Parte/15/La inauguración del tren

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Pasaron cinco años en los cuales Ramona procreo otros dos hijos un niño y una niña, cuando estaba a punto de nacer su hija, le hizo una petición a doña Licha.

─Doña Licha ya no quiero tener más hijos ¿usted puede hacer algo?

Mira muchacha yo en las cartas vi que ibas a tener cuatro hijos y todavía te falta otro, pero bueno el destino se puede cambiar, hay dos maneras de que ya no tengas más hijos, una es que ya no tengas relaciones con tu marido, lo cual eso no va a pasar él está muy joven, todavía le quedan muchos años de virilidad.

Dicho esto, guardo silencio. Ramona le pregunto

─¿Y la otra solución cuál es?

─Que te voltee la matriz ¿estás segura que ya no quieres tener más hijos.

─Estoy segura, yo de mi parte nada más hubiera tenido a mi Doroteo, pero Dios me mando otros dos.

­─Está bien en cuanto nazca tu niño te arregló tu matriz para que nada más te quedes con tres.

Así lo hizo en cuanto la criatura nació doña Licha, le unto un aceite medicinal con un olor horrible, le masajeo el estómago y cuando menos lo esperaba Ramona sintió un jalón en el estómago, doña Licha le dijo.

─Listo ya está.

Enseguida la fajo muy bien y le dio instrucciones.

─Aunque ya lo sabes, por ningún motivo debes tener relaciones en toda la cuarentena.

─No, pos si eso ya lo sé.

─Algunas veces los maridos no respetan a las mujeres y las obligan a cumplir con su obligación, te voy a cocer unas yerbas medicinales, te las bebes tomas como agua de uso, eso va a ser por una semana.

─¿Y ya con esto ya no voy a tener niños?

─ Ya no, solamente que tu quisieras tener otro hijo te vuelvo a componer.

Ramona siguió las instrucciones tal como le dijo doña Licha y ya no volvió a tener más hijos solo tres, dos hombres y una niña, Doroteo quería a sus tres hijos por igual, pero tenía preferencia por su hija.

Cuando al fin terminaron las vías del tren que iban a conectar la ciudad de Guadalajara con los pueblos anexos, el gobernador del estado en compañía de algunas personas importantes, viajaron en el tren en cada pueblo que paraba daba un pequeño discurso en el pueblo donde vivía Ramona no fue la excepción, es por eso que los dirigentes del ferrocarril hicieron una verbena popular, se construyó un pequeño estrado para que el gobernador dirigiera unas palabras a los pobladores del pueblo.

Junto con los personajes, venía fotógrafos de los periódicos más importantes de esa época, cubriendo el evento, cuando llegó el tren al pueblo, bajo el gobernador y las personas que lo acompañaban se dirigieron al estrado y los pobladores donde se aglomeraban las personas, Ramona no quiso exponer a sus niños a ser pisados o aplastados por la muchedumbre, es por eso, que quedó sentada sosteniendo a su pequeña hija en sus brazos sus dos niños permanecieron parados a su lado, lucia muy bonita.

Ella lucía como siempre con su pelo negro peinado en dos trenzas, vestía sus ropas humildes de brillantes colores, parecía una postal mexicana, un fotógrafo rezagado la vio, no pudo menos que admirar la belleza de la mujer y sin que ella se diera cuenta le tomó una fotografía, así sin poses de reina ni mucho menos, ella en si ya era una diosa azteca, como la bautizo el fotógrafo, Ramona volteo hacia el hombre, pero este se fue alejando hacia el estrado a cubrir el evento.

Después del mini discurso del gobernador, toda la comitiva subió al tren, siguiendo la ruta trazada, enseguida empezó la verbena, la gente disfruto mucho, el evento fue recordado por mucho tiempo.

A la mañana siguiente, el patrón se dispuso a desayunar, abrió el periódico como lo hacía todas las mañanas, seguía las noticias de todo lo referente al tren, ya que le iba a facilitar mucho las cosas para trasladar su mercancía, estaba muy entretenido viendo las primicias de la noticia, había varias fotografías del gobernador y sus acompañantes, también había fotos de algunos trabajadores, pero la que más le llamo la atención fue la de una mujer con sus tres hijos, el corazón le dio un vuelco.

No podía creer lo que sus ojos estaban viendo, esa mujer era sus ojos bellos, uno de los niños llamo poderosamente su atención, parecía que se estaba viendo así mismo cuando tenía la misma edad de la criatura, corrió a su habitación abrió un cajón y saco varias antiguas fotografías busco entre todas y encontró la que buscaba era él, tenía más o menos la misma edad de la fotografía del periódico, las comparo los dos niños tenían un parecido enorme solo los diferenciaba la ropa, el color del pelo y los ojos los del niño del periódico eran oscuros, el lucía elegantemente vestido mientras que el otro niño vestía ropa humilde.

Ese mismo día fue en busca del periodista que firmaba el reportaje, cuando lo encontró y le pregunto.

─¿Usted es Lucas Garay?

─A sus órdenes ¿En qué lo puedo ayudar?

─Disculpe ¿En dónde tomó está fotografía?

El hombre al ver la fotografía de Ramona le dijo al patrón.

─También lo impacto la belleza de la diosa azteca.

─Señor por favor, es muy importante que me diga en dónde tomó esta fotografía.

─La tomé en uno de los tantos pueblos que recorrimos con motivo de la inauguración del tren.

─Eso ya lo sé, lo que me interesa saber es el nombre del pueblo.

─Permítame un momento por favor.

El periodista consulto una libreta de apuntes, el patrón esperaba ansioso por la respuesta.

─A mire aquí esté, el pueblo se llama san Pedro del rincón.

─¿Queda muy lejos de la ciudad?

─A tres horas viajando en tren.

─¿Me puede vender el negativo, necesito una fotografía original que tenga más nitidez?

El periodista intuyó que por la forma de vestir del patrón era una persona adinerada y también sabía que le iba a renumerar muy bien el favor.

─Yo mismo se la puedo revelar, se la tengo para mañana, solo dígame a dónde se la hago llegar.

─No hay necesidad que la mandé a ninguna parte yo mismo pasaré por ella.

Al siguiente día el patrón paso por la fotografía, éste no solo le entrego una si no tres, se las entrego junto con el negativo, el patrón le pago al periodista lo acordado más una cantidad de dinero extra por el favor, volvió a mirar la fotografía ya no le cabía la menor duda de que esa bella mujer era Ramona, sus ojos bellos, beso la fotografía una y otra vez, pensando en que era un milagro que su hijo siguiera con vida pese al pesimismo del doctor.

Recordó las palabras que siempre le decía su madre.

─Deja que las cosas fluyan, si algo es para ti las cosas llegan solas, y lo estaba comprobando.

Ahora solo hacía falta una cosa, como aparecer por el pueblo, no podía arriesgarse a ir el mismo, el marido de Ramona no lo conocía, pero Alejandro si, y por más tiempo que hubiera pasado claro que lo iba a reconocer, tampoco quería desubicar a Ramona él estaba seguro de sus sentimientos sabía perfectamente que la seguía amando como el primer día que la conoció, pero ¿Acaso ella todavía lo amaba? cabía la posibilidad de que ella ya lo hubiera olvidado, ella todavía era una niña cuando todo pasó, acaso su marido había logrado, sacarlo del su corazón de su amada y ahora era a él, a quien ella amaba.

De pronto sintió unos celos terribles, solo de imaginarla en brazos de otro hombre, en ese momento quiso correr y enfrentar al marido, arrancarla de sus brazos, pero la cordura lo volvió a la realidad sabía que él, no era un hombre libre, por un momento cruzo por su mente mandar matar al marido y a su mujer, sabía que solo ellos se interponían en su felicidad, pero al mismo tiempo pensó.

─Qué derecho tengo de arrancarle la vida a dos seres inocentes, dejar huérfanos a mis hijos y a los tres de Ramona.

Lo embargo la pena, la misma pena que sintió cuando la arrancaron de su lado, la tenía tan cerca, pero a la vez tan lejos. 

RamonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora