Yaguareté·Abà II

由 azanatoslagesis

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Avisos Previos
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Epílogo

Capítulo 11

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由 azanatoslagesis


ADVERTENCIA: Este capítulo contiene un alto contenido de material solo para adultos.




Stiles dió la vuelta en la cama y se encontró de frente con Derek profundamente dormido. Se levantó y fue al servicio. Se lavó la cara y, al ver su reflejo, casi no se pudo reconocer. Tenía los ojos rojos e hinchados de todas las lágrimas del día anterior. Abrió el armario del baño y sacó dos pastillas que engulló con algo de agua y salió esperando que hicieran efecto pronto porque si no, su cabeza estallaría.

Miró con tristeza a la cama y se encontró con el lobo aún en su sueño más profundo. Tanto, que un leve ronquido salió de su garganta y él no pudo evitar sonreír. Se acercó y le dio un beso en la frente.

Sin duda, Derek no era para nada como él había creído. Cuando le conoció, odiaba al hombre que ahora estaba tumbado en la cama. Le aterraba. Con su pose de chico malo, de indomable... pero él había descubierto cuán grande era de corazón. Él había llegado a arañar las paredes del increíblemente seco e insensible lobo amargado y había descubierto que, en realidad, el lobo malo del cuento era sólo ficción.

Vale. Sí. Derek seguía imponiendo respeto con sólo una mirada o un ceño fruncido, pero Stiles sabía y podía jurar sin miedo a equivocarse que eso era sólo una fachada. Que el lobo tenía un gran corazón; un corazón que él había dañado una y otra vez y, aun así, había sido perdonado.

Tomó aire con fuerza y decidido fue hasta la puerta. Iba a hacer todo lo posible por hacer que Derek volviera a confiar en él tanto como Stiles confiaba en el lobo. Haría que volviera a confiarle su propia vida.

Y como su padre le había dicho un millón de veces cuando de pequeño le mentía acerca de sus juguetes o sus deberes: "la confianza se pierde en un segundo, pero se tarda mucho tiempo y mucho esfuerzo en recuperarla". Así que salió a la aún oscura mañana para buscar algo con lo que comenzar bien la mañana y demostrarle a Derek todo lo que sentía. Y aunque no todo se arreglaría con un rico y dulce desayuno, por algo se debía empezar.

***

Cuando Stiles volvió a casa, escuchó de fondo el ritmo tranquilo del corazón de Derek, que seguía prácticamente en la misma posición en la que lo dejó. Puso a preparar café mientras desempaquetaba las tartas y ensaimadas que había comprado para el desayuno.

No estaba seguro de cuáles iban a ser sus preferidas, así que había cogido de todos los sabores que había en la tienda: de fresa, arándanos, naranja y limón. Todas tenían una pinta deliciosa, aún así, se puso a mezclar los ingredientes para hacer tortitas él mismo. El olor a tortitas siempre era algo que animaba a la gente en su despertar y, por lo que ya sabía, Derek era de esas personas con mal genio en la mañana y con peor genio aún cuando se le despertaba bruscamente.

Cuando estaba mezclando los huevos con la harina y la leche, la espátula con la que más tarde daría vuelta a las tortitas, cayó sobre el frío y duro suelo de hormigón, rebotando varias veces y haciendo un ruido terrible para alguien sobrenatural con los sentidos tan desarrollados.

Stiles se quedó de piedra, sin mover un sólo músculo. No tuvo que esforzarse para escuchar un gruñido que venía de la cama y luego un pie descalzo sobre el suelo, seguido de otro... y varios pasos acercándose a la zona de la cocina.

Derek apareció ante él con cara de pocos amigos y el ceño fruncido. Stiles, en cambio, estaba con las varillas de batir en una mano y con la otra sujetaba el bowl para así hacer el menor ruido posible. El lobo separó los labios para empezar a soltar improperios, pero los cerró de nuevo cuando su mirada se clavó en la tarta de arándanos. Stiles, si no fuera por conocer el estado de ánimo del lobo por las mañanas, hubiera reído al verle olisquear en dirección al pastel.

-Siento el ruido... se cayó sola. -dijo soltando las varillas para señalar la espátula.

-¿Tarta de arándanos? -contestó acercándose a la encimera.

-Me desperté y pensé en traer el desayuno... pero no sabía cuál querrías.

-¿Es para mí? -preguntó mirándole de nuevo, a lo que Stiles contestó con una leve sonrisa y asintió. -¿Y qué haces? -preguntó mirando el bowl.

-Tortitas. -dijo soltando todos los utensilios y acercándose a la bolsa de la compra para empezar a sacar botes. -También he traído sirope... hay de arce, vainilla, caramelo y fresa.

-Déjame adivinar: no sabías cuál querría. -dijo con una media sonrisa, a lo que Stiles sonrió, asintió, y se rascó la nuca. -¿Y sabes hacer tortitas?

-Eso creo...

-Trae, anda. -dijo apartando a Stiles y comenzando a batir él. -Date una ducha si quieres. Cuando salgas estarán ya listas para freír.

-La idea era que yo te las haría a ti. -protestó Stiles empujándole para ponerse él frente al bowl. -Ve a la ducha. Yo me encargo.

Derek le miró con las cejas alzadas pero, tras un suspiro, comenzó a ir hasta el baño. Poco después, Stiles comenzó a escuchar el grifo de la ducha y cuando salió aún con el pelo mojado y una toalla a la cintura, las primeras tortitas estaban recién hechas, expulsando un olor delicioso.

El lobo no dijo nada al respecto, pero Stiles pudo escuchar un "ummmm" casi inaudible saliendo de él. También captó alguna mirada desde el fondo del loft, mientras aparentaba coger la ropa que se pondría. Stiles no pudo evitar sonreír pensando en el que el "gran lobo malo" se ablandaba frente a la tarta de arándanos y tortitas recién hechas.

Minutos después, Derek se acercó a la encimera y sacó dos tazas del armario junto con un mantel que puso sobre la mesa de té.

-¿Café o té de Deaton? -preguntó a su espalda.

-Té de Deaton. -refunfuñó Stiles de mala gana.

-Oooops. -dijo Derek lanzando el frasco de las hierbas "medicinales" del veterinario por la misma ventana por la que la noche anterior había lanzado Stiles el gazpacho y la chaqueta gris.

-¡Derek!

-Huele fatal y no quiero que tape el olor a tortitas. -dijo llevando la jarra de café recién hecha y la tarta de arándanos a la mesa. -Además, si vas a comer tarta y tortitas, ¿qué más dará algo de café? -murmuró desde la zona del salón, volviendo a por más cosas para llevar.

Minutos después, ambos estaban sentados a la mesa: Derek sobre el sofá y Stiles frente a él sobre un cojín en el suelo, como solía hacer cuando cenaban todos juntos en el loft. Derek no tardó ni un instante en coger un trozo de tarta de arándanos y llevárselo a la boca.

-¿Te gusta? -preguntó sonriente Stiles, viendo cómo Derek asentía aún con los ojos cerrados, degustándola. -Yo añoraba el sabor a café. -añadió dándole un sorbo pequeño después de olerlo.

Derek se levantó de golpe y fue hacia la cocina a grandes zancadas, volviendo al rato con los siropes, aún relamiéndose del sabor de la tarta. Puso todos los botecitos sobre la mesa y cogió una tortita, comiéndola sin sirope alguno.

-¿No le echas sirope? -preguntó sorprendido Stiles.

-Me gustan con miel. -dijo encogiéndose de hombros.

-¿Miel? Mierda... la vi, pero pensé que nadie normal comería tortitas con miel.

-Stiles... para. -dijo serio, llamando la atención del jaguar. -Sé lo que estás haciendo y no hace falta.

Stiles abrió la boca para hablar, pero no pudo porque Derek le metió sin preguntar una tortita prácticamente entera en la boca.

-No hables. -dijo volviendo a coger otra tortita. -Desayuna, que te llevo al hospital a ver a tu padre.

-¿Me... defas un farbador?

-¿Qué? -preguntó con una mueca Derek. Stiles tragó la tortita ayudado por un trago de café y repitió.

-Que si me dejas un cargador... mi móvil se ha muerto.

Derek asintió llenándose la boca de tortita y fue a por su propio cargador a la mesilla de noche, que enchufó a la corriente y conectó el móvil de Stiles, mientras ojeaba su propio móvil.

-Scott me pregunta por ti. -dijo lanzándole su teléfono al jaguar, que cogió sin problemas.

Stiles comenzó a teclear con rapidez mientras Derek se terminaba su café y se recostaba sobre el sofá, saciado completamente, quedándose mirando al techo y escuchando los ágiles dedos de Stiles sobre la pantalla mientras bufaba en ocasiones y reía en otras. Al cabo de unos minutos, lo bloqueó y escuchó cómo se levantaba para llevar cosas a la cocina.

-Stiles... -le llamó el lobo sin necesidad de gritar.

-¿Ehm? -preguntó asomando la cabeza por el respaldo del sofá.

-Ven.

-Estoy recogiendo. -dijo cargando sus brazos con los siropes y las tazas vacías.

-Que vengas. -gruñó Derek de nuevo.

-¡Que voy!

-¡Ya! -ordenó Derek.

Stiles se puso al lado de sus piernas con los brazos en jarras y mirándolo exasperado. Derek esbozó una sonrisa y tiró de él hasta tenerlo encima.

-Sin tantos humos, eh... -dijo en un gruñido antes de atacar directamente al cuello del jaguar, que se apartó un poco por la sorpresa.

-¡Derek! -exclamó riendo Stiles. -¡Me haces cosquillas! -siguió entre risas Stiles mientras, en efecto, la barba algo más larga de lo habitual de Derek le hacía cosquillas en el cuello.

-Shhh... -Derek le tapó los labios con un dedo y, cuando los ojos de Stiles se clavaron en los suyos, se acercó de nuevo para besarlos... casi devorar los labios de su jaguar mientras sus manos se escabullían dentro de su camiseta, haciendo que el más joven se estremeciera con cada caricia.

Stiles decidió que él también podría disfrutar de piel ajena y, tras acomodarse sobre el lobo, comenzó a subirle poco a poco la camiseta para descubrir su torso al completo. Derek subió los brazos y se incorporó para facilitar que le quitara la prenda, a la vez que así podría desnudar más fácilmente a Stiles, quien aunque aún con pantalones, se sentía completamente desnudo ante el lobo, que lo devoraba con ojos sobrenaturales.

-Derek...

-Shhh... -repitió justo antes de acercar su boca al blanco y levemente musculado abdomen de Stiles. Lamió con sumo cuidado, besó e incluso arañó con sus colmillos toda la piel que había quedado a la vista... incluso midió con sus propios colmillos el tatuaje de la dentadura que había convertido a Stiles en un ser tan... tan Stiles.

Derek se quedó parado un momento, con la mirada clavada en el tatuaje... momento que Stiles aprovechó para arremeter contra el pecho del lobo, besando y mordisqueando lo rosados pezones que, a esas alturas, ya estaban reclamando atención.

El lobo cogió a Stiles por los muslos y lo llevó en volandas hasta la cama, con las piernas del jaguar rodeando su cintura. Una vez lo lanzó sobre la cama, le dejó encerrado en una prisión de carne, músculo y piel mientras atacaba su boca con fiereza y las manos comenzaban a desabrocharle los vaqueros. Stiles gemía atorado por tanta atención tan repentina, pero suspiró apenado cuando vio cómo Derek se incorporaba de golpe y lo miraba con una mirada extraña que no supo descifrar.

-¿Estás... -comenzó Stiles, viendo cómo Derek se levantaba y se alejaba- ...bien?

Stiles se incorporó para mirar por donde se había ido Derek, pero el lobo volvió antes de que pudiera terminar de levantarse. Lucía una sonrisa animal y llevaba uno de los frascos de sirope en las manos.

-¿Derek? -preguntó atónito con una sonrisa en los labios, sonrisa que terminó convirtiéndose en carcajada cuando Derek alzó las cejas y volvió sobre él decidido.

El loft se vio invadido por el ruido de risas y besos, hasta que un "plop", sonido que bote de sirope hizo al abrirse, interrumpió las risas de Stiles, que cerró los ojos y aspiró con fuerza al notar el sirope caer sobre se pecho.

-Está frío... -se quejó Stiles, pero pronto negó lo dicho al notar la cálida lengua de Derek borrando todo rastro del viscoso pringue. -Después voy a estar todo pegajoso... -murmuró el jaguar.

-Me da igual. -dijo vertiendo un poco más, esta vez justo en el límite de sus pantalones.

-Ah... -suspiró Stiles al notar cómo Derek lo lamía, de nuevo, y sintiendo también algo atrapado en sus pantalones se alzó para cambiar de posiciones con el lobo que, aunque no demasiado convencido, se dejó hacer.

Stiles, en cambio, fue mucho más artístico y dibujó líneas curvas y en ocasiones espirales, a lo largo y ancho del pecho, abdomen y bajo vientre del lobo y, antes de lamer con inusitada atención, sopló sobre el sirope, haciendo que Derek se estremeciera y por impulso, levantara las caderas.

