Diario de una Campesina

Chelitart द्वारा

7.2K 679 20

Una mujer siempre ha querido tener un final feliz y casarse con su "Príncipe azul", y yo no soy la excepción... अधिक

Prólogo
Fiesta Anual de la Risa
Antonio de Roma 1
Antonio de Roma 2
Noche en el bosque
Cumpleaños 1
Cumpleaños 2
El festival de las flores
Cena
Plática de hombres
¿Qué es el amor?
Besos
Paseo
Mi cumpleaños
Huída
Camino y llegada
Organizando las cosas
Vida marital
La escuela
Feliz Primer Mes
La carpintería
Soldados
El médico
Regreso
Sótano
Hijos
Entrega
El Palacio
Savannah
Encuentro
Rávena
Inconsciente
Charla
Por los orígenes
Bendición
Familia
Regina
¿Aceptarías?
Llamado
El juicio
Sorpresas
Muerte
Soledad
Caída
Epílogo I: Coronación
Epílogo II: Boda
Epílogo III: Siglo XXI

Fiesta de las flores rojas

152 14 1
Chelitart द्वारा

-A que no puedes...- pensó un rato -no, eso ya lo hiciste- se rió -no sé me ocurre nada- dijo entre risas.

Francisco y yo estábamos jugando a retarnos a hacer cosas simples y tontas mientas que los Reyes estaban en la plaza y la Princesa Aurora buscaba a Francisco por todo el pueblo, ya que éste huyó de las festividades como siempre. Hoy era la fiesta de las flores rojas, unas flores que solo florecen en el décimo mes del año y son bonitas, el problema es que no sirven para nada, solamente para adornar, ya que no tienen olor.

-¡Mi turno!- dije -te reto a...- pensé -A que no puedes pararte usando las manos- siempre quise hacer eso, pararme y caminar con las manos mientras mis pies estaban en el aire pero por más que intenté, no pude. Quería saber si Francisco lo podía hacer.

-¡Ja!, fácil- se levantó, puso sus manos en el suelo y caminó con las manos, no caminó una gran distancia pero sí dió tres pasos, cosa imposible para mí -pensaba que tus retos iban a ser más difíciles o feos, por ejemplo, comer un sapo o cazar ratas con las manos- río para volver a pararse con los pies.

-¡Para mí eso es difícil!- reí, sonó la tercera trompeta que avisaba que la realeza se retiraría, sin embargo, la fiesta continuaba. Mi sonrisa se borró, al igual que la suya. -Al parecer, ya te tienes que ir- dije ocultando mi tristeza.

-Sí, eso parece...- se acercó a mí -te veo en la noche- puso su mano en mi rostro a manera de sostenerlo. Me besó - hasta la noche- corrió para poder alcanzar el carruaje de su familia. Por mi parte, fui a mi casa, la cual no quedaba tan lejos del bosque.

-¡Savannah!- gritó mi hermana y me abrazó -¿y Antonio?, ¿dónde está?

-Con su familia- contesté mientras me la quitaba de encima -¿No te parece raro que mi hermana se emocione y pregunte más por Antonio que yo?

-Sí y no...- se puso de pie frente a mi -... ¡Antonio está tan guapo!- empezó a fantasear -Huele bien, es fornido, es educado y cariñoso, se ve que es romántico- me miró con cara de desprecio - la verdad es que no sé que vio en ti pero, si no fuera por eso, no lo hubiera conocido... Él es mi amor imposible...- volvió a soñar. Me enojé por la actitud de mi hermana.

-Amara, si los hombres te escuchan se querrán aprovechar de ti. Te lo advierto, jovencita, si sigues así...- me interrumpió.

-¡Ya cálmate! Sé que Antonio es tuyo, tranquila, solo que, cuando te quiera dejar, dile que me espere dos años y seré mayor de edad...- me enojé, lo notó -¿Qué?, ¿celosa?- me alzó la ceja.

-No, me molesta tu forma de ser. Todavía eres una niña, no debes pensar en matrimonio.

-¡No soy una niña!- gritó enojada -en dos años seré mayor para la sociedad y podré casarme como todas. Yo me casaré, seré feliz y haré que nuestro padre esté orgulloso, no seré hombre, no seré mariamacho como tú- en todo ese rato pequeño que habló, le repetía "cállate", pero como no me hizo caso, le di una cachetada, no podía tolerar sus palabras, soy la mayor y tiene que respetarme. Ve vio con ojos llorosos -Solo porque mamá nunca estuvo conmigo, no significa que tú lo seas. Te tengo que respetar porque eres mayor que yo, pero también tengo derecho de decirte la verdad: ¡Eres una mariamacho! Haces trabajos de hombres, Antonio debería odiarte, ¡no amarte!- levanté mi mano para darle otra cachetada pero no lo hice, ella fue su cuarto y se encerró.

Me quedé pensando en lo que Amara dijo: la gente siempre me ha visto mal porque cazo animales, pesco peces y siembro en nuestro huerto. Esas cosas son trabajos de hombres, no de mujeres. Una mujer solo está en su casa y da hijos, casi hago lo primero pero no lo segundo, no puedo dar hijos porque no me casé a los dieciocho, preferí atender la casa de mi padre que seguir las tradiciones y buscar mi felicidad. Mientras limpiaba la casa y seguía pensando en lo que Amara me había dicho, se me hizo de noche. Mi padre y Milo habían llegado minutos antes de que anochecieraz fueron a comprar telas para hacerse nuevas prendas de ropa. Tocaron la puerta, era Francisco. Le abrí.

-Hola- hablé.

-Hola- dijo con voz coqueta, tomó mi brazo y me jaló fuera de mi casa para besarme, obviamente acepté el beso. Se cerró la puerta detrás de mí y, mientras eso pasaba, se escuchó la voz de mi padre diciendo "no llegues tan tarde". Nos separamos y le hablé.

-Oye, Fran- me miró, bueno, más a mis labios que a mí -¿Será que hoy podamos ir al bosque? Quiero estar a solas, contigo- se puso rosadito -quiero hablar contigo sobre algo que estaba discutiendo con Amara- se fue el tono rosado de sus mejillas y aceptó. Fuimos al bosque, en el mismo lugar de siempre. Nos sentamos.

-Bueno- dijo segundos antes de sentarse -¿de qué quieras hablar?- me miró. Por mi parte, también me senté.

-Ehh... Yo...- me puse nerviosa, no quería escuchar la misma respuesta de Amara.

-¿Sí?- esperaba que hablara. Respiré profundo para quitar mis nervios, y funcionó.

-¿Me ves como mujer?- pregunté.

-¿Qué!- se sorprendió y se sobresaltó -eh...- se puso nervioso y rojo, ya no rosado como antes -bu...bueno, verás... yo... tú... nosotros...- empezó a tartamudear y yo a llorar. Sabía a dónde iba a llegar esto, pensaba igual a Amara pero no me lo quería decir -¿Qué?, ¿por qué lloras, preciosa?- preguntó mientras se me acercaba. Se veía preocupado.

-¡Dejá tu papel de Antonio!- le grité enojada mientras lo empujé. Me enojaba que siempre que estoy hablando seriamente, él empieza con sus juegos -mejor dime de una vez que soy mariamacho y acabemos con esta conversación...- lloré con más fuerza. Me tapé los ojos.

-¿Qué!, ¿qué tontería estás diciendo?- preguntó enojado, se acercó a mí -mírame- negué con la cabeza -Savannah, por favor, mírame- tomó mi cabeza y la levantó, quitó mis manos de mis ojos. No sabía cómo me veía, pero estaba muy segura que mis ojos estaban rojos y llenos de agua, y que él poco maquillaje que porto es casi inexistente.

-Déjame en paz, ve con Amara y díganle a todo el pueblo que soy un hombre y que moriré sola- cerré mis ojos, trataba de no llorar.

-Nunca levantaré falsos de nadie, ¿escuchaste?- medio abrí los ojos -¡De nadie!, y menos de ti, y no porque seas mi amiga, sino porque eres todo lo contrario a un hombre- me besó -Eres hermosa, muy hermosa.

-Ya deja los juegos- dije mientras limpiaba mis lágrimas y mi naríz.

-No estoy jugando- me miró fijamente, lo miré -eres la chica más bella que he visto en toda mi vida, no sé por qué me haces repetir esto muchas veces. Si no fuera porque haces "trabajos de hombres", te caerían varios jóvenes a tus pies. Tu rostro, su cabello lacio, y tú figura, todo de ti es perfecto. Nunca vuelvas a permitir que alguien diga lo contrario- me puse roja mientras seguía limpiando mi rostro. No sabía que pensar.

-Entonces, ¿qué opinas de mi como mujer?- pregunté triste mientras miraba al suelo -¿Me veo como hombre?

-Si te viera como hombre, no haría esto- me abrazó y besó -¿Crees que te ves como un hombre?- me besó los labios por segunda vez -Que estupidez- volvió a besarme. Se separó de mí -y perdón por el ejemplo pero, si te vieras como hombre, esos soldados no hubieran intentado violarte.

-Gracias por recordármelo- le pegué el hombro suavemente. Él se rió. Sonreí. Hasta cierto punto tenía razón, pero a la vez no, si esos soldados supieran que yo hago cosas que no son dignas de una mujer, no les hubiera importado y habrían seguido, solo quería a la mujer, no su oficio.

-Por eso dije "perdón por el ejemplo"- aún tenía su sonrisa. Me gustaba verlo sonreír, se veía más atractivo. Amara daría todo por verlo así. Lo besé. Se sorprendió porque habían pasado varias semanas donde él tomaba la iniciativa, yo no.

-Vámos a la plaza, Antonio- le dije mientras me levantaba. Lo tomé de la mano y caminé hacia fuera del bosque. Él me siguió.

-¿Antonio?- frunció el ceño mientras mantenía su sonrisa.

-¿No eres mi prometido a la vista de la gente?- lo volví a besar y seguí caminando mientras tomaba su mano. Al llegar a la plaza habían muchas personas vendiendo las flores. Francisco compró una y me la dio.

-Ten, es para ti- la tomé y besé su mejilla. No dejaba de agarrar su mano.

-Gracias- dije y la tomé con mi mano izquierda. Me sentía a gusto y feliz, nunca había sentido este nivel de felicidad. Por parte de él, sentí nerviosismo por besarlo en la mejilla.

Caminamos alrededor de la plaza y dentro de ella. Habían varias cosas por hacer y ver: había un juego donde tenías que tirar unas bolitas de metal en un hueco, si lo hacías, te ganabas juguetes. Participamos varias veces hasta que por fin ganamos un peluche de tela. Francisco dijo que me la quedara. Luego fuimos a ver una obra de teatro gratuita y hecha por los niños del pueblo, no podías pedir mucho, los niños actuaron lo mejor que pudieron. Luego de la obra volvimos a caminar por los alrededores del lugar. Francisco tomó mi mano.

-Me alegro que por fin hayamos aclarado las cosas...- no entendí a lo que se refería. Lo miré -... Creía que solo yo me sientía así- Se puso rojo y me abrazó de espaldas, su cabeza estaba en mi hombro derecho.

-Ahh- creo que ya había entendido -¿Entonces tú también te preocupabas porque yo pensara que la gente me veía como un hombre?- le di un poquito en sus labios -ya me quedó claro con la plática, sé que me vez como mujer.

-¿Ah sí?- preguntó dudoso pero feliz.

-Sí- afirmé feliz.

-Me alegro- besó el dorso de mi mano y me miró fijamente. Sus ojos mostraban alegría, no sabía que pasaba en su mente -Savannah- dijo en voz baja -quiero besarte, ¿puedo?- me reí.

-Si siempre lo haces, ¿por qué me preguntas ahora?- no entendía lo que quería decirme, era incongruente con lo que habíamos hecho durante las últimas semanas.

-Es que...- se puso más rojo -... ahora es oficial...- se mostró tímido.

-¿Oficial?, ¿qué no habíamos quedado que desde tu cumpleaños nos podíamos besar?, fue un trato oficial entre amigos.

-¿Amigos?- abrió los ojos y se separó de mí rápidamente -pensé que ya éramos algo más con lo de hoy...

-Bueno- dije -somos mejores y únicos amigos. Pero siempre lo hemos sido, no solo desde hoy, o ¿acaso tienes más amigos y no me lo has dicho?

-Ah...- dijo desganado. No le vi intención de besarme, yo lo besé porque él quería. -¿El beso por qué?- preguntó.

-Pues me preguntaste por uno, ¿recuerdas?

-Ah, sí...- Miraba a la nada, sus facciones y color de piel cambiaron, se veía enfermo.

-Fran, ¿te sientes bien?- me acerqué a él, éste se alejó de mí.

-Sí, estoy bien, no te preocupes- mintió. Él cree que no me doy cuenta cuando miente, pero la realidad es que sí lo hago. Puede que sea un buen mentiroso y ocultador de sus sentimientos con el pueblo, pero conmigo no, detecto cuando miente en menos de un segundo. -Estoy cansado, ¿te llevo a tu casa?- volvió a mentir. Afirmé con la cabeza. Sabía que no estaba cansado, en unos segundos paso de ser el alegre Francisco que conocí conforme al paso del tiempo y se volvió el Francisco reservado que el pueblo ni conoce físicamente. No quise preguntarle más porque está claro que no me quería decir nada. Llegamos a mi casa.

-Oye- lo vi -si necesitas hablar, aquí estoy yo para escuchar, ¿lo sabes?- estaba preocupada por él, tomé sus dos manos en señal de apoyo.

-Sí, lo sé- habló sin vida y viendo a la nada. Soltó mis manos.

-Oye- ahora tomé su cabeza, sus ojos me veían, pero estos estaban apagados, no tenían su brillo -no me gusta verte así, si necesitas algo, ven y te ayudo- afirmó con la cabeza. Lo besé pero no correspondió mi beso. -Hasta mañana, Fran.

No respondió. Cerré la puerta y fui a mi cuarto, no pude dormir ese día por pensar que le pasaba a mi amigo. ¿Dije algo malo?, no lo recuerdo. ¿Vio algo feo mientras estábamos en la plaza?, no lo sé. Le preguntaré después.

पढ़ना जारी रखें

आपको ये भी पसंदे आएँगी

404 252 63
Nicole se encuentra con Peter, un prófugo del Inframundo.
816 79 14
eh decidido hacer esta historia porque siento que mucha gente critica o no entiende sobre el protagonista de neon genesis Evangelion y explicar porqu...
731K 39.5K 57
Tenía una vida tranquila. Sentía estar segura. Amaba vivir. Pero todo cambió cuando lo conocí a él por error, o mejor dicho, cuando él decidió acaba...
8.4K 1K 29
Durante el verano antes de su último año escolar, Yoon JeongHan es un groupie de diecisiete años que ha estado siguiendo a su banda de rock - punk, "...