Parte/34/La exposición

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Mientras Ramona estaba sufriendo la muerte de su amado, a los pocos días en una elegante galería se exponían las fotografías que había tomado Alicia y que Clementina había rescatado se ofreció un coctel, donde el principal invitado fue Doroteo Jr.

Recorría la galería admirando las fotografías, él aparecía en varias de ellas cuando apenas era un niño, jugando, peleando, acompañado de su hermano Román, con la carabina al hombro, cuando su padre los llevaba de cacería, otras pescando, sentados a la orilla de la laguna, calentando sus tacos en una fogata, comiendo, riendo, También había varias de su madre, moliendo el nixtamal en el metate, otras haciendo las tortillas, lavando la ropa, sentada con doña Licha y otras mujeres bordando, otras más acompañada de su padre.

Algunas más eran sus abuelos, sus tíos, de los hombres trabajando en las vías, sembrando la tierra, Alicia había captado con su cámara muy bien la vida sencilla de los pobladores de san Pedro del Río, de pronto apartada del grupo vio una fotografía que llamo poderosamente su atención, le pregunto a Clementina.

─¿Por qué esa fotografía está apartada del grupo?

Esta no pertenece al grupo, si pones atención está tomada en la ciudad, todas las otras son del campo se me hizo interesante y la expuse.

─¿Quiénes son?

─No lo sé, le preguntaré a mi tía ella lo debe de saber ya que ella tomó la fotografía,

En esos momentos le hablaron a Clementina.

─Perdón me llaman, nos vemos luego.

Se retiró rápidamente, él se quedó viendo la fotografía detenidamente se sobresaltó del tremendo parecido de la mujer con su madre.

─¡Esta mujer es mi madre!

Pero inmediatamente descarto esa idea.

─No, no, esa mujer no puede ser mi madre, esta va elegantemente vestida tan solo el collar que lleva al cuello vale una fortuna, es muy joven, se ve que el hombre le lleva muchos años, él se me hace conocido.

─Donde lo he visto, yo lo he visto en alguna parte.

Forzó a su mente de pronto lo recordó.

─¡Ya sé de dónde lo conozco, fue el padrino de generación, fue el quien me entregó mi título de Ingeniero automotriz.

Como lo podía olvidar, ese hombre lo había visto con el mismo orgullo, que el de su padre Doroteo recordó que en lugar de darle la mano como a todos los demás alumnos le dio un fuerte abrazo, lo sintió temblar de emoción. Clementina regresó a su lado.

─Perdón por dejarte, veo que sigues viendo la fotografía ¿ya te percataste del tremendo parecido?

─Perdón ¿Acaso conoces a mi madre?

­─En persona no, solo en fotografía, después de todo hay muchas de ella en la galería, pero yo me refería a tu madre con lo del parecido yo me refería al señor elegante y a ti.

─Pero que cosas dices, como que me parezco al señor de la fotografía.

─A mi te me haces igualito, solo que tienes la piel, el pelo y los ojos oscuros, pero en todo lo demás, podrías pasar por su hijo.

─Jajaja, no digas tontería por favor y discúlpame me tengo que ir, luego te visito ya que me interesaron varias fotografías que me gustaría conservar.

─Está bien, gracias por asistir, nos vemos luego.

A los pocos días busco a Clementina la encontró en la galería.

─Hola aquí me tienes de vuelta, ahora que tengo tiempo voy a escoger las fotografías.

─Hubo mucha gente interesada en comprar las fotografías, pero mi tía me dijo que todas en dónde aparecías tú y tu familia, les pertenecen a ustedes.

─No lo puedo creer, pero a quién le interesaría comprar esas fotografías.

─Yo también estoy impresionada, los que se interesaron fueron los miembros del ferrocarril, quieren todas las referentes al ferrocarril.

También vinieron una comitiva de tu pueblo, van a hacer un museo para exponerlas, indefinidamente para las futuras generaciones las vean.

─Me parece buena idea, tienes mi autorización de venderlas, ahí van a tener oportunidad de verlas todas las personas que aparecen en ellas y otra cosa más esas fotografías pertenecen a tu tía Alicia, ella es la que debe de recibir el dinero recabado, la que sí quiero que me vendas es la del matrimonio adinerado.

Lo siento mucho, pero que ya está vendida.

─¿Tan pronto se vendió?

─Sí, Unos días antes de la inauguración de la exposición, el señor murió, cómo era un hombre muy importante, la compraron de forma anónima, pero no te preocupes tengo el negativo, te puedo sacar una copia, solo que te vas a esperar un tiempito porque en estos días voy a andar muy ocupada.

─Te lo voy agradecer. Bueno me tengo que ir, me avisas cuando la tengas.

─Claro que sí, estamos en contacto.

Doroteo salió de la galería con una opresión en el pecho, sintió una gran tristeza saber del deceso del hombre, no se explicaba el porqué, si tan solo lo había visto una sola vez.

RamonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora