5-10. Yoongi

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Yoongi no podía moverse. Estaba allí desnudo, como rehén, bajo el peso de un psicópata de doscientas libras que le roncaba al oído y sudaba como un corredor que acaba de cruzar la línea de meta. Jungkook también estaba desnudo. Desnudo y duro. Podía sentirlo presionando contra su cadera. Esto dejó a Yoongi en conflicto. Quería su libertad, pero también quería a Jungkook.

¿Así eran las relaciones?

Yoongi trató de zafarse del brazo y la pierna echadas encima suyo, pero fue inútil. Le dio un codazo a Jungkook en las costillas, pero éste sólo lo agarró más fuerte, acurrucándose aún más. Ya no estaba roncando.

—Sé que estás despierto. Tienes que quitarte de encima —dijo Yoongi, sacudiéndose más agresivamente.

Jungkook se rio.

—Siempre estoy feliz de estar encima tuyo, gatito. Anoche debería haberlo demostrado.

Yoongi dio un suspiro exasperado, incluso mientras se sonrojaba, con los muslos y el culo palpitando de dolor, casi como si ellos también lo recordaran. Jungkook se había tomado las órdenes mucho mejor anoche que ahora. Una y otra vez, se había dejado mandar por Yoongi, haciendo literalmente lo que él quería. Mandar a Jungkook era un poco adictivo. No, era muy adictivo, especialmente cuando la recompensa eran orgasmos.

Yoongi trató de apartar la pierna de Jungkook de él, pero éste se negó a ceder.

—Tienes que quitarte de encima. Soy pequeño y tú eres enorme.

—No sé, yo diría que eres proporcionado, pero tu definición de mí es exacta. Mi polla es enorme —dijo Jungkook, con tono provocador.

Su polla era enorme. También lo era su ego. Yoongi se negó a darle la satisfacción de confirmar ninguna de las dos cosas.

—Jungkook —Se quejó—. Me estoy derritiendo, y tú estás sudado y asqueroso. ¿Cómo es que eres tan caliente?

—La genética —reflexionó él—. ¿Tú?

Yoongi soltó otro suspiro dramático.

—Mi próximo "empujón" es mi rodilla en tus pelotas.

Jungkook soltó una carcajada encantada.

—No puedes moverte. Eres mi rehén. Mi rehén para acurrucos.

—¿Cómo es que eres un asesino a sangre fría? —preguntó Yoongi, exasperado.

—Mi amor por el asesinato no tiene nada que ver con mi capacidad para los mimos. No son mutuamente excluyentes.

Yoongi negó con la cabeza. Para Jungkook, eran dos cosas distintas. Para Yoongi también, pero él no era un psicópata. A veces, deseaba serlo. Estaría bien no pasarse los días revolcándose en la culpa y reviviendo cada error del pasado, por pequeño que fuera.

—Realmente eres como un golden retriever asesino — reflexionó.

Jungkook soltó una carcajada.

—¿Soy un qué?

—Es algo que uno de los chicos dijo sobre ti en el chat grupal — dijo Yoongi, todavía retorciéndose para salir de las extremidades de Jungkook—. Podemos acurrucarnos si te quitas de encima. Pero Jungkook se negó a ceder.

—¿Hablas de mí en tu chat grupal?

Yoongi se quedó helado.

—Saliste a colación —dijo tímidamente.

—Ah, ¿Sí? ¿Les estabas diciendo que soy "el ideal"? ¿Que no puedes vivir sin mí? ¿Que será una boda en junio? —se burló Jungkook.

Yoongi puso los ojos en blanco.

M.N. (1-7)Where stories live. Discover now