M.N. (1-7)

Per numizu

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Temas sensibles Libros del 1 al 5 Més

Aviso
Sinopsis Libro 1: M.N: D
Glosario
Prólogo: Dr. Jeon Jicheol
1-1: Jungkook
1-2. Yoongi
1-3. Jungkook
1-4. Yoongi
1-5. Jungkook
1-6. Yoongi
1-7. Jungkook
1-8. Yoongi
1-9. Jungkook
1-10. Yoongi
1-11. Jungkook
1-12. Yoongi
1-13. Jungkook
1-14. Yoongi
1-15. Jungkook
1-16. Yoongi
1-17. Jungkook
1-18. Yoongi
1-19. Jungkook
1-20. Yoongi
1-21. Jungkook
1-22. Yoongi
1-23. Jungkook
1-24. Yoongi
1-25. Jungkook
1-26. Yoongi
Epílogo: Yoongi
Epílogo bonus: Jungkook
Extra 1
Sinopsis Libro 2: M.N: P
Glosario
Prólogo: Dr. Jeon Jicheol
2-1. Jungkook
2-2. Yoongi
2-3. Jungkook
2-4. Yoongi
2-5. Jungkook
2-6. Yoongi
2-7. Jungkook
2-8. Yoongi
2-9. Jungkook
2-10. Yoongi
2-11. Jungkook
2-12. Yoongi
2-13. Jungkook
2-14. Yoongi
2-15. Jungkook
2-16. Yoongi
2-17. Jungkook
2-18. Yoongi
2-19. Jungkook
2-20. Yoongi
2-21. Jungkook
2-22. Yoongi
2-23. Jungkook
Epílogo: Jungkook
Epílogo Bonus: Yoongi
Extra 1: Vida Familiar pt.1
Libro 3: D
Glosario
3-1. Jungkook
3-2. Yoongi
3-3. Jungkook
Prólogo: Jicheol
3-4. Yoongi
3-5. Jungkook
3-6. Yoongi
3-7. Jungkook
3-9. Jungkook
3-10. Yoongi
3-11. Jungkook
3-12. Yoongi
3-13. Jungkook
3-14. Yoongi
3-15. Jungkook
3-16. Jungkook
3-17. Jungkook
3-18. Yoongi
3-19. Jungkook
3-20. Yoongi
3-21. Jungkook
3-22. Yoongi
3-23. Jungkook
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Yoongi
Sinopsis, especial libro 3.5: D
Glosario
Prólogo: Jicheol
3.5-1. Jungkook
3.5-2. Yoongi
3.5-3. Jungkook
3.5-4. Yoongi
3.5-5. Jungkook
3.5-6. Yoongi
3.5-7. Jungkook
3.5-8. Yoongi
3.5-9. Jungkook
3.5-10. Yoongi
Epílogo. Jungkook
Sinopsis Libro 4: P
Glosario
Prólogo. Jicheol
4-1. Yoongi
4-2. Jungkook
4-3. Yoongi
4-4. Jungkook
4-5. Yoongi
4-6. Jungkook
4-7. Yoongi
4-8. Jungkook
4-9. Yoongi
4-10. Jungkook
4-11. Yoongi
4-12. Jungkook
4-13. Yoongi
4-14. Jungkook
4-15. Yoongi
4-16. Jungkook
4-17. Yoongi
4-18. Jungkook
4-19. Yoongi
4-20. Jungkook
4-21. Yoongi
4-22. Jungkook
4-23. Yoongi
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Jungkook
Sinopsis Libro 5: T
Glosario
Prólogo: Jicheol
5-1. Jungkook
5-2. Yoongi
5-3. Jungkook
5-4. Yoongi
5-5. Jungkook
5-6. Yoongi
5-7. Jungkook
5-8. Yoongi
5-9. Jungkook
5-10. Yoongi
5-11. Jungkook
5-12. Yoongi
5-13. Jungkook
5-14. Yoongi
5-15. Jungkook
5-16. Yoongi
5-17. Jungkook
5-18. Yoongi
5-19. Jungkook
5-20. Yoongi
5-21. Jungkook
5-22. Yoongi
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Jungkook
Pregunta
(Protagonistas del libro 3) Especial Extra 1: Yoongi conoce a Kendra
(Protagonistas Libro 1) Especial Extra 2: ¿Bridezilla? pt.1
(Protagonistas Libro 1) Especial Extra 2.1: ¿Bridezilla? pt.2
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 3: ¿Estás borracho, nene?
Especial Extra 4: Yoongi
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 5: Conferencias telefónicas pt.1
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 5.1: Conferencias telefónicas pt.2
Aviso

3-8. Yoongi

117 12 0
Per numizu

Yoongi miró hacia un mar de rostros jóvenes. No eran tantos como esperaba, pero más de los que había imaginado dada la poca antelación. Les había pedido que se reunieran con él después del trabajo en la parte trasera de la tienda, en el espacio que había creado para mantenerlos a salvo y fuera de problemas, cuando apenas tenía la edad suficiente para hacer eso por él mismos.

Para cuando Yoongi finalmente cerró las compuertas y apagó el letrero para dar por finalizada la noche, los individuos habituales ya se habían reunido. Sunghoon y Jay estaban sentados y subidos en el respaldo del gran sofá andrajoso, mientras que Hueningkai y Heeseung ocupaban los cojines. Jaeyoon, Euijoo y Jungwon también habían logrado llegar. Estaban sentados sobre la mesa de billar, encaramados como si fueran gárgolas.

Yoongi miró a cada uno de ellos.

—Necesito su ayuda.

—Lo que sea, hombre —dijo Heeseung mientras los demás asentían con la cabeza—. ¿Qué sucede?

Yoongi se aclaró la garganta, tragando la ola de tristeza que lo golpeó.

—Tengo una pista sobre el asesino de Yeji o, al menos, a alguien que podría tener respuestas sobre lo que le sucedió.

—¿Quién es? —Preguntó Hueningkai, levantándose ligeramente para meter los pies debajo de su cuerpo.

Yoongi negó con la cabeza.

—No lo sé. Por eso necesito que me ayuden.

—¿Cuál es la pista? —Preguntó Euijoo.

Euijoo era un nombre apropiado. Era alto, delgado, con un cabello castaño ondulado y ojos del color de un lago, además que era... muy tranquilo. No había otra forma de describirlo. Nunca levantaba la voz, nunca perdía los estribos. Era casi la antítesis de Hueningkai, con excepción de ambos tenían un aspecto inquietantemente suave en comparación a los letales que eran. Solo que asumían sus tareas de maneras diferentes.

—Alguien dijo que la vieron ser... arrastrada por un tipo del que nunca había oído hablar. Todavía no tengo un nombre, pero tengo una descripción. Más de metro ochenta. Pelo castaño. Ojos cafés. Mentón afilado. Piel mala. Tiene una palabra tatuada en el pecho. Tiene tatuada una rosa con espinas en el cuello. Y una especie de tatuaje de cárcel en una de sus manos, pero que está demasiado difuminado como para distinguirlo, ¿Les suena de algo?

—Hombre, ese podría ser la mitad de la ciudad —dijo Jungwon.

Yoongi asintió.

—Lo sé. Por eso necesito que pregunten... discretamente.

El verdadero nombre de Jungwon era Stanley, en honor a su padre, Stan Symanski, un conocido corredor de apuestas que dirigía una banda de matones que lo ayudaban con su negocio de cobros. Jungwon era uno de los diez hijos de Symanski, todos llamados Stanley gracias al ego exagerado que el tipo tenía de sí mismo, todos eran de madres distintas. Para hacer seguimiento de todos ellos, los llamaba a cada uno por orden de nacimiento, y así es como Jungwon obtuvo su apodo.

Stan era un pedazo de mierda, definitivamente no era digno de poner sobre los hombros de sus hijos la cruz de cargar con su nombre y su reputación. Afortunadamente, Jungwon se parecía a su madre egipcia con su rica piel cobriza, ojos de cristal marino y cabello castaño oscuro que a menudo se escondía debajo de una gorra de béisbol al revés. Si bien la madre de Jungwon aceptaba su inclinación por el mismo sexo, su padre no, y fue así como Jungwon llegó a ser uno de los chicos de Yoongi. Había cierta seguridad en la cantidad.

