Así el tiempo fue pasando y la navidad estaba cerca.
El primer semestre del curso estaba por terminar, por lo que las vacaciones estaban cercanas.
Casi cuatro meses habían pasado desde que llegué a Forks, y poco más de tres meses desde lo ocurrido con la familia Cullen.
Con ellos todo había cambiado.
En el instituto les había pedido no juntarnos, ya que no quería más rumores sobre mi, como le dije un día a Alice, y ellos lo aceptaron sin dificultades.
Mi relación con Carlisle iba mejorando. Los dos sentíamos ese lazo fuerte abrazándonos, pero yo no me sentía todavía preparada, sobre todo por la preocupación de mis secretos, pero él lo sabía y me respetaba, por lo que éramos como una especie de amigos, aunque los abrazos y agarres de manos no faltaban cada vez que nos veíamos.
Y esos momentos eran muchos.
Habían cogido la costumbre del domingo -que es cuando Charlie se queda en su casa y no nos juntamos- se venían a mi casa, y era Rosalie junto con Esme las que me hacían la comida, así que era el único día de la semana que no cocinaba yo.
Con Charlie estaba todo igual o incluso mejor. Seguíamos comiendo juntos todos los días y los sábados pasábamos el día entero haciéndonos compañía
Después habían veces que por la tarde me iba a casa de los Cullen a pasar el rato, y allí hacia los deberes junto con los adolescentes o me encerraba en el despacho con Carlisle y los dos nos poníamos a hacer nuestro trabajo en silencio, simplemente disfrutando de la compañía.
Aunque aún estaba el tema de Esme, que era la mujer más encantadora que jamás había conocido, y eso me hacía sentir peor cada vez que me hacía más cercana a su marido. Pero siempre estaba Jasper cerca cuando me envolvía ese mal sentimiento y lo arreglaba todo.
Con los adolescentes también iba todo viento en popa.
Jasper era con el que más feeling tenía, ya que él se relajaba a mi lado y él me ayudaba con mis emociones.
Después como era de esperar, me llevaba genial con Alice, ella siempre decía que tendríamos una relación única y poco a poco se iba formando.
Sorprendentemente para todos me llevaba bien con Rosalie. Fue una chica ruda al principio, pero siempre se preocupaba por mí. Fue cuando me cocinó por primera vez sin yo pedírselo que empezó una buena relación.
Con Emmett era todo risas. Yo fingía y no mostraba el 100% de mi velocidad y fuerza por obvias razones, pero de todos modos era divertido jugar de vez en cuando con él y Jasper.
Y con Edward...estaba un poco tensa la cosa. Él seguía pensando que todo llevaría a algo malo, pero no volvió a escuchar mis pensamientos ni a preguntarme nada de mi pasado.
Todos habían entendido que era algo que no me hacía bien contar, y que ya lo haría llegado el momento.
Para terminar con el resumen de este tiempo, estaba la manada de la Push y sus habitantes.
Con Jacob mantenia una muy buena relación, muchas veces quedaba con él en la playa y surfeábamos sin importar el clima, siempre habían risas y molestias entre nosotros.
Y obviamente el pequeño de Seth se unía a nuestro dúo, formando así un trio, aunque Jacob no estaba del todo de acuerdo porque pensaba que Seth era muy pequeño. También se unían a veces los amigos de Jacob, unos adolescentes muy simpáticos
Mi extraña unión con Seth hacía que estuviera siempre al tanto de él, o que me preocupara cuando no salía del agua en la playa o se caía corriendo. Pero mi corazón se llenaba de tranquilidad cuando me sonreía y me abrazaba.
Con Sue, Harry y Billy se había hecho común ir a comer o cenar en la casa del Black junto con Charlie.
Me estaba permitido abrirme más a la gente gracias a la ayuda que me proporcionaba saber que tendría a personas que me protegerían y estarían a mi lado como los Cullen.
Por otro lado estaba Leah y la manada.
Con Leah no había conseguido congeniar, ella tenía un carácter fuerte además de que estaba enfadada con el mundo -y la entendía completamente- pero nuestras peleas eran constantes.
Y con la manada...uno más se había unido. En este tiempo no lo había conocido, pero en el bosque sentía otra presencia y cuando iba a la Push el aroma de otro metamorfo se notaba. Intentaba no acercarme a ellos, y aprovechaba el que a Jacob no les cayeran tan bien para mantenerme alejada.
Entonces navidad llegó. Teníamos hasta enero con vacaciones y ya tenía cosas planeadas con Charlie.
Su hija Bella no iba a venir, por lo que estábamos pasando las navidades juntos.
Habíamos ido a comer a todos los restaurantes y tiendas de comida rápida de Forks, con la escusa de que en vacaciones no había que cocinar.
Además de que había comprado pintura negra y junto con Charlie le habíamos dado una nueva capa de pintura a la Vespa
Todos esos gastos me hicieron darme cuenta de que mis ahorros estaban por terminarse y necesitaría encontrar un trabajo si Él no me enviaba dinero como todos los años.
Y por fin hoy era 24 de diciembre, Nochebuena.
Estaba con Sue en el mercado comprando todo lo necesario para la cena de esta noche.
Nos juntaríamos la familia Black, la Clearwater junto con Charlie en la casa del sheriff para celebrar este día.
Después de dos largas horas haciendo la compra nos dirigimos a la casa del sheriff para cocinar el pavo tranquilamente. Pusimos música navideña en la radio y fuimos cocinando sin prisa y entre risas toda la cena. Al cabo de un tiempo todos llegaron y pusieron la mesa.
La cena pasó entre risas, sobre todo por lo molesto que se ponía Jacob cada vez que le chinchaba. Incluso Leah se había relajado y se permitía reír y pasar una buena Nochebuena.
Estábamos pasando un grato momento después de recoger toda la mesa cuando el teléfono de Charlie sonó.
─ ¿Diga? ─ Preguntó cuando contestó.
Gracias a mi gran audición puede escuchar la conversación. Era Alice la que llamaba, sorprendiéndome
─ Hola, señor Swan. Soy Alice
─ ¡Hola, Alice! ─ Contestó el sheriff un poco más contento de lo normal, por las cuantas copas que llevaba bebidas
─ Siento llamar en Nochebuena pero Gala no tiene móvil y no contesta el fijo de su casa. Me dijo que celebraría el día de hoy con usted en su casa, pero creo que ya habrán terminado de cenar ¿Es así?
─ ¡Sí! ¿Que necesitas, chica?
─ Me preguntaba si podría llevármela conmigo para celebrar Nochebuena ─ Escuché decirle emocionada
─ Solo si me prometes que no beberéis
─ ¡Prometido!
─ Entonces puedes llevártela, tratala bien, es mi pequeñina ─ Dijo sin ser consciente de cómo me llamó.
Mi corazón se calentó y le quité el teléfono encantada
─ Disculpa a Charlie, Alice. Está un poco pasado de copas. ─ Las dos nos reímos ─ Dame unos minutos y voy a tu casa.
─ ¡No hace falta! ¡Ya estoy en la puerta de tu casa!
Me reí sin sorprenderme acostumbrada a la locura de la pequeña hadita
─ Está bien, Alice. Cojo el abrigo y salgo.
─ ¡Vale! ¡Ahora nos vemos!
Dijo antes de colgar.
─ ¿Te vas? ─ Me preguntó Jacob
─ Sí, Alice me viene a recoger
─ ¿La Cullen? ─ Preguntó Harry. Asentí con la cabeza viendo cómo todos fruncían levemente el ceño menos Charlie
─ ¿Ocurre algo? ─ Pregunté extrañada
─ No, solo que entre los Cullen y los habitantes de la reserva no hay muy buena relación. ¡Pero nada que preocuparse! Anda ve a divertirte con tu amiga ─ Me explicó cariñosamente Sue.
Entonces el entendimiento llegó derepente. Los habitantes de la reserva tenían unas historia contra fríos, o eso me habían contado Seth y Jacob. Entonces alguno de ellos sabrían la verdadera naturaleza de los Cullen, y no me sorprendería que fueran los ancianos del consejo, Billy, Harry, y hasta Sue.