BROKEN SOULS, ๐™™๐™ง๐™–๐™˜๐™ค ๐™ข๐™–...

By belovedraco

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๐๐’ | Voldemort ha muerto... pero no sin antes dejar su gran legado en manos del que serรญa el nuevo gobern... More

( ๐“” ) EPIGRAPH
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OO1: obedience โž
OO2: govern โž
OO3: potential โž
OO4: veritaserum โž
OO5: reflexes โž
OO6: sword โž
OO7: revenge โž
OO8: justice โž
OO9: bad move โž
O1O: the diamond โž
O11: traitor โž
O12: devotion โž
O13: dark shadow โž
O14: jealousy โž
O15: heart โž
O16: incarcerated โž
O17: mercy โž
O18: on your knees โž
O19: pleasure โž
O2O: for love โž
O21: who are you โž
O22: inevitably โž
O23: don't feel โž
O25: one dance, two lovers โž
O26: hate โž
O27: the art of provocation โž
O28: mine โž
O29: insane โž
O3O: two demons โž
O31: the moon and the sun โž
O32: oblivion โž
O33: how you feel โž
O34: i'm yours โž
O35: i want to touch you โž
O36: don't go away โž
037: what did you see? โž
O38: try me โž
O39: protect my heart โž
O4O: always โž

O24: choice โž

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By belovedraco

𝒇. broken souls

CHAPTER TWENTY-FOUR
𝓓raco 𝓜alfoy

⠀⠀
Su mano seguía apretándola fuertemente cuando el humo se disipó y sus cuerpos se vieron envueltos en la chimenea del castillo Gyula, donde dos Mortífagos altos y fornidos los esperaban.

—Mi Lord —dijo uno, mientras ambos se postraban bajando sus cabezas hasta que sus espaldas estuvieron completamente encorvadas.

Draco sonrió para sí mismo, dando un paso adelante antes de volverse para mirar a Eleanor, quien seguía de pie dentro del marmolado. Sus ojos estaban analizando cada centímetro del lugar en el que se encontraban, y eso era algo muy propio de ella. Siempre se mantenía alerta y todos sus sentidos se activaban a la hora de tratarse de nuevas zonas.

El que ella estuviera tan concentrada admirando su alrededor le dio el tiempo suficiente para mirarla a ella una vez más.

Porque Salazar... el vestido que llevaba parecía hecho especialmente a su medida, encajando en ella como un guante. Y aunque sonara estúpidamente irracional, se sentía completamente celoso de que un trozo de tela tuviera la oportunidad de tocar todos los lugares que él desearía.

—El Ministro lo espera, Señor —habló de repente uno de los Mortífagos, haciéndolo volver su atención hacia él—. Todos los invitados están expectantes por su llegada. Daremos el aviso de su llegada para preparar su entrada.

Draco asintió, volviendo su mirada hacia Eleanor al tiempo en que tendía una mano hacia ella— ¿Berkshka?

Vaciló por un instante, viendo a los dos Mortífagos salir del salón para finalmente, dejarlos a solas. Sus ojos rebosaron en la forma en que sus dedos se curvaban hacia ella, esperando poder sentir su toque una vez más por esta noche.

Y pensó... por un segundo pensó que ella no la aceptaría. Qué pasaría por su lado sin decir media palabra para demostrar que seguía siendo la misma mujer indiferente y sombría de siempre.

Pero su mano tomó la suya.

Sus dedos se enrollaron junto a los de él y pudo sentir el calor emergente de su palma calentar la suya mientras salía con cuidado de la chimenea, levantando un puñado de su vestido para apoyar su tacón sobre el suelo alfombrado.

Eran majestuosa la forma en que lo hacía, tan delicadamente, que todos sus pasos parecían ser medidos sin esfuerzo alguno. Era notable la natural suavidad en ella, aún cuando se componía de un ser tan fuerte y vanidoso. Como una perla escondida en el fondo del mar.

—Pansy me lo dijo —habló ella, posándose frente a él—, desean verlo con una mujer esta noche, por eso me ha traído.

