Entre Ángeles y Demonios: La...

Autorstwa BeluRomiara

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Eldar despierta de una pesadilla el día de su cumpleaños y descubre que fue algo más que una pesadilla. A par... Więcej

Capitulo 1 - El Príncipe Oscuro
capitulo 2 - Despertar (parte I)
Capítulo 2 - Despertar (Parte II)
Capitulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte I)
Capítulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte II)
Capitulo 4 - El Ataque (Parte 1)
Capítulo 4 - El ataque (Parte II)
Capitulo 5 - Eldar y el Consejo
Capitulo 6 - Lyra (Parte I)
Capítulo 6 - Lyra (Parte II)
Capitulo 7 - Contactos (parte I)
Capítulo 7 - Contactos (Parte II)
Capitulo 8 - Muchas cosas a ala vez (Parte I)
Capítulo 8 - Muchas cosas a la vez (Parte II)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte I)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte II)
Capítulo 10 - La tierra Oscura y las traiciones (Parte i)
Capítulo 10 - La Tierra Oscura y las traiciones (ParteII)
Capítulo 11 - La Ciudad de LAs Sombras (Parte I)
Capítulo 11 - La Ciudad de Las Sombras (Parte II)
Capítulo 12 - Huyendo del Castillo (Parte I)
Capítulo 12 - huyendo del Castillo (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte I)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte III)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte II)
Capítulo 14 -Entre Ángeles y Demonios (Parte III)
Capítulo 15 - El portal Infernal (Parte I)
Capítulo 15 - El Portal Infernal (Parte II)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte I)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte II)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte I)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte II)
Capítulo 17 - El regreso (Parte III)
Capítulo 18 - Momentos Cruciales
Capítulo 19 - De Vuelta al Ruedo
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (Parte I)
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (ParteII)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte I)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte II)
Capítulo 22 - Epílogo

Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte I)

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Autorstwa BeluRomiara

14 - Entre Ángeles y Demonios.

- ¡No puedo creerlo! - exclamó Alex de mal humor - ¡No entiendo qué carajo pensaba Eldar cuando se dejó atrapar por esos demonios! ¿Es que se volvió estúpido de golpe o qué?

- Él tiene un plan - dijo Súmmum pensativo - Te dije que se entregaría, aunque no pensé que lo haría de esa forma...

- Tiene un plan... -dijo Alex burlona - Espero que tengas razón por que hasta donde puedo ver estamos en un verdadero apuro. Estamos encerrados, sin nuestras armas y sin la más mínima posibilidad de que alguien nos saque de aquí. Eso sin contar que se lo llevaron mal herido.

- Eldar no se entregó por que sí. Al igual que lo hicimos nosotros él tiene una razón para hacerlo.

- Te recuerdo que nosotros lo hicimos por que así lo quisiste - dijo Alex enojada - Yo hubiese luchado. Si Eldar se nos hubiera unido podríamos haber escapado.

- No era posible, eran demasiados demonios y no podíamos delatar su posición.

- No sé de que nos sirvió.

- Tal vez no parezca el mejor de los planes - dijo Súmmum pensativo - Pero la mejor manera de destruir el portal Infernal es estando dentro del castillo y no fuera.

- No sé si estamos haciendo las cosas bien.

- Estamos bien Alex, solo necesitamos que Eldar abra el Portal

- ¿No era que había que destruirlo?

- Si, pero antes debe abrirlo y luego Lyra entrará en juego...

- Sigo sin entender - dijo ella molesta - Además si estamos en esta maldita situación es por esa chica... Si hubiésemos preparado las cosas como corresponde, podríamos haber venido a hacer la misión para el Consejo y no a arriesgar nuestras vidas por el amor de alguien más.

- No te agrada ¿Verdad? - dijo Súmmum mirándola de reojo - Creo que te molesta que Eldar de su vida por ella.

- Él puede hacer lo que le de la gana con su vida -dijo ella furiosa - Pero nos arriesga a todos con su estupidez. ¿Cómo nos iremos de aquí si él está prisionero igual que nosotros?

- Eldar no está prisionero - dijo Súmmum reflexivo - Esta es como su casa y su padre no le hará daño, además él tiene un objetivo y Lyra es una pieza fundamental.

- Si, si, me imagino...

- No, de verdad que no te imaginas - le sonrió el brujo -Yo creo que la chica no te agrada por que estás un poco celosa.

- ¡No digas estupideces!

- No está mal si Eldar te gusta, es lindo chico...deberías dejar tus prejuicios de lado y aceptar que te agrada.

- No seas ridículo Súmmum - exclamó Alex - Eldar es solo mi compañero, ya te lo dije...Es lindo si...pero no es mi ideal de chico... es demasiado arrogante, autosuficiente, siempre tiene la palabra justa, es...

- Es igual que tu - concluyo Súmmum - Se parecen mucho y eso té molesta.

Alex dejó escapar un profundo suspiro de resignación, era evidente que no se podía discutir con Súmmum, siempre se las ingeniaba para salirse con la suya, y lo que era peor: siempre tenía razón.

En cierta forma Alex pensaba que Eldar era atractivo, pero su cercanía la ponía de mal humor en mas de una ocasión. De todas formas estaba totalmente descartado cualquier acercamiento. Él estaba ocupado y ella simplemente no tenía interés en ser otra cosa más que su compañera de armas por mucho que pudiera gustarle.

- No se puede discutir contigo - le dijo tratando de sonreír para aflojar la tención - Siempre tienes la última palabra.

- O la razón...

- ¡Uh! ¡Ya!... dejemos eso... Ahora dime cómo haremos para salir de aquí.

-Tenemos dos caminos - dijo Súmmum mirando por la pequeña puerta hacia afuera - Esperamos a Eldar o tratamos de escapar.

- No sé cómo saldríamos de aquí, aunque escapáramos de esta celda no tenemos armas.

- Entonces tendremos que recuperarlas.

- ¿Y cómo se supone que lo haremos genio?

- Si no te diste cuenta - dijo Súmmum señalando afuera de la celda - Nuestras armas están en la celda del fondo del pasillo.

- ¡No digas estupideces!

- Míralo tu misma - dijo Súmmum sonriendo.

Alex se acercó de mala gana hasta la puerta de la celda. Realmente estaba de mal humor. Mejor que Súmmum estuviera en lo cierto, no veía la hora de escapar de allí lo antes posible.

- ¡ No puedo creerlo! - exclamó al comprobar que Súmmum tenía razón - ¡Tenemos que salir de este calabozo mal oliente!

Por entre los barrotes se podía ver la empuñadura de la espada de Súmmum y la de ella detrás.

- Trabajo en eso - dijo Súmmum mostrándole a Alex las bisagras de la oxidada puerta a punto de saltar de sus lugares.

Súmmum tenía un pie por debajo de la puerta y hacía presión hacia arriba forzando a las bisagras oxidadas a salirse de sus ejes. La reja apenas si se mantenía en su posición. Un polvillo rojizo caía en forma de lluvia cada vez que él movía la puerta.

- Súmmum eres increíble...

- Si lo sé... - dijo el brujo sin apartar la vista del demonio que estaba de espaldas a ellos a la entrada de las mazmorras.

- ¡No alardes! - exclamó ella fastidiosa - Ya... abre de una vez... solo necesito una pequeña abertura para salir...para cuando ese demonio asqueroso se dé cuenta de que estoy fuera ya habré clavado mi espada en su garganta.

- No seas impaciente - dijo Súmmum en voz baja - Esta puerta esta muy pesada y además estoy tratando de no hacer ruido.

Alex tragó saliva y respiró profundo para tratar de calmar su ansiedad, estaba tan cerca de salir de allí que apenas si podía esperar un minuto más. Odiaba estar encerrada.

Súmmum tomó la pesada puerta con ambas manos y tiró de ella hacia arriba. Un ruido seco salió de las bisagras oxidadas y la puerta se salió de su lugar. Solo estaba unida por el grueso candado que la cerraba. Gotas de sudor caían por la frente del brujo cuando apoyó la punta de la puerta en el piso. Solo quedaba una pequeña abertura entre la pared, pero fue suficiente. Alex se hizo lo mas fina que pudo y pasó a través de la abertura que Súmmum había hecho sin hacer el más mínimo ruido. Apenas en puntas de pie comenzó a caminar hacia la celda donde estaban sus armas tratando de no alertar al demonio que custodiaba la puerta de acceso. En ese momento la tención de sus músculos estaba a pleno, cada fibra concentrada en llegar a tomar sus armas y las de Súmmum sin ser descubierta. Solo quedaban unos pasos entre ella y la puerta de la celda, una vez que tuviera su espada en mano el demonio centinela sería historia.

Cuando por fin alcanzó la puerta de la celda el corazón le dio un vuelco al comprobar que estaba cerrada. Un pesado candado colgaba de los barrotes. Miró a Súmmum que estaba parado detrás de ella a unos pasos y meneó la cabeza en señal negativa. Súmmum tiró la cabeza hacia atrás en señal de fastidio y le hizo una seña indicándole que metiera la mano por entre los barrotes. Alex comprendió rápidamente la señal y sin esperar metió el brazo entre los barrotes de la puerta hasta el hombro, pero su brazo no era lo suficientemente largo para alcanzar la empuñadura de su espada. Apenas tocaba con la punta de los dedos la empuñadura de la espada de Súmmum pero no era suficiente para alcanzarla. 

Súmmum al ver que la chica no lograba su cometido empezó a impacientarse temiendo que el demonio que custodiaba la puerta se diera cuenta y los descubra. Estaban demasiado cerca y si daba un paso o dos podía tocar al demonio. Los ojos de Súmmum se posaron en la empuñadura de la espada del guardia que descansaba en su cinturón. Estaba tan cerca que si quería podía tomarla.

Mientras Alex seguía intentando alcanzar alguna de las espadas, Súmmum no pudo contener su tentación y se acercó tanto al guardia que si éste se hubiese dado vuelta hubiesen chocado sus cabezas.

Alex miró de reojo y al darse cuenta de la intención de Súmmum se dio vuelta y se puso en guardia para luchar si era necesario cuerpo a cuerpo, aunque negaba muy despacio con la cabeza pidiéndole al brujo que no hiciera lo que estaba por hacer.

La respiración de Súmmum era tranquila, mientras que la de Alex era agitada, cargada de adrenalina.

Si Súmmum fracasaba ambos se enfrentarían a un demonio furioso y armado que probablemente los mataría a ambos de un solo tajo si le daban la oportunidad. Pero Súmmum tenía mas experiencia de la que Alex pensaba.

El demonio se movió pasando todo el peso de su cuerpo a una de sus piernas y de esa manera quedó casi de perfil a Súmmum. En un segundo el centinela volteó la cabeza un poco y se encontró con la mirada sonriente de Súmmum.

- ¡Hola! - exclamó el brujo.

El demonio dio un respingo y llevó la mano rápidamente a la cintura para empuñar su espada. Pero ya era demasiado tarde, Súmmum ya enterraba la filosa hoja en su estómago atravesándolo por completo ante el gesto de sorpresa de Alex.

- Fue un placer hacer negocios contigo - dijo Súmmum haciendo un movimiento circular con la espada para luego sacarla de un tirón.

El cuerpo del demonio cayo desparramado en el suelo haciendo un ruido sordo.

- ¿Cómo hiciste eso? - dijo Alex asombrada.

- Solo tomé coraje - dijo el brujo restándole importancia.

Alex se quedó un momento mirando a Súmmum y tratando de comprender por que demonios era tan sencillo para él lo que para ella era tan complejo.

- No te quedes ahí parada -le dijo impaciente - busca las llaves mientras yo cuido que no venga nadie.

Alex reaccionó y comenzó a registrar el cuerpo del demonio que ya empezaba a hacerse polvo en el suelo. La visión del bicho desintegrándose poco a poco le hizo recordar a Eldar.

Al no estar con ellos, toda la energía se perdería. Metida en sus reflexiones encontró una argolla con tres llaves entre las ropas apestosas del guardia y rápidamente se puso de pie.

- ¿En qué estabas pensando? -le dijo Súmmum.

- Recordaba lo que pasaría si Eldar estuviese aquí ahora - dijo metiendo una llave en la cerradura de la celda.

- Se hubiese hecho mas fuerte - dijo Súmmum mirando lo que quedaba del demonio.

Alex metió otra llave en la cerradura del candado y ésta vez la puerta se abrió. Ambos se miraron y esbozaron una sonrisa de satisfacción. Entraron rápidamente en la celda y se abalanzaron sobre sus armas tan preciadas.

- ¿Qué sigue ahora? -pregunto Alex acomodando su cinturón de armas en la cintura.

- Tenemos que salir de aquí lo más rápido posible - dijo Súmmum colocando sus dagas dentro de las fundas - No sé cuanto tarde algún demonio en venir a ver que todo esté en orden. Primero saldremos de aquí y nos esconderemos en algún lugar donde podamos pensar que haremos.

- Por lo menos tenemos nuestras espadas -dijo Alex acariciando la hoja de la suya - Me hace sentir más segura.

- ¡A mí también!

Súmmum ya salía de la celda espada en mano dispuesto a defenderse de cualquier demonio que apareciera ante ellos. Alex dudó un instante pero luego salió detrás del brujo, de todas maneras era mejor estar afuera que dentro de esa celda apestosa.

- ¿Qué haremos ahora? -dijo susurrando detrás de Súmmum.

- Tal vez deberíamos escondernos - dijo Súmmum subiendo las escaleras que llevaban a la habitación dónde encontraran a Lyra anteriormente - Buscaremos a Eldar, luego esperaremos a que destruya el Portal y trataremos de huir sin que nos maten.

- No sé por qué es tan importante para ti destruir el portal.

- Porque eso nos dará por lo menos cien años de paz

Súmmum ya caminaba por el pasillo de las habitaciones y estaba por alcanzar la habitación donde se encontraba Lyra cuando escuchó unos pasos. Rápidamente se metieron en la primera habitación que tenían a mano rogando que no hubiera nadie dentro.

Por suerte la habitación estaba vacía y pudieron ocultarse, pero dejaron la puerta entre abierta para poder espiar quien venía por el pasillo y si era posible atacarlo ni bien pasara por delante de la puerta.

Los pasos ya estaban encima de ellos. Ambos estaban detrás de la puerta y apenas si podían ver al exterior por una pequeña rendija. Dos figuras de estatura elevada, vestidas de negro marcial avanzaban por el pasillo a paso firme y acompasado como si fueran militares marchando.

Alex y Súmmum se miraron con asombro al descubrir que una de ellas era nada menos que Eldar y caminaba junto al príncipe de Argozz.

Eldar estaba repuesto de sus heridas, pero su rostro estaba pálido y se notaba que estaba cansado. Su mirada era triste. Iba vestido magníficamente con ropa de combate y parecía mas alto y musculoso que la última vez que lo habían visto. Algo en él era diferente, parecía tener do o tres años más de los que tenía.

- No entiendo que es todo esto - dijo Alex en voz baja - Eldar nos traicionó.

- No digas estupideces - la retó Súmmum en el mismo tono - Algo está pasando y ahora vamos a averiguar qué es.

- Creo que está mas que claro - dijo Alex entre dientes - La sangre es más fuerte. Después de todo es su padre ¿no?

- ¡Shh!

Súmmum esperó a que Eldar y su padre terminaran de pasar y se alejaran para que no los vieran. Cuando se alejaron lo suficiente, Súmmum abrió la puerta lentamente, y ya estaba con un pie afuera cuando unos pasos sonaron detrás de ellos. Tuvo que meterse dentro de la habitación tropezando con Alex que estaba pegada a él.

Un demonio pasó a toda prisa por delante de la puerta, tan cerca que Súmmum pudo sentir la brisa hedionda que dejó al pasar y se tapó la nariz.

- ¡Mi señor! - exclamó el demonio elevando la voz - ¡Los prisioneros escaparon!

Alex y Súmmum se miraron en silencio y como un reflejo ambos desenvainaron sus espadas a la espera de que algo malo sucediera.

- Tal vez no deberíamos haber escapado - dijo Súmmum en voz baja - Tal vez complicamos las cosas.

- Y ahora lo dices...

Alex trataba de mirar por entre la rendija de la puerta lo que pasaba afuera mientras maldecía por dentro la idea de Súmmum de escapar sin tener un plan para seguir.

Eldar estaba parado detrás de su padre y miraba al demonio con una mirada burlona. Parecía disfrutar de la noticia que traía el demonio.

- ¡Encuentralos ahora! -exclamo el príncipe con voz grave.

- Ya están buscándolos mi Señor - dijo el demonio con la cabeza gacha sin mirarlo a los ojos.

- He sido demasiado bueno con tus amigos - dijo Gêldar a su hijo - No los maté para demostrarte que podías confiar en mi palabra pero ya no me dejan opción.

- Tal vez son más inteligentes que tus demonios - dijo Eldar fríamente.

Había un dejo de burla en la mirada que Eldar le devolvía a su padre, pero en el fondo se notaba que estaba cansado de tantas idas y vueltas.

- Subestimas mis guardias solo por ordenarles que no sean crueles - le dijo Gêldar mirándolo de frente - Tal vez deba ordenar que los maten en cuanto los encuentren y así verás cual es la fuerza de mis guerreros...

Alex y Súmmum se miraron y contuvieron el aliento, si el príncipe daba esa orden estarían en problemas serios si no lograban escapar a tiempo.

- Si haces eso - dijo Eldar dando un paso al frente y poniéndose cara a cara con su padre - ¡Me obligarás a luchar en su defensa y todo tu ritual se irá a la misma mierda! ¡Tu no deberías subestimarme!

Gêldar clavó sus ojos de hielo en los de su hijo y pudo verse a si mismo cuando era mas joven. Reconoció la misma mirada desafiante de cuando él mismo se enfrentó a su padre por Aline.

El demonio que estaba junto a ellos contemplaba a ambos atentamente sin moverse, esperando que el príncipe le diera permiso para retirarse.

- ¿Qué estarías dispuesto a hacer por tus amigos? - le dijo el príncipe con una débil sonrisa tan helada como sus ojos.

Eldar miró la puerta de la habitación en donde Súmmum y Alex se escondían como si supiera que estaban allí y Alex sintió un escalofrío por todo el cuerpo.

- Sabe que estamos aquí - dijo en un susurro.

Lo ojos acuosos de Eldar se cruzaron con los de su padre nuevamente.

- Me diste tu palabra de que no les harías daño - dijo entre dientes - Y yo me dejé atrapar dándote una muestra de confianza también... si no cumples con tu palabra estaremos en un problema que a mi manera de ver no será bueno para ninguno de los dos...

Gêldar miró a su soldado que aguardaba y luego de nuevo a su hijo.

- De acuerdo - dijo a su demonio con voz grave - Que nadie les haga daño... serán bienvenidos en mi castillo siempre y cuando depongan las armas... de lo contrario daré la orden de que les den caza y los maten de la manera más cruel ¿Has comprendido?

Eldar sostuvo la mirada de su padre sin pestañar, aunque por dentro sentía que estaba al límite de una situación que ya casi no podía sostener ni controlar. La vida de muchas personas estaba en sus manos y eso era estresante y angustiante.

- Lo he comprendido - dijo entre dientes y clavando su fría mirada en la puerta de la habitación donde se escondían sus amigos.

- Retírate y asegúrate de que mis ordenes sean cumplidas - le dijo Gêldar al soldado que haciendo una leve inclinación de cabeza se alejó a toda prisa.

- Súmmum y Alex deben estar presentes si quieres que abra tu maldito portal.

- Entonces será mejor que se los comuniques a tus amigos humanos - dijo Gêldar siguiendo la mirada de su hijo - Deberías saber que uno de tus amigos no es lo que tu piensas que es...

Las palabras de Gêldar eran de intriga y sonaban un tanto sarcásticas para Eldar que no era la primera vez que escuchaba decir eso al príncipe de Argozz.

Alex miró en silencio a Súmmum interrogándolo con la mirada, pero el brujo no se dio por aludido y ni se molestó en mirarla.

- Yo, en cambio - siguió Gêldar persuasivo - Te he dicho toda la verdad...

- No sé a que te refieres...

- Ya comprenderás cuando sea el momento. Y ahora que tus amigos humanos están sueltos paseando por mi castillo, sería bueno que sepan que pueden dejar de esconderse.

El corazón de Alex se aceleró y sus dedos apretaron con fuerza la empuñadura de su espada hasta que comenzaron a dolerle. Si ellos sabían que estaban allí ¿Porqué Gêldar no los había delatado? ¿Porqué no mandar a sus soldados a que los capturen? Estaba a punto de salir de su escondite para terminar de una vez con toda la intriga pero la mano de Súmmum la detuvo.

- No es el momento de salir - dijo el brujo en voz baja - Lo haremos luego... cuando Eldar esté solo y sea seguro salir.

Alex se detuvo con un gesto de impaciencia y observó el semblante frío de Eldar y se pregunto dónde estaba Lyra en ese momento.

- Ahora sigamos nuestro camino - dijo Gêldar de pronto - Tenemos mucho que hacer antes del ritual.

- Antes del ritual traerás a Lyra junto a mí - dijo Eldar amenazador.

- Si eso es lo que quieres te llevaré con ella, pero primero te demostraré que no te miento...

- ¿De qué carajo están hablando? - dijo Alex a Súmmum fuera de si - ¡Será mejor que si entiendes algo me lo expliques!

Súmmum se aseguró de cerrar la puerta para que nadie los escuchara y le hizo señas a Alex de que bajara la voz.

- Este es un momento difícil para Eldar - le dijo en voz baja - Muchas cosas le serán reveladas esta noche y así es como debe ser, pero no tienes de que preocuparte...él hará lo correcto, su alma es pura y noble y no esta corrupta.

- Súmmum de verdad no entiendo de que estaban hablando...¿qué es todo eso de que uno de nosotros no es lo que dice ser?

- No le hagas caso a eso - dijo Súmmum restándole importancia - Solo son artilugios de un demonio hábil para hacer tambalear al muchacho.

- A mi no me sonó a eso...

- ¿Vas a dar crédito a la palabra de un demonio?

- No lo sé - dijo ella pensativa - Sonaba convincente... y últimamente todo es tan extraño.

- ¡Alex por favor! - dijo Súmmum exasperado - Llevas años de cazadora y ahora me dices que aún no conoces el comportamiento de un demonio astuto.

- Esto es diferente - dijo ella enojada - No soy estúpida Súmmum... algo se me escapa aquí y me gustaría saber que es... pero ya lo averiguaré tarde o temprano.

- Como quieras - dijo Súmmum resoplando y entreabriendo la puerta nuevamente para ver si el pasillo estaba disponible para salir de la habitación.

- No hay nadie - dijo haciendo una seña a Alex - Creo que debemos ir en la dirección que se fueron ellos y ver si logramos llamar la atención de Eldar.

Alex resopló, harta de tantas idas y vueltas. Estaba cansada y necesitaba descansar aunque sea unas horas para poder seguir adelante, pero era evidente que eso era imposible. Así que se acomodó la espada en la mano y salió tras Súmmum sigilosamente.

Comenzaron a andar por el pasillo en dirección a donde se habían ido Eldar y el príncipe con la intención de poder dar con ellos y llamar la atención de Eldar como había dicho Súmmum. Caminaron hasta donde terminaba el pasillo y doblaron en un recodo tratando de seguir los pasos de Eldar pero sin acercarse demasiado; iban pegados a las paredes ocultándose detrás de las salientes para no ser descubiertos.

Eldar y el príncipe entraron por una gran puerta de una recámara que al parecer era una de las principales y más importantes dentro del castillo.

Súmmum y Alex se quedaron parados sin saber bien que hacer. Como si se pusieran de acuerdo con la mirada, buscaron un lugar donde ocultarse hasta que salieran. Decidieron dar la vuelta para ocultarse detrás de una columna que habían pasado un metro o dos mas atrás lo suficientemente grande como para permanecer detrás de ella. Permanecieron ocultos en la oscuridad del pasillo por un largo rato, esperando que Eldar saliera, pero se demoraba mas de lo que esperaban y Alex comenzó a inquietarse. 

- Ya ha pasado mucho tiempo  - dijo molesta e impaciente. 

- Debes tener calma. Eldar necesita tiempo. 

- Es que llevamos mucho aquí y pueden descubrirnos. 

Súmmum miró para todos lados y salió de atrás de la columna. 

- Entremos en esa habitación  - dijo señalando la puerta mas cercana. 

Alex salió al pasillo y se disponía a ir hacia donde Súmmum decía, pero se quedó parada con un gesto de sorpresa al sentir un ruido a su espalda. 

- ¡Pero miren lo que trajo el diablo!

La voz de Eysêll resonó estridente por el pasillo. Alex y Súmmum dieron media vuelta lentamente quedando de frente con la princesa que los miraba con los ojos brillantes. Iba escoltada por cinco demonios bien armados y llevaba una cadena a la que iba atado un perro negro enorme de aspecto fiero. El animal tenía los ojos rojos inyectados en sangre y dejaba ver unos dientes enormes dentro de su hocico entreabierto. Tenía el tamaño de un león y su aspecto era horrible, era peludo y sobre el lomo tenía una hilera de algo que al parecer eran púas afiladas. Una baba espesa caía por un costado de su hocico.

Alex retrocedió un paso al fijar los ojos en el animal. Mientras lo hacía trataba de calcular las distancias entre ellos para prepararse para luchar.

- Parece que hemos dado con los fugitivos - dijo Eysêll divertida.

Súmmum la miró a los ojos y se mantuvo callado e inmóvil a la espera de la reacción de la princesa.

- Bajen sus armas y tal vez evite que mi bella mascota se los coma - dijo divertida - Hace días que no lo alimento y la carne humana es su favorita.

Los demonios que la escoltaban estaban armados como para la guerra y llevaban sus espadas empuñadas dispuestos a atacar.

- Me gusta cuando me dan la bienvenida tan amigablemente - dijo Súmmum haciendo una reverencia a Eysêll.

***

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