Capítulo 22: Explorando el pasado

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Jamás en mi vida me hubiese imaginado, que alguien de nuestra familia es tuviese en este sitio, tan remoto y apartado como la radiante y ardorosa Arizona. Nunca había venido a este lugar, y para ser sincera conmigo misma me caí bien, a Rick y a mí nos encantaba, pero a Sofí no la amaba, como yo creía que seria, su reacción. Ya habíamos aterrizado del vuelo de Connecticut a Arizona, que se me había hecho una eternidad, al bajar de nuestro avión, una fuerte ráfaga de aire caliente nos golpeó en al rostro a los tres, mis cabellos de fuego se elevaron por encima de mi cuello, al igual que el de mis hermanos. Pronto iniciamos nuestro recorrido por el aeropuerto, buscan el poco equipaje que teníamos con nosotros, un mapa del lugar y también un sitio donde podíamos pasar la noche.

Y como era de esperarse de mi hermana, se había tomado la molestia de alquilar un auto, para nuestra comodidad. Mientras la esperábamos en la entrada del sitio, instintivamente volvía a frotar mi vientre, encubierto entre mis prendas y ahí vi a una joven madre, muy hermosa, de cabellos miel de rizos, acompañada de tal vez su esposo y un cochecito para mellizos. Sus bebés eran muy pequeños, tal vez de menos de dos meses de nacimiento, verlos me hizo sentir...que debía seguir con mi embarazo y de proteger con mi amor a mis bebés. Me les quede mirando un prolongado tiempo, hasta que se marcharon, y yo me quede con esa ilusión en mi mente. Me había quedado embelesada; mirando el vació, sin oír en un mundo sin nada

— ¡Cleo, hermanita! ¡¿Cleo?!— oía a alguien decir mí nombre en la lejanía, hasta que...alguien me sacudió fuertemente de un hombro

Fue suficiente con eso, para volver en si al mundo que me rodeaba. Solté un quejido desorientada

— ¿Cleo? ¡Nos vamos, ven!— exclamó Rick, sacudiéndome el hombro

Rápidamente recordé donde me hallaba; me levante y agarré la mano de mi hermano, como mi guía hacia donde se encontraba Sofí, frunciendo el ceño y mordiéndose los labios, con rabia y enojo, indudable en su mirada. El sol nos golpeó el rostro, de nuevo y otro golpe de viento caliente y abrasador, se había lanzado sobre mi piel blanca; una leve sensación de calor empezó sobre mi tez, la cual empezó a colorarse de rosado, superficialmente a la vista. Del mismo modo les paso a mis hermanos.

Sin tiempo que perder, nos sumergimos en la vía de la cuidad, y nos en caminamos hacia la jornada de nuestro destino final. Nuestro auto era una pequeña camioneta azul oscuro, y aunque era parecía pequeña por fuera, era la suficiente espaciosa por dentro; Sofí fue la que se puso delante del volante, Rick iba a su lado en el asiento del copiloto, y yo me sentía segura estando detrás de ellos, en los asientos traseros. Avanzábamos ferozmente sobre la carretera, Sofí conducía muy seriamente y de mostraba en la manera que iba: rápido, seguro, firme y...también un poco loca.

>>> ¡Nos vas a matar!... ¡¿Acaso, estás loca, Sofía Bellarmina?! <<< pensé con la imagen en mi cabeza, de un posible y horrible accidente vehicular

Y posteriormente, con un posible título de periódico:

Y posteriormente, con un posible título de periódico:

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Las Dos Caras de la Luna © ✓Where stories live. Discover now