Ramona

Door rosalia_1950

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Las personas que conocieron a Ramona y a su esposo, no terminaban de comprender, que había hecho el hombre pa... Meer

Parte/1/Pascasio
Parte /2/Francisca
Parte /3/Alejandro
Parte/4/Ramona
Parte /5 /La orden
Parte /6 La fotografía
Parte /7/La cena de navidad
Parte /8/La enfermedad
Parte /9/La huida
Parte /10/Nuevo comienzo
Parte /11/Doroteo
Parte / 12/Matrimonio
Parte/13/Nacimiento
Parte /14 el patrón
Parte/15/La inauguración del tren
Parte/16/La investigación
Parte/17/Confidencias
Parte /18/La entrevista
Parte/20 El encuentro
Parte/21/Un deseo realizado
Parte /22/Ana la esposa del patrón
Parte/los hijos del patrón
Parte /24/Los hijos de Ramona
Parte /25/domingo 7
Parte/26/Julia
Parte/27/Julia/continuación
Parte/28/Julia/03
Parte/29/pedida de mano
Parte/30/matrimonio de Julia
Parte/31/El secreto de Doroteo.
Parte/32 El concurso
Parte/33/Evento inesperado
Parte/34/La exposición
Parte/35/Testamento
Parte/36/Confesiones
Parte/37/Encuentro inesperado
Parte/38/Quemando sus recuerdos
Parte/39/Epilogo

Parte/19/El viaje

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Door rosalia_1950


El próximo lunes, cuando Alicia termino sus clases, ya la estaba esperando Ramona para que le contará todo lo sucedido.

─¿Lo viste? ¿Cómo está? ¿Qué te dijo?

─Tranquila, te lo voy a contar todo.

Alicia le entrego su cadena enseguida le contó cómo había sido el encuentro termino diciendo.

─No sé, cómo le voy hacer, pero ustedes tienen que encontrarse él te sigue amando al igual que tú a él.

─¿Crees que eso sea posible?

─Creo que sí, solo que tenemos que descubrir cómo lo haremos. Ah se me olvidaba te mando este presente.

─¿Qué es?

─No lo sé, abre la caja para que lo sepas.

─Pos si verdad, ja, ja, ja.

Cuando Ramona abrió la caja se quedó gratamente complacida, era una variedad de dulces finos de los mismo que él, le solía llevar. Copiosas lágrimas surcaron sus mejillas.

─Pero no llores, anda come un dulce, las penas con pan son buenas.

Las dos degustaron del regalo del patrón.

Pasó algún tiempo donde todo siguió igual, pero un buen día que estaba reunida la familia en casa de

Alejandro, éste los sorprendió con una gran noticia.

─¿Qué les parece si vamos a Guadalajara?

─Deberás Alejo ¿Nos vas a llevar a Guadalajara?

─Seguro que sí, vamos aprovechar que no nos cobran el pasaje del tren, cuando nos vinimos de la hacienda no conocimos nada, del mesón nos fuimos a las oficinas donde estaban contratando a la gente, prácticamente no conocimos nada, y dirigiéndose a Doroteo le dijo.

─Y tú Doroteo, sí que no conoces nada.

A Doroteo no le gustaba viajar, ni tenia deseos de hacerlo y si no hubiese sido por el problema que tuvo en su comunidad jamás hubiera salido de ese lugar, él respetaba mucho a Alejandro como para negarse a esa invitación que su suegro les hacía con tan buena voluntad, es por eso que le contesto.

─Pos no, no conozco y sí que estaría bueno aprovechar y, para cuando sería el viaje.

─Nos podemos ir el viernes y regresarnos el domingo para que nos convenga.

─¿Pero, en dónde vamos a dormir? son dos nochis.

Ramona que hasta ese momento no había hablado, sugirió.

─Podemos llegar a la casa de la señorita Alicia, ella siempre nos la ha ofrecido su casa, dice que tienen dos cuartos desocupados que eran de sus hermanos los más grandes, pero desde que ellos se casarón nada más los usan pa cuando tienen visitas.

─Pues allí está, hay que decirle a la señorita y si ella dice que sí, pos ya se hizo y si no, pos llegamos al mesón, que al cabo no esta tan caro. Dijo Alejandro.

Alegremente.

─Yo creo que, si va a querer, a mí siempre me está diciendo que vayamos, que ella se encarga de llevarnos a pasear─, dijo Francisca

─Bueno mija, pues no se diga más, tú encárgate de decirle─, dijo Alejandro dirigiéndose a Ramona.

Ese día era domingo, cuando llegó el tren a las seis de la tarde Ramona estaba esperando a Alicia en el andén cuando la vio bajar corrió a su encuentro a darle la noticia.

─Mi padre nos va a llevar a ir a Guadalajara.

─¡Esa sí, que es una buena noticia!

─Todavía está en pie tu invitación de quedarnos a dormir en tu casa.

─Claro que sí, mis papás van estar encantados de recibirlos, no lo piensen más.

Esa noche a la hora de la cena, Alicia les reiteró la invitación a Alejandro y a Francisca.

─Siéntanse bienvenidos a la casa de mis padres que también es su casa.

─Muchas gracias señorita, si usted cree, que no incomodamos a su familia le vamos a tomar la palabra.

─De ninguna manera, ellos mueren por conocerlos.

Alejandro por su cargo y gracias a que nunca faltaba a trabajar consiguió el permiso para faltar el viernes y el mediodía del sábado para él y para Doroteo ya que querían aprovechar muy bien el tiempo, así lo hicieron, Alicia les presto una maleta grande con la que había llegado al pueblo con sus pertenecías.

El viernes muy temprano estaban en la estación del tren, Alejandro y Doroteo siempre estaban allí a esa hora, pero en esa ocasión era diferente, ahora iban de pasajeros, cuando llegó el tren, todos subieron iban muy emocionados, este viaje era el segundo que la familia hacía, el primero fue cuando salieron de la hacienda huyendo de la furia de la esposa del patrón, pero este viaje era muy diferente al anterior, en el otro habían viajado muchos kilómetros en una carreta, llenos de coraje e impotencia, Alejandro y Francisca por la ofensa recibida a su hija, y la hija llena de coraje y dolor por que la obligaban a separarse de su amado.

Todos iban felices admirando el paisaje, los más contentos eran los niños, apuntando todo lo que veían a su paso, por fin llegaron a la ciudad, inmediatamente se trasladaron a la casa de Alicia, sus padres no sabían nada de la visita, sin embargo, los recibieron con muchas muestras de afecto, ellos les entregaron unos elotes, una calabaza grande, frutas de la temporada, Francisca horneo unos panes de elote, la señora agradeció el gesto diciéndoles.

─Muchas gracias, no se hubieran molestado.

recibió los regalos, con mucho agrado.

Mientras los instalaban en las recamaras una para cada matrimonio y los niños, la señora los invito a pasar al comedor, cuando terminaron de comer, se dispusieron a conocer algo de la ciudad antes que cayera la noche, Alicia los llevo al centro de la ciudad, a la plaza de armas, a la catedral, ellos miraban todo con tanto asombro cómo cuando uno va a Roma y ve por primera vez la Basílica de San Pedro. El sábado desde muy temprano salieron, Abigail muy amablemente se ofreció a cuidar a los niños.

─Sí gustan dejen a los niños, ellos se cansan pronto.

─Nos da mucha pena, pero que si no es mucha molestia le agarramos la palabra señorita.

Alicia los llevo a San Pedro Tlaquepaque, a Tonalá, y no podía faltar la visita a la virgen de Zapopan la virgen milagrosa, afortunadamente en esos años la ciudad no era tan grande y contaba con tranvías para trasladar a las personas de un lado a otro.

En san pedro aprovecharon para escuchar los mariachis, comer una exquisita birria y los hombres tomar una (chabela) nombre coloquial de la cerveza servida en una gran copa de cristal. volvieron a la ciudad, caminaron por los portales viendo los aparadores, quedaron muy satisfechos con el paseo, al otro día Alicia les dijo.

─Mañana lo voy a llevar a un paseo muy cercano a la estación del tren, se llevan su ropa, de allí nos regresamos a tomar el tren para regresarnos al pueblo.

El domingo almorzaron temprano cuando terminaron, se despidieron de la familia de Alicia, éstos les dijeron.

─Esperamos que no sea la última vez que vengan, esta es su casa para cuando gusten volver.

─Muchas gracias, también nosotros los esperamos por en el pueblo, van a ver que no se van arrepentir.

Alicia los llevó directamente a la estación del tren, para dejar encargado el equipaje, de allí se dirigieron a el parque del agua azul, un paseo muy bonito con muchos árboles y un lago con el agua tan azul, de allí surgió el nombre hoy en día todavía existe el parque, aunque el lago se extinguió.

Alicia tenía un plan desde que supo que la familia iba a ir a la ciudad, cuando llegaron les comentó.

─Aquí se pone un mercado ambulante donde pueden comprar su mandado de la quincena a precios muy bajos, si gustan los llevó.

─Vayan ustedes, mientras nosotros llevamos a los niños a las lanchas, dijo Alejandro.

Las tres mujeres, fueron hacer las compras y, efectivamente todo estaba más barato, con el mismo dinero que compraban en el pueblo, allí les alcanzo hasta para comprarles a los niños algo de ropita y todavía les sobro algo de dinero.

Fueron a tomar el tren, regresaron al pueblo con un buen sabor de boca, Ramona como siempre fue a contarle todo a doña Licha.

─Pásale muchacha ¿Cómo les fue de paseo?

─Muy bien, miré le traje un regalito.

─¡Ay! pero no te hubieras molestado! mira nada más que chulas peinetas, cuajadas de piedritas, pero anda cuéntame, cuéntame todo.

Ramona le contó con lujo de detalles describiendo todo lo que habían visto.

Al siguiente día, Alicia habló con Ramona.

─Creo que ya tengo una idea que quizá funcione para que te puedas encontrar con Jean.

Ella se le quedo viendo sin comprender de quién se refería su amiga, Alicia riendo le aclaro.

─Con tu patrón recuerda que así se llama.

─A pos sí, contestó ella riendo.

─Fíjate bien cuando se vaya a llegar el día de pago, le dices a Doroteo que vayan a la ciudad a comprar el mandado, le recalcas el dinero que se ahorra comprando allá.

─Pos no creo que quiera ir, ya me dijo que ni muerto volvía a ir.

─De eso se trata, tienes que convencerlo que te deje ir sola, le dices que te vas el viernes conmigo y te quedaras a dormir en mi casa, él ya conoció a mi familia, y no va a desconfiar.

─El trabajo es que me deje ir sola.

─Pues con probar no se pierde nada.

Así lo hizo cuando faltaban dos días para el día de pago Ramona le dijo a su marido, como a la descuidada.

─Oyes Doroteo, estaría bueno que volviéramos a ir a Guadalajara a comprar el mandado ya vez que el dinero rinde más por allá.

─Ya te dije que yo no vuelvo ir pa allá, me engenté con tanto cabrón gentío, pero si tu madre te cuida a los chiquillos pues tú vas, al cabo vas con la señorita Alicia ¿No te de miedo de que te pierdas por allá?

─Pos si fuera sola sí, pero voy con Alicia.

─Pos ponte de acuerdo con ella y con doña francisca.

Ella no lo podía creer casi, casi, brinca de alegría, pero se contuvo.

─Yo le digo mañana a mi madre a ver si me cuida a los niños.

─A ella le conviene, le traes su mandado también.

Al día siguiente Ramona le contó a Alicia.

─Doroteo me dejo ir, si quiso que fuera sola, bueno contigo,

Se fundieron en un abrazo Alicia le susurro al oído.

Ya pronto volverás a ver a tu patrón.

Ramona después de meditarlo unos minutos fue en busca de doña Chelo.

─Pásale mija.

─Doña Chelo, quiero pedirle un consejo ¿tiene tiempo o vuelvo al rato.

─No, no, que va, ya sabes que pa ti nunca estoy ocupada, a ver dime ¿Qué te preocupa?

─Es qué, no sé por dónde empezar.

─Pos, por donde se empieza todo, por el principio.

─Bueno pos miré.

Ramona le conto a su amiga cuál era el verdadero motivo de su viaje a la ciudad, al final le pregunto.

─¿Usted cree que hago bien en ir?

─Claro que haces bien, yo te dije que ustedes se iban a volver a ver, no te acuerdas.

─Pos sí, pero, no sé si al verlo me voy aguantar... usted sabe lo que quiero decir con eso, me muero de ganas de verlo, pero al mismo tiempo no quiero faltarle a mi esposo.

─No dudes, tu marido no tiene porque enterarse, no dejes escapar la felicidad, lo que tiene que pasar va a pasar, nomás piénsale, como se te fueron acomodando las cosas, la llegada de la señorita Alicia, como se hicieron amigas y lo más sorprendente, que, precisamente fuera hermana de la maestra de la hija de quién ya sabemos, esas son cosas de Dios, anda muchacha no dudes.

Ramona abrazo a su amiga con lágrimas en los ojos.

Doña Chelo quedo a solas, sonrió y se dijo para sí misma.

─Ay, Ramoncita, Ramoncita. en que iban a cambiar las cosas, si yo te hubiera dicho que no fueras al encuentro de tu amado,  pos en nada, en nada, pero es más fácil compartir la culpa, al destino nadie puede cambiarlo.

Francisca no tuvo objeción en cuidar a sus nietos, le dio la lista de su mandado y dinero, esa noche Ramona casi no durmió, tenía miedo de quedarse dormida y no alcanzar el tren, pero eso no pasó y el sábado muy temprano ya estaba lista en el andén junto a su amiga, a lo lejos se escuchó el pitido del tren anunciando su llegada, en cuanto paró, subieron rápidamente iban muy emocionadas.


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