Parte/36/Confesiones

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Doroteo Jr. en la primera oportunidad encaró a su madre

¡Hijo a que se debe tu visita, nunca vienes entresemana, pero pasa, pasa no te quedes parado en la puerta!

─Madre no me agradezcas la visita ¿Te dice algo el nombre de Jean Betancourt?

Ramona al oír el nombre del patrón, se le fue el color de la cara, se le aflojaron las piernas del impacto de la pregunta, su hijo le acerco una silla y la ayudo a tomar asiento.

─Yo, yo no sé de qué me hablas, yo no conozco a nadie con ese nombre.

─Mamá por favor, no lo niegues, lo sé todo, pero quiero tu versión de los hechos.

─Yo, yo no sé nada, no sé nada.

─Madre no te andes por las ramas, te lo pregunto porque es un asunto que me atañe directamente a mí.

Doroteo le hablaba a su madre, mirándola directamente a los ojos, ella seguía negando.

─No sé a qué te refieres con que lo sabes todo.

─Por favor mamá, no estoy aquí para juzgarte, solo quiero saber la verdad de tu propia boca.

─¿De qué hablas? Por favor dime a que viene este interrogatorio.

─Bien ya que veo que tienes un ataque de amnesia te lo diré yo. Sé que Doroteo no es mi padre biológico.

Ramona se sintió un mareada tal parecía que iba a perder el sentido, su hijo se angustio, rápidamente fue a la cocina trajo un vaso con agua y se lo dio a beber a su madre, cuando ésta terminó de beber el agua, su hijo le preguntó.

─¿Te sientes mejor? Si lo prefieres, dejamos el asunto para otra ocasión.

─No, no estoy bien. ¿Cómo te enteraste?

─Me llegó un citatorio de una notaría, mi padre biológico me incluyó en su testamento, no te voy a juzgar el me dejo una carta dónde me explica todo, la puedes leer si gustas.

Ramona tomó la carta entre sus manos temblorosas, mientras la leía copiosas lágrimas rodaban por sus mejillas, haciéndola recordar la reciente muerte de su amado, cuando terminó de leer, se la regreso a su hijo.

─Estas joyas te pertenecen.

─Guárdalas, has lo que creas conveniente con ellas.

─Madre como fue que terminaste casada con mi padre Doroteo.

─Te lo contaré todo sin omitir nada.

Nosotros vivamos en una hacienda muy grande cuyo dueño era tu padre...

Tal como se lo prometió le contó todo, no menciono a Alicia no quería involucrarla y como no sabía la reacción de su hijo, no deseaba que por su culpa Doroteo perdiera el respeto que sentía por su amiga, termino su relato diciendo.

─Por azahares del destino nos volvimos a encontrar, al volvernos a ver supimos que nuestros sentimientos no habían cambiado, el me seguía amando tanto como yo lo amaba a él, es por eso que ideamos la manera de encontrarnos cada cierto tiempo.

─Esos encuentros sucedían cada vez que ibas a la ciudad por la despensa.

─Así es, tanto para él como para mí, lo más importante antes que nuestro amor eran nuestros hijos, es por eso que nunca abandonamos nuestro hogar, ese hombre fue el amor de mi vida. A Doroteo siempre le voy a estar agradecida por lavar mi honor y aceptarte como a su propio hijo, te libró de ser señalado como un hijo bastardo.

Antes de reencontrarme con Jean, puse todo mi esfuerzo para amarlo, pero mi amor por Jean fue más fuerte, Doroteo al igual que yo, estaba enamorado de su mujer, la madre de su hijo, él sufrió mucho con su muerte yo fui testigo de eso, así como yo estoy sufriendo la muerte de tu padre.

Doroteo abrazo a su madre, los dos lloraron él hijo quedó conmovido con la historia de amor de su madre pensó para sí mismo.

El sacrificio que mi madre hizo al casarse con un hombre tan diferente a su verdadero amor, solo demuestra el inmenso amor que siente por mí.

─Te amo mamá.

─Y yo a ti, tanto como amo a tus hermanos. 

RamonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora