Las Dos Caras de la Luna © ✓

By MariaAparcio

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Serie Las Dos Caras de la Luna: Libro I La palabra que mejor describe a los residentes de White Rose, es paz... More

Introductorio
Prólogo
Capítulo 1: Comienzo
Capítulo 2: Hielo, témpano y tormenta
Capítulo 3: De compras
Capítulo 4: Amados
Capítulo 5: Pasatiempo
Capítulo 6: El deseo
Capítulo 7: Familia
Capítulo 8: Fieles amigos
Capítulo 9: Hambre voraz
Capítulo 10: Calma en la barbacoa
Capítulo 11: Ausencia y apego
Capítulo 12: Necesidades
Capítulo 13: Tiempo sola
Capítulo 14: Viejos anhelos
Capítulo 15: El diario de mamá
Capítulo 16: Regalos de chicas
Capítulo 17: Padre e hija
Capítulo 19: Desconocido
Capítulo 20: La ultima herencia
Capítulo 21: Buscando a una extraña
Capítulo 22: Explorando el pasado
Capítulo 23: Aurora
Capítulo 24: Los Les Royals
Capítulo 25: Quello che eravamo, ció che siamo e ció che saremo
Capítulo 26: Despedida
Epilogó
Capítulo Extra (Sofía)
Playlist- Las Dos Caras De La Luna
Cosas Extras
Curiosidades de "Las Dos Caras de la Luna"
Nota de la autora

Capítulo 18: Consanguíneas

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By MariaAparcio

Tuve una sensación familiar en la garganta, y con rapidez fui hasta al baño a vomitar.  Gemí cuando me cepillé los dientes y me miré el rostro en el espejo. Veía enferma; las manchas bajo mis ojos estaban demasiado marcadas y sentí las manos heladas. Cuando salí de ahí, observé la cama. Mi esposo dormía. Profundamente.

>>>Lo normal...<<< pensé y me encogí en hombros

Respiré. La luz del día iluminaba el espacio, pero aun así las nubes lo habían abrigado. En cierta manera, hubiese deseado unas nubes para taparme los oídos, porque todos los ronquidos habían ocupado todo el espacio sonoro de mi casa.

Solté un gruñido.

Con la fiesta de anoche, debería estar durmiendo pero mi cuerpo y mi mente estaban demasiado despiertos, para volver a dormir. Ya estaba empezando a tener problemas con el sueño. Yo debía estar muerta de sueño y bostezando, pero realmente no, estaba tan lúcida y consciente que no sabía qué hacer. La noche anterior no tenía muchas ganas ni de cambiarme de ropa ni de darme un baño; así que en cambio solo me había cambiado los pantalones vaqueros llenos de pequeños orificios, por unos shorts y me había dejado la misma camiseta de algodón color salmón. Me recogí el cabello, me fui a la cama y cerré los ojos. No dormí.

Me mantuve despierta un buen rato, hasta que nuevamente volvía a descansar, pero luego estaba despierta. Fue así toda la noche. Gruñí. Eran las diez en punto de la mañana, y aun nadie de mi familia se había despertado. Todos estaban durmiendo, menos yo. Me sentía muy aburrida, había pensado en bajar y ver televisión, pero el sonido de mis pasos hacía que los muchachos se despertaran. Aunque tenía ganas de hacer algo, mi única salida del aburrimiento total fue sentarme a navegar en Internet.

Click, click y más click

Zane estábamos con la indecisión de hablar con todos sobre mi embarazo, pero lo del diario me pareció un asunto mucho más urgente, que atender. Sábado. Hoy yo no tenía nada que hacer para malgastar mi nuevo tiempo libre. Finalmente, había renunciado al trabajo. Para mi familia—bueno a excepción de mi esposo y Jack—, fue una gran sorpresa escuchar de mi boca las palabras, "enfermería" y "renuncia" en una misma oración. Fue una gran extrañeza para ellos.

A lo largo del día, organizamos y tuvimos la gran fiesta de Alex. Fue una celebración de ensueño y muy familiar, aunque tuvimos invitados de paso, cada uno de nosotros habíamos aportado algo para la ocasión, —comida, bebidas y decoración—. Vanessa y Carly se habían encargado de tomar la mayor cantidad posible de fotos del evento, Jennifer y Troy del pastel; un espléndido y delicioso pastel de dos pisos cubierto de glaseado de limón y de enormes e irresistibles fresas jugosas. Como casi al final de los juegos y bromas, antes de cortar el pastel, apareció Michael con sus hijos y acompañado por sus muchachos. Desirée le entregó en las manos de su esposo, el libro logré conseguir, para ella. Con un beso y abrazo mi hermano, recibió a su esposa. De nuevo, Lucas no volvió a aparecer en nuestra presencia y nuevamente pregunté por su ausencia. Fue su padre, esta vez quien me dijo la excusa, que su hijo le había dicho. Lucas le deseaba a mi hermano un feliz cumpleaños, y que lamentaba por no haber asistido, esta vez. Lucas Corbett era un misterio, incluso para su propia familia

Estaba ante una sobre eso, y mirando una ventana del navegador, cuando escuché un ruido.

>>> ¿Pasos? Alguien está despierto <<<, pensé

Eran pasos firmes, que crujían sobre el suelo de madera, se dirigían hacia mi puerta. Poco a poco los pasos se fueron acercando lentamente hasta la puerta pero aun con el tono firme, me quedé sentada en la silla esperando serena pero alerta, para cualquier reacción del que estuviese detrás de la puerta de mi habitación . Las pisadas se dejaron oír, pero esta vez solo dos en la entrada. Podía ver la silueta por debajo de la ranura de la puerta. Y después la puerta, se abrió

La figura que observé del otro lado, fue lo que me sorprendió muchísimo ver a la luz de la mañana, un espectro. Un espectro a plena claridad, con la apariencia de mi hermana menor, Sofía.

—Hola, Cleo— susurró

Le devolví el cortesía con una sonrisa y un torpe y lento movimiento de mi mano. El aspecto de Sofía; era casi parecido al mío, pero creo que un poco peor.

Sus largas cabelleras teñidas de la oscuridad estaban ligeramente espelucadas y alborotadas, disparadas a todas las direcciones posibles, sus ojos; bajo ellos tenían unas notorias ojeras oscuras y asimismo había notado que no cargaba ni medias ni zapatos, estaba descalza pero aun así sus uñas le daban un poco de vida, pintados sus pies y sus manos de rosado y negro, en patrón consecutivo, y para el final, sus ropas. Pantalones de algodón cortos oscuros, cubrían una parte de sus flacas y torneadas piernas pálidas y una camiseta de tiras color azul, ocupaba su pequeño pecho. Fruncí los labios.

>>> ¡Dios! Carter es valiente al verla desnuda <<<, pensé mientras hacía una superficial mueca, a tal idea

—Así que...solo tú y mi persona, son los que están total y completamente despiertas— comentó sarcásticamente al pasar con un giro y un salto al final.

Suspiré y la miré obviamente a su tal comentario jactancioso y estúpido

—Sí, supongo, que sí— respondí tranquilamente, mientras me encogía en mis hombros

Ella se acomodó en el suelo, sentándose con las piernas cruzadas, mientras que yo sutilmente me incorporaba a la computadora

— ¿Oh, Cleo? —llamó, sin terminar

— ¿Sí?, ¿qué pasa, Sofía?— preguntó sin despegar la mirada del monitor

—Cleo, ¿por qué no estás en los acogedores y cálidos brazos de tu maridito, sorella maggiore?— preguntó sarcásticamente pero con un toque "amable" en su tono de voz

Dejé de teclear al oírla, pero de reojo pude verla y ella mirando con detalle sus las uñas de sus manos, pintadas de rosado y negro.

—Porque no tengo sueño — repuse. — ¿Y tú...por qué en tu habitación durmiendo?—le interrogue, sin verla y yo seguía con lo mío el ordenador

—Igual que tú— dijo con tono relajado —Yo tampoco tengo sueño, además estoy aburrida —añadió con otro bostezo

Después de eso seguí, pero aun así había sentido por unos segundos que me estaba mirando, y de repente un miedo fugaz inundó todo mi cuerpo. De repente las manos rápidamente me empezaron a temblar, como si mi consciencia hubiese perdido el control de mis nervios y quería que me delatara, o ¿era la verdad que quería que me confesara ante ella? Aunque seguí firme en la silla y con las manos tiritándome de pánico, me atreví a mirar mi lado izquierdo, donde está ella. Suspiré, y miré el rostro de mi hermana; con una inocente sonrisa de sus perladas muelas, y un sutil destello de "disculpa" en sus inmensos ojos amatistas. Volví a suspirar.

—Por supuesto que sí, Sofía— respondí con otro suspiró sin ganas, mientras me ponía de pie. —Me gusta escuchar otros tipos de música—mascullé

Rápidamente me fui levantando de madera, irguiéndose con el pie derecho de soporte y la mano izquierda de impulso, sobre el escritorio. Nuevamente me incorporé en mi lugar.

—Lo que tú digas...— siseó mi hermana

>>> ¡Grandísima estúpida! <<<, pensé con irritación

En eso recordé que estaba Zane durmiendo, y que Sofí y yo estábamos hablando muy fuerte, lo podíamos despertar.

— ¡Ay, Dios, Zane!— exclamé bajo pero con algo de preocupación, por el hecho de despertar a mi marido, pero me fijé rápidamente en él. Seguía durmiendo.

Moví mi mano a mi vientre. Bebé o bebés. Cada vez que pronunciaba esa palabra en mis pensamientos, sentía como una corriente eléctrica me atravesaba todo el cuerpo y una fuerte sensación de pánico invadía, hasta el punto de darme una crisis de histeria, otra vez. De nuevo, mi padre tenía que ver, por tener toda la razón sobre mi secreto, pero tan poco sobre el otro; sobre el diario de mi madre Ilusión. Ya decir la verdad me estaba corroyéndome el corazón, las mentiras hacían que me sintiera más mal conmigo misma; pero también eso podía afectar a mis bebés.

Yo debía tener en la cabeza la idea muy claro. Definitivamente, sobre decir mi verdad pero no sabía cómo iba a reaccionar mi hermana menor hacia tal descubrimiento. Pero aun sabiendo frente a nuestras propias narices teníamos la historia de nuestro "origen", escrita sobre páginas de papel. Ahora mis miedos estaban justo ese tema en particular: la respuesta suya sobre esto. Mis dos más grandes temores al respecto de Sofía era: primero acción, Sofía tenía muy mal genio como yo, pero ella tenía una mala reputación de su agresiva manera de dar sarcásticos comentarios. Aunque ella y yo no compartíamos muchas cosas u opiniones, si teníamos algo en común: amábamos a esta familia. Nuestra familia. Después de haber pensado fui hacia la segunda acción de ella. Aunque me sentía muy mal de llegar a esta segunda acción, pero así era. La segunda, sus horrendos ataques desenfrenados. Honestamente no recordaba bien ese incidente; pero aun así Sofí terminó ofendiendo a Ilusión, por lo que había escuchado del altercado entre ellas. Y mi madre era un poco orgullosa hacia su persona, respondió a la ofensa hecha por su propia hija. Le dio una bofetada. Cuando por fin terminó el pleito, Sofí salió de la habitación llorando, molesta y humillada.

Aunque había pasado un buen tiempo desde que pasó, ella no lo pudo olvidar, y después de eso la relación entre las dos se volvió complicada. Durante muchos años mi sorella y mi madre se llevaban, pero de una forma tensa. Y yo estaba en el medio, sin poder algo. Los ojos amatista de Sofía, mostraban lo mal que estaban. Cuando Jack e Ilusión se casaron, por un tiempo sus ojos volvieron a brillar, pero ese momento duró muy poco; después del fallecimiento de nuestra mamá volvió a esa mirada de dolor. Siempre creía que nunca iba a ser feliz y cuando llegó su esposo Carter a su vida, y vi esos hermosos ojos brillar otra vez, pero de vez en cuando regresaba con esa misma mirada de pena y tormento.

—Oye, Cleo, ¿tú nunca nos ocultarías algo o un secreto tuyo, a mía a los demás?— preguntó con un tono de voz relajada, al parecer sin alterar su acuosa vocecita

Al oírla tuve una sensación en el pecho. La voz se me había congelado por el pánico y el terror. ¿Era posible que sabía que yo estaba embarazada?, ¿pero cómo habría averiguado?, y si ya lo sabía, ¿sería que fingía no saber nada del asunto? y entonces la pregunta más significativa de todas: ¡¿es que se me notaba mucho?! Tragué ruidosamente la poca saliva que tenía, para aclarar la voz que poseía en este momento tan estresante.

—No, creo...— comencé diciendo casi sin aliento. —Por supuesto que no, yo...nunca les ocultaría nada a ustedes. Jamás. Además... ¿qué te hace pensar eso?— le pregunté con un sutil tono de intranquilidad en mi voz, sin mirarla

—Mmm, bueno...yo — inicio ella sin terminar de compartir su idea. —Es que se me ocurrió...eso, la idea de que...alguien guardara un secreto. Además... todo el mundo aquí; bueno a excepción de tu y yo, claro está tienen secretos...oscuros secretos— se rió ante su propio comentario, con un aire de descaro y averiguación en su voz

Suspirando, continué en la computadora pero sin verla.

—Y entonces, Sofí...dame un ejemplo de lo que estás hablando, para poder comprender un poco más claro, por favor—le pedí suspirando, aun sin cruzar miradas

Cerró su boca un tiempo, tal vez pensando en un ejemplo con lo referente al tema de conversación que había soltado mi hermanita como distracción al tedioso y monótono aire de aburrimiento, que habitaba la habitación desde muy temprano. Después de unos minutos, rompió su silencio reflexivo con su molesta vocecita; ahora decidida a darme el ejemplo, para poder saciar mi curiosidad ante su argumento.

— ¿Así que quieres...un ejemplo? —me preguntó tranquilamente. —Mmm, ¡Jenn y Jesse!— exclamó complacida ante su ejemplo

— ¿Qué?, ¿Jesse y Jennifer?—pregunté incrédula, ante su declaración. — Dime Sofí, ¿de dónde rayos sacaste eso? —le exigí saber, sin aun poder entender su punto de vista a eso que quería explicarme

—Es...que se te olvidó cómo fue que Troy recogió a Jennifer y la trajo a nuestra casa— afirmó con algo de petulancia y sarcasmo en su comentario. — Y bueno Jesse—suspiró. —El pobre hombre tenía esos "problemas"; digo lo que tenía Jesse era algo muy poco normal en él, es más, me parece extraño que él, haya podido superar esa tan deplorable de su vida teniendo problemas

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Hermana mayor - sorella maggiore 

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