PROVIDENCIA EL SEÑOR DE LA GU...

By gustavoher1

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Antes de comenzar una guerra, es mejor que sepas por lo que luchas. *** Be... More

Autor
Dedicatoria
Prologó
Primera parte
Capítulo 2 Crimen y conspiración
Capítulo 3 Reclutamiento
Capítulo 4 Día de entrenamiento
Capítulo 5 Aquí siempre hay oscuridad
Capítulo 6 secuelas
Actividad sospechosa en las fronteras de Elysium
Segunda parte
Capítulo 7 Elysium
Capítulo 8 Heridas
Capítulo 9 Lazos de sangre
Capítulo 10 Un mal presentimiento
Capítulo 11 Fantasmas
Capítulo 12 Enemigo amigo
Capítulo 13 Correr o morir
Capítulo 14 Un nuevo aliado
Capítulo 15 Compensación
Capítulo 16 Antiguos pecados
Reporte de misión
Tercera parte
Capítulo 18 Reencuentro
Capítulo 19 Verónica
Capítulo 20 El viaje
Capítulo 21 Furiosa fricción
Capítulo 22 Kobayashi Maru
Capítulo 23 Confianza ciega
Cuarta parte
Capítulo 24 Silvana
Capítulo 25 La cueva del lobo
Capítulo 26 Presagio de un desastre
Capítulo 27 Repercusiones
Capítulo 28 Recuerdos del pasado
Capítulo 29 La última visita
Capítulo 30 Abismo
Capítulo 31 Un lazo indeseable
Capítulo 32 La navaja de Ockham
Capítulo 33 Emboscada
Capítulo 34 Consecuencias
Capítulo 35 Pandemonium
Quinta Parte
Capítulo 36 El paraiso perdido
Capítulo 37 Delirium
Capítulo 38 Cada uno
Capítulo 39 La reunión del demonio
Capítulo 40 El yo y el ello
Capítulo 41 Pequeño angel
Bitácora personal
Sexta parte
Capítulo 42 Todo
Capítulo 43 Preludio
Capítulo 44 Wellington
Activación de las credenciales de la oficialía concejal
Capítulo 45 Annika
Capítulo 46 Una amarga consecuencia
Agradecimientos

Capítulo 17 Nuevos y viejos demonios

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By gustavoher1


Cuanto vemos o parecemos, no es sino un sueño dentro de un sueño.

-Edgar Allan Poe

Me siento expuesta al salir del edificio, ya que corremos el peligro de que una bestia Grimen nos ataque. Mis músculos se tensan como si fueran a atacarnos en cualquier momento. Me estremezco con el ruido metalizado de la armadura de Dagobert. Nuestras pisadas crujen sobre la graba. No necesito ver detrás de mí para saber si Heike nos sigue; el escándalo que provoca su arma al chocar con su mochila me indica que está en movimiento, cruzamos de prisa hasta llegar a una intersección. Miro hacia ambas direcciones, parece no haber movimiento. Quizás este será uno de esos días en los que no ocurrirá nada en las calles. Siento algo de confianza mientras cruzamos por las avenidas. Nos dirigimos hacia Glasweg,

una de las calles principales de Elysium, las intersecciones están atestadas de vehículos, hay un torrente de peatones cruzando las calles. Alex saca de su bolso unas barras energéticas y las ofrece a cada uno de nosotros, Detlef rasga la envoltura y devora la barra de un bocado. Nuestros rostros lucen relajados con la primera mordida de la barra. Pero yo estoy demasiado nerviosa para disfrutar su dulce sabor. Casi hemos llegado a la calle imperial Parck, la cual nos conduce colina arriba a un área relativamente despoblada. Hay algo en el silencio que comienza a inquietarme debería de haber ruido, pájaros o grillos. Hasta el viento parece haber cesado. El sonido del arma de Heike golpeando contra su mochila suena cada vez más fuerte. Un torrente de energía me rodea como si se tratara de la sensación previa a un relámpago. Soló necesito llegar rápido hacia Alek. Avanzo zigzagueando entre la gente. Detrás de mí la respiración de Birgit se vuelve pesada y jadeante. Cora permanece callada, casi parece que ha dejado de respirar. Una pluma gris cae flotando hasta aterrizar sobre el cabello de Cora. Ella lo toma, se voltea para mostrármelo. Su rostro esta pálido y sus ojos parecen desorbitados. Deseo que sea ceniza. Una gran ceniza gris. De las que a veces sale de una fogata. Siento que la sangre ha dejado mi rostro.

¿Cómo podemos tener tan mala suerte?

Normalmente sus blancos son ciudades pequeñas. Imperial Parck es solo una franja de casas pequeñas, es un suburbio entre Glasgoud y Cambridge, de modo que si fueran a atacar algo de esta zona seria Glasgoud. O es sólo una fogata que han dejado encendida.

Mi respiración comienza a acelerarse.

Miro hacia arriba. Sólo logro ver el interminable cielo azul oscuro. Otra ceniza cae flotando y se posa en mi cabeza. Gotas de sudor se deslizan sobre mi frente. Salgo corriendo a toda prisa. El arma de Heike golpea enloquecidamente mientras intenta con desesperación seguirme. No necesita motivación para correr. Tengo miedo de que a uno de nosotros nos atrapen, pero no puedo detenerme, tengo que encontrar un lugar donde esconderme. Un coche quedó aplastado con el peso de algo que cae repentinamente sobre él. Logro ver un destello dorado de una bestia Grimen, cubro mi boca intentado opacar mi grito.

Parpadeo para asegurarme de que no es real.

Nunca había visto una bestia Grimen, por lo menos en persona. Todos hemos vistos videos de una bestia Grimen con sus grandes alas, siendo acribillada sobre una gran pila de escombros. O las imágenes de una bestia lanzando a un tanque militar. O un video casero de la gente huyendo de una ciudad en llamas. Pero al verlo en televisión, podrías preguntarte que no era real, aunque estuvieran pasándolo en el noticiero. Sin embargo, ahora no hay modo de negar que todo esto es real. Bestias Grimen con alas. Luciendo como ángeles del apocalipsis. Bestias sobrenaturales pulverizando el mundo, atacando a millones de personas. Hay una de estas terribles bestias justo enfrente de mí. Tiro a Cora al dar la vuelta a toda velocidad para cambiar de dirección. Freno de golpe detrás de un muro. No puedo contener mi curiosidad y echo un vistazo desde mi escondite. Cinco bestias aparecen y rodean al que cayó sobre el auto. Al juzgar por sus posturas agresivas se trata de una pelea de cinco contra uno. Hay demasiada claridad para observar con detalle, pero una de las bestias llama mi atención.

Es un gigante, su estatura sobresale por encima de los demás. Algo en la forma de su físico me parece distinto, pero logra levantarse lo suficientemente rápido y no logro observar bien como para disipar mi duda de si en realidad había algo diferente. Nos agachamos, mis músculos se congelan, negándose a mover de la seguridad detrás del muro. Hasta ahora no se han percatado de nuestra presencia. De repente la alarma de un auto comienza a sonar, sus luces comienzan a titilar es uno de los pocos autos que no han sido aplastados todavía. Ese solitario y estruendoso sonido es demasiado estridente y tenebroso. Una espesa nube comienza a cubrir el sol, resaltando los contrastes y ofreciendo la suficiente nitidez como para mostrarme a las bestias Grimen un poco mejor. Uno tiene un par de alas. El que se estrelló con el auto tiene un enorme cuerno que sobresale de sus enormes fauces. El gigante tiene el color de la noche. Las demás bestias su pelaje es de color azul, blanco como la nieve, con rayas de tigre. Muestran sus formas musculosas exhibiéndose en cada movimiento. Estas bestias parecen haber sobrevivido a varias batallas. Sin embargo, su pelaje está perfectamente intacto.

La bestia de enorme cuerno rueda dolorosamente del auto aplastado. Sin embargo, a pesar de sus heridas, cae en posición de ataque, listo para luchar. Su agilidad me recuerda a la de un leopardo.

Me doy cuenta de que es un contrincante formidable por la manera cautelosa en la que se aproximan las otras bestias hacia él, a pesar de que se encuentra herido y ellos son más. Comparado con él las otras bestias parecen torpes. Tiene la musculatura perfecta de un gran felino, parece listo para pelear aunque todos sus contrincantes están armados hasta los dientes. Se abalanza hacia uno de ellos, pero la bestia que tiene el color de la noche. Lanza una llamarada desde sus fauces. Lanzándolo sobre su espalda, pero la distancia en la que se desplaza es corta. Debe de ser pesado como el plomo. Pero está lo suficientemente alejado como para que la bestia de enorme cuerno tenga la oportunidad de intentar otro ataque.

Trato de tener una mejor visión para ver la ejecución de la bestia Grimen. No tengo ninguna duda de lo que está por suceder. Aun así la bestia da buena pelea. Embiste al de pelaje color azul y logra mantenerse inquebrantable contra los otros dos. Pero no puede luchar contra los cinco al mismo tiempo. Al final entre los cuatro logran derribarlo, sentándose sobre él. La bestia Grimen de color de la noche se acerca acechándolo como si se tratara de una especie de ejecutor. Tengo la impresión de que esta es la conclusión de varias batallas. Podría pensar por la manera en la que se miran hay una historia entre ellos, la bestia Grimen gigante se acerca hacia su yugular. Le lanza una mirada fulminante.

Trato de cerrar los ojos y no ver este último golpe, pero no puedo. Mis ojos están siguiendo toda la escena.

Cierra de un fuerte mordisco su mandíbula sobre su oreja expuesta. La bestia Grimen de enorme cuerno lanza un terrible alarido de dolor y furia. La calle se rodea con su fuerte eco. La sangre brota por todos lados salpicándolos, luchan intentando sostenerlo, pero la sangre hace que su cuerpo se resbale. La bestia Grimen gira mordiendo a uno de ellos. Terminando rodando sobre el suelo, mientras las otras bestias luchan por sostenerlo sobre el suelo.

Podría creer que podrá liberarse.

Pero la bestia Grimen del color de la noche aplasta su pezuña sobre la cabeza de la bestia de enorme cuerno, sobre su herida recién afligida. La bestia lanza un leve suspiro de dolor, pero no emite un gruñido. Los otros aprovechan la oportunidad para sujetarlo de nuevo contra el suelo. La bestia de color obscuro suelta de sus fauces un pedazo de su oreja cortada. Cae en el asfalto provocando un ruido seco.

La expresión de la bestia es de completa furia. Todavía tiene algo de fuerza, pero se desvanece conforme pierde sangre. La sangre mancha su piel, cubriendo su grueso pelaje. La bestia del color de la noche lanza un gruñido mientras se acerca lentamente hacia su yugular. A pesar de la admiración que le mantiene no muestra señales de arrepentimiento. Sus ojos hambrientos de sangre atrapan el tenue reflejo del sol. Permanezco paralizada en la espera de otro sangriento golpe. Detrás de mí un leve suspiro se escapa del aliento de Cora. El de pelaje verde inclina su cabeza, por un lado, detrás de la bestia con pelaje oscuro. Mira hacia nuestra dirección.

Me quedo congelada, oculta detrás del muro. Mi corazón se detiene por unos instantes. El de pelaje verde se levanta y se aleja de la ejecución, en dirección hacia nosotros. Mi cuerpo se encuentra paralizado por el miedo. Lo único que puedo pensar es en distraer a la bestia Grimen, mientras los demás corren hacia un lugar seguro. La expresión de Cora se congela con los ojos colmados de terror. En el pánico, da la vuelta y sale corriendo golpeando el rostro de Alek. Debió suponer que se quitaría de su camino. Alek me observa, con ojos de pavor dibujados en su rostro mientras permanece tirado sobre el suelo. Heike arranca a toda velocidad detrás de Cora, ninguno de nosotros podrá sobrevivir sin una distracción. Sin tiempo para pensarlo. Alex corre a toda velocidad con dirección a la bestia Grimen de pelaje verde.

En alguna parte del fondo se puede escuchar un rugido de furia. Han mordido su yugular y probablemente ya sea demasiado tarde. Alex se encuentra en el lugar donde yace la bestia de enorme cuerno, parece no tener el tiempo suficiente para pensar en algún plan, recoge un pedazo de escombro que está debajo de sus pies. La toma con una sola mano esperando su peso, pero la levanta con ligereza. La arroja hacia la bestia de color oscuro.

— ¡Vamos, levántate! — exclamé.

La bestia de pelaje verde agacha su cabeza, sorprendido igual que nosotros, mientras el escombro sale volando por encima de la bestia. Parece un plan desesperado y poco planeado, es probable que la bestia Grimen de enorme cuerno se esté muriendo desangrado en este momento. Pero el escombro se dirige con gran precisión hacia la bestia de pelaje blanco aterrizando sobre él, como si alguien la hubiera dirigido hasta ahí. Sin dudarlo por un momento, la bestia de enorme cuerno avanza hacia la bestia de color oscuro, a pesar de la severidad de sus heridas, se mueve rápido y furioso. Ahora puedo entender por qué tuvieron que ser tantos para poder acorralarlo. El cuerno atraviesa el estómago del oscuro, sangrando sin control, mezclándose con el charco que ya había sobre el pavimento. La bestia alada avanza hacia la bestia color obscuro, deteniéndolo antes de que caiga.

La bestia de color blanco se levanta tambaleando intentando recuperar el equilibrio, sangra a chorros por un costado de su lomo. La bestia con el enorme cuerno aun sangrando, intenta dar un golpe con sus garras, provocando un tajo profundo sobre el cuello de la bestia rayada, mientras sale huyendo. Las otras bestias que lograron retroceder cuando las cosas se complicaron, corren para ayudar a la bestia oscura y al rayado, dejando un charco de sangre, mientras su rastro se pierde.

La distracción de Alex parece haber funcionado. Me siento aliviada al pensar que los demás encontraron un sitio seguro donde esconderse.

Pero me comienzo a estremecer de dolor cuando la bestia de pelaje verde nos embiste, salgo volando y golpeo el frio asfalto. Algo golpea mi costado tan fuerte que apenas puedo respirar. La bestia de pelaje verde se dirige hacia la bestia de enorme cuerno. Titubeando un momento con sus músculos tensos, como si estuviera considerando las posibilidades de enfrentarse con la bestia herida. La bestia de enorme cuerno se sostiene débilmente tambaleante, apuntando con su cuerno en dirección de la bestia oscura. Sus ojos están encendidos en furia, probablemente sea lo único que lo mantiene con vida. La bestia ensangrentada debe tener una gran reputación. A pesar de su terrible condición, la bestia de color obscuro que se mantiene sana y en gran condición física. Mantiene su distancia. Me mira con desprecio. Se va corriendo por la calle. Al instante que su enemigo le da la espalda y se va huyendo, la bestia herida cae en medio de su charco de sangre, parece que se está desangrando rápidamente, estoy segura que en cuestión de minutos habrá muerto. De nuevo logro respirar, el aire me quema al entrar por mis pulmones, mis músculos comienzan a relajarse. Puedo sentirme aliviada, comienzo a relajar mi cuerpo y miro hacia la calle.

Lo que veo me hace estremecer.

Alek intenta alejarse. Arriba de él una bestia alada comienza a descender, intento correr. Mis pulmones piden un poco de aire. La bestia alada me observa, sus alas despeinan mi cabello mientras intento correr. Lo hicimos enojar tanto que ahora intenta herir a Alek por venganza. Mi desesperación hace que corra frenéticamente a salvarlo.

— ¡Corre, Alek!¡Corre, Alek! — exclamé.

Sus garras se extienden y atrapan a Alek.

— ¡No! — grito mientras saltaba hacia él.

— ¡Suéltame! — Exclama Alek mientras lo levanta la Bestia Grimen en el aire.

Alex corre por la calle, extiende su guadaña, después de unos pasos da un salto. De un salto extiendo mis brazos deseando que fueran de goma, con los dedos logro atrapar el dobladillo de su pantalón, por un instante puedo creer que lo puedo detener. La ansiedad que rodea mi pecho comienza a desaparecer, siento un alivio anticipado. Pero la tela se resbala de mi mano.

— ¡No! — doy otro salto más para atrapar su pie, pero sólo puedo tocarlo con las puntas de los dedos.

Alex toma impulso saltando sobre mi cabeza.

— Tráelo de vuelta — su voz se quiebra al final.

En un instante, una de las alas de la bestia Grimen es cortada por la mitad con la navaja de la guadaña. Grito e intento perseguirlos, incluso después de que los gritos de Alek se dejan de escuchar. La bestia Grimen cae sobre el suelo con un sonido seco. Mi corazón casi se detiene al pensar en la posibilidad de que Alex no estuviera ahí para detener a la bestia Grimen. El tiempo parece detenerse. Mientras me detengo en la calle aun exhausta de haber corrido, observo ese bulto sobre el pavimento. Tiempo después de que la bestia Grimen fuera derribada, me doy la vuelta y busco a los demás. No es que ellos no me importen. Pero últimamente nuestra relación ha sido complicada. La admiración que se supone que yo debería de sentir hacia mis compañeros está manchada de matices negros.

No hay señales de ellos. El PDA de Heike esta tirado sobre una jardinera. Dudo antes de gritar.

— ¡Chicos! — Cualquier cosa podría ser atraída por los gritos provocados por las bestias Grimen ya estaría ahí — ¡chicos!

La calle está desierta. Si algunas de las personas que observan seguros detrás de sus ventanas han visto hacia donde se han ido, ninguno se atrevería a decirme. Trato de recordar si otra bestia Grimen pudo haberlos atacado, todo lo que recuerdo es a Alek siendo levantado por la bestia Grimen alada.

Cualquier otra cosa pudo haber ocurrido y yo no lo hubiese notado, en algún momento ser paranoico pudo haber sido un grave problema. Pero en un mundo en el que el orden ha desaparecido, ser un poco paranoico es una ventaja. Existe una posibilidad de que los demás se hayan escabullido cuando las cosas se pusieron complicadas, es probable que se hayan escondido y estén esperando que todo esté seguro. Repaso nuevamente la escena. Sólo puedo ver el pavimento y algunas viejas casas, si no hubiera sido que hace un momento era un lugar concurrido, podría creer que soy el último ser humano en este apartado lugar de Elysium. Pero sé que detrás de esas vigas de acero y concreto, hay un par de ojos observando considerando el momento oportuno para poder salir de nuevo a las calles.

Un quejido interrumpe mis pensamientos. Los músculos de mi cuerpo se tensan inmediatamente, listos para otro ataque.

¿Llegaron otras bestias Grimen?

El sonido no proviene de las casas, sino delante de mí. Lo único frente de mí es la bestia Grimen sangrando.

¿Todavía sigue vivo?

Puedo ver a Alex ayudando a Alek a salir debajo de los restos de la bestia Grimen. En pocos minutos la calle podría llenarse de carroñeros. Según se dice, ofrecen una gran recompensa por recolectar partes de las bestias Grimen, los cuernos alcanzan precios altos. Por las colas, las pezuñas y otras partes, también pueden pagar grandes sumas si se comprueba que realmente pertenecen a una bestia Grimen.

Camino hacia Alek el corazón comienza a latirme fuerte. La bestia Grimen podría estar viva, tengo la esperanza de que no sea así. La sangre chorrea de su costado formando un charco en el asfalto, lo volteo sin pensar dos veces en el peligro. Incluso en mi estado frenético puedo notar lo majestuoso que es la bestia, siento su suave pelaje por debajo de mis manos, lo sacudo y percibo que yace inmóvil.

— ¿Sabes a dónde se dirigieron? — pregunta Alex mientras lo saca debajo de la bestia.

Alek emite un quejido, sus parpados se cierran. Alex palmea su mejilla, sus ojos se abren por un instante y la mira.

— Después del ataque no los he visto — digo mientras lucho contra el pánico de salir huyendo.

Alek emite otro quejido, me doy cuenta de que no sería capaz de seguir avanzando por su propia cuenta, pongo su brazo sobre mi hombro, cubro su herida con un trapo. Tiembla, probablemente esté entrando en shock, busco dentro de mi mochila un botiquín de primeros auxilios, uso un par de vendas esterilizadas para cubrir sus heridas. Su dorso está cubierto de sangre que no permite ver qué tan grave son sus heridas, envuelvo un par de tiras de gasa alredor de él. Trato de ejercer presión. No sé si un torniquete demasiado apretado pueda causar la muerte de una persona, pero sé que desangrarse es una de las causas. Siento la presión de los ojos de Alex sobre mi espalda, mientras trabajo. Probablemente esté considerando el hecho de que las bestias Grimen pudieran regresar o si tendríamos el tiempo suficiente para poder escapar. Tengo que apresurarme en vendarlo y sacarlo de aquí. Alex se apresura para ayudarme a levantarlo, pone su brazo libre sobre su hombro, para su tamaño es bastante ligero.

¿Acaso veo una sonrisa formándose en el rostro de Alek?

Su expresión se convierte en una de dolor cuando accidentalmente rozo con mi brazo una de las heridas de su espalda, hago todo lo posible por evitar lastimarlo. Emprendemos nuestro camino sobre la calle, mientras apresuramos nuestros pasos para perdernos en el horizonte.

La fiebre de Alek comienza a aumentar. Mientras se encuentra recostado sobre el sillón, unas gotas de sudor se acumulan sobre su frente. Al tacto no parece tan caliente. Nos encontramos dentro de unos departamentos que fueron abandonados, cuando las unidades de soporte vital fueron desconectadas de las zonas más pobladas de Elysium. El que elegimos está cercano a un parque con una vista amplia de las calles. Tenemos la esperanza de verlos si se aproximan desde el horizonte. Para persuadir a los intrusos Alex colocó trampas en el vestíbulo y cerca de la puerta de vidrio. Hace suficiente frio, sospecho que tendremos que encender una fogata o movernos hacia otro edificio. Alex está recostado sobre un sillón de piel ubicado en una esquina de la sala. Las paredes se encuentran decoradas de fotografías en blanco y negro, mientras que en las repisas hay retratos de una mujer y niños vestidos con el mismo atuendo.

Los sillones del recibidor son grandes en tonos café, hay una cocina pequeña la despensa está llena de refrigerios, chocolates, bocadillos y nueces. Debe haber algunas comidas preparadas en el refrigerador por el olor a huevos podridos que emana del lugar. En el departamento hay un pequeño baño con una ducha, probablemente no haya sido utilizado por un largo tiempo. Sea cual fuera la causa, me sirve para limpiarme la sangre.

Alex coloca sobre la frente de Alek un pedazo de tela húmedo, intentando bajar su fiebre. Debajo del fregadero hay un botiquín de primeros auxilios; la mayoría de los suministros que puedo encontrar sólo sirven para curar pequeñas cortadas y raspones. Leo las etiquetas de los paquetes, tomo un frasco de aspirinas y pienso que tal vez sirva para bajar la fiebre. Camino de vuelta a la sala con las aspirinas y un vaso con agua. Alek está recostado boca abajo sobre el sillón. Durante la noche tratamos de ponerle una cobija, pero no dejo de quitársela. Solo tiene sus pantalones, las botas y las vendas que cubren sus heridas. Su cabello negro está pegado a su frente; trato de que trague las pastillas y tome un sorbo de agua, pero no logro conseguir que se despierte. Yace hay inmóvil como un pedazo de acero caliente

— Alek, si no te bebes el agua la fiebre no te disminuirá — digo.

Alex ha salido cuatro veces en busca de los demás. Pero no ha ido lejos, por mi temor de que la fiebre de Alek pudiera aumentar a tal grado que no lograra que disminuyera.

Durante todo este tiempo dentro del edificio no hemos hecho más que estar sentadas comiendo de las provisiones, no puedo imaginar lo que podría estarle ocurriendo a los demás. Apago por completo mis pensamientos, no pensaré más en lo que pueda estarles sucediendo.

La frustración comienza a invadirme, me agobia la urgencia de arrojar mi tasa contra la pared, derribar el librero y gritar hasta que mis pulmones estallen. Mi mano comienza a temblar fuerte, el vaso se sacude derramando el agua, quiero estrellar el vaso, pero me detengo.

— Despierta Alek, tenemos que seguir avanzando, tenemos que salir de este lugar. Grito aun sabiendo que podría atraer a los carroñeros, pero en estos momentos no me importa.

Doy un golpe a la mesa de centro que tengo a lado.

Los ojos de Alek se abren adormilados, son de un verde oscuro y me miran con intensidad.

— ¿Puedes hacer menos alboroto? intento dormir — su voz es severa, noto un hilo de dolor, de alguna manera logra tener un cierto grado de consentimiento.

Me pongo de cuclillas para verlo al rostro. Alek cierra los ojos.

Doy una palmada sobre su hombro, sus ojos se abren aprieta la mandíbula, hay un leve quejido que se escapa de sus dientes.

— Alek, tenemos que salir de este edificio — le respondo con una voz fría de la que acostumbro.— Sé que te encuentras débil y que no puedes ponerte de pie, has perdido sangre y sin nuestra ayuda ya habrías muerto.

— Ellos nos creen muertos — dice con severidad. Cierra los ojos fingiendo que duerme.

— ¡Mírame! — saco del bolsillo mi PDA. La pantalla se enciende como si despertara de un largo sueño, sospecho que la incertidumbre que veo en sus ojos es similar cuando nos enfrentamos a lo inexplicable. Sé que estoy siendo cruel, pero en estos momentos no puedo ser una buena persona, no si quiero regresar a Hunter.— ¿Reconoces a estas personas? — no logro reconocer mi voz, es fría y cortante. Es la voz de un asesino. La voz de un torturador.

Sus ojos verdes oscuro han perdido su brillo, aprieta la mandíbula con fuerza.

— Conozco la razón por la que te uniste a Hunter, si me ayudas a salir de aquí volverás a reunirte con ellos.

— Gracias, se verán bien como fondo de pantalla —. Hay amargura en su voz, pero noto algo más quizás esperanza. — Antes de que me uniera a Hunter, vivíamos en un pequeño pueblo en las afueras de ciudad central. Era feliz en aquella vieja granja, pero la guerra comenzó y yo fui separado de mis padres cuando los soldados la utilizaron como su base.

— Yo no los separé, pero puedo ayudarte a encontrarlos, si me ayudas a salir de aquí.

Como respuesta asiente, mientras cierra los ojos y se vuelve a dormir.

Hace una respiración profunda. Desde que Alexa lo roció con su spray, sus heridas no se han curado como una persona normal, han pasado dos días desde que comenzó a dormir y su rostro ha regresado a la normalidad. La hendidura que tenía sobre su hombro ha desaparecido. El moretón sobre su ojo izquierdo ya no está, y las cortadas sobre sus manos, pecho y espalda han sanado. La única herida que no ha sanado son las marcas de las garras que dejó la bestia Grimen sobre su espalda. No puedo cerciorarme si han sanado por completo, ya que está debajo de sus vendas. Probablemente el spray de Alexa no ha terminado de hacer efecto. Pienso en mis opciones, no puedo chantajearlo. Quiero hacer todo lo que esté en mi poder para regresar de nuevo a Hunter.

Ahora duerme, es mejor que me asegure de que las cosas se encuentren bajo control.

Cuando salgo de la habitación me doy cuenta de que Alexa está durmiendo sobre un sofá en un costado de la sala, me acerco al fuego que encendimos, esta noche es fría. Dagobert nos ha encontrado. Su condición no es tan consiente como pudiéramos pensar. Su ansiedad parece ir en aumento, su cordura no tiene un itinerario o algún detonante que pudiera ser predecible. Este parece ser uno de esos días en los que mi coraje y la frustración van en aumento. Tomo la cobija que se encuentra debajo de la mesa de centro, camino con cautela hacia el baño, escucho el agua que cae de la regadera corriendo. Recuerdo una melodía que solía cantar, "Caliopea", antes de una misión en Marea Roja. Una balada sin letra con una tonada triste y a la vez nostálgica. En algún tiempo me supongo que tuvo letra, cuando la recuerdo me evoca la imagen de una puesta de sol en el océano y un antiguo faro.

— ¿Himeko? — me llama a través de la puerta de vidrio.

— ¿Alexa? — contesto por encima del ruido del agua.

— ¿Te encuentras bien?

— Sí ¿y tú has sabido de los demás, si Dagobert los ha podido encontrar?

— Saldremos al amanecer.

— De acuerdo ¿Cómo nos ha podido encontrar?

— Dagobert siempre ha tenido una buena intuición para rastrear a las personas, diría que es una habilidad.

Dejo correr el agua antes de responder.

— ¿Cómo nos ha encontrado?

— Te colocó un rastreador antes de salir de la nave, quería asegurarse de que podría encontrarte si fuera necesario — su voz parece llena de vergüenza, después de todo lo que ha pasado podría creerlo en estos días.

— Qué amable ha sido de su parte — respondí con un tono de sarcasmo.

— Tuve que prometerle que no te lo diría — parece una respuesta honesta o tal vez una advertencia.

Soy más fuerte de lo que parezco, y puedo hacer daño cuando me lo propongo. Toda mi vida he estado a la defensiva ideando maneras de escapar de un ataque hacia Hunter.

Considero algunas posibilidades, mientras me recargo en la puerta del baño. Lo que sea que le haya prometido a Dagobert no puede ser bueno para mí.

— Iré con Dagobert a explorar la zona, es posible que tardemos en regresar.

— De acuerdo.

No soy tan indefensa como una persona promedio, cuando era pequeña a Hank le preocupaba mi seguridad, así que decidió que era tiempo de enseñarme lecciones de defensa personal. Quería que yo aprendiera a pelear. Descubrí que había distintos tipos de artes marciales: karate para combates a corta distancia, Shotokan cuando te encuentras a media distancia, jiu-jitsu cuando te encuentras muy cerca de tu oponente y Krav Maga para combate de autodefensa, lucha callejera y desarme de oponentes armados. Hiroshi me enseñó técnicas de defensa personal con cuchillo y lecciones de disparo con armas de fuego. Cuando Annika se enteró unos pocos días después, perdió todo el color en su cara de la preocupación, tras un breve desplante logró entender las intenciones de Hank. La única vez que me preguntó fue un par de años después, me encontraba hojeando un par de libros que había encontrado sobre un estante, no recuerdo cuanto tiempo estuvo observándome Annika, mientras leía, antes de preguntarme:

— ¿Sigues tomando tus lecciones de defensa personal?

Asentí con la cabeza.

No dijo nada, simplemente pasó de largo mientras se dirigía hacia el hangar. Nunca falté a ninguna de mis clases.

En la cocina sirvo algo de estofado sobre dos tazones, meto en la mochila algunas barras energéticas y algunas botellas con agua. De regreso al recibidor Alek se encuentra despierto sentado sobre el sofá, me mira con ojos de reproche.

— ¿Sabes cuándo nos iremos de este lugar?

Veo un destello de emoción sobre sus ojos, pero se desvanece antes de que pudiera identificarlo.

— En cuanto tus heridas hayan sanado.

— ¡Vaya en serio sabes cómo animar a las personas!

— No fui yo quien fue atrapado por esa bestia Grimen y nos obligó a buscar refugio en un lugar que ha sido abandonado.

— Creo que se está agotando tu repertorio de sarcasmo — parece aburrido.

El coraje enciende mis mejillas.

— ¿Piensas que estoy jugando?

