𝐁𝐒 | Voldemort ha muerto... pero no sin antes
dejar su gran legado en manos del que sería
el nuevo gobernante del mundo mágico.
Draco Lucius Malfoy.
─ Cada gota de sangre que he derramado,
ha sido por ti, y no me arrepiento... mataría
a cada p...
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CHAPTER NINE 𝓔leanor 𝓑erkshka
⠀⠀ Aún podía sentir el palpitar de su corazón a través de sus oídos.
Él había estado a punto... a punto de encontrarla escondida tras aquella firme estatua. No había sido demasiado sigilosa entonces. Había creído que estaba completamente sola, pero en cuanto sintió sus pasos, todo en su interior se removió.
No temía. No podía hacerlo.
En cambio, algo extraño se anudó en su pecho ante la idea de ser encontrada en un acto que claramente infundiría cierta traición hacia lo que era su persona.
Porque poner Veritaserum en la botella de licor en su oficina era algo inapropiado, ¿verdad?
Fue una suerte que Theodore apareciera entonces, guiándolo por otro camino para que finalmente su misión pudiera ser completada.
En cuanto ambos hombres caminaron fuera de la zona, Eleanor se deslizó en el nicho, saliendo al pasillo para dar un último vistazo al corredor por el que habían desaparecido y finalmente infundirse fuerza para continuar.
Con prisa— pero manteniendo cada uno de sus movimientos intactos —, entró en la oficina, cerrando la puerta tras su espalda procurando que el pestillo encajara a la perfección contra el marco.
Cuando el click llegó a sus oídos, dio media vuelta sobre sus talones, dando pasos largos hasta ponerse frente a la pequeña mesilla donde Draco guardaba su mini bar.
Él no bebía demasiado, o al menos Eleanor no lo veía hacerlo; pero es no importaba en absoluto. Una sola gota de Whisky que degustara su lengua, y la verdad estaría en sus palabras.
No estaba del todo segura de qué haría después de eso. Había demasiadas puertas que se abrirían a ella si la verdad de todo esto salía a la luz.
Pero no podía verse victoriosa todavía... era mejor no dar por sentado el destino de todos modos.
Escuchando sus propios pasos seguir su sombra, abrió la mueblería de vidrio para tomar la primera botella medio vacía de cristal cobrizo y brillante que se mecía bajo su mano. Al siguiente instante, estaba tomando el pequeño frasco de poción entre sus dedos mientras dejaba el licor apoyado sobre la mesa.
Jamás había probado el Veritaserum. Tampoco era como si quisiera hacerlo realmente. Saber que cualquiera podría obtener todos sus pensamientos, verdades y secretos en la palma de su mano, hacía que su estómago se revolviera de una manera poco gustosa.
Sabía que aún era utilizado en la zona de Aurores de los Ministerios, así como a la hora de los juicios a traicioneros, mestizos y sangres sucias llevados a cabo en el corazón de la Gobernación. Y aunque era el método más fácil y práctico de obtener la información tan rápido como lo desees, Eleanor no cambiaba por nada la Maldición Cruciatus.
