Capítulo Extra (Sofía)

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Me escape de ahí. ¡No quiera ver a ninguno de los dos! Escuche como los dos, me llamaban. Gritaban mi nombre y me pedían volver. Apreté los dientes, y el aire de mis sollozos salían con furia.

— ¡Sofía, regresa!— vociferó mi hermana entre ahogados llantos.

Vai all'inferno! —le grité en italiano.

— ¡Espera, Sofía! —me gritó su marido.

Solté un lamento y seguí llorando; me lleve las manos al cabello y los jale, gruñendo. ¡¿Cómo había sido tan estúpida en creerle?! ¡En sus palabras de hermana mayor! ¡Ah! Me jale los cabellos negros que tenía y los dejé caer, encima de mi cara. Todavía estaba llorando, llena de rabia, dolor, decepción y engaño. Pero lo peor, era que lloraba por mí.

>>> Yo también deseo ser madre<<< pensé gimoteando

Y lo que me mas me dolía era de que mi adorable sorella lo sabía. ¡Por supuesto, que lo sabe lo muy idiota! Llore de nuevo, ante ese pensamiento. Le guardaba rencor, sí, pero lo del ser madre era otra cosa; Desirée, Jennifer y yo pero en especial, Vanessa sabían el significado tan importante que era, ser mamá y me molestaba que Clovelina no fue consciente de ello, lo simbólico que era para nosotras, convertirnos en madres, también como ella.

>>> ¡Y la muy imbécil, se cree mejor que nosotras, para poder embarazarse! <<< pensé con desdén

Por ser Seivias, al llorar los ojos no te arden, pero si las mejillas y sentía que mis lágrimas eran ácido en mi piel. Y sentía un dolor horrible en mi pecho; la impotencia, el dolor y la ira que tenía en mí, se estaban apretujando en el pecho y me lastimaba, profundamente.

— ¿Sofí?

Reaccioné y me levante la mirada. Rick y mi sobrina, Carly estaban en el inicio del pasillo, mirándome. Ambos tenían expresiones de preocupación en sus rostros y eso, me molesto.

— ¿Qué? —mascullé. — ¿Qué les pasa?

— ¿Tía, qué tienes?— inquirió mi sobrina, arqueando una ceja

— ¿Sofí por qué son esos gritos?—me preguntó Richard

Resoplé y miré a mi medio hermano. Gruñí. Y en un abrir y cerrar de ojos, me movía hacia él y lo agarré del cuello de su camiseta. Soltó un quejido de sorpresa, en cuento lo agarré y golpeé contra la madera de la pared. Se escuchó un golpe seco y Rick, soltó un quejido.

— ¡Tú lo viste!—grité y se quejó. — ¡Lo viste! ¡¿Lo viste, sí o no?!—le exigí

Carly chilló y se puso cerca de mí. La ignoré y continué observando a mi presa, a mi hermano. El psíquico, el vidente.

— ¡Tía, por favor!—me suplicó. — ¿Qué haces? ¿Qué pasa?

— ¡Tú, cállate, niña!— le grité, mirándola fugazmente y volviendo a ver a Rick. Estaba atrapado en mis manos

— No sé de qué demonios hablas. — susurró. Se quejó y me miró, con ojos aniñados y confundidos

>>> ¡Ay, por favor! <<< pensé con sarcasmo

— ¡¿Acaso me crees estúpida o qué, eh?!—.exclamé furiosa— ¡Responde, psíquico!

— ¿Ver qué...?— musitó

Apreté y lo eleve un poco más. Y gruñí.

— ¡¿Viste algo referente a nuestra sorella hace tres meses atrás?!— reclamé. — ¿Sí o no?

— Tía, te lo suplico...— gimió Carly, preocupada. — Dime, ¿por qué estas agarrando a Richard de ese modo? ¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás tan alterada?

Las Dos Caras de la Luna © ✓Where stories live. Discover now