~5 DE DICIEMBRE~
Gracias a Dios la cena de ayer había sido todo un éxito. Por suerte, Katherine no se había quedado como Dylan había dicho y eso había influenciado mucho más.
-Buenos días.
-Buenos días. –Respondí viendo como Dylan se sentaba a mi lado.
-¿Y la niña?
-Aún duerme.
-En ese caso... –Anna entró al comedor interrumpiéndolo para dejarle el desayuno. –Quería volver a pedirte perdón por lo de ayer... No volverá a pasar.
-Hey, alto ahí. Ésta es tu casa y tú haces en ella lo que quieras.
-Pero tú vives aquí...
-De eso quería hablarte, Dylan. Me quedaré hasta que pasen todas estas fiestas. Después de ahí volveré a mi casa.
-Está bien. –Dijo agachando la cabeza sin decir nada más. –¿Sabes? Al parecer Katherine pasará las navidades con su familia...
-¿Y?
-Que al menos puedo decir que este año pasaré las navidades con mi familia. –Me encogí de hombros sin saber que decirle.
~20 DE DICIEMBRE~
-Papá.
-¿Qué pasa, pipita?
-Dagua.
-Claro que si, hermosa. –Me acerqué a ellos con el biberón del agua para dárselo a Dylan. –Ay, gracias.
-De nada. –Sonreí sentándome a su lado. –¿Qué tienes pensado hacer esta tarde?
-No sé. Quizás salir al parque. ¿Quieres?
-Sí, hace tiempo que no la llevamos al parque. –Dije de acuerdo con él.
-Yata. –Dylan le quitó el biberón de las manos para ponerlo sobre la mesa.
-Entonces vamos a cambiarnos para ir al parque. –Se levantó para coger a la niña antes de salir del salón.
No me podía quejar de Dylan, se comportaba como el padre que todo bebé querría tener.
~24 DE DICIEMBRE~
Por fin había llegado la noche buena y con ella la llegada de Sofía, Maximilian y Oliver a nuestra casa.
-¡Feliz Navidad!
-¡Igualmente! –Gritaron ambos.
-¡Ay pero que le pusieron! –Dije riendo al ver al pequeño Oliver. Este estaba vestido con un traje de Papa Noel. –Dios, no me puedo creer que lo vistieran así...
-¿A qué está encantador? –Reí mientras Sofía lo sacaba del carro. –¿Y la pequeña de la casa?
-Aquí está. –Dijo Dylan apareciendo con Elyssa en sus brazos. Miró a Sofía que tenía cogido a Oliver para comenzar a reír. –¿Pero qué le hicieron?
-Oye, tampoco te rías de mi hijo... –Comentó Max divertido mientras cargaba a Elyssa. –Hola, pequeño monstruo.
-Ahora no le digas tú cosas a la mía. –Sofía y yo rodamos los ojos. –Ven con tu padrino, campeón. Tú mamá está loca por vestirte así...
Dylan cogió a Oliver en brazos sentándose junto a Max para que ambos bebés estuvieran cerca. Aunque yo creo que Elyssa veía a Oliver como un muñeco más que como a un bebé.
-Oh, veo que ya pusiste los regalos bajo el árbol. –Dijo Sofía mirando las cajas envueltas que habían debajo del árbol de navidad.
-Sí, Elyssa es aún pequeña para darse cuenta de que "Papa Noel" entró por la chimenea y los dejó ahí.
-Bueno, él próximo año si que lo hará.
-Sí. –Reí para ver a Anna salir y volver a entrar a la cocina. –Creo que voy a ayudar a Anna en la cocina.
-Sí, te acompaño.
☼☼☼
-¿Y tus padres?
-No pudieron venir. Lizzie tenía algo de gripe y decidieron no venir para no contagiar a Ely.
-Oh, me hubiera gustado ver a Crystal y Jacob. –Dijo ahora Sofía encogiéndose de hombros.
Crystal y Jacob eran los padres de Dylan. Al principio, creí que no estarían de acuerdo con que su hijo adoptara a un bebé, pero se lo habían tomado bien.
-Están invitados a pasar fin de año con nosotros...
-Oh, no lo creo. Ya le dijimos a mi madre que iríamos a su casa. –Respondió Max mirando a su novia.
-Entonces los verán en el cumpleaños de Ely. Ya queda poco para que cumpla un año. –Dije apartando un poco el plato ya vacío. Ya habíamos terminado de cenar, pero aún seguíamos sentados en la mesa.
-¡Por supuesto! –Gritó emocionada Sofía haciéndonos reír.
-Hora de los regalos. –Dijo Dylan mirando su reloj de pulsera.
-Recogeré todo es...
-No, para ti también hay regalo, Anna. –Dije haciendo que me mirara confundida. –Ya después recogeremos todo esto, no te preocupes. –Anna asintió antes de que todos nos dirigiéramos al salón para acercarnos al árbol.
-Este es para ti, Anna. –Dylan le entregó el regalo a su nana y ésta lo abrió algo tímida. –Espero que te guste.
