Dimensión en llamas

By Ms-Eleven

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Una relación mal vista por muchos reinos y sus altos mandos ¿Una miembro de la alta comisión teniendo amoríos... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 20.5
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Happy Halloween 🎃
Capítulo 25
Capítulo 27
Capítulo 27.5
Mi vida te pertenece
Estoy de vuelta
Donde todo comenzó
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43

Capítulo 26

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By Ms-Eleven

Fotosíntesis parte I

Momentos antes.

—¿Ya podemos buscar a Marco? —preguntó Hekapoo en cuanto llegó a la habitación, dejándose llevar por las ansias que poco se esforzó en ocultar.

Janna intervino intentando apaciguar su impaciencia. No era común en ella dejarse llevar por las emociones, y tampoco era el mejor momento para hacerlo, pues le recordó el estado de la princesa, quién apenas había despertado hacía pocos minutos. Esto hizo que Hekapoo se apenara; Janna tenía razón. El veneno en su cuerpo ya no era un problema, así como tampoco lo era su herida, la cual había desaparecido casi por completo gracias a beber el líquido de la planta, sin embargo no debían presionarla.

—No se preocupen por mí —comentó Star, moviéndose a la orilla de la cama para ponerse de pie—. Lo importante es encontrar a Marco.

—Star, no te precipites...

—No, estoy bien, descuida —Insistió. Se puso de pie y se sujetó el cabello haciéndose una cola —. Ya les he causado muchos problemas. Gracias a mí se ha perdido tiempo valioso, así que lo mínimo que puedo hacer es ayudar ahora.

Aquella determinación no pasó por alto para la demonio, siendo que desde hace mucho veía a Star como una chica malcriada y problemática. Esto Star lo sabía, su relación no era amistosa precisamente, quizá porque sus personalidades no eran muy compatibles, sin embargo eso no significaba que Hekapoo la odiaba, en absoluto. Después de todo era una descendiente de Eclipsa, y así como a las demás, Hekapoo siempre estuvo con ella desde que era una niña. Por eso verla tan decidida y dispuesta le sacó una ligera sonrisa, porque le recordó a la pequeña Star de cinco años con la que solía pasar entrenando, jugando y divirtiéndose.

Luego de un rato, la princesa salió del baño, habiéndo sustituido su bata de dormir con un vestido.

—Estoy lista —dijo y entonces fue a buscar el libro de hechizos y, aún con la presión que le ejercía la presencia de Hekapoo, lo hojeó hasta el capítulo de Eclipsa. Star miró a Hekapoo por un segundo y sintió el peso de su mirada.

En ese momento, la demonio entendió por qué Janna estaba tan segura de que la princesa podía ser de ayuda. Desconocía lo que haría Star para rastrear a Marco, pero para este punto supo que no se trataba de la habilidad de ella, sino de lo que pudo haber dejado Eclipsa escrito en ese libro.

Star encontró la página que buscaba, elevó la varita y cerró los ojos. Pero antes de pronunciar las palabras, alguien tocó a la puerta de la habitación, lo que hizo sobresaltar a las tres chicas. Star corrió hasta la puerta aunque por suerte estaba asegurada. Del otro lado, su novio Tom le hablaba.

—¿Star?  —dijo golpeteando con los nudillos—. No has contestado mis llamadas, ¿está todo bien?

La chica apretó los párpados y se llevó la palma a la cabeza. Revisó su teléfono; cinco llamadas perdidas. Aún así quiso deshacerse de él, no era el mejor momento, pero por su lado, aunque un poco resignada, Hekapoo accedió a que se quedara. Las técnicas de persuasión de la princesa, lejos de funcionar estaban preocupando a Tom, lo que significaba que podría dar aviso a la reina Moon, y eso sería un problema. Hekapoo hizo una pinza con los dedos y se restregó los ojos, si no era suficiente lidiar con Star ahora tenía que hacerlo con Lucitor. No había tiempo para dar largas, y tampoco para dar tantas explicaciones, así que lo pusieron en situación de la manera más resumida posible. Marco está perdido y hay que buscarlo. Luego, sin más tiempo que perder, Star realizó el hechizo, pero pronto se topó con un resultado defectuoso, pues el portal no estaba mostrando nada, solo daba una imagen confusa, como una televisión antigua con interferencia.

—¿Qué pasa? —inquirió Hekapoo.

—N-no lo sé. Nunca me había pasado esto...

—¿Qué se supone que debe pasar?

—El portal debería mostrar a Marco —intervino Janna—, ¿no es así?

La princesa volvió a hacer el intento pero el resultado fue el mismo, la imagen seguía sin mostrar nada claro.

—¡No entiendo qué pasa! —dijo Star angustiada, a lo que Tom y Janna trataron de tranquilizarle.

Hekapoo mantenía un silencio dubitativo. Entornó la mirada, parecía ver más allá de aquella estática, y es que dicha interferencia mostraba una secuencia de patrones hexagonales, como si se tratara de un nido de abejas.

—¿Licantia? —se dijo a sí misma en voz baja. Tom la escuchó.

—¿Qué? ¿Licantia? —reaccionó el chico—. ¿El reino de los lobos?

—Es una posibilidad... Aunque no sé cómo o por qué Marco acabaría en ese sitio.

—He escuchado hablar de ese lugar, aunque siempre pensé que era un mito. Alta tecnología y uno de los mejores ejércitos entre los reinos. Se dice que la princesa posee una belleza incomparable —dijo el demonio con una mirada perdida hacia el techo—. Que con solo su mirada es capaz de derretir a cualquier chico... —Pero cuando miró hacia abajo se topó con una Star que le devolvía una mirada terrorífica, haciendo que el chico tragara pesado.

—¿Ah, la princesa Selene, no? Pues yo he escuchado que su hermano, el príncipe Keyren es un chico muy apuesto, fuerte, valiente... todo un caballero extremadamente atractivo. Ninguna chica que se precie lo rechazaría.

—Oye... No creo que sea para tanto.

—¿Bromeas? Es un papucho, su cara parece tallada por los mismos ángeles. Bueno, o eso es lo que dice Ponny head, ella sí lo ha visto.

—Ay ajá...

Ante aquella extraña escena de celos, Hekapoo decidió intervenir, algo que incluso Janna se vio tentada a hacer.

—Selene no es princesa, es reina —corrigió la demonio—. Sus padres murieron hace mucho, así que ella ascendió al título de monarca. ¿Podemos concentrarnos, por favor?

La pareja solo se quedó en silencio. Ambos apenados.

—Bruja, creo que tú podrías ayudar.

—¿Tú crees? —respondió Janna.

—¿Bruja? —inquirió Tom confundido.

—Tengo una corazonada —continuó Hekapoo. Se acercó de nuevo al portal, no sin antes pedirle a Star que intentara mantenerlo estable, a lo que ella asintió.

Janna se acercó y Hekapoo tomó su mano haciéndola tocar el portal. Fue entonces que la bruja lo entendió.

—Se siente... líquido... —dijo con una mirada de asombro a la que Hekapoo asintió con una sonrisa.

—Ondas de manantial... —dijo la demonio dejando esa frase en el aire que Janna terminó:

—Espejo natural...

Entonces sus ojos brillaron al mismo tiempo que sus palmas, llevando ambas manos de nuevo hacia la superficie del portal. Ante lo visto Tom pegó un sobresalto, y aún más confundido que antes se preguntaba qué rayos estaba pasando. Star por su parte sonreía exaltada al ver a Janna hacer magia.

—¡Qué emoción! ¡Qué emoción! ¡Qué emoción!

Segundos después, aquella interferencia en el portal se había disipado casi por completo, mostrando una imagen clara. Una imagen que a su vez, dejó a todos desconcertados, y a Hekapoo con una mueca contraída y la mandíbula apretada.

—Malditos lobos...

—Oh... eso no luce bien —dejó salir Tom.

Janna volteó hacia Hekapoo cuya sola mirada bastó para entender su intención. Debían moverse de inmediato. Entonces, la bruja se alejó un par de pasos, cerró los ojos y juntó ambas palmas. Al abrir los ojos estos se iluminaron, al mismo tiempo que separó las palmas haciendo aparecer un aro rosa, el cual posicionó sobre su cabeza. Una fila de tres pulseras aparecieron rodeando sus antebrazos, y con esto comenzó a mover las muñecas haciendo ondulaciones suaves, en una especie de danza rítmica sincronizada. Sus dedos presionaban invisibles puntos en el aire, en donde aparecían símbolos alquímicos que centellaban por medio segundo para luego desaparecer. Al tocar el quinto y último símbolo, el aro sobre su cabeza emitió un destello y comenzó a descender, abrazando el cuerpo de la chica, y cuyo recorrido hacia abajo iba dejando a su paso a una Janna adulta que terminó de formarse por completo en cuanto el aro tocó el suelo.

Hekapoo le lanzó un asentimiento de cabeza y una mirada cómplice que Janna replicó. Mientras que Tom y Star habían quedado boquiabiertos, sobre todo el demonio.

—¿J-janna? ¿D-dónde aprendis...? ¿Cómo..? ¿Desde cuándo...?

—Tenemos que irnos —apresuró Hekapoo.

______________________________

—Solo lo diré una vez... Suelten a Marco.

Aquella sentencia reverberó en el sitio haciendo eco en cada rincón, la repentina intrusión dejó a todos perplejos. En aquel laboratorio predominaba un silencio que solo era opacado por el ruido de las máquinas que estaban en función en ese momento.

—¡Intrusos! —gritó una voz por allá, rompiendo la serenidad y alertando de la presencia indebida. Pronto el lugar cobró un tinte de histeria y confusión, con muchos científicos corriendo y otros gritando en señal de aviso. Y más temprano que tarde una jauría de hombres armados comenzó a salir de cada rincón de aquella enorme sala, portando armas extrañas y un casco similar al que llevaban los científicos; ninguno dejaba ver su rostro, lo único que salía de ese uniforme eran sus colas. En cuestión de segundos habían rodeado a Hekapoo y compañía.

La demonio atinó a analizar la situación. Barrió el lugar con la mirada y alcanzó a contar a los que al parecer eran oficiales; dieciséis armados, diez portando escudos. Con tal cantidad de hombres podría parecer que los estaban esperando. Alzó la mirada y vio aquella enorme pistola al fondo, desde ese ángulo apenas alcanzó a ver a Marco más allá, justo en el momento en el que el aparato disparó una especie de luz azul directo al pecho del chico, y de ahí   salió un grito desgarrador que reverberó en todo el sitio.

—¡Marco! —gritó Hekapoo, y en un acto de reflejo estiró el brazo y dejó escapar una llamarada directo hacia el artefacto.

Ante aquel ataque los oficiales levantaron sus armas apuntando a la demonio, y a la señal de aviso de uno de ellos, los demás dispararon al unísono. Janna bloqueó el ataque elevando un escudo, mientras que a sus espaldas, Star hizo lo propio, y Tom reaccionó a romper y agrietar el suelo, lo justo par hacer perder el equilibrio a más de uno. Esto dio tiempo a Hekapoo de mantener el ataque hacia quella pistola, mismo al que Star no tardó en unirse poco después disparando un rayo de energía con su varita.

Sin embargo ambas chicas detuvieron el ataque en cuanto todo el lugar comenzó a parpadear con luces rojas y un sonido constante y molesto le hizo segunda. Más allá, la cápsula al lado de Marco sacaba humo por debajo, en la base de metal, y el líquido en su interior se rodeó de ondulaciones y burbujas. Algo se movía allí dentro.

De pronto, una pequeña esfera que se abrió paso entre las piernas de Janna sorprendió a la demonio y los demás, le acompañaba un pequeño pitido al que al cabo de unos segundos le precedió una explosión de humo. Los chicos alcanzaron a cubrirse, pero esto en consecuencia los obligó a separarse y para empeorar la situación, no veían nada.

En medio del disturbio, un par de licantios que monitoreaban el proceso desde arriba, en una sala hermética cubierta por segmentos de cristal, se miraron entre sí compartiendo una misma expresión de sorpresa, giraron hacia la pantalla llena de alarmas y luces rojas, queriendo comprobar que no se trataba de un error, pero las lecturas eran correctas. Unas grandes mayúsculas marcaban en la pantalla fallo crítico, aunque no fue precisamente eso lo que les llamó la atención. Se miraron de nuevo, y uno de ellos soltó con desconcierto:

—¿Es... una chica?

—Sí. Es una chica —respondió una voz a sus espaldas, una mujer adulta entrando a la sala de control, a la que ambos tipos reaccionaron mostrando respeto.

—D-duquesa Darya..  ¿Qué está haciendo aquí?

—Vine a asegurarme de que no estropeen nada —dijo la mujer, marcando un paso firme y elegante hasta llegar al panel de control, en dónde fue directo hacia una palanca roja, misma que marcaba un nivel de energía y velocidad, y el cual elevó llevando dicha palanca hasta arriba.

—¡Disculpe, no puede hacer eso, es peligroso!

La duquesa ingnoró la reacción del tipo y continuó en lo suyo, presionando botones y ajustando parámetros con una precisión que solo podría atribuirse a la experiencia, por alguna razón. Luego se giró hacia él dirigiéndole una mirada severa.

—Escúchame —rechistó, tomando al hombre del cuello de su camisa—. Esa criatura debe formarse cueste lo que cueste —dijo mientras señalaba más allá del cristal la cápsula en la que se encontraba el cuerpo—, y será mejor que mantengan el proceso en pie hasta que eso ocurra, ¿quedó claro?

—S-sí... M-muy claro...

—Y en cuanto a ti —Continuó la mujer girándose hacia el otro tipo—. Ve a sonar las alarmas y desháganse de esos intrusos de inmediato.

—C-como usted ordene.

Y poco después, tal y como ordenó la mujer, comenzó a sonar la alarma por cada rincón de aquellas instalaciones, imponiendo un escándalo terrible que no dejaba indiferente a nadie. Esto hizo conmocionar a una preocupada Leyla desde afuera, que en cuanto escuchó las alarmas su angustia se disparó hasta las nubes.

—¡¡Marco!! —exclamó la chica mