A matter of heart

By thatsmyego

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Levi Braun es profesor del departamento de cardiología. Valerie Berkowitz, de Psicología. Ella le promete a é... More

prólogo
uno
dos
tres
cuatro
cinco
seis
siete
ocho
nueve
diez
once
doce
trece
catorce
quince
dieciséis
diecisiete
dieciocho
diecinueve
veinte
veintiuno
veintidós
veintitrés
veinticuatro
veinticinco
veintiséis
veintisiete
veintiocho
veintinueve
treinta
treinta y uno
treinta y dos
treinta y tres
treinta y cuatro
treinta y cinco
treinta y seis
treinta y siete
treinta y ocho
treinta y nueve
cuarenta
cuarenta y dos
cuarenta y tres
cuarenta y cuatro
cuarenta y cinco
cuarenta y seis
cuarenta y siete
cuarenta y ocho
cuarenta y nueve
cincuenta
cincuenta y uno
cincuenta y dos
cincuenta y tres
cincuenta y cuatro
cincuenta y cinco
cincuenta y seis
cincuenta y siete
cincuenta y ocho
cincuenta y nueve
sesenta
sesenta y uno
sesenta y dos
sesenta y tres
sesenta y cuatro
sesenta y cinco (i)
sesenta y cinco (ii)
sesenta y cinco (iii)
sesenta y seis
sesenta y siete
sesenta y ocho
sesenta y nueve
setenta
setenta y uno
setenta y dos
setenta y tres
setenta y cuatro
epílogo

cuarenta y uno

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By thatsmyego

Después de años y años defendiendo que los alumnos debían aprender y que por eso debían estar presentes en las consultas, Valerie empezó a entender a todos aquellos pacientes que no querían que un novato les sacara sangre. Cuando Levi le dijo que le haría un par de pruebas para asegurarse de que no era nada grave, aceptó; así se ahorraba una visita al médico y una factura indeseada. Lo que no le contó es que había llamado a todos los estudiantes que aún estaban por el hospital: la consulta de cardiología del Dr. Braun era para los alumnos lo que el Vaticano para los cristianos, así que, como si se tratara de un lugar de peregrinación, aparecieron nada más y nada menos que tres estudiantes de medicina y dos de enfermería. Se hacinaron alrededor de Valerie mientras Levi, desde la comodidad de su escritorio, les explicaba la situación:

ㅡVentiséis años, síncope con pérdida de consciencia menor a treinta segundos. Toda vuestra.

Valerie pudo ver, entre los brazos y cuerpos de los estudiantes, cómo Levi ocultaba una sonrisa tras su puño. Distinguió ese destello algo sádico que iluminaba sus ojos cada vez que encontraba diversión en avergonzarla. Él podría perfectamente aprovechar la coyuntura para acercarse a ella, pero optó por dejar que sus alumnos abrumaran a la pobre Valerie. Ella pensó que, quizá, era una especie de venganza. O que a lo mejor, como ya había hecho otras veces, estaba intentando llevarla al límite para que explotara y mostrara sus verdaderos colores. Con un suspiro, apoyó la cabeza en la camilla y contestó con voz monótona las preguntas de los alumnos, que parecían asustados y emocionados a la vez por tener la oportunidad de tener al Doctor Braun ofreciéndoles un caso clínico que poder resolver.

ㅡ¿Algún antecedente familiar?

Valerie negó con la cabeza. Miraba al techo. ㅡNo.

ㅡSé más específica. ㅡdijo Levi, con tono serio y grave, imponente, dirigiéndose a la única alumna de medicina ㅡDirige la exploración. ¿Nos interesan antecedentes familiares sobre cáncer de colon?

La estudiante, una joven menuda, rubia y con gafas, murmuró un miedoso "no". Valerie, que solo quería marcharse de allí, intentó tranquilizar a la joven con una sonrisa, asegurándole con una mirada amable que lo estaba haciendo bien. Las preguntas continuaron y la psicóloga se limitó a responder con algo de desgana, sintiendo que estaba recibiendo un castigo público. No entendía muy bien por qué sentía tanta vergüenza si estaba acostumbrada a estar rodeada de gente, especialmente estudiantes. 

—¿Has sufrido episodios similares?

—No, este es el primero. 

—Eh... ¿Algún episodio de dolores fuertes de cabeza...?

Valerie negó. —Nada.

De fondo, escuchaba, de vez en cuando, el teclear rápido de Levi. Su mirada inquisitiva se paseaba por la sala, haciendo un paneo de esta, fijándose cada vez en un alumno. Valerie supuso que los estaba evaluando o, al menos, se estaba asegurando de que el trato era el correcto. 

La muchacha rubia se giró hacia Levi. —Ya está la historia clínica... —le informó, algo dubitativa. 

—¿Y? ¿Ya está? ¿Se puede ir?

Valerie estuvo a punto de cruzar los dedos, pero la alumna agitó la cabeza. —Hay que hacer varias pruebas...

Levi observó a los alumnos con aire expectante y la barbilla sobre la palma de su mano. Hubo un momento de silencio que incluso a Valerie le pareció de lo más pesado; sintió que los estudiantes no respondían por miedo a llevarse una reprimenda. Finalmente, uno de los chicos se atrevió a contestar:

—¿Un electro...?

El Doctor Braun señaló un pequeño carro situado cerca de la camilla mientras se levantaba de su asiento. Se mezcló entre los estudiantes, les pidió un poco de espacio y ordenó a una de las chicas que sacara unos cables de un cajón metálico. Levi comenzó a desenrollar los cables y, mientras tanto, explicó a sus estudiantes por qué realizaba la prueba. 

—La paciente se ha desmayado se manera súbita y no tenemos pruebas de laboratorio aún, así que vamos a descartar que el síncope sea cardiogénico. —les dijo, sin siquiera mirarles. Continuó preparando la prueba, dejando sobre el carro unas tenazas metálicas que a Valerie le parecían sacadas de alguna tortura medieval. Se dirigió a Valerie. —Quítate la camiseta. Por favor. —añadió luego, como si se le hubieran olvidado las formas de cortesía básicas. —Vamos a hacerte un electrocardiograma. Son unos dos minutos.

Algo reticente, lo hizo. Levi se la retiró de la mano y siguió preparando el electrocardiógrafo después de dejar la camiseta lejos de la camilla. Pidió a uno de sus alumnos que le explicara cómo funcionaba el aparato mientras arrastraba un pequeño taburete por la sala. Con aire poco satisfecho, le dijo que podría haberse explayado más y mejor. Dejó el taburete a un lado de la camilla y se sentó, acercando el carro hacia él. 

—Johnson, no sé qué cojones haces en mis clases para explicarme así de mal cómo funciona el electro. ¿Te pasas todo el día jugando al solitario?—bufó. Conectó los cables a la máquina y agarró las tenazas, cada una de un color diferente. Se las tendió a la chica rubia. —Adelante. Sé que tú has atendido más que Johnson, así que tienes que saber dónde va cada toma. 

La alumna tomó las pinzas. —Perdón... —susurró cuando puso las tomas en los tobillos de Valerie. Puso las dos tenazas restantes en las muñecas de la psicóloga, que aseguró a la chica rubia que no pasaba nada, que estaba bien y que no le dolía.

El pequeño corro que se había formado alrededor de Braun y Berkowitz escuchaba con atención al primero, que tenía unas pegatinas en la mano. —Los electrodos siempre sobre las precordiales. —con los dedos corazón y anular, buscó en el pechó de Valerie, siguiendo la línea de su clavícula, el lugar donde poner el primer electrodo. —En las mujeres, cuidado con el pecho. 

Es su trabajo. Está haciendo su trabajo, se repetía Valerie una y otra vez. La situación le parecía absurda y vergonzosa a partes iguales. Ella estaba ahí, tumbada en una camilla, luciendo su sujetador delante de los estudiantes y nada más y nada menos que Levi que, por alguna razón, le hacía sentir nerviosa. Él estaba palpando su pecho, haciendo presión con sus dedos, buscando los puntos donde poner los electrodos. No era un tacto agradable -de hecho, era casi lo contrario- y era un acto prácticamente inconsciente. Levi había repetido tantas veces esa prueba que iba en piloto automático, como cuando aquella vez que tuvo que curar la herida de Valerie... por eso ella intentaba convencerse de que él solo estaba haciendo su trabajo, que no había urdido aquel horrible plan para humillarla.

Escuchó un par de pitidos y supuso que la máquina ya estaba en marcha. Valerie insipiró y oyó cómo Levi soltaba una risilla.

ㅡ¿Estás nerviosa? ㅡle preguntó, algo socarrón. Comenzó a pulsar los botones del electrocardiógrafo. ㅡLa máquina no va a electrocutarte, tranquila.

Pasaron los dos minutos que Levi había prometido. El aparato comenzó a imprimir una gráfica y, justo cuando una de las enfermeras iba a recogerlas, la alarma de un teléfono de otro estudiante sonó.

ㅡLo siento, lo siento. ㅡse disculpó, parándola con rapidez.

Levi frunció el ceño y echó un vistazo al reloj de su muñeca. El horario de mañana había finalizado para los estudiantes en prácticas hace bastante tiempo. El Doctor Braun mostró el electrocardiograma a sus alumnos.

ㅡPodéis iros en cuanto interpretéis la gráfica.

El "podéis iros si..." eran las palabras mágicas que todo profesor utilizaba para agilizar la dinámica de la clase. Si todo el mundo estaba callado y mustio, en cuanto oían "os podéis marchar pero..." se activaban. Levi se sorprendió con la rapidez que los jóvenes comenzaron a comentar los resultados de la prueba.

ㅡ¿Y bien?

ㅡNada reseñable. ㅡresumió la muchacha rubia. ㅡ¿Podemos irnos?

ㅡ¿No me has oído antes? Sí. Marchaos. ㅡhizo un gesto con la mano y, cuando quiso darse cuenta, los alumnos habían dejado la puerta de la consulta abierta. Levi la cerró con un suspiro.

Valerie, todavía cableada, carraspeó. ㅡ¿Voy a morirme?

ㅡSí. Todos nos morimos. ㅡcontestó el rubio, sentándose de nuevo en la silla de oficina y escribiendo algo en el ordenador. ㅡNo tienes arritmias, ㅡcomentó tras unos segundos tecleando y echando un vistazo al electrocardiogramaㅡaunque sí tienes la tensión un poco alta. A falta de que te hagas unos análisis, supongo que te has desmayado por un síncope vasovagal.

ㅡOh. ㅡmusitó Valerie.

ㅡNo vas a morirte. ㅡaclaró él.

ㅡ¡Oh! Vale. Genial.

ㅡDe todas formas, voy a darte fecha para una revisión.

La psicóloga alzó las cejas. ㅡ¿Estamos jugando a los médicos? No me hace falta ninguna revisión.

ㅡEs mi trabajo. ㅡse encogió de hombros. Se giró para ver a Valerie y se arrepintió casi al instante. Se volvió hacia la pantalla del ordenador. ㅡCreo que voy a pedirte un Holter de veinticuatro horas. Los resultados pueden estar enmascarados.

ㅡ¿Qué es un Holter? ㅡpreguntó Valerie, confusa. Agitó la cabeza. Tenía tantas cosas que preguntarle que todas se agolpaban en su mente, como si fueran cientos de personas intentando salir por una puerta de lo más estrecha. ㅡLevi, no- a ver, no- ¿Puedes quitarme todas estas cosas?

Resignado, Levi se levantó para volverse a sentar en el taburete que había dejado al lado de la camilla. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía a Valerie enfrente, relativamente cerca, con el torso semidesnudo y casi a su merced. Era la primera vez que hacía un electrocardiograma a alguien que le atraía. Su intención principal no era crear una oportunidad para sobar a Valerie, no pretendía acercarse a ella... o no así, al menos. Lo único que quería saber era si se había desmayado por algo grave. Lo único que quería era no sentirse preocupado por ella.

Pero allí estaba, quitándole las pegatinas de los electrodos del pecho, despacio. Intentó ser lo más profesional posible en su tarea, aunque no pudo evitar contar los lunares que Valerie tenía en el pecho y preguntarse en qué otros lugares de su cuerpo tendría pecas.

Inquieta, Valerie comenzó a despegar las pegatinas ella misma. Levi sofocó una risa. ㅡVas a hacerte daño.

ㅡDa igual. ㅡmasculló ella. El Doctor Braun alargó el brazo y alcanzó unas gasas. Las empapó en alcohol y se las ofreció a Valerie, que comenzó a acelerar el proceso. ㅡ¿Cómo puedes quitar las puñeteras pegatinas tan rápido?

ㅡMucha práctica.

Por fin, Valerie estuvo libre de electrodos. Levi le quitó las tenazas de los tobillos y muñecas. Ella hizo ademán de levantarse, pero el rubio la detuvo. Se colocó el fonendo que llevaba al cuello en los oídos.

ㅡ¿Y ahora qué?

ㅡTengo que auscultarte otra vez.

Valerie chasqueó la lengua y volvió a tumbarse en ma camilla. En realidad, no sabía que no era necesario un chequeo más, pero Levi se lo sacó de la manga para disfrutar un par de minutos más con ella; a saber cuándo iba a volver a verla así.

De nuevo, el contraste del frío metal con su piel inusualmente cálida hizo a Valerie estremecerse. El silencio de la consulta le comenzó a parecer eterno. Miró hacia el techo mientras Levi, con atención, escuchaba los latidos de su corazón.

ㅡRelájate. ㅡle pidió, con sorna. ㅡRespira profundo y cálmate, Valerie. Se te va a salir el corazón por la boca.

ㅡPor qué será, ¿eh? ㅡcomentó ella, sarcástica. ㅡ¿No será que no dejas de mirarme las tetas?

Levi dejó de auscultarla y soltó una carcajada. ㅡEs mi trabajo. ¿Quieres que mire al techo?

Valerie le dedicó una mirada algo seria. Rápidamente, cortó el contacto visual. Señaló su camiseta, que estaba en una de las sillas de la consulta. ㅡPásamela. Estoy helada. ㅡmintió. ㅡY el jersey, por favor.

Levi hizo lo que oyó, acercando la ropa a Valerie y quedándose cerca de ella mientras se la ponía. Ayudó a la psicóloga a ponerse su jersey azul, sujetando con una mano su melena oscura para que no quedara dentro de la prenda. Corroboró, mientras Valerie se colocaba las mangas del jersey, que la besaría. Que cerraría la consulta con llave y, allí mismo, la besaría, desnudaría y tocaría.

ㅡ¿Puedo irme ya? ㅡle preguntó, sacándole de sus pensamientos. Los ojos verdes de Valerie, redondos, grandes, curiosos, se clavaron en el rostro algo sonrojado de Levi.

Él asintió e hizo un gesto para mostrarle a Valerie que podía bajar de la camilla.

ㅡGracias por no protestar durante el electro.

Valerie, sorprendida, se quedó a medio camino entre la camilla y el cuerpo de Levi. ㅡDe nada, supongo.

ㅡA los alumnos les vendrá bien tener un caso práctico...

Estaban cerca, tan cerca que Valerie pudo darse cuenta de dos cosas: una, Levi, en cierta manera, le estaba impidiendo el paso, como si quisiera acorralarla contra la camilla; y dos, que tenía cierto brillo en sus ojos y rostro. Un brillo universal, un destello que Valerie conocía bien. Le atraía. Y tenía que aprovecharlo. Cuanto más deseara a Valerie, más poder iba a tener ella sobre Levi. Y ese era justamente su objetivo.

Orgullosa, esbozó una sonrisa divertida y pellizcó la tela de la chaquetilla azulada que vestía Levi. ㅡParece que quieres darme algo más que las gracias.

Levi, abrumado por la proximidad y por el cambio repentino de Valerie, que hasta hace unos instantes parecía más bien molesta, no pudo evitar fruncir el ceño.

ㅡ¿A qué te refieres?

ㅡMe miras como si quisieras follarme.

Valerie podría haber metido la pata por afirmar algo que no tenía claro del todo, ya que acostarse con alguien eran palabras mayores para muchos. Mantuvo la mirada confusa de Levi unos instantes, hasta que él tuvo las agallas de soltar una respuesta que no iba a dejar indiferente a Valerie.

ㅡY si quiero, ¿qué? ㅡcontestó, alzando la barbilla con su característico aire de superioridad, mirando a Valerie con soberbia, casi como si le tuviera desprecio. Ella supo al instante que no era más que un intento fallido de ocultar lo intimidado que se sentía.

Valerie agarró más tela y tiró de ella. Se puso de puntillas para acercarse a Levi aún más, pegando su pecho contra el del médico.

ㅡCasi no eres capaz de mirarme a la cara y ni siquiera puedes darme un beso. ¿Crees que eres capaz de hacer eso, Levi?

**********

todo lo que sé sobre cardiología es gracias a google y a estancias en hospitales varios. repito: si hay algún médico leyéndome.... lo siento, no es mi campo 💋 asi que un besito 💋💋 y no me mates 💋💋

Un capítulo rapidito para cerrar el anterior y comenzar lo que he llamado 🩵horny levi arc🩵😋

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