-Oh, gracias. –Dijo Anna abrazando a Dylan. Su regalo consistía en un billete para su pueblo. Ellos no vivían aquí, por lo que veía muy poco a su familia. –¡Iré a llamarlos para decirles! –Dylan asintió feliz de que el regalo le hubiera gustado antes de girarse hacia nuestros amigos.
-Esto es para ustedes...
-Pensamos que quizás cuando Oliver sea un poco más grande, puedan ir a... –Sofía me interrumpió al abrir su regalo.
-¡Me encanta! ¡Gracias! –Se acercó a nosotros para abrazarnos. –¡No me puedo creer que vaya a ir a un Spa! –Max también nos agradeció, pero no tan efusivamente como su novia.
-Ahora el vuestro.
-No es gran cosa, pero tampoco esperábamos que se gastaran tanto dinero en nosotros y...
-Cualquier cosa está bien, Sofí. –Le sonreí a mi amiga y ambos nos entregaron los regalos.
-Oh... –Fue lo único que salió de mi boca al ver el regalo. Era un portarretrato de pared en el que habían varias fotos de todos nosotros. Desde la vez que nos conocimos, hasta el hospital por el nacimiento de Oliver. –Es precioso.
-Sí, no me lo esperaba. –Dijo Dylan a mi lado. Su regalo era igual que el mío, solo que su marco era diferente.
-Gracias. –Abracé a Sofía y luego a Max. Dylan repitió mi acción antes de abrir los regalos de los pequeños.
Al cabo de unas horas, me encontraba hablando tranquilamente con Sofía y Max. El pequeño Oliver dormía en el cuarto de Elyssa, y ésta jugaba sobre la alfombra del salón con su padre.
-Aún no me creo que estemos pasando las navidades en familia con nuestros hijos.
-Sí, quien iba a decirme que estaría compartiendo un bebé con este energúmeno.
-¡Oye! –Se quejó Dylan desde el suelo. –Mira lo que dice mami, Ely. Defiéndeme. –La niña comenzó a hablar en su idioma haciéndonos reír. –Muchas gracias, pipita.
-Dagua. –Dylan le entregó el biberón con agua y la niña bebió mojándose el vestidito.
-No pasa nada, nena. Vamos a cambiarte... –Murmuré en cuanto Elyssa se regañó con la intención de ponerse a llorar. La cargué en brazos para subir las escaleras e ir a su habitación mientras que el timbre de la puerta sonaba haciéndome fruncir el ceño. ¿Quién sería a estas horas?
Desvestí a Elyssa para ponerle su pijama antes de comprobar que mi ahijado aún seguía dormido. Una vez hecho, bajé las escaleras para dirigirme al salón nuevamente.
-Ya volvim... –Abrí los ojos como platos al encontrarme con Katherine en el salón.
-¡Tú! –Me señaló con el dedo antes de darse cuenta de que tenía a Elyssa en brazos. –¿Y esa niña?
-Es mi hija. –Contesté un poco descolocada. ¿Qué hacía ella aquí?
-¿Tu qué?
-Mi hija. –Dije más firme mirando a Dylan.
-¿Quién es el pa...
-Papá. –Soltó de pronto Elyssa estirando los bracitos hacia Dylan. –Papi...
-¿Papi? –Preguntó Katherine abriendo los ojos de par en par.
-Papi. –Volvió a decir Elyssa removiéndose en mis brazos. Kate miró fijamente mi mano para girarse hacia Dylan.
-Ahora lo entiendo... –Susurró caminando hacia él. –¡¿Te casaste con ella?! ¡¿Cuando?! ¡¿Por qué?!
-Cálmate, Katherine.
-¡¿Qué me calme?! –Volvió a gritar haciendo que Elyssa comenzara a llorar.
-Papá...
-Ya, no llores, pipita... –Dylan cogió a Elyssa de mis brazos para intentar calmarla. –Si te calmas podré explicarte todo, Katherine.
-¡No puedo calmarme! ¡¿Me voy de viaje y cuando vuelvo me entero que estás casado y con una hija?! ¡Y tú! –Me miró con lágrimas en los ojos. –¿Cómo pudiste meterte en la cama con un hombre que ya tenía novia? ¡Seguro que ya lo tenías todo planeado para quedarte con su dinero! –Se acercó rápidamente para darme una bofetada. –¡Eres una...
-¡Katherine! –Gritó Dylan después de haberle dejado la niña a Sofía. –No permitiré que la insultes y menos que la golpees.
-¡Pero yo tengo razón! Todas las mujeres se acercan a ti por tú dinero.
-Entonces tú también lo haces. –Le contestó de vuelta Dylan provocando que me sintiera fuera de lugar en esta conversación.
-No, yo te quiero.
-Entonces deja de gritar y permíteme que te explique todo. –Kate se limpió las lágrimas mientras que yo sentía las mías caer.
-Está bien. –Dylan asintió y la agarró del brazo para llevársela a la cocina.
-Oli...
-Yo... Tengo que irme. –Dije para subir a mi cuarto a por el bolso. Bajé las escaleras corriendo e ignorando los llamados por parte de Sofía y Max, salí de la casa para subirme a mi coche y conducir hacia la mía.
Nunca debí venir a vivir aquí...