—¿Quieres que todos empecemos a preguntar por el mismo tipo pero que nos mantengamos callados? —Preguntó Jay, su tono implicaba que era imposible.

—¿Quién fue la persona que te dijo eso? —Preguntó Hueningkai con tono de sospecha.

Hueningkai ya se sentía amenazado por Jungkook, y eso que él y Yoongi apenas se conocían. No creía que contarles que Jungkook había traído a su familia –a un psíquico, nada menos– iba a ayudarle a suavizar cualquier encuentro futuro.

—El amigo de un amigo —dijo finalmente Yoongi, vagamente.

—¿El amigo del amigo con el que te acuestas? —Insistió Hueningkai, con los ojos entrecerrados.

—Yo no dije eso —dijo Yoongi.

—No lo dijiste —señaló Heeseung.

La astuta mirada de Hueningkai hizo un agujero a través de Yoongi mientras seguía hablando.

—Fue él, ¿No? ¿El hombre de jengibre millonario? ¿Tiene amigos en este barrio? ¿Amigos que, de alguna manera, no conocemos? Sunghoon arqueó una ceja.

—Eso suena sospechoso, hombre. ¿Quién es este tipo? ¿Es policía? ¿Cómo es que conoce a este otro tipo? ¿Es conocido de Gabe?

El estado de ánimo de Yoongi se agrió ante la mención del nombre de su ex novio. No se habían separado en buenos términos, y verlo en el depósito de cadáveres rondando sobre su hermana muerta, con el rostro enroscado en una máscara de falsa simpatía – una máscara que se ponía cien veces al año en su trabajo como investigador– había sido demasiado. Yoongi no había querido que él la tocara, ni siquiera había querido hablar con él.

No se le escapaba que no había tenido esa misma respuesta frente a Jungkook. Pero, Jungkook no había intentado fingir una simpatía que no sentía, no había intentado sentirse mejor lanzando tópicos en los que no creía, acerca de mejores lugares y el gran plan de Dios. Cuando Yoongi había tratado de esconderse y aislarse de su dolor, Jungkook lo había seguido, había persistido, ofreciendo consuelo físico cuando no era capaz de darle alguna respuesta emocional.

Sacudió el recuerdo de su cabeza.

—Esto no tiene nada que ver con Gabe.

—Entonces, ¿Hay otro policía en el caso?

Yoongi estaba empezando a arrepentirse de haberles enseñado a cuestionar todo.

—Algo así.

—¿Algo así? —Lo cuestionó Euijoo.

Yoongi suspiró.

—Miren, solo confíen en mí. Su información es legítima. Es un Federal retirado.

Euijoo preguntó:—¿Federal? ¿Cómo del FBI?

Antes de que Yoongi pudiera siquiera responderle, Hueningkai se inclinó hacia adelante.

—¿Un federal retirado vio a un tipo con nuestra hermana, pero no dijo nada hasta que tu novio el millonario comenzó a hurgar? ¿Por qué esperó?

—Nunca dije que Jungkook fuera ese amigo —señaló Yoongi.

—No tienes otros amigos además de nosotros —dijo Sunghoon.

Cristo. Eran implacables.

—De acuerdo. Si. Jungkook tiene un amigo y ese amigo me dio la información.

Información que no tenía hasta ahora.

—Estás escondiendo algo —evaluó Heeseung—. ¿Por qué no simplemente nos dices la verdad? Sabes que tu hermano no va a dejar pasar esto.

La barbilla de Hueningkai se inclinó hacia adelante y su mirada se endureció. Yoongi negó con la cabeza.

—No es nada. La información es legítima. ¿Podemos pasar de esto y descubrir quién era ese tipo?

Todos negaron con la cabeza al unísono.

—No dejarías que nos saliéramos con la nuestra siendo así de sospechosos — señaló Jungwon.

No se equivocaba. Pero Yoongi era un gran admirador de "haz lo que digo, no lo que hago". No quería tener que explicar de dónde había sacado esta información, pero estaba claro que no iban a dejarlo estar.

—No. No hasta que nos digas la verdad. Tu no nos mientes, somos tu familia —le recordó Jay.

Lo estaban golpeando con las armas más grandes. Ellos eran su familia, y él era la de ellos. Sabían más el uno del otro que sus parientes consanguíneos. Cada uno tenía las pruebas suficientes del otro como para enterrarlos y despedirlos para siempre si eso querían. Pero nunca lo harían. Ellos jamás se delatarían entre sí, morirían primero. Eso es lo que hacía una familia dentro del mundo de Yoongi.

Finalmente, suspiró.

—El cuñado de mi amigo es un agente retirado del FBI. Pero él también... — Vaciló, sabiendo lo que estaba a punto de suceder—. Él también es un psíquico.

El repentino silencio fue ensordecedor mientras observaba los distintos rostros sorprendidos. Entonces, estalló el caos mientras que cada uno de ellos hablaba por encima del otro.

Heeseung se burló.

—Mierda.

—¿Estás loco? —Preguntó Sunghoon.

Jay frunció el ceño, aparentemente confundido.

—Psíquico, ¿Cómo los que ven el futuro?

Finalmente, Hueningkai dijo:—No puedes estar hablando en serio. ¿Caíste por las mentiras de algún psíquico? Tu serías la primera persona en decirnos que todo eso es pura mierda.

—No le pagaste, ¿Verdad? —Preguntó Euijoo. Yoongi podía sentir como comenzaba a enojarse.

—No es pura mierda, y no tuve que pagarle nada. Ni siquiera le pedí que estuviera allí. Jungkook lo llevó, quería ayudar.

—Por supuesto que lo hizo —Bufó Hueningkai.

—Los psíquicos no son reales —señaló Jungwon, luciendo decepcionado con Yoongi.

—Sí lo son.

Todos se volvieron hacia Jaeyoon, que había estado en silencio hasta ese momento. Estaba apoyado contra la pared, con los tobillos cruzados y los brazos sobre su pecho. Él era... bonito. Largo cabello castaño caía por sus hombros y poseía ojos enormes y tan oscuros que parecían negros. Era cien por ciento indígena, parte de la tribu Nehiyawak. Había sido adoptado a la edad de cinco años por "padres buenos cristianos", quienes lo habían tratado como un ciudadano de segunda clase desde su llegada.

—Mi abuelo tuvo el don. Es real —dijo, su tono definitivo, como si no estuviera dispuesto a escuchar otra palabra más sobre lo contrario.

Funcionó. Jaeyoon nunca desperdiciaba sus palabras. Solo hablaba cuando no podía pensar en otra forma de expresar sus sentimientos. Era inteligente, tímido y siempre estaba observando. Siempre captaba los detalles minuciosos que los demás ignoraban en su entusiasmo. Los demás aceptaron la declaración de Jaeyoon al pie de la letra y se volvieron hacia Yoongi.

Jungwon inclinó la cabeza, su mirada penetrante.

—Entonces, ¿Qué hacemos si encontramos a este tipo? ¿Hacemos un arresto ciudadano?

—Nada —dijo Yoongi rotundamente—. No hacen nada. Vienen directamente a buscarme. A nadie más.

—Han pasado ocho años. ¿Cómo sabes que este tipo sigue estando en este lado del charco? —Preguntó Hueningkai.

—No lo sé. No sé nada, pero incluso si está muerto, seguramente habrá tenido otros amigos. Alguien tendrá que recordar a Yeji.

—¿Se terminó la reunión? —Preguntó Jaeyoon.

—Sí, hemos terminado.

Jay y Sunghoon se deslizaron hacia abajo para sentarse entre Hueningkai y Heeseung, y alcanzar los controles del videojuego. Jay pasó a mirar a los que todavía seguían de pie.

—¿Van a quedarse?

Los tres intercambiaron miradas y luego se encogieron de hombros.

—Seguro —dijo Jaeyoon, tomando asiento en el suelo frente a los demás. Hueningkai le entregó un control y comenzó a dividir los mechones del cabello del chico para convertirlo en una trenza intrínseca. Jaeyoon era muy protector con su cabello, pero, de alguna manera, Hueningkai era la excepción a la regla.

Jungwon le arrebató el control a Heeseung, empujándose entre él y Jay.

—¿Te quedas, hombre? —preguntó, mirando expectante hacia Yoongi.