Los ojos de Alek se encienden de rabia, me da la espalda y de nuevo se recuesta sobre el sofá, su respiración se vuelve profunda. Mis parpados se tornan pesados, no he dormido en tres días con el temor de que el estado de Alek pudiera empeorar y muriera. Antes de que cayera en un sueño profundo, oigo un ruido de un cristal quebrándose. Estoy tensa y alerta. Alek me calla, por debajo de la puerta veo una luz moviéndose en medio de la oscuridad.

Antes de que durmiera la luz fluorescente estaba encendida, ahora esta oscuro, sólo la luz de la luna se filtra por la ventana. Por la ranura de la puerta parece haber una linterna que se mueve de un lado a otro. Podría ser un carroñero que entró con una linterna o un grupo de rescate enviado por Elysium. Alek se mueve silencioso hacia la puerta, aunque la herida sobre su espalda le causa incomodidad al moverse. Veo una mancha color carmesí que se filtra entre sus vendas. ¿Podrá ser lo suficientemente fuerte para pelear con un grupo de carroñeros? Por un momento desearía no haber dejado mi arma o haberme separado de Alexa.

— El área está asegurada, parece no haber rastro de actividad en este piso — se escucha una voz en la oscuridad.

El pasillo alfombrado no permite distinguir cuántos pudieran haber entrado, el ruido proviene de distintas direcciones. Echo un vistazo al ventanal mientras busco algo para romperla, empujo el cristal para poner a prueba su resistencia... no será fácil romperlo. El ruido que provocaría revelaría nuestra ubicación. Afuera puedo escuchar que los carroñeros hablan entre sí, patean y derriban puertas; calculo que no tardarán en encontrarnos, actúan para nosotros, tratan de intimidarnos.

Miro hacia donde se encuentra Alek. Probablemente esté planeando su próximo movimiento. Herido sus posibilidades de escapar podrían ser nulas. Por otro lado, los carroñeros podrían entrar al edificio de al lado y mantenerlos ocupados. Podríamos escapar en medio del caos. Si tenemos suerte sólo saquearían un par de cosas y se irían. Tomo una silla, la estrello contra el ventanal, pero el vidrio no logra romperse. Quiero crear una posible distracción con la esperanza de que pudieran olvidarse de nosotros. La estrello de nuevo y trato de romper el ventanal con todas mis fuerzas. Escucho voces que vienen hacia nuestra dirección. Alek toma su arma y dispara contra la ventana. El vidrio es lanzado hacia distintas direcciones. Trato de protegerme, abro los ojos y veo que Alek se ha volteado y usa su cuerpo para protegerme de los vidrios rotos.

Golpean fuertemente la puerta del departamento. La puerta se sacude, pero la cerradura logra sostenerse. Tomo una sábana para quitar los restos de vidrio sobre el alfeizar de la ventana, intento ayudar a Alek a salir.

La puerta se abre violentamente, rebota contra el piso con las bisagras rotas.

Alek me lanza una mirada.

— ¡Huye! — exclamó.

Aterrizo y corro alrededor del edificio tratando de encontrar una puerta trasera por donde pueda volver a entrar. Mi mente está llena de imágenes de lo que le pudiera estarle ocurriendo a Alek. Tengo una necesidad irresistible de ocultarme detrás de un arbusto, cerrar mis ojos, mis oídos y quedarme hasta que todo concluya.

Aparto esas imágenes hacia un lugar oscuro de mi mente, un día tal vez todas esas imágenes terminen por acumularse y terminen explotando e infecten mi mente. Quizás ese día termine perdiendo la cordura. Hasta que llegue ese momento sigo manteniendo el control. Tengo que avanzar mucho para encontrarme con una ventana rota. Pienso en lo eufórica o fuerte que estará la persona que rompió ese ventanal. Eso no me hace sentir seguridad de regresar al edificio. Corro de piso en piso y entre susurros y gritos ahogados llamo a Alek. Me encuentro con dos hombres en el pasillo que lleva hacia las escaleras. Ambos llevan su rostro cubierto y seis cuchillos alrededor de su cinturón, uno lleva su chaqueta descubierta. Si estuviéramos en Providencia hubiera hackeado sus equipos, pero desafortunadamente para nosotros este no es nuestro mundo.

Paso a su lado y dejo de pensar en mi temor de ser atrapada, por el rabillo del ojo logro ver una sombra de una mujer deslizándose hacia las escaleras. Se detiene antes de que suba el primer escalón y me mira. Agita frenéticamente sus manos, pidiendo que vayan por mí. Avanzan los dos hombres hacia mi dirección, doy algunos pasos, pero no puedo ignorar los gritos que se llevan a cabo en la parte trasera del edificio. Alek está rodeado de un grupo de carroñeros, debe haber diez. Cuatro de ellos están tirados sobre el suelo, quizás inconscientes, afuera del círculo de pelea. Alexa gira su guadaña alrededor suyo como si fuera una maza gigante. Aun bajo la tenue luz de la luna que se filtra a través del cristal, puedo ver manchas de sangre rojizas que se filtran por las vendas de Alek, parece agotado hay otros que se aproximan hacia su dirección, decididos a terminar con él.

He peleado contra varios contrincantes a la vez en el foso. Durante el verano pasado Hank me llevó a un antiguo campo de entrenamiento donde el instructor nos enseñaba a pelear contra varios oponentes a la vez. Aun así no he peleado contra más de tres contrincantes. Y ninguno de mis oponentes han querido asesinarme. No soy lo suficientemente ilusa como para creer que puedo contra seis oponentes con la ayuda de un hombre herido. De sólo pensarlo mi corazón trata de salirse de mi pecho.

Zeox me llama por el comunicador invitándome a la seguridad.

Algo se estrella del otro extremo de la habitación, seguido después de un quejido de dolor. Con cada golpe que le asestan a Alek, siento que mis probabilidades de regresar a Providencia se van desvaneciendo.

Zeox me llama de nuevo por el comunicador, esta vez más insistente.

Sacudo mi cabeza y apago el comunicador.

Una sombra se pierde a través de la oscuridad y desaparece detrás de una puerta.

Salto detrás de un mostrador, rápidamente pienso en los problemas que me ocasionaría en usar el arma, así que decido dejarla. Es posible que pueda volver a mantener la situación bajo control, pero haber usado el arma. Seguramente me la arrebatarían de las manos.

En vez de ello, tomo un cuchillo y lo guardo dentro de mi mochila. Antes de que mi cerebro reaccione, corro hacia el pasillo iluminado, donde la luz de luna brilla con intensidad para mostrar mi silueta, pero no tanto para iluminarme con detalle. Los carroñeros mantienen acorralado a Alek, él se defiende, pero ya se han dado cuenta de que se encuentra herido. Y no se rendirán ahora que ya han olido su sangre. Cruzo los brazos detrás de mí y saco el cuchillo de mi mochila, mi mano comienza a bambolearse, como si sostuviera un gran maso. Espero hasta lograr sostener el cuchillo con firmeza, luego avanzo un paso hacia delante.

Mantengo la esperanza de que me vean en las sombras, pateo una mesa que sostiene un jarrón, el sonido del jarrón quebrándose llama su atención.

Por unos minutos todos se quedan mirándome en silencio, espero unos minutos con la esperanza de que crean que han llegado refuerzos. Si tan sólo el lugar estuviera iluminado, verían a una flacucha que trata de aparentar que ha sido enviada como un refuerzo. El lugar aún continúa oscuro mantengo la esperanza de que vean una silueta en la oscuridad y dejarlos fríos y sin aliento.

— ¡Aguarden un momento! — exclamé con un tono intimidante — Bertolt, Cora, Detlef vengan a observar esto — los llamo detrás de mí, como si hubiera más de nosotros — ahora resulta que pueden atacar a uno de nosotros.

Los carroñeros se quedan detenidos. Me observan, mientras sostengo la respiración, uno de ellos analiza todas las posibilidades.

En ese momento sucede algo malo.

El cuchillo resbala de mi mano, luego mi mochila cae unos centímetros de mi hombro. Me muevo para acomodar el tirante, pero eso llama más la atención, mientras se sacude hacia arriba y hacia abajo. En ese segundo antes de que entiendan la situación, veo cómo Alexa salta detrás de mí, sacudiendo su guadaña. Mientras que Aleck dirige sus ojos hacia arriba en espera de una torpeza inminente. El primero en actuar es Aleck. Dando un salto hacia la izquierda mientras un carroñero es golpeado por la guadaña de Alex.

Suelto mi mochila y salto contra uno de ellos. Uno de los trucos para luchar contra varios contrincantes es pelear uno a la vez y no con todos al mismo tiempo. Me muevo en zig zag, mientras uno de ellos se coloca detrás de otro. Los contrincantes no esperan para atacarte, quieren golpear todos al mismo tiempo. En un momento corren para proteger a su compañero, pero es tiempo suficiente para que pueda derribarlo de un solo golpe. Se dobla del dolor y aunque estoy tentada de lanzarle otro golpe, en este momento sus amigos que vienen a apoyarlo son más importantes. Me dirijo hacia el otro tipo, obligando a que los otros formen una fila alrededor de él. Pateo al carroñero herido, haciendo que caiga encima de otros dos. Uno salta sobre mí provocando llevar la pelea al nivel del suelo, cada uno luchando por quedar arriba del otro. Pero termino abajo. Mi oponente pesa unos kilos más que yo, pero esta es una posición que he practicado con anterioridad, una buena peleadora aprende a pelear desde una posición en desventaja. Mientras forcejeo, logro colocar mi pierna detrás de él para hacer palanca. Giro mi cadera violentamente. El carroñero cae boca arriba y antes de que pueda reponerse, lanzo un derechazo hacia su barbilla.

Me levanto y antes de que logre recuperarse lanzo una patada hacia su costado.

Aleck se encuentra de pie, observando con la luz de la luna detrás suyo.

Alrededor de nosotros se encuentran los cuerpos de nuestros intrusos, algunos de ellos están tan quietos que no logro distinguir si se encuentran vivos o muertos. Aleck asiente con satisfacción como si estuviera orgulloso. Uno de ellos se tambalea para ponerse de pie y corre hacia la puerta. Se sostiene usando las paredes como si tuviera miedo a caer. Tres de ellos se levantan y le siguen por detrás, el resto continúan tirados sobre el piso.

Escucho una leve risa, me doy cuenta de que se trata de Aleck.

— Por un momento lograste convencerme, lucías intimidante. Su pómulo está sangrando por una cortada por encima de una de su ceja. Pero luce tranquilo, una sonrisa ilumina su rostro.

Saco de mi bolsillo un pañuelo, con las manos temblorosas limpio su herida.

— Vámonos de aquí — respondí con una voz que suena menos fría de lo que en realidad me siento.

Después de la pelea un torrente de adrenalina recorre mi cuerpo, siento cómo queman las palmas de mis manos y mis pómulos se encienden como si ardieran. Aleck toma con su mano el pañuelo mientras cubre su herida. Luego recoge mi mochila mientras me cubre con su chaqueta. Alex regresa a la habitación, corro hacia la puerta y luego me encuentro con Dagobert en el recibidor. Cuando nos encontramos con Alex y Aleck, amarro un pañuelo sobre su brazo sangrante. Trato de no apretarlo demasiado mientras sus ojos penetrantes me observan. Me gustaría que tuviéramos una mochila extra para llevar provisiones, pero de todos modos no podría cargarla sobre su espalda por las heridas.

Su rostro esboza una sonrisa cuando ve su insignia colgando de mi mano, como si se reencontrara con un viejo amigo en vez de un pedazo de metal. Su mirada luce feliz, es una mirada que no creí volver a ver de nuevo.

— ¿Tienes mi insignia?

— Hasta que regresemos a Providencia será mi insignia — trato de que mi voz parezca dura. Por un momento olvidé que es por él que nos encontramos varados en este lugar.

— Dices que es tu insignia — respondí deseoso que no parezca tan decidido a recuperarla.

— ¿Tienes alguna idea de lo que hemos pasado juntos?

— ¿Han pasado juntos? Acaso no eres de esos sujetos que acostumbran ponerles nombres a sus objetos, como sus armas o sus vehículos ¿o sí?

Él trata de alcanzarla, mientras doy un paso hacia atrás sin intenciones de dársela.

— Y dime ¿qué harás con ella, guardarla y tenerla como un recuerdo de tu fallido viaje a Elysium?

— ¿Tú qué harás con ella?

Aleck suelta un leve suspiro, después responde: — Usarla como llave para mi arma, sin la insignia no puedo quitar el seguro. ¿O cómo crees que usaré mi arma?

En ese momento la discusión queda suspendida en el aire con una pregunta. ¿Aleck necesita la insignia para accionar su arma?

— Olvidas que fui yo quien te salvó la vida — respondí.

Frunce el ceño.

— Parece que se trata de una discusión de opiniones.

— Estás en lo correcto.

Finalmente baja su mano que extendió para quitarme su insignia.

Tomé mi mochila y guardé la insignia en uno de los bolsillos. Mientras que Aleck está demasiado cansado para seguir discutiendo, o quizás me encuentro en mejores condiciones para mantener la situación bajo control o ha decidido solo por esta vez dejar las discusiones, con una breve sonrisa en su rostro que trato de esconder, llego a la conclusión de que se trata de lo segundo. Elysium está a media hora del bosque. Supongo que el camino estará lleno de carroñeros y gente desesperada buscando un refugio. La colina se encuentra a unos cuarenta y cinco minutos. Hasta hace apenas una semana las calles eran concurridas, ahora las personas tienen miedo de salir por el temor de ser atacados por los carroñeros, así que evitamos las enormes mansiones, ya que probablemente atraerían a visitas indeseables.

Aleck camina detrás de mí mientras guarda silencio. Desde que salimos del edificio no ha dicho mucho. Ha sido una noche larga y apenas podemos mantenernos en pie justo antes de llegar a una antigua casa los guardias de Elysium nos detienen.

— ¿En dónde has estado? te hemos estado buscando.

— Me supongo que han hecho un mal trabajo en buscarnos — respondió Alex con un tono de enfado.

— Tu trabajo únicamente seria de guardia, no debimos haber dejado una misión de esta magnitud a un miembro del escuadrón de rastreo.

— Togo, no seas tan duro con Alex; tuvo una noche larga.

— Getrud, no justifiques a tu sobrina.

— Recuerda que tú también en algún tiempo cometiste los mismos errores.

— ¡Tía! — exclamó Alex.

— ¿Dime qué ocurrió? — preguntó Getrud mientras escudriña sus ojos.

— Una bestia Grimen nos atacó, después de eso tuvimos que buscar refugio.

— ¿Te encuentras segura de que una bestia Grimen los atacó?

— No tengo la menor duda, se trataba de una bestia Grimen.

— Perdón por interrumpir, pero me gustaría saber qué ocurrió con el resto de mis compañeros — digo.

— Los hemos encontrado de camino hacia aquí, en estos momentos ya están siendo llevados a Elysium — respondió Togo.

— Y tú, Alex, no debiste haberte apartado, me tenías asustada — dijo Getrud con tono de enfado.

— Creí que podía controlar la situación — masculló.

— Alex, eres el mejor cazador que conozco, pero debes de entender que aunque seas un buen cazador también debes aprender a pedir ayuda, si tratas de hacerlo todo tu sola fracasarás.

Es extraño en cierto modo. Alexa es sorprendentemente fuerte; ha sido golpeada, ha sangrado y aun así puede pelear con varios oponentes al mismo tiempo. Busco entre las cosas de mi mochila y saco unos panecillos, le paso un panecillo a Aleck. Abre uno de ellos y se le queda viendo como si nunca hubiera visto uno. Primero investiga, observa su color y luego su lado suave. Mis labios se mueven intentando esbozar una sonrisa.

— Aleck, no están envenenados, no te harán ninguna clase de daño.

— No estoy realmente convencido de lo que dices.

Aleck saca un gran trozo de vidrio de su hombro. Lleva tiempo sacando trozos de vidrio desde que comenzamos a caminar. Si no se hubiera puesto enfrente de mí cuando se rompió la ventana, quizás yo hubiera terminado cubierta de vidrios. Estoy segura de que no intentó protegerme a propósito, pero estoy agradecida con él.

— Pruébalo, no te harán ningún daño. Me supongo que no estarás convencido hasta que los pruebe primero — trato de parecer convincente, es lo mejor que puedo hacer en estos momentos.

Me observa expectante, como si esperara que el panecillo me causara alguna clase de daño. Tomo un trozo y comienzo a comerlo con la esperanza de que no me cause daño al intentar tragarlo. Vuelvo a escuchar esa pequeña voz dentro de mi cabeza, mientras coloco otro pedazo de panecillo dentro de mi boca: "no estarás más que un par de días con él, ¿por qué seguir desperdiciando más provisiones?"

Aleck retira cuidadosamente un trozo de envoltura que cubre el panecillo toma un trozo y comienza a comerlo.

— Revisaré tus heridas cuando regresemos a Elysium.

Sé que, si llegara a contraer una infección, sería por una de sus heridas profundas en su espalda, no por sus raspones que lleva en los brazos y parte de su hombro. No parece sufrir frio aunque a pesar de que su chaqueta se encuentra completamente agujereada y rasgada, pero caminar parece que le está causando problemas. Cuando finalmente comienza la lluvia, nos refugiamos al interior de una cabaña abandonada.

Buscamos un lugar para sentarnos. Aleck se quita las botas, su pie esta hinchado y lleno de ampollas, como si antes no hubiera recorrido grandes distancias. Busco en mi mochila un estuche de primeros auxilios y gasas limpias. Le paso un paquete de gasas a Aleck. Abre uno.

— ¿Quieres que te ayude a colocarlo?

— Primero tendrás que invitarme una cena antes de aceptar tu oferta.

— Creo que tendrás que reconsiderarlo — respondí.

Quizás no gane el premio al comentario más chistoso.

— Déjame curarte — trato de sonar severa. Es lo mejor que puedo hacer en estos momentos.

Busco mi provisión de gasas y cinta quirúrgica. Tendré que usar dos paquetes en su pie. Limpio con cuidado, quito la pus de sus heridas. La idea de estar varados en Elysium hace que trate con delicadeza sus heridas, más de lo que hubiera querido.

— ¿Por qué decidiste venir conmigo?

No necesito saber la razón que lo obligó a venir conmigo. De hecho, no tengo intenciones de saberlo. Me hace pensar que por el momento nos encontramos del mismo lado. Es como reconocer que jamás podríamos volver a Hunter.

— Creí que podrías necesitar ayuda, pero creo que por el momento no puedo ser de mucha utilidad para ti.

Sólo pregunté para distraerlo y que dejara de pensar que nos encontramos varados en este lugar, pero ahora que sé por qué decidió acompañarme: me hace sentir mejor.

— En verdad sí fuiste de mucha utilidad.

Veo que sus ojos se iluminan como si intentara sonreír, aunque en este momento no dejo de ser fría. Por alguna razón eso hace que me sienta segura a su lado.

Trato de aclarar mi garganta para intentar liberar tensión.

— Si no hubieras decidido venir conmigo, creo que hubiéramos seguido atrapados con las bestias Grimen. En verdad te agradezco el que hayas venido — logro ver una sonrisa dibujada en su rostro. Cuando sonríe en verdad parece alguien con quien me gustaría estar.

— ¿Y entonces no vas a preguntarme por qué venimos a Elysium? — Eso provoca que intente abofetearme a mí misma. Eso sonó como si estuviera coqueteando. Pero no es así.

— Puedo tener la ligera sospecha, creo que tiene que ver con tu prendedor.

— Muy bien creo que has descubierto una parte del misterio.

— Creo que habrás escuchado que el conocer parte de tu misión te da cierta ventaja.

— ¿En verdad? — respondí.

— Puede prevenirte de problemas que surjan.

— Me supongo que la bestia Grimen que te atacó logró tomarte por sorpresa.

— Supongo que tuvo suerte.

Se encoge de hombros intentando lucir despreocupado.

— Tuviste suerte de haber sobrevivido.

— También lo creo.

Retiro lentamente mi mano de su pie y me levanto de modo que ahora puedo verlo desde arriba. Me paro lo más erguida que puedo y lo miro directamente a los ojos.

— Las gasas podrán servir de ayuda hasta que lleguemos a Hunter.

Una parte de mí se estremece por decir eso, aun desconozco lo que sucederá con nosotros o si realmente saldremos de este sitio. Un relámpago ilumina la habitación, afuera un trueno cae sobre la copa de un árbol. En este sitio no hay lugar para el orgullo o el ego, somos más que peones en el campo de batalla y apenas hay lugar suficiente para sobrevivir. Pero no puedo evitar pensarlo. Podremos ser solo peones, pero por el momento este campo de batalla es nuestro hogar. En una fracción de segundo la expresión en el rostro de Aleck cambia, luego la esconde detrás de su rostro inexpresivo. No estoy segura del efecto que mi alocada afirmación tuvo sobre él.

— No tengo la menor duda — respondió como si de algún modo sospechara la gravedad de sus heridas sobre su espalda. Hay una cierta intimidad entre nosotros, que me causa estremecimiento.

Guardo el resto de las gasas hasta el fondo de mi mochila.

— ¿Por qué han venido a Elysium? — preguntó Kazuki mientras devoraba un panecillo.— Quiero decir, habiendo tantos lugares para elegir, ¿por qué escoger este lugar? Es obvio que no vinieron para entablar relaciones diplomáticas ¿qué han venido a buscar?

Me encojo de hombros.

— Kazuki, no los molestes han tenido un largo viaje, al amanecer aclararan todas nuestras dudas — respondió Getrud mientras agrega — descuida, Himeko no conoce la causa de tu visita.

Su respuesta no me causa tranquilidad, una leve sonrisa se dibuja en mi rostro intentando lucir tranquila. Sospecho que no me gustará lo que tenga planeado para mí, la única pregunta es quién actuará primero.

— Espero no causarles muchas molestias — contesté.

— Descuida. Kazuki siempre ha sido así, pero es una persona agradable. Iré a conseguirles algo para comer; deben de estar hambrientos después de su largo viaje, espero que no les moleste la oscuridad, no podemos encender fuego o prender una linterna podría revelar nuestra ubicación — comentó Getrud.

— Entiendo la gravedad de la situación, no me incomoda la oscuridad.

Saqué de mi mochila unos panecillos y fideos instantáneos, es claro que no obtendré algunas respuestas. Aleck devoró muy rápido su porción, quedo atónita al observar. No sé cuándo fue la última vez que comimos juntos mientras estuvimos en aquel edificio. También supongo que una persona de la estatura de Aleck debe de consumir más calorías. Le ofrezco la mitad de mi porción.

Mi mano se queda extendida con la comida que le ofrezco.

— ¿Quieres la mitad de mi porción?

— Cuál es el motivo.

— No pareces haberte llenado con tu ración.

— ¿Por qué querías darme de tu ración?

— A veces la mejor forma de ayudarse es ayudar a otros, además pareces más hambriento que yo y esa ración no parece ser suficiente para ti.

Aleck me observa por unos instantes antes de tomar la comida que le ofrezco.

— Guardaré la reserva de chocolate para después, no creas que te comerás todo tú solo.

Debo conservar la reserva de chocolate, tengo que evitar la tentación de comer más de lo que había reservado. Ese dulce sabor en mi boca me provoca un estado de bienestar que no he tenido desde que salí de Hunter. Sin embargo, no puedo permitir que comamos más de la mitad de las provisiones. Guardo el resto en un compartimiento secreto dentro de mi mochila para no sentir la tentación.

Mi deseo de probar el chocolate debe notarse en mi rostro.

— ¿Por qué no pruebas un poco?

— Lo reservaré para una emergencia — cierro mi mochila, ignorando la expresión de su rostro.

Me pregunto cómo se la estará pasando Hank en estos momentos, nunca había estado tanto tiempo fuera de Hunter. De algún modo siempre había procurado no irme demasiado tiempo, por si llegaran a necesitar ayuda para controlar a Zeox o para reparar algún sistema que haya dejado de funcionar. Aunque siempre sospeché que Hank era más listo que todos nosotros, no puedo evitar pensar que en los peores momentos siempre ha estado él para rescatarnos. Todos sus instintos siempre habían resultado de ayuda a la hora de definir el rumbo de una situación delicada. Mis mejores momentos los he pasado junto a él. No puedo evitar el pensar qué haría Hank en esta situación.

— ¿Por qué se encuentran tan apartados y en este sitio tan oscuro? — preguntó Tanos.

Pienso en explicarle a Tanos sobre nuestra situación, pero prefiero no hacerlo.

— Solamente estamos descansando.

— Deberían reservar sus provisiones para después.

¿Cómo supo que habíamos estado comiendo? el lugar se encuentra oscuro como para ver las envolturas vacías de los panecillos y los vasos de los tallarines.

— ¿Puedes ver en la oscuridad?

Tanos hace una pausa como si estuviera considerando negarnos que puede ver en la oscuridad.

— Puedo ver con la misma claridad que veo en el día, mi clan Cresent Wolves tiene esa habilidad.

Reservo esa información en caso de que podamos necesitarla. Podría salvar nuestras vidas más adelante. Quien sabe qué hubiéramos hecho en caso de que quisiéramos escaparnos de Getrud y el escuadrón de Alexa. Probablemente intentaríamos escabullirnos entre las sombras y ocultarnos mientras esperamos el mejor momento para escaparnos. Descubrir que Tanos puede ver en la oscuridad con la misma claridad que ve en el día, hubiera resultado desagradable.

— Entonces, ¿por qué se encuentran separados del grupo? — repuso.

— Si nos encontramos todos juntos en el mismo sitio, puede resultar demasiado complicado defendernos si llegaran a atacarnos.

Asiente con la cabeza como si comprendiera lo que trato de explicar, lo cual por el momento no resulta posible. Quizás para él nos comportamos como si estuviéramos locos.

— Sera mejor que envuelvas mejor ese chocolate, podría atraer algunas criaturas que se encuentran en el bosque.

— ¿También tienes un buen olfato?

— Por qué lo dices — respondió en un tono de sarcasmo.

— Saber esto podría influir en nuestras posibilidades de sobrevivir si llegáramos a hacer atacados durante la noche.

— No deberías de confiarte, no todo el tiempo estaré cerca— me respondió despreocupadamente, como si fuera nuestra única salvación.

— Sé que si llegáramos a necesitarte sería en una situación bastante critica, así que puedes reservarte tu ego para otro momento.

— Entonces así serán las cosas, espero que tu amigo herido pueda ser de utilidad en caso de que te encuentres en apuros y necesites a alguien que te rescate.

— Puedes reservarte ese honor, puedo protegerme yo sola, no soy una de tus damiselas en peligro ni tampoco necesito que me rescates.

— En estos momentos una chica como tú debe aprender a aceptar la ayuda de las personas que son más fuertes.

— En verdad no lo entiendes. Esto no se trata de un juego de popularidad o de demostrar quién es el más fuerte. O de intentar tomar las decisiones más lógicas y calculadas. Ahora no tenemos elección, nos encontramos atrapados dentro de esta cabaña mientras afuera esperan el momento justo para atacarnos.

Aleck me detiene poniendo su brazo sobre mi hombro. Mis mejillas se encienden, siento cómo las palmas de mis manos arden. Por el rabillo del ojo logro ver cómo una bola de fuego explota a unos pocos metros afuera de puerta. La explosión hace crujir algunas ramas de los árboles. Abro mi mochila para sacar un arma de su interior.

— ¡Parece que ya nos encontraron! — exclamó Getrud.

Un guardia Elysium intenta ir hasta la puerta, una espesa nube de humo comienza a entrar desde el exterior impidiéndonos respirar, mis pulmones comienzan a arder. Una escalofriante voz comienza a escucharse.

— Por qué tanta prisa, no es cortes abandonar a un invitado, deberías tomarte las cosas más a la ligera — dijo una voz conocida.

— ¡No me toques! ¡No me toques! — exclamó Kazuki.

— No temas solo quiero darte un beso, el ultimo que tendrás en tu vida.

— ¡Kazuki, te encuentras bien! — exclamó Dagobert.

— Descuida, tu amigo se encuentra bien, al menos por el momento.

— ¿Quién eres?

— Muy pronto lo sabrás, sólo espera tu turno.

— ¡Qué ocurre, no puedo moverme!

— Solo mantén la calma, en un momento estaré contigo. Ahora Kazuki, te daré tu último beso, pero antes te diré que mi nombre es Jhi — contestó mientras le daba un beso en sus labios.

Los ojos de Kazuki se cierran mientras su cabeza gira hacia un lado, toda la tensión cae de su cuerpo, deslizándose como peso muerto de las manos de Jhi.

Claudius enciende una bengala y la arroja sobre el piso iluminado la habitación. La silueta de Dagobert aparece arrodillado por un lado del cuerpo inerte de Kazuki. No alcanzo a distinguir si se encuentra vivo o muerto.

— ¡Dagobert! ¡Kazuki ha muerto, vamos levántate! — exclamó Tanos mientras tocaba su hombro.

— Kazuki despierta, tienes que levantarte.

— Dagobert, levántate, Kazuki ha muerto — comentó Alex con un hilo de voz.

El viento arrastra una rama contra la ventana. En cuanto la luz de la bengala ilumina el fondo de la habitación, la nube espesa de humo comienza a moverse hacia nuestra dirección. Alek comienza a disparar en un intento de protegerme.

— ¡Claudius, revelaste nuestra posición! — exclama Getrud mientras agrega — todos formen un perímetro, no permitan por ningún motivo que se acerque.

Doy un suspiro y camino hacia un extremo de la habitación. El aire se vuelve cada vez más denso. Cuando me acerco a un rincón, me dio cuenta de que será difícil huir de aquí.

Puedo ver cómo la espesa nube de humo se aproxima hacia nosotros. Una de las ventanas se encuentra rota y torrentes de lluvia caen sobre el suelo. Alek toma su arma. Camino hacia una de las habitaciones y en cuanto abro la puerta, puedo ver cómo algunos de los guardias Elysium están intentando escapar del espeso humo, el viento fresco de afuera alivia el ardor de mis pulmones. Me oculto detrás de un sofá, Alek parece estar más tranquilo que nosotros. Afuera de la habitación se siguen escuchando los gritos de los guardias que tratan de escapar de la mortal nube de humo. Me pregunto si acaso lograremos salir con vida de la cabaña. Debe haber alguna manera de escapar. Getrud abre un hueco en una de las paredes, por debajo de la puerta de la habitación comienza a colarse el espeso humo. Alex hace girar su guadaña sobre su cabeza como si se tratara de un aspa gigante logrando detener el avance del humo. Quizás logremos escapar del caos que habita dentro de la cabaña. Pero sólo es una suposición mía y posiblemente busco una justificación para no sentirme mal por lo ocurrido dentro. Esta noche no hay estrellas, parece ser una de esas noches frías. Hay un olor extraño en el ambiente que hace arder mi nariz. Togo me ofrece su mascarilla anti gas, a un costado mío comienza a haber explosiones y algunos de los guardias intentan cubrirse. Mientras avanzamos el olor se torna cada vez más insoportable. Getrud se coloca a un costado mío, mientras escucho: — Llamando a la base, solicito extracción inmediata.

Sobre mi cabeza puedo escuchar un motor de una nave. Getrud con su mano libre me asegura a un cable. Alek, Alexa, Togo, Dagobert y algunos de los guardias, comienzan a subir por la canastilla mientras se empieza a elevar. En la lejanía se escuchan los gritos de aquellos guardias Elysium que quedaron atrás. No puedo evitar sentirme culpable, pero no debo pensar en ello, quizás por un momento lo empuje al fondo de ese rincón oscuro de mi mente, que amenaza con explotar.

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