Parte/27/Julia/continuación

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Pasó el tiempo en que Julia por más que espió a doña Chelo y a su madre, nunca pudo descubrir nada que indicará que su madre le era infiel a su padre, cuando la joven cumplió 16 años, llegó un nuevo empleado a las oficinas de la estación del tren, era el nuevo jefe, era el cargo más importante entre los trabajadores, el señor tenía 36 años, se supo que era viudo sin hijos, que su esposa había contraído tuberculosis a los pocos meses de casados, en esos años eran muy pocas las personas las que sobrevivían a esa enfermedad, la señora murió dejando al hombre sumido en la más amarga soledad.

Ya habían pasado algunos años del acontecimiento, cuando conoció a Julia, su corazón despertó, comprendió que ya estaba listo para una nueva relación, aunque tenía sus dudas de que la joven le hiciera caso, él no sabía la edad de ella, pero si vio que apenas era una jovencita.

Cierto día Julia iba acompañada de su mejor amiga Isabel, el hombre la abordo.

─¿Me permite unas palabras señorita?

Las chicas detuvieron su marcha y, cuando vieron que era el nuevo jefe, Julia le contesto.

─Con cuál de las dos quiere hablar.

Con usted, si no es mucha molestia.

─Dígame señor ¿Qué se le ofrece?

─Me gustaría entablar una mistad con usted.

Ella se quedó muy sorprendida, ya que, por un momento pensó que el señor le iba a preguntar algo de su padre u otra cosa, pero nunca que le pidiera entablar una amistad con ella, después que le pasó el asombro ella río diciéndole.

─Conmigo ¿Y con mi amiga no?

A él le gusto el desparpajo de la joven le contesto, él esbozó una sonrisa.

─Mire señorita yo quiero conocerla más a usted.

─¿Con que fin?

─Con el fin de que, si le gusto, aunque sea un poquito lleguemos a algo más.

Ella se puso la defensiva, contesto con otra pregunta.

─¡Así! ¿y a qué más quiere que lleguemos?

─No, malinterprete mis palabras, mis intenciones son buenas, mi deseo es conocerla y si fuera posible que acepte ser mi novia.

Ella ya no supo que contestar sólo atinó a decir.

─Déjeme pensarlo, ya nos tenemos que ir mi amiga y yo.

─hasta pronto señoritas.

Ellas se fueron rápidamente, Isabel le dijo a su amiga.

─¡Ay! que suerte tienes, imagínate, ser la novia del meritito jefe, quien fuera tú.

─Si, pero esta re viejo.

─Pero también este re guapo, además para que quieres un joven, los viejos quieren más que los jóvenes, pa muestra un botón, ahí tienes a tu abuelo don Alejo, quiere re mucho a mi ama, imagínate todo lo que te va a querer el jefe, un joven y mucho menos si es guapo te va a hacer de chivo los tamales con la primera que se le ponga enfrente, (engañar).

─Que cosas dices.

Pasaron los días Julia, ya se le había olvidado el asunto, cuando un buen día la volvió abordar el jefe, ella iba sola.

─Señorita ¿Y, ya pensó en lo que le dije?

─Francamente no, ya hasta se me había olvidado.

─Porque no empezamos de nuevo y nos empezamos a conocer mi nombre, es Gonzalo Quiñones mucho gusto en conocerla le dijo sonriéndole con la mano extendida.

RamonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora