Cena

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-¿Qué quieres hacer hoy?- le pregunté. Apenas salíamos de mi casa.

-No lo sé, siento que ya hemos ido a varios lugares de Rávena y nos hemos olvidado de nuestro lugar especial, el bosque. Vayamos allá.

Ya habían pasado tres semanas desde que fuimos al festival y nos tuvimos que ir rápido debido a las miradas de las personas, no hemos vuelto a sentirlas. Además, ya han pasado seis semanas desde que el cumpleaños de Francisco ocurrió, al igual que nuestro primer beso. Es decir, ya hemos pasado seis semanas besándonos y todavía no nos fastidiamos de ello. A veces siento que soy yo la que más lo besa, pero luego hay ocasiones en donde él lo hace.

Caminamos al bosque y nos sentamos frente al río. No hablamos por un tiempo. Francisco se levantó y se puso frente a mí, específicamente, teníamos menos de treinta centímetros de distancia entre nuestras dos caras. Francisco me veía raro, sus ojos estaban alegres y sonreía, pero no mostraba burla o algo por el estilo.

-¿Qué?

-Nada...- sonrío más.

-¿Por qué me miras así?- levanté una ceja. Estaba intrigada. ¿Tenía algo en el rostro que era chistoso?

-Por que quiero, ¿no puedo simplemente admirar tu belleza femenina?- me sonrojé, y bastante -hasta roja te vez preciosa. Tengo a una mujer muy hermosa frente a mí- sostuvo mi cabeza con una mano y me besó. Sentía una presión grande en el rostro, me lo cubrí.

-Deja de jugar- estaba molesta, no me gusta que juegue así porque soy sensible en ese aspecto. Sabe que nunca nadie me  ha hablado así y también sabe que odio que juegue con eso.

-No estoy jugando. Creo que la razón pero la que no me gustan los besos de Aurora es por eso, ella no es hermosa- quitó mis manos que cubrían mi rostro y me besó apasionadamente mientras me abrazaba. Ya no podía más. Sentía de todo, mi estómago estaba como loco, al igual que la temperatura de mi rostro. Me separé de él porque sentí que el beso quería llegar a más.

-¿Qué te pasa?, ¿qué bebiste o comiste?- no actuaba como siempre, su comportamiento era anormal.

-No sé- alargó las letras. Definitivamente le dieron algo -Bueno, si sé pero dudo que hayan hecho un efecto retardado- eruptó, olía a alcohol -perdón.

-¿Qué bebiste?- le pregunté preocupada.

-¡Vez!, hasta preocupada por mi te ves radiante- dijo sonriendo -dame otro beso- trató de besarme pero no lo consiguió. Le tomé los hombros y con eso lo detuve.

-¡Dime qué bebiste!

-Bueno, te diré solo porque eres magnífica- se sentó alado izquierdo mío, me senté con él -hace una hora estaba hablando con Aurora, como odio a esa mujer...- habló con coraje -estaba hablando de moda y no sé que más tontería femenina mientras tomábamos un vaso pequeño de licor, y de un momento a otro a otro empezó a besarme, yo la separé de mí y se molestó. Se indignó de que yo no la quiera ni siquiera tocar, ¡pero como lo voy a hacer, odio a esa mujer!- habló con más enojo -Tomé casi toda la botella de alcohol y la besé, traté de tocarla pero me daba asco... esa mujer es repugnante... Apenas acaricié su espalda, pero ella quería más y le dije que no. Fui a mi habitación y me encerré. Esperé el efecto del alcohol pero nunca vino, por eso salí y vine contigo... nunca imaginé que apenas llegara el efecto...

-¿Es tanto tu desagrado hacia ella que necesitas alcohol para besarla?

-Sí- tenía hipo -pero contigo no es así- besó mis labios - desde que te besé en casa de tu padre quiero más- puso otro beso en mis labios. Me alejé de él -¿por qué te alejaste?, ¿ya no te gustan los besos?- trató de acercarce.

Diario de una CampesinaWhere stories live. Discover now