Draco rió— Y déjeme adivinar, ¿usted le cree?

—Tengo mis motivos — le devolvió, ladeando su cabeza—, a menos que usted me de razones para retractarme de ese pensamiento.

Oh, claro que tenía razones. Muchas.

—La fuerza bruta mueve a las masas — respondió Draco entonces, deslizando la mano por su rostro para que la máscara color marfil volviera a posarse en su rostro—. El odio nos mueve a nosotros...

Eleanor alzó su barbilla— ¿Eso qué significa?

La miró, sosteniendo la avellana de sus ojos— Que juntos podemos ser más de lo que somos estando separados. El mundo puede regirse por la manía de un hombre pero ver a una mujer junto a él siempre los hará desear ver el fuego que los quema.

Los labios de ella se separaron, un leve suspiro escapando de ellos.

—Y nosotros... nosotros estamos envueltos en esas llamas Berkshka, aunque usted se niegue a aceptarlo. Y son esas llamas las que harán que nuestra gente reviva y acepte la nueva dinastía que los impera. Una donde no está Voldemort... una donde yo estoy a cargo.

—¿Qué es lo que soy yo entonces? —murmuró ella, justo cuando pasos volvían a dirigirse hasta donde ellos se encontraban.

Draco tensó su mandíbula, acercándose un centímetro más a ella— Eres el combustible, Eleanor. La cerilla que encenderá el fuego cuando crucemos esas puertas. Eres por quien yo me quemaría.

—Lord... —habló la voz frente a ellos— todo está listo.

Fue una infinidad la que sintió que sus ojos sostuvieron los suyos, como si tratara de buscar más allá de ellos si las palabras que le decía eran ciertas, y casi quiso maldecirla por eso. Porque todo era cierto. Era tan cierto que haría lo que fuera para demostrárselo.

—¿Lord? —habló nuevamente el hombre, haciéndolo desear sacar su varita para hechizarlo en ese mismo instante si no cerraba su boca.

Los labios de Eleanor se apretaron y junto con ello, su pecho se alzó, inspirando tan severamente como si se hubiera sentido ahogada por un segundo. Y luego, dejó caer sus manos aún entrelazadas en medio de ellos; su cuerpo girando levemente hacia las altas puertas que los esperaban.

El cuerpo de Draco se calentó por completo cuando los dedos de ella se presionaron contra su piel, haciendo que sus pieles se mezclaran cuando la voz a través de la madera anunciaba su llegada. Puede sentir los vítores y las vibraciones emerger para calar en sus huesos pero está seguro que ninguna de las sensaciones es debida a lo que sucede afuera.

No... todo es por ella. Siempre por ella.

Las uñas de Eleanor se clavan en su piel y él se gira para mirarla, el peso de los años cayendo de pronto en su espalda para empujar sus entrañas y hacer que su sangre suba.

—¿Está listo para esto?

El pecho de Draco arde bajo sus palabras y cuando ella gira su rostro para mirarlo, la más feroz de las necesidades lo carcome

—Quemaremos el mundo.

Y las puertas frente a ellos se abren.

Todas las miradas se posan en ellos cuando sin pensarlo, comienzan a caminar, escuchando los gritos, aplausos y devociones de los más grandes influyentes del mundo que ahora deberán verse sometidos a la dura mano del poder que les implantaría.

Porque de eso se trataba todo... un legado.

Un legado que yacía ahora en sus manos y que tendría que ser fielmente servido para que así el mundo se tornara en lo que siempre ha tenido que ser y la supremacía de sangre los lleve al ápice de todo lo llamado gloria.

Su mano se aprieta fuertemente contra la de ella y no necesita mirarla para saber que está robando la mayor parte de la atención.

Él es Lord, pero ella va de su mano, y aquello cambia todas las reglas del juego.

Puede notar como las miradas se desvían hacia ella y es una fuerza de voluntad el no dar media vuelta para encerrarla en el salón, rasgar la tela que la viste para marcar cada parte de ella tan violentamente que ningún otro hombre podría borrar su rastro jamás.