El jaguar lamió todos y cada uno de los recovecos en los que había derramado sirope. Mientras tanto, sus ágiles manos desabrocharon el botón de los tejanos que Derek se había puesto después de la ducha (los cuales adoraba porque le hacían un culito aún más perfecto al lobo) y se los bajó sin dudar. Su sorpresa fue al ver que Derek no llevaba nada más que los pantalones.

-Eso es antihigiénico. -dijo negando con la cabeza con media sonrisa, a lo que Derek contestó con una risa y se encogió de hombros.

-Tu solito decidiste bajarme los pantalones. -dijo estirando los brazos para alzar al jaguar sobre él y poder besarle.

Entre beso y beso, Derek aprovechó que Stiles se creía con ventaja por estar arriba, para acariciarle la espalda y poco a poco bajar a su trasero. Introdujo las manos por dentro del pantalón y del calzoncillo y tocó sin ningún intermediario las nalgas de su novio, que tembló de anticipación, pero se dejó hacer.

Poco a poco, y a medida que Derek iba memorizando cada centímetro de piel de Stiles, que movía levemente las caderas, ejerciendo presión en el pene del lobo completamente al descubierto, el moreno se hizo hueco entre las nalgas, comenzando a acariciar la apretada entrada del jaguar, que le miró entonces con ojos ambarinos rebosantes de deseo, amor y felicidad por sentirse perdonado.

Derek le besó tiernamente mientras que introducía uno de los dedos en el apretado Stiles, que gimió contra sus labios y, a medida que profundizaban el beso, también lo hacía el dedo corazón del lobo, buscando hacerse hueco.

Dócilmente, Stiles rodó sobre la cama, dejando que Derek se pusiera encima y, sin dejar de besarse, se deshiciera de los pantalones y la ropa interior de Stiles, que acariciaba el cuello del lobo.

Los dos estaban desnudos por fin y se miraban a los ojos, manteniendo una conversación silenciosa, una conversación que sólo ellos dos entendían. Entonces Derek se acercó a la mesilla y cogió un pequeño bote de lubricante. Se echó abundantemente en la mano y volvió a acariciar y masajear la entrada de Stiles, sintiendo que esta vez, el acceso era mucho más sencillo. Cerró los ojos sintiendo cómo poco a poco, Derek se hacía hueco dentro de él y los volvió a abrir de golpe cuando sintió cómo su pene era rodeado por una cavidad húmeda y caliente.

Miró hacia abajo y se encontró con la cabeza de Derek entre sus piernas, besando, lamiendo y engullendo su miembro con inusitada dedicación mientras que seguía introduciendo sus dedos, cada vez más, dentro de él.

Con el placer que le produjo la visión, tuvo que hacer un esfuerzo para no correrse en ese mismo instante. Instante en el que uno de los dedos del lobo acarició certero el punto adecuado y, sin poder evitarlo, gimió como nunca creyó poder hacerlo.

Derek se apartó con una sonrisa triunfal y alcanzó de nuevo el bote de lubricante, echando otra cantidad abundante en su mano y esparciéndoselo por su miembro. Miró a los ojos a Stiles, pidiendo un silencioso permiso que, sin duda, recibió.

De nuevo, poco a poco, fue introduciéndose en Stiles, que volvió a gemir sintiéndose completamente lleno por el lobo, que quedó quieto, dándole tiempo al jaguar a acostumbrarse a su anchura para comenzar a mover las caderas cuando sintió que la presión era menor.

Según iba aumentando el ritmo, el lobo cogió las piernas de Stiles y se las colocó contra sus hombros, teniendo así más acceso y por lo tanto, llegar a más profundidad. El jaguar respiraba fuerte, gemía y arañaba cualquier cosa a su alcance mientras pedía más. Estaba en tal estado de placer que poco le importó estar completamente sometido a un lobo que entraba y salía de él sin pudor, que acariciaba su próstata certeramente a cada embestida dándole el mayor placer que jamás nadie le había dado...

Derek, por su parte, jamás pensó siquiera en que el chiquillo enclenque que había tenido que aceptar a su alrededor con resignación por ser inseparable de Scott pudiera ser quien estuviera a punto de darle el mejor orgasmo de su vida. Nunca imaginó que ese muchacho insufrible que le sacaba de sus casillas desde hacía tanto tiempo fuera a tener la habilidad de enfadarle, hacerle feliz y hacer querer de nuevo a alguien como sólo él había logrado.

-Derek... yo...

-Shhh -le mandó callar por tercera vez en el día. -Vente conmigo, Stiles... -le susurró al oído, jadeando.



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