El reloj marcaba las once de la noche, Jisung yacía en su habitación, durmiendo en su cama. Mientras la pareja continuaba merodeando por la casa, en lo que Jaemin hacía dormir a su niño, Jeno se encargaba de lavar los platos y vasos de la cena.
El rubio volvió a la cocina y sonrió al ver a su pareja, en silencio sacó su teléfono y abrió la aplicación de la cámara.
—Cariño~ Mira aquí —llamó.
Jeno giró hacia él, percatándose de la intención de su pareja y volviendo a lo suyo. Na se acercó por detrás y dejó un beso en su hombro.
—Me ducharé primero, ¿te parece?
—Ve. Ya termino aquí.
A las doce de la noche, la pareja recién pudo ingresar a su cama, ya con todo ordenado, su hijo durmiendo y ellos aseados. Jaemin se acercó al mayor para darle su beso de buenas noches, pero este se aprovechó de él y comenzó a robarle varios besos. Los cuales poco a poco fueron intensificándose, en rápidos movimientos, Jeno lo subió en su regazo y continuaron con sus rondas de besos algo húmedos.
Lee acariciaba el trasero de su novio, mientras esparcía besos por su delicado cuello.
—Jen —rio por lo bajo Jaemin, al sentir como el mayor metía sus manos dentro de su ropa interior.
—Seremos rápidos y cautelosos —susurró con una sonrisa pícara.
Jaemin accedió ante la locura de su pareja, desde que Jisung había nacido, no habían tenido tantos encuentros íntimos, como solían tener antes, ahora que el pequeño tenía cuatro años, era casi lo mismo. El rubio acarició la anatomía ajena, bajando su mano por aquel tonificado torso, hasta llegar a la parte baja. Na estaba por meter su mano dentro del pantalón de Jeno.
—¡Papi! —sí, era su niño.
Ambos suspiraron rendidos.
—¡Papi!
—Mierda —maldijo el rubio por lo bajo—. Iré yo.
Con pesadez, bajó del regazo de su pareja y salió de la cama. Salió de su habitación, hasta la de su hijo, allí se encontraba Jisung, sentado en su cama. Por suerte, no irrumpía en su habitación, ya que le temía a la oscuridad y no se animaba a cruzar el pasillo, por lo que decidía quedarse en su cuarto, junto a su lámpara de abeja, y llamar a su padre.
—¿Qué sucede, cielo? —preguntó al acercarse al menor.
—Contigo.
—Está bien...
Tomó a su niño entre sus brazos y lo llevó hasta su habitación, últimamente pasaba que Jisung se despertaba en la noche y quería dormir con ellos. Ya había pasado, que ambos llegaban destruidos a la cama y se dormían al tocar esta, y no escuchaban cuando el pequeño los llamaba, hasta que comenzaba a llorar y salían asustados de su cuarto.
El rubio lo llevó a su cuarto, donde Jeno seguía despierto, con la frazada ya corrida a un lado.
—Papi —bien tocó la cama, Jisung gateó hasta Jeno y lo abrazó.
—¿No puedes dormir, bebé?
El menor negó.
Jaemin se acostó a su lado, dejado al niño en medio, los tapó bien con la frazada, pero sabía que todavía no podría dormir.
—Papi, está osculo —agarró a Jeno de la remera.
El mayor tuvo que encender su lámpara, por suerte, esta tenía para ajustar la intensidad de la luz, así que le mermó un poco, para poder dormir tranquilo.
—¿Por qué se pone osculo?
—Porque el sol se esconde —respondió Na.
—¿Por qué?
—Porque la luna quiere salir también.
—¿Por qué la nuna no brilla?
Ambos adultos suspiraron, Jisung no dejaría de hacer preguntas hasta que el sueño vuelva a atacarlo.
—¿Quieres que papi te cante una canción para que duermas? —preguntó Jeno, no queriendo escuchar otra pregunta más.
El pequeño asintió, así que Jeno tuvo que sacar sus mejores dotes y cantar algo así nomás, para que Jisung por fin durmiera.
—¿Cómo se llama esa cansón?
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🥺❤