—No, tengo una cita. Probablemente no estaré en casa esta noche. Asegúrense de cerrar con llave en cuanto se vayan. Volveré antes de que la tienda abra.

Hueningkai le lanzó una mirada hosca, pero Yoongi lo ignoró y subió corriendo las escaleras para ducharse y quitarse la grasa y la suciedad antes de dirigirse a la casa de Jungkook. Trató de ignorar la conmoción de conciencia que lo atravesaba al pensarlo. Había algo en él... y una parte de Yoongi no podía evitar preguntarse si él tenía el mismo efecto en Jungkook.

Mientras se restregaba la piel, su mente se aceleró. ¿Por qué le importaba si él tenía el mismo efecto en Jungkook? ¿Él siquiera podría tener esos sentimientos por alguien?

¿Yoongi quería... salir con Jungkook? Salir le parecía una palabra demasiado débil para algo que había surgido de la muerte y explotaba en pasión cada vez que los dos estaban a dos pies del otro. Yoongi quería ser el dueño de Jungkook. Quería quedárselo para protegerlo, quería ser su lugar seguro en donde pudiera aterrizar, quería que, con él, Jungkook fuera tan vulnerable por fuera del dormitorio como lo era dentro.



◆═════════●★●═════════◆



Yoongi visualizó el edificio de Jungkook cuatro bloques antes de llegar. No faltaba el imponente complejo ni las palmeras que sobresalían de la cima, lo que indicaba que tenía que haber alguna piscina en el último piso.

Cuando Yoongi se detuvo en el valet, un muchacho de unos veinte años en un uniforme blanco de detalles, trotó hacia él. Se quedó boquiabierto al ver el vehículo mientras tomaba las llaves.

—¿Lo restauraste tú mismo? —preguntó.

—Sí, me tomó un tiempo obtener todas las partes.

El chico silbó.

—Esta es una edición de Eddie Bauer del 88, ¿Verdad?

—Conoces de autos, chico —dijo Yoongi, impresionado.

—Sí, a mi papá le encantaban los autos estadounidenses antiguos. Todo lo que conseguimos por aquí es un montón de basura cara. Este es un clásico —dijo con reverencia—. ¿Eres coleccionista?

Yoongi se rio.

—¿Yo? No. Soy mecánico. Cuando lo encontré, era un desastre. No estaba seguro de si alguna vez vería la carretera.

El chico frunció el ceño.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Este lugar no es un poco... clasista para ti?

—Estoy visitando a un amigo. Jeon Jungkook.

El chico hizo una mueca.

—Oh sí. Él es... intenso.

Yoongi soltó una carcajada lo suficientemente fuerte como para atraer la atención del otro valet.

—No te equivocas en cuanto a eso —Le dio una palmada en la espalda al muchacho—. Mantenlo a salvo por mí.

—Sí, por supuesto.

Yoongi pasó junto a la recepcionista que hablaba por teléfono y quien no parecía demasiado preocupada de si él pertenecía o no al edificio, aunque le echó un vistazo a sus jeans y camiseta cuando él estaba llamando al ascensor.

En el camino, no pudo evitar sonreír al pensar en Jungkook aterrorizando al personal con su actitud irritable. Se moría porque alguien más lo pusiera en su lugar. Y Yoongi definitivamente se sentía como el hombre indicado para ese trabajo.

Jungkook vivía en el último piso. El ascensor lo escupió en una pequeña habitación con un solo juego de puertas dobles. ¿Tenía todo un piso para él solamente? Yoongi ni siquiera lo dudaba. Venía de dinero viejo.

Tocó el timbre y luego retrocedió un poco. ¿Jungkook estaría pensando en esto como una cita? ¿Se quedarían en su casa? Técnicamente, él todavía estaba en el armario, jurando que esto era solo una fase y que no era gay. Yoongi había sido gay durante mucho

tiempo, y lo que estaban haciendo se sentía malditamente gay... pero él no iba a obligar a salir a Jungkook del closet si todavía no estaba listo.

Cuando pasaron unos cinco minutos y Jungkook no respondió, Yoongi levantó el brazo para tocar el timbre una vez más, sorprendiéndose cuando la puerta se abrió. Jungkook estaba de pie, vestido solamente con una toalla, su cabello castaño oscuro se erizaba en las puntas mojadas como si acabara de salir de la ducha. Sin embargo, Yoongi no pudo evitar notar que su cuerpo estaba completamente seco.

—Llegas temprano —refunfuñó Jungkook.

Yoongi recorrió a Jungkook con la mirada, desde su rostro rosado hasta su torso ruborizado, finalmente, hasta que sus ojos terminaron en la obvia erección que la tela de algodón alrededor de su cintura cubría. Sonrió.

—Parece que llegué a tiempo, pecas.

Antes de que Jungkook pudiera formular algún tipo de argumento, Yoongi lo presionó contra la puerta abierta, capturando su boca en un beso sucio mientras que tiraba de la toalla sujeta en sus dedos apretados.

—¿Necesitas ayuda con esto? —Murmuró mientras envolvía su mano alrededor de la piel aterciopelada de la dura longitud de Jungkook. Jungkook no dijo nada, solo inclinó las caderas hacia adelante, empujándose en su puño cerrado.

—¿Te estabas masturbando mientras pensabas en mí? —bromeó, pasando su lengua entre los labios de Jungkook. Como siempre, él era dócil, dejando que Yoongi fuera quien llevara el control y tomara todo lo que quisiera sin cuestionarlo. Eso era tan jodidamente caliente.

Pasó su mano libre sobre la cadera desnuda de Jungkook y sus dedos se deslizaron en el surco de su trasero. Su propia polla comenzó a palpitar en cuanto descubrió que el agujero ya estaba húmedo y resbaladizo.

Alzó la vista hacia el rostro ahora de color carmesí de Jungkook.

—Estás mojado. ¿Te estabas metiendo los dedos, pecas? ¿Estabas preparándote para mí?

Jungkook respiraba con dificultad, pero seguía sin decir nada. Yoongi sabía que debían de cerrar la puerta, cualquiera podía salir de ese ascensor y encontrarlos allí mismo, en la puerta, pero ese pensamiento solo lo ponía más caliente.

Soltó la polla de Jungkook y lo hizo girarse, atrapándolo contra la madera de la puerta. Se quitó la camisa de un tirón y la arrojó, empujando apresuradamente su ropa interior y jeans hasta los muslos. Provocó entre las mejillas de Jungkook con la cabeza de su polla, hasta que esta se enganchó en su entrada.

—¿Ya estás mojado para mí? ¿Puedo simplemente empujarme hacia adentro? ¿Sin preparación? ¿Puedo follarte aquí mismo contra la puerta? ¿Eso es lo que quieres? ¿En eso es lo que pensabas cuando te abrías a ti mismo con tus dedos para mí?

Jungkook se apretó contra la polla de Yoongi. Él cerró los ojos con fuerza y mordió el hombro de Jungkook con la presión suficiente como para dejar una marca, en cuanto el tenso calor de ese cuerpo comenzó a cerrarse a su alrededor. No hizo ningún movimiento para profundizar más. Aún no había terminado de jugar con él. En cambio, dejó que sus manos le recorrieran el torso, tiraran de sus pezones, jugueteando con su polla, y su boca le recorrió el cuello, el hombro, y cualquier parte que pudiera alcanzar.

Cuando Jungkook intentó, una vez más, empujar hacia atrás la polla de Yoongi, soltó un sonidito ensordecido.

—Uh-uh. No vas a obtener lo que necesitas hasta que me des lo que yo quiero, ¿Comprendes?

Jungkook soltó un gemido de frustración con la voz ronca mientras decía:—¿Qué es lo que quieres?

Yoongi se rio entre dientes, tirando del lóbulo de la oreja de Jungkook con ellos antes de responder:—Ya sabes lo que quiero, pecas. Quiero oírte pedirlo. Quiero que me digas cuánto deseas mi pene dentro de tu pequeño y hambriento agujero.

—Te odio —murmuró Jungkook, pero no había malicia detrás de sus palabras.

Yoongi enterró su sonrisa en la piel de Jungkook mientras que se deslizaba en él, una vez más provocando la cabeza de su pene contra la entrada, antes de arrastrar los dientes a lo largo de su hombro.

—Vamos, déjame oírlo. Di: "fóllame, Yoongi".

La espalda de Jungkook se tensó hacia atrás y cayó contra el pecho de Yoongi durante unos buenos treinta segundos antes de que finalmente murmurara:—Fóllame, Yoongi.

Yoongi no sabía por qué disfrutaba tanto torturándolo.

—Dilo como si lo dijeras enserio, pecas —Envolvió una mano alrededor de la polla de Jungkook, dándole algunos tirones—. Puedo sentir lo duro que estás, lo listo que estás. Se sentirá tan jodidamente bien cuando me entierre dentro de ti... Solo dime lo que quiero escuchar, hazme creerlo, y te follaré tan fuerte que tus vecinos llamarán a la policía.

Jungkook apretó la mejilla contra la puerta y cerró los ojos con fuerza.

—Fóllame, por favor. Por favor...

—Por favor, ¿Qué? —Yoongi insistió y presionó lo suficiente como para hacer que ambos gimieran.

—Por favor, Yoongi.

Yoongi estaba goteando ante la cruda desesperación en la voz de Jungkook. Besó su hombro, luego su mejilla, y le susurró al oído:—Ves, no fue tan difícil, ¿Verdad? —antes de enterrarse en un movimiento duro.

La boca de Jungkook se abrió en un grito silencioso, y Yoongi lo tuvo que morder con fuerza en el hombro solo para evitar llegar en el acto. Había algo en este hombre, que hacía a Yoongi un adicto.

—Joder, estás tan jodidamente apretado —murmuró Yoongi, su velocidad aumentó mientras que perseguía las chispas de placer que lo atravesaban con cada fuerte empuje—. He estado pensando en estar dentro de ti durante horas. ¿Sabes lo difícil que es concentrarme en mi trabajo cuando no puedo pensar en otra cosa que en ti?

Jungkook aún permanecía en silencio, pero se inclinó hacia atrás, agarrando el trasero de Yoongi, como si tratara de acercarlo más, de hacerlo más profundo.

—¿Quieres más? —Bromeó Yoongi con los dientes apretados.

—Sabes que sí —Jadeó Jungkook, arqueando la espalda.

Yoongi lo agarró por el cabello, torciéndole la cabeza hacia atrás para darle un beso, y aumentó la velocidad e intensidad hasta que la puerta comenzó a golpear con fuerza contra la pared y cada maldito empuje hacía que ambos gimieran en la boca del otro.

Yoongi finalmente estiró la mano para sujetar el pene de Jungkook, masturbándolo al tiempo de sus brutales embestidas, concentrándose principalmente en la punta hasta que Jungkook finalmente llegó a ese punto particular en el que ya no se sentía preocupado o avergonzado, y solo gemía y jadeaba.

—Oh, Dios. Oh, carajo.

Yoongi solía intentar prolongar su placer, pero la verdad era que no podía detenerse. El fuerte agarre de Jungkook a su alrededor se sentía demasiado bien, y la forma en que gemía y murmuraba en voz baja resultaba ser demasiado. No quería correrse antes que Jungkook.

—Vamos. Quiero sentir que te vienes en mi polla antes de que yo me corra este pequeño agujero.

Jungkook respiró hondo y un sonido ahogado se le escapó antes de que su agujero comenzara a palpitar alrededor de Yoongi y su liberación se derramara en su mano.

Los ojos de Yoongi se pusieron en blanco y sus caderas perdieron el ritmo mientras daba un par más de empujones duros, para luego vaciarse dentro de él. Mantuvo sus brazos alrededor de Jungkook, sin soltar su cuerpo, lo único que hizo fue dejar caer la frente sobre el hombro de Jungkook mientras que aspiraba el oxígeno que tanto necesitaba. Mientras su pene se ablandaba, se liberó, pero, aun así, transcurrieron otros minutos más antes de que finalmente retrocediera, le diera la vuelta a Jungkook y presionara un beso sobre su mejilla sonrojada.

—Maldita sea, pecas. Realmente sabes cómo hacer que un hombre se sienta bienvenido —Se arregló los pantalones, pero no se molestó en recuperar su camisa—. ¿Qué hay para cenar?

Continua llegint

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