos!

─Señor Gonzalo, ¿Gusta una agüita caliente? (té).

─No, no gracias, no se moleste.

─Pero tome asiento por favor ¿Y díganos para que somos buenos?

─Gracias, el asunto que me trae es, miren no me voy a andar con rodeos, vengo a pedirles permiso para entablar una amistad con su hija.

─¿Cuáles son sus intenciones con mi hija pregunto Doroteo algo alarmado.

─Mire señor mis intenciones son buenas, señal de eso es que estoy aquí, quiero conocerla y que ella me conozca, si nos llevamos bien y si ella acepta hacerla mi novia y más...

─Oiga amigo no cree que va muy de prisa, objeto Doroteo.

─Perdónelo por favor señor, Doroteo deja que termine de hablar el señor le dijo Ramona.

─No hay problema señora, su esposo tiene razón.

─Pues eso está bueno, pero vamos a ver que dice la muchacha, si ella quiere conocerlo me parece bien, porque no me gustaría hacer esto a espaldas de ella ¿Qué le parece si le hablamos a la muchacha a ver qué es lo que ella dice?

─Me parece bien señor.

Ramona salió y le preguntó a Julia.

─¿Tu sabías que el jefe iba a venir a hablar con nosotros?

─Ah sí, ¿a poco deveras vino el viejo?

─¿Por qué no me dijiste nada? Ay nos agarró desprevenidos.

─Pos que quiere, se me olvido jajaja.

─Esto no es causa de risa, ándale vamos que te están esperando.

Cuando entraron a la habitación Doroteo le dijo a su hija.

─Pos aquí vino el señor, a decirte algo.

─ ¿Cómo está usted señorita?

─Muy bien, pero siga sentado por favor.

A Ramona le agradó la educación del hombre le recordaba a su querido patrón.

─Como ya le había dicho a usted, vine a pedir permiso para conocernos.

─¿Tú que dices a eso mija? Le preguntó Doroteo.

─Pos yo ya le dije que sí, pero que tenía que hablar con ustedes primero, pero le dije que nada más para conocernos, para hacernos novios no.

─Bueno pues ya oyó a la muchacha, eso es nada más para cuando se encuentren por allí, cuando ella esté lista pues sigue lo demás y si no hay más que decir, con su permiso y poniéndose de pie salió de la habitación dejando a Ramona muy apenada, pero en realidad, el tema estaba terminado, Gonzalo se despidió de las mujeres, y se retiró, Ramona rápidamente se fue a la cocina para darle de cenar a Doroteo, ella le dijo como no queriendo.

─Fuiste muy desconsiderado con el jefe, dejándolo con un palmo de narices.

─El será el jefe en el trabajo, pero fuera de allí es un hombre como cualquier otro, y no le iba a estar deteniendo las jetas.

Ramona ya no dijo más. Al día siguiente Ramona le dijo a su hija.

─Pero mira nada más que suerte tienes, fijarse en ti el jefe, si te llegarás a casar con él vas a tener de todo, él es un buen hombre y, por lo que pude saber es viudo él ya sabe cómo tratar a una mujer.

─Ay ama apenas lo voy a conocer y usted ya hasta me está casando.

Julia pensó ─ a buena hora se me ocurrió decirle al viejo que viniera a hablar con mis padres ahora mi madre me va a estar fastidiando a cada rato con eso.

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