El médico

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Hija, ven acá, ya nos vamos- tomó los platos -buscaré a un médico y se los traeré, su magestad, digo, vecinos- habló sin vernos a los ojos. Tomó a su hija y salió de la casa -hasta luego- dijo para cerrar la puerta.

-Parece que tendremos un trato diferente, descubrieron quién eres, mi Príncipe...- dije al recordar todo lo que pasó -Fran- iba a llorar pero contenía las lágrimas -¿qué tal si sí estoy embarazada?, no quiero descubrirlo mediante un aborto- unas gotas de lágrimas salían de mis ojos.

-Todo va a salir bien- limpió mis ojos.

-No lo creo- lloré, él me abrazó con todas las pocas fuerzas que tenía -no quiero perderlo, es nuestro sueño- limpié mi nariz -quiero un hijo tuyo, quiero a éste hijo

-Yo también quiero uno, mi amor. Verás que todo saldrá bien porque no harás ni un mínimo esfuerzo por mucho tiempo. Además...- Volvió a tocar mi vientre -... estoy muy feliz porque seré padre, y porque sé que la madre de mi hijo es la mujer más bella que he conocido- me dijo y me ruboricé. Ya no podía pensar en otra cosa que no sean sus halagos.

-Pero eso se lo habías dicho a Aurora hace cuatro meses si mal no recuerdo- lo molesté riéndome mientras ocultaba mis celos.

-Mentí. Trataba de enamorarme de ella porque tú querías ser solo mi amiga- me besó -me alegro que te dieras cuenta de tus sentimientos, ya me estaba dando por vencido contigo- acariciaba mi cara apartando algunos mechones que tenía sobre ella.

-Pero se lo dijiste, me heriste demasiado- le toqué la cara también, mis manos hacían que el peso de su casa fuera menor, pues la sujetaba.

-Pero aquella vez fue la única vez que salí con ella y traté de enamorarme, eso no funcionó, pensaba en ti en todo momento- se acercó para besarme, ambos cerramos los ojos pero nos interrumpieron y espantaron a la vez, tocaron la puerta de la casa y hablaron.

-El médico- dije asustada, Fran se rió.

-Pase- gritó mi marido. Se escuchó que la puerta se abrió y, en menos de cinco segundos, teníamos al médico frente a nosotros en nuestro cuarto.

-Buenas tardes, señores- saludó -me habló una vecina de ustedes, comentó que usted, señor Antonio, fue golpeado por hombres- miró a Francisco mientras hablaba, luego giró su cabeza hacia mí -y que usted, señora Savannah, está en un posible riesgo de aborto- sacó una libreta - ¿Díganme, cuándo fue la última vez que tuvieron relaciones y si cree que esa fecha fue la de la concepción? Voy a sacar la posible fecha en la que podamos confirmar físicamente el embarazo- sonreí, ¿cómo le podemos decir que hoy en la mañana fue la última vez que hemos tenido relaciones?.

-Hoy en la mañana, y no- habló Francisco sin ninguna emoción de pena visible. Yo me puse roja. El médico, que en realidad era un barbero, anotó en su libreta varias cosas.

-¿No ha tenido algunos síntomas de embarazo?, por ejemplo mareos, vómitos, cambios de humor...- me habló -... Y si es así, ¿desde cuándo lo ha sentido?

-Bueno, hace unos días vomité al comer, pero porque la comida estaba mal cocida...- dije mientras pensaba. El médico puso cara de duda y anotó más cosas.

-Necesitaré que recolecte orine. Tome un poco y métala en vino, si ve que el vino empieza a moverse o alterarse, está embarazada, es decir, no hay aborto. Esa es la prueba más rápida que tenemos. La segunda opción es que tome otra muestra de orina y la vierta en una llave de metal por tres días, esta se oxidará si usted está embarazada- me miraba -Sí usted sale con un embarazo positivo, debe cuidarse: evite consumir alcohol y sustancias adictivas; coma sano, variado y equilibrado; duerma bien y evite golpes como los que tuvo. Si no está embarazada, dígale a su vecina que me llame, ese sangrado puede significar otra cosa. Pero eso lo hará cuando él sangrado pare. Por el momento recuéstese y descanse, no sabemos la razón de ello. ¿Entendido?

Diario de una CampesinaWhere stories live. Discover now