No te despiertes.

By DekaOntiveros

3.1K 210 40

«El sueño es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las fun... More

Capitulo uno.
Capitulo dos.
Capitulo tres.
Capitulo cuatro.
Capitulo cinco.
Capitulo seis.
Capitulo siete.
Capitulo ocho.
Capitulo nueve.
Capitulo diez.
capitulo once.
Capitulo doce.
capitulo trece.
capitulo catorce.
Capitulo quince.
Capitulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capitulo dieciocho
capitulo diecinueve.
Capitulo veinte.
Capítulo 21
Capítulo 22
Capitulo 23
Capítulo 24
Capítulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29.
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capitulo 33
Capítulo 34.
Capitulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37
Capitulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40.

Capítulo 25

76 5 2
By DekaOntiveros

Hacía aproximadamente siete años, una amiga de la escuela y yo fuimos a andar en bicicleta a un parque cercano. Ella era mucho más rápida que yo y siempre que competíamos me ganaba, así que para hacerla ir más lento le conté que en una casa pintada de blanco, cuyo frente colindaba con el parque, vivía el chico que le gustaba, entonces cada vez que pasábamos por ese punto, ella disminuía la velocidad por si podía verlo. Yo estaba feliz, creo que no me importaba ganarle con trampa, hasta que me descuidé, perdí el control y fui a dar de lleno contra un árbol. En ese momento creí que Dios me castigó por haber dicho una mentira, así que fui con mi amiga y le conté la verdad; ella parecía decepcionada pero no enojada. Desde entonces me he regido por una política en contra de las mentiras. Bueno..., hasta ahora.

Tal vez no era consciente de las mentiras que había dicho porque pensaba que "ocultar la verdad" no era mentir, pero ahora estaba frente a un hecho real; tenía que engañar a Scott. No lo había visto desde aquel café, no sé si me vio partir con Steven, tal vez eso lo alejó y jamás va a regresar, lo que significa que quizás ya no tendré que fingir ser el maldito James Bond. Este pensamiento me reconfortaba, pero la tranquilidad se venía abajo cuando salía de cualquier lugar y en automático miraba hacia todos lados buscando una figura alargada. Si de por sí ya era paranoica, ahora parecía que sufría de alucinaciones o delirio acerca de ser perseguida.

Intentando alejar esos pensamientos de mi mente, me giré sobre el pasto del patio trasero para contemplar a mi novio -aun en mi cabeza esa palabra suena extraña- lanzar tiros en la canasta de básquetbol. Mi interior se derretía y se sentía como miel caliente cuando lo veía flexionarse y lanzar, los músculos de sus brazos se marcaban por debajo de la camiseta; sonreí tontamente como hacía cada vez que me daba cuenta de la urgencia recién descubierta por querer tocarlo. ¿Quién diría que yo querría tocar a alguien todo el tiempo? Justo ahora me imaginaba levantándome para abrazarlo por la espalda y presionar mis palmas contra sus pectorales y saborear el olor de su sudor; cabe destacar que yo odio todo lo que no sea higiénico, así que ese deseo era particularmente extraño. Mi corazón se agitaba en mi pecho por ese mero pensamiento, creo que moriría si intentara tocarlo justo ahora, me desintegraría en millones de átomos de miel dulce.

Mi novio.

Suspiré tratando de calmarme y me levanté del piso, necesitaba algo frío justo ahora.

-¿A dónde vas? -preguntó él, deteniéndose en mitad de un tiro y observándome. Había gotas de sudor en su frente, que hicieron que perdiera mi respiración.

-A la cocina, por un vaso de agua -reajusté mi cola de caballo que ya estaba bastante desordenada; odiaba los pequeños cabellos que se pegaban a la parte trasera de mi cuello.

Steven no dijo nada más, sólo puso el balón bajo su brazo y caminó hacia mí.

-No tienes que acompañarme, sé dónde está la cocina -no quería que pensara que yo quería que estuviéramos siempre juntos, que no podía hacer nada sola.

-Sí, sí, ya sé que eres muy independiente -esto se había convertido es un chiste privado entre los dos.

-Así es -asentí. -Soy una chica grande y fuerte -le mostré el músculo de mi brazo, alardeando.

-Oh sí, muy fuerte -presionó sus dedos sobre mi piel que hormigueó por el contacto.

-Suéltame, suéltame -le dije jugando, intentando alejarlo. -Me arrugo -él soltó una carcajada.

-Jamás -me anunció mirándome fijamente; sus ojos y sonrisa cambiaron a unas más feroces que me hacían temblar.

Steven no me soltó y lentamente se acercó a mí y me besó, mis manos de deslizaron por su cuello atrayéndolo. Besarlo era la cosa más placentera que había hecho hasta ahora en toda mi vida, me gustaba sentir su boca, sus labios, su lengua, combinado con la presión que hacía su cuerpo contra el mío. Me hacía flotar, era como sentir cada terminación nerviosa de mi cuerpo y cada una de ellas se sentía estupendamente. Pero cada vez quería más, con cada momento perdía aún más el control, como ahora, en que sentía cómo mi espalda se apoyaba contra el frío cristal de la puerta corrediza. Una parte remota de mi cabeza me decía que nos verían, que sería muy vergonzoso cuando nos descubrieran, pero su aliento caliente acallaba esas voces.

-Steven -gemí cuando beso mi clavícula. Mis manos hurgaban debajo de su camiseta, no recordaba cómo llegaron ahí, pero ciertamente, ya no recordaba mucho.

Entonces nos detuvimos con el sonido de unos toques contra el cristal.

-Enserio, ¿cuánto va a durar esta etapa de "lo hago en cualquier parte"? -Robin nos miraba del otro lado, con su cara de aburrimiento y fastidio.

Ambos nos alejamos y me limpié la boca instintivamente. ¿Por qué la sensación de desinhibición duraba tan poco?

Steven solo sonreía tontamente, esa debía ser su expresión cuando despertaba; últimamente me la imaginaba muy a menudo.

Robin se alejó del cristal por fin y abrí la puerta.

-Creo que iré por ese vaso de agua. -Concéntrate, H2O, lo necesitas, y tomar una ducha. Oh, por Dios, me besó estando sudada, ¿le parecería asqueroso? A mí me lo parecía, bueno yo..., él no... Por Dios, estaba demasiado confundida.

-Vamos -otra vez su sonrisa burlona. ¿Acaso él sabía cómo me encontraba? De hecho, no lo dudaba.

Había seguido practicando con ellos, aunque no era una peleadora estrella, creo que al menos mi desempeño era "aceptable", si usamos las palabras de Robin. Aunque algo era cierto: cada día me cansaba menos que el anterior. Mi cuerpo parecía estar acostumbrándose a la carga de trabajo, y si era sincera, también quisiera que algunas partes blandas desaparecieran, o al menos se endurecieran; no podía evitar pensar en querer verme mucho más atractiva para Steven, sabía que estaba mal querer cambiar por no sentirme lo suficientemente bonita para él, pero después de ver más detenidamente a su ex, creo que no me vendría mal poner en marcha los planes de lucir hermosa en un bikini este verano.

-¿Cuánto dura esa etapa? -había llamado a Alex cuando llegué a casa. Como seguía vigente nuestra ley de hacer los deberes antes de practicar, realmente no tenía mucho en qué pasar el tiempo.

-Oh -la imaginé sonriendo socarronamente del otro lado de la línea. -¿Así que ya lo hicieron?

Ahogué un grito.

-No, Alex, aun no -masajeé mi sien con los dedos.

-Oh -sonó decepcionada y aburrida.

-Alex, escucha. Tengo esta sensación de querer tocarlo todo el tiempo, como si fuera una depravada sexual, pero es la forma en que me hace sentir, como si por primera vez en mi vida corriera sangre por mis venas -recordé sus ojos salvajes y la piel de mi cuerpo reaccionó. -Es la manera en que me ve, como si fuera la única, esa sensación me vuelve loca -me dejé caer sobre el sillón, cerrando los ojos. ¿Cómo había podido decir aquello? Comenzaba a sentir mis mejillas escociendo de vergüenza.

-¿Qué no es así como se debe sentir estar enamorada? -ella no estaba burlándose, pero tampoco lo tomaba tan enserio, o no como yo quisiera.

-Sabes que he tenido novios antes -de solo recordarlos no puedo evitar hacer una mueca. -Ellos no me arrancaban el aliento -eso sonaba tan cursi, pero no encontraba otra manera de describir lo que sentía. -Las mariposas estaban ahí, pero fuera de una sensación agradable no pasaba.

-Jena, no quiero criticar tus pasados amorosos, pero..., ¿has visto a Steven? No creo que sea justo compararlos con él, ellos se quedan tan atrás.

Solté un gritillo de frustración.

-Es que -mordí mi labio, -él sabe lo que tiene que hacer, siempre, es como si tuviera un chip en su cerebro que le dijera qué presionar, qué morder, qué acariciar para volverme loca -no estaba segura, en estos momentos me desagradaba todo ese poder, pero cuando estábamos juntos lo adoraba.

-Tal vez quiera volverte su Anastasia y llevarte a su cuarto rojo del dolor -ahora sí se burlaba.

-Alex, yo no sé si esto es algo bueno... -y de verdad que no.

-A ver, el tipo te excita -cómo la envidiaba por poder hablar con tanta naturalidad de estos temas. -Es normal, él es completamente deseable, y fíjate en que tu amiga lesbiana te lo dice. Cualquiera podría sentirse como tú, y sí, Jena, tal vez "etapa" no es la palabra que yo usaría, pero se están descubriendo el uno al otro y sienten curiosidad, es obvio, tus hormonas corren por tu cuerpo clamando por su virilidad -escuchaba cómo arrastraba sus pies mientras caminaba. -No está mal, ¿Recuerdas a Rach? Ella y Jeremy aprovechaban cada instante a solas, hasta el cuarto de servicio era la mejor habitación. No eres ni serás la última que sienta eso junto al tipo que le gusta.

-¿Se pasará? No es que no aprecie..., nuestros momentos -Dios, por favor, que un día no me vea tan patética hablando de esto, -pero también extraño cuando podíamos estar en la misma habitación conversando sin toda esta tensión sexual a nuestro alrededor.

-Seguro, cuando lo hagan y sacien esos instintos animales -ya estábamos con la Alex de siempre, supongo que me había dado suficientes concejos por un día. -En serio, me lo contarás cuando pase.

-Alex, ¿si te acuerdas que ya no soy...? -Virgen, estúpida palabra atascada en mi garganta.

-Eso no cuenta, fue tan insípido -probablemente no debería ofenderme porque en efecto lo fue.

De hecho así fue toda mi relación con mi ex. Claro que nos gustábamos, nos agradaba hablar y compartir ideas, pero cuando supe que él se iba a ir a Francia, una pequeña chispa de desesperación se instaló en mí. Yo seguía siendo virgen y mi novio, el único decente que había tenido y que había medio querido, se estaba yendo. No puedo decir que no me atraía, pero no me incendiaba la piel con un solo toque. Así que pasó, fue..., lo que se suponía que debía ser: ni muy placentera, ni muy desagradable, él fue amable pero no salvaje. Supongo que es por eso que cuando descubrí que tenía a otra chica me sentí engañada, él había sido el primero, es algo que nadie nunca podría quitarle, y a él pareció no importarle. Me alejé de los hombres por eso, aunque no quisiera aceptarlo, así era.

-Puede que tengas razón -me tallé los ojos con mi mano. -Debo dejarte -comencé a decir.

-Eres una estudiante, se supone que debes dormir poco -me acusó.

-Se suponen muchas cosas -bostecé. -Nos veremos mañana.

-Asegúrate de llevar tu humanidad adormecida a la escuela -podía ver su sonrisa al otro lado del teléfono.

-Cállate -sonreí también y colgué.

Subí a la habitación y me puse la ropa de dormir para finalmente deslizarme debajo de las cobijas; no sabía de otra sensación mejor que estar debajo de las mantas cuando hace un poco de frío en la noche. Respondí algunos mensajes y otros no porque no sabía qué contestar; era mala hablando por escrito. Muchos me acusaban de ser fría, pero, ¿cómo puedes ser cálida escribiendo?, ¿con muchos emoticones?; la verdad que era una flojera ponerlos, y enviar notas de voz me cansaba igual. Podría ser considerada como apática si no entrenara alrededor de cuatro horas diarias, lo cual tenía beneficios, porque aparte de detener los "saltos sin control" -como los denominaban-, la actividad también me dejaba tan cansada que dormía perfectamente.

...

-Hoy es un día especial -dijo Steven plantándose a un lado de mi casillero.

Mierda, ¿acaso ya estábamos con eso de los aniversarios? No sabía ni qué día era, solo sabía que faltaba una semana para salir de vacaciones de invierno y eso me mantenía con vida.

-¿Ah sí? -decidí no prestarle mucha atención.

-Claro, hoy conocerás a los demás -su sonrisa se extendió por todo su rostro con orgullo.

-¿Qué? -alcé una ceja.

Me miró con ojos como rendijas.

-Te lo dije ayer, Jena -parecía tan pequeño cuando se quejaba.

-Oh -exclamé sin pensar rebuscando en mi cerebro, lo cual era difícil; había una gran mezcla entre historia y química, pero se hizo la luz y lo supe. -¿Los demás Guardianes? -susurré con entusiasmo.

Él asintió, recuperando la sonrisa.

-¿Hoy? -de pronto noté el peso de aquella afirmación. -Es muy pronto -comenzaba a sentirme nerviosa.

-Solo será algo de rutina -me puso sus manos sobre los hombros para intentar calmarme, e inmediatamente recordé la plática que tuve con Alex la noche anterior. Oh Dios. -Los conocerás y charlarán, todo saldrá bien. Son buenas personas -lo dijo con un rostro tan tranquilo y alegre que no pude más que asentir.

Mantuve la calma, poruqe bueno sí le había contado a mi amiga de las inquietudes que tenía, pero Steven no lo sabía. Pero siempre me sentía tan transparente a su lado.

En ese momento, involuntariamente volteé al sentir la mirada de alguien al otro lado del pasillo, Austin. Ya que los experimentos habían terminado y solo quedaba entregar reportes y hacer exámenes, él y yo no habíamos vuelto a hablar, lo cual era horrible. Lo consideraba una persona muy agradable, decir que no me dolía lo que pasó sería mentir, pero no me permitiría ir y decirle que lo sentía, ¿por qué, exactamente yo? Aparté mis ojos rápidamente, pero no fue lo suficiente para que Steven no la siguiera.

-¿Pasó algo? -me preguntó sin mirarme.

-No, nada -apreté una de sus manos que seguían sobre mis hombros. -Vámonos -comencé a andar hacia la salida y él pasó uno de sus brazos sobre mí, pero a diferencia de otras ocasiones, esta acción lució más como un derroche de testosterona que un simple gesto de cariño.

Miré una última vez hacia atrás pero Austin ya no se encontraba. Tal vez algún día volvería a hablar con él, pero jamás sería lo mismo y eso me ponía bastante triste.

9%#9;D~


Continue Reading

You'll Also Like

29K 1.6K 41
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
49.2K 1.7K 38
en esta historia seras Mia 🔞
1M 90.4K 44
¿Y si por accidente te ganas el odio del cantante más famoso del país? *♫* Kale es el cantante juvenil más amado de la década, pero está cansado de s...
796K 48.5K 41
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...