—Mi Lord.. —aparece un hombre frente a él, haciendo una leve reverencia frente a él— Es un honor contar con usted en esta noche tan importante para el Ministerio.

—El honor es mío —responde él, admirando los cuerpos a su alrededor—, es una buena instancia para mí compartir con quienes me apoyaran en esta tarea.

—Por supuesto —respondió el ministro, volviendo entonces su mirada hacia la mujer a su lado—. Y la dama que lo acompaña, ¿tengo el placer?

Deseo que su maldita mano no se acercara a ella, pero lo hizo, y Eleanor la aceptó, sonriendo de una manera en la que no había hecho en mucho tiempo. Una sonrisa que aún fingida, lograba que todo brillara en su rostro.

—Eleanor Berkshka, General de Surrey —habló suavemente—. Actualmente trabajando junto al Lord en labores mucho más importantes para el mundo.

—Una general... —sonrió el hombre, soltándola de su agarre— es una sorpresa.

—¿Cuál es la sorpresa? —soltó él sin pensar, sintiendo ya la irritación golpearlo.

El ministro volvió su mirada hacia él, viéndose poco preocupado a su cuestionamiento— No acostumbramos a poner mujeres al mano de cargos tan importantes, al menos no aquí en Hungría.

—Pues es una lástima que mi castillo se encuentre en Inglaterra, ministro, y que sea yo quien imponga las reglas en mis filas. Aunque, usted tendría que saber que ahora también estoy al mando de su Ministerio... y de todos los del mundo en realidad.

Los ojos del hombre se abrieron con sorpresa y la copa que yacía en una de sus manos tembló.

—Yo... lo siento Señor —habló, bajando la mirada— no era mi intención importunarlo.

—Lord... —llegó un segundo hombre, inclinando su cabeza hacia él— la tribuna está lista para usted.

No se preocupó en mirar al hombre que estaba frente a él porque sabía que la vergüenza estaba ocupándose de arrastrarlo por el suelo a sí mismo. En cambio, tiró de Eleanor hacia él, avanzando junto a ella por la alfombra color carmín en el suelo que tallaba sus pasos directamente hacia el pequeño sillón frente al público.

—Eso no era necesario.

La voz lo hizo parar, volviéndose su mirada hacia ella mientras sus dedos seguían apretando los suyos— ¿Disculpe?

—No era necesario —repitió Eleanor, frunciendo el ceño—, defender mi lugar ante el suyo.

Él inclinó su rostro, acercándose a ella para susurrar cerca de su oído— No dicte lo que puedo o no puedo hacer, señorita Berkshka. Verá muy prontamente que no suelo en absoluto sumirme en las órdenes de otros.

Casi podía oír el pálpito de su corazón aún cuando era varios los centímetros que lo separaban de su pecho.

—¿Está claro Eleanor?

Ella lo miró, lanzando dagas a través de su mirada que llegaron hasta lo más profundo de su ser. Podría atreverse a cuestionarlo allí, frente a todos los que centraban su atención en ellos, pero sabía que no lo haría por más que lo deseara.

Fue cuando asintió, apretando sus labios antes de soltar su mano— Si, mi Lord.

La lejanía de su tacto lo hizo querer retractarse de sus palabras y es como si una enorme carga se asentara en él. Poco a poco se volvía una costumbre el sentirse completamente estúpido de sus palabras cuando se trataba de ella. No era que no las midiera ni las pensara, pero de pronto el fingir seguir sintiendo hastío y repugnancia hacia ella— como había hecho durante tanto tiempo —, se volvía una odisea mucho más grande.

—Su atención —gritó uno de los Mortífagos, plantándose frente a las personas que yacían esperando impacientes con los brazos tras la espalda y el cuerpo erguido.

Eleanor avanzó, apenas si mirándolo antes de posarse en la esquina del pequeño oratorio, a un par de metros de distancia de donde él tendría que ponerse de pie para una vez más dar el discurso que su gente esperaba.

Los murmullos corren y el tintineo de las copas cesa en cuanto el silencio se vuelve inminente en aquel gran salón, siendo no más que el tronido incesante de las nubes en el cielo fuera del castillo, lo que ambientaba las paredes rígidas del lugar.

—¡Por favor, arrodíllense con devoción ante el nuevo Lord del Mundo Mágico, el señor Draco Lucius Malfoy!

La energía llena su alma y completa su vida cuando poco a poco, cada persona que lo mira con respeto y admiración, se postra frente a él tan exageradamente que juraría que sus rostros llegan hasta el suelo marmolado que él pisaría. Es la expresión misma del apogeo, la satisfacción de ser quien todos adoran y estiman tanto.

Un ser milagroso por el que ellos viven, respiran y aspiran a ser un día. Tocar la grandeza con sus dedos tal como él lo hace con su mano ahora.

Draco avanza entonces hacia la tribuna, plantándose frente a ella mientras apoya sus manos en cada esquina de madera de esta. Los cuerpos volviendo a erguirse mientras sonrisas orgullosas se forman hacia él.

—Me complace enormemente estar esta noche junto a ustedes —comienza, inspirando bajo la máscara que cubre su rostro—, porque en tiempos como los nuestros, es necesario que nos hallemos unidos para que nuestra lucha valga la pena que merece.

Los aplausos comienzan nuevamente pero Draco alza su mano, haciendo el silencio de guarde nuevamente.

—Se que han de estar al tanto de los hechos que han ocurrido en mi castillo —continuó, deslizando la mirada por los rostros apiñados en el lugar—. La vil traición de un hombre que dijo ser fieles pero que al primer instante, trató de clavar una estaca en mi espalda para verme caer sobre mi cuerpo como un si la vida de este reino no valiera nada.

Gritos y silbidos de disgusto se amenizaron.

—Pero han de saber también que actos como esos son castigados con la más de las altas penas en mi gobierno... la muerte.

Nuevamente aplausos.

—Nadie debería ser tan idiota como para ir en contra del basel —dijo, alzando su tono por sobre el sonido—, y es por eso que esto es una advertencia para todo aquel que ha tenido la idea de alguna vez subestimar a su nuevo Lord.

>>Mi fuerza por gobernar y alzar este mundo es mucho más grande que la de aquellos que quieren derrocarme, y espero que estén preparados. Porque cuando mi poder se eleve y todos quienes me apoyan vibren junto a mí, me preocuparé de exterminar a cada traidor; sea sangre pura, para que su mal no se esparza por el corazón de quienes si esperan ver a nuestro mundo crecer.

Murmullos siguen llenando el aire pero son música para sus oídos.

—El valor de no manchar sus principios es lo único que será recompensando si ustedes, magos, me ayudan a combatir contra quienes quieren vernos caer.

Su rostro gira, y sus ojos se encuentran entonces con los de Eleanor, quien aprieta sus labios en el instante en que sus miradas se encuentran.

—Porque a veces la traición es hermosa —habla, sin apartarla—, pero más hermosa es cuando se erradica y convierte en confianza. Lucha. Lealtad.

Suspira, volviendo su mirada al frente.

—La misión de salvar a nuestro mundo de la devastación está en nuestras manos —alzó la voz—, y yo... yo seré quien los guíe en el camino a esa grandeza.

Los vítores vuelven a estallar y esta vez, se satisface al oír las voces de su gente aclamar por él.

Sonríe aunque sabe que ellos no pueden verlo, su máscara esta fijamente cubriendo su rostro y aunque podría ser una cobardía no mostrarse ahora mismo, también desea que sepan que esto es él. Que así ha tenido que ser y que la placa que almidona su rostro es una cosa más que debió adquirir en cuanto asumió que sería el salvador de todos los magos.

Llevándola puesta, era el Lord ante el mundo.

Pero sin ella, podía seguir siendo lo que siempre había sido.

El joven Draco Malfoy.

Un hombre que no tuvo opción.

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( 🗡 )

será que se nos está acabando el enemies y ya vamos de camino al lovers??

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