Parte/19/El viaje

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El próximo lunes, cuando Alicia termino sus clases, ya la estaba esperando Ramona para que le contará todo lo sucedido.

─¿Lo viste? ¿Cómo está? ¿Qué te dijo?

─Tranquila, te lo voy a contar todo.

Alicia le entrego su cadena enseguida le contó cómo había sido el encuentro termino diciendo.

─No sé, cómo le voy hacer, pero ustedes tienen que encontrarse él te sigue amando al igual que tú a él.

─¿Crees que eso sea posible?

─Creo que sí, solo que tenemos que descubrir cómo lo haremos. Ah se me olvidaba te mando este presente.

─¿Qué es?

─No lo sé, abre la caja para que lo sepas.

─Pos si verdad, ja, ja, ja.

Cuando Ramona abrió la caja se quedó gratamente complacida, era una variedad de dulces finos de los mismo que él, le solía llevar. Copiosas lágrimas surcaron sus mejillas.

─Pero no llores, anda come un dulce, las penas con pan son buenas.

Las dos degustaron del regalo del patrón.

Pasó algún tiempo donde todo siguió igual, pero un buen día que estaba reunida la familia en casa de

Alejandro, éste los sorprendió con una gran noticia.

─¿Qué les parece si vamos a Guadalajara?

─Deberás Alejo ¿Nos vas a llevar a Guadalajara?

─Seguro que sí, vamos aprovechar que no nos cobran el pasaje del tren, cuando nos vinimos de la hacienda no conocimos nada, del mesón nos fuimos a las oficinas donde estaban contratando a la gente, prácticamente no conocimos nada, y dirigiéndose a Doroteo le dijo.

─Y tú Doroteo, sí que no conoces nada.

A Doroteo no le gustaba viajar, ni tenia deseos de hacerlo y si no hubiese sido por el problema que tuvo en su comunidad jamás hubiera salido de ese lugar, él respetaba mucho a Alejandro como para negarse a esa invitación que su suegro les hacía con tan buena voluntad, es por eso que le contesto.

─Pos no, no conozco y sí que estaría bueno aprovechar y, para cuando sería el viaje.

─Nos podemos ir el viernes y regresarnos el domingo para que nos convenga.

─¿Pero, en dónde vamos a dormir? son dos nochis.

Ramona que hasta ese momento no había hablado, sugirió.

─Podemos llegar a la casa de la señorita Alicia, ella siempre nos la ha ofrecido su casa, dice que tienen dos cuartos desocupados que eran de sus hermanos los más grandes, pero desde que ellos se casarón nada más los usan pa cuando tienen visitas.

─Pues allí está, hay que decirle a la señorita y si ella dice que sí, pos ya se hizo y si no, pos llegamos al mesón, que al cabo no esta tan caro. Dijo Alejandro.

Alegremente.

─Yo creo que, si va a querer, a mí siempre me está diciendo que vayamos, que ella se encarga de llevarnos a pasear─, dijo Francisca

─Bueno mija, pues no se diga más, tú encárgate de decirle─, dijo Alejandro dirigiéndose a Ramona.

Ese día era domingo, cuando llegó el tren a las seis de la tarde Ramona estaba esperando a Alicia en el andén cuando la vio bajar corrió a su encuentro a darle la noticia.

RamonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora