Llegó el momento, por fin podré casarme con Leo y debido a mi atuendo, no me ha quitado los ojos de encima, incluso me ha presumido como si yo fuese una creación divina.
Es raro, siento que está exagerando, puse mucho esfuerzo en la confección de mi atuendo y como bien me había comentado Leo, las mujeres de este lugar son las mejores tejedoras que pueda conocer. El atuendo es perfecto, incluso sobrepasó mis expectativas, haciéndome sentir muy feliz en este día.
Todo es perfecto y una vez llegaron nuestros amigos al sitio acordado, iniciamos con nuestra boda.
Según sus tradiciones, debíamos involucrar a los dioses y para esto se realizaba un sacrificio de animales, algo de lo que no estaba acostumbrado. Una vez hecho, tradicionalmente el novio le da a su novia la espada de sus antepasados, algo que obviamente ambos hicieron. Segundos después, Joshua y yo les entregamos una espada nueva, esto en su cultura es símbolo de protección e inicio de una nueva tradición familiar.
La ceremonia no era muy complicada, lo más tardío fue el sacrificio a los Dioses, aunque la mejor parte fue al momento de decir nuestros votos con los anillos sobre las manos, apoyando estas sobre la punta de las espadas.
Como debíamos estar dentro de un anillo de juramentos, el cual estaba compuesto por piedras con runas y bajo el martillo de Thor, teníamos que ir por partes. No podíamos estar los cuatro dentro del anillo, por lo mismo, nosotros fuimos los primeros en decir nuestros votos.
—Hoy, te hago entrega a través de este anillo, todo mi amor, prometiendo a su vez renunciar a mi anterior vida, como una forma de crear una nueva contigo— me dijo mientras tomaba el anillo con delicadeza para así deslizarlo por mi dedo— prometo también, fidelidad y poner todo de mi parte para formar una familia contigo.
Supongo que toda esta situación me tenía demasiado sentimental como para controlar las lágrimas que bajaron por mis mejillas al oírlo, sabiendo perfectamente que era mi turno. Estaba nervioso, temía que las palabras salieran entrecortadas, por lo mismo, tomé aire con profundidad antes de animarme a decir mis votos.
—Hoy, en esta tarde, hago entrega de este anillo en símbolo de nuestro amor, prometiendo ser tu compañero sin importar las dificultades— inicié diciendo mientras tomaba su anillo y lo acercaba a su dedo, mientras las manos me temblaban. Gracias a esto Leo soltó una risita demostrando a través de sus actos, que me protegería.
Fue algo casi inocente, sin embargo, el hecho de que tomara mis manos y las besara me hizo sentí demasiado embobado. Ahora mismo sólo existíamos nosotros dos, a pesar de que la gente nos estaba mirando, no era capaz de pensar en ellos justamente porque este era nuestro momento especial.
—Prometo también, renunciar a mi pasado para crear un futuro contigo, en donde espero que los Dioses nos acompañen— terminé de decir, viendo cómo acortaba la distancia entre nuestros labios y nos besábamos por fin, escuchando como los invitados aplaudían con entusiasmo.
Por supuesto que, una vez el beso acabó, la gente nos felicitaba y es entonces cuando fue el momento de nuestros amigos, quienes evidenciaban su amor a través de sus ojos, además de la inigualable sonrisa que se dedicaban, sabiendo que por fin podrían casarse.
—Hoy, cambiaré tu título de "Cocinero del capitán" al "amor de mi vida", prometiendo estar a tu lado por siempre, amarte y respetarte, sabiendo que ni los Dioses se atreverían a separarnos. — partió diciendo, para seguido tomar el anillo y deslizarlo lentamente por el dedo anular de Joshua.
(Nota de la autora: No me tientes, Fredrik, no me tientes...)
—Tradicionalmente debo pedir hijos, algo que sabemos que ninguno de los dos desea, pero no renunciaré a la parte donde prometo poner todo de mi esfuerzo para embarazarte— añadió riendo.
—Muy bien, entonces para completar tu promesa...—habló Joshua, acercándose al oído de Fredrik con tal de decirle aquella complementación al oído, dejándonos a todos intrigados.
...Narra Fredrik...
—Prometo abrirte mis piernas cada vez que lo desee— me susurró al oído, mientras que yo no era capaz de contener el suspiro que dejaron salir mis labios.
No sabía que sería capaz de decirme algo como eso el día de nuestra boda, pero sin duda estaba demasiado feliz como para detenerme a pensar en que existía una posibilidad de que nuestros invitados lo escucharan.
—Hoy te tomo como esposo y a través de este anillo, prometo compartir mi vida contigo, amarte y respetarte, tanto en la salud como en la enfermedad, hasta que los Dioses se atrevan a separarnos— añadió.
Como sus anteriores palabras se consideraba un voto, tras decir el segundo no me resistí y lo besé en cuanto puso el anillo en mi dedo. Estaba eufórico, mi felicidad ahora mismo era incomparable, no era capaz de recordar otro momento de mi vida en donde me sentía de esta forma, por lo que bauticé este día como el más feliz de toda mi vida.
La gente estaba feliz, el clima era perfecto, algo que les decía a todos que los Dioses nos habían dado su bendición, por lo mismo, nos retiramos de aquel lugar donde hicimos la ceremonia, con tal de pasar al lado más divertido de las fiestas.
Todo era perfecto, mis labios no eran capaces de soltar los suyos, al menos hasta que mi madre hizo aparición con intenciones de arruinar nuestra boda.
—Has llegado demasiado tarde— le dije entrelazando mi mano derecha con la de Joshua— ya estamos casados.
—¡No podrás tener descendientes! —escupió su veneno, tratando de convencerme— sabes que algo como eso no es aprobado por los Dioses.
—No se opusieron en la ceremonia— le dije con total tranquilidad— además no queremos tener hijos.
—¡Eres un egoísta! Eres el líder de este pueblo, debes dar un descendiente— continuaba diciendo.
—Si los Dioses de verdad existen, con su poder divino prepararán el vientre de Joshua y hasta me haré creyente si llegase a tener un bebé, pero, si no pasa, no es algo que buscaré en otros lados— le aseguré.
(Nota de autora: ¡no me provoques te dije que soy capaz de todo xd)
—¡Eres un...!
—Basta— le hablé en un tono autoritario, ya cansado de que ella estuviera deteniendo nuestra celebración— vete, no fuiste invitada y ambos sabemos que no tenemos la cercanía suficiente como para desear tu presencia en nuestra boda.
Ella no deseaba irse, estaba hecha una furia y como no deseaba arruinar la celebración de nuestros amigos, me hice cargo con tal de alejarla, dejando a mi esposo unos minutos solo.
Me tardé sólo veinte minutos en alejarla de aquel lugar, aunque de camino a las afueras de donde estábamos recibí cientos de insultos y maldiciones que preferí ignorar, de hecho, ni siquiera soy capaz de recordar todas las cosas que me dijo.
Este era un día especial, por lo mismo, no planeaba destruir nuestra felicidad, algo que le demostré a Joshua una vez regresé y retomamos nuestra celebración.
...Narra Eliot...
Ya perdí la noción del tiempo, la mayoría está borracho y sin duda me he estado divirtiendo muchísimo con la gente, incluso he bebido lo suficiente como para no apartar las manos de mi esposo una vez las deslizó por entremedio de mis piernas.
Era tarde, la gente no tenía su atención en nosotros, algo que me motivó a sentarme sobre una de sus piernas, quedando de lado para mirarlo y besarlo apasionadamente.
Nosotros nos dábamos leves caricias, en cualquier momento nos iremos, dejando que la gente se divierta y ya mañana podemos regresar, sin embargo, como aún no veíamos el momento para irnos, estábamos demostrando a través de nuestras caricias lo ansioso que estábamos.
—Haa...—suspiré cortando el beso, viendo un leve sonrojo en sus mejillas gracias a las antorchas que iluminaban el lugar— p-para...—le pedí, tratando de cerrarle mis piernas, sin embargo, mi vestimenta le facilitaba los accesos y pronto comenzó a masajear mi entrepierna.
—Quiero tocarte...—susurró en mi oído— ahora mismo, estoy muy caliente...—añadió, mientras yo trataba de parecer normal, no deseaba que nadie se diera cuenta de nuestras acciones.
—Y yo...—le aseguré, deslizando sutilmente mi mano hacia su entrepierna— pero aquí no podré recibirte...—comenté acercándome a su oído— y sin duda deseo tenerte dentro... empapándome con tu... nnnh...— gemí bajito, debido a que él estaba acelerando el movimiento de su mano.
—Vámonos— me dijo sabiendo que pronto me correría.
—Pero aún tenemos que...
—No importa, vamos, tenemos muchas horas para celebrar con nuestros invitados, mientras que sólo tenemos una noche de bodas— me trataba de convencer, algo que para variar funcionó.
Él se alejó dejándome sentado en su sitio mientras se dirigía hasta los caballos y me acercaba uno. Debido a sus movimientos, era evidente que no podía ponerme de pie sin moverme rápido, por lo mismo, cuando se posicionó a mi lado, les avisó a todos que nos retiraríamos.
En ese mismo instante, yo les daba la espalda a todos y me montaba en el caballo, para que no vieran mi excitada entrepierna. Leo me usó como excusa para decir que tenía frío, algo que a su vez le permitió poner una manta en mis piernas y así cubrirme mucho más.
Por supuesto que una vez la gente brindó por nosotros, nos fuimos en cuanto Leo se subió al caballo, dejándome delante para así, mientras yo llevaba las riendas, él aprovechaba para besar mi cuello y hasta tocar mi entrepierna.
La casa estaba cerca, debido a la oscuridad del bosque nadie podía vernos, por ello, pasé los quince minutos más difíciles de mi vida, ya que no deseaba correrme y tuve que poner mi mayor esfuerzo para evitarlo.
Claro que, una vez llegamos a casa, lo primero que hizo fue penetrarme contra la puerta sin importarle que aún estábamos al descubierto. Sólo debíamos abrir la puerta y entrar, era algo sencillo, sin embargo, se sentía tan bien que no lo detuve, de hecho, arqueé mi espalda queriendo recibirlo de mejor forma, gozando nuestro momento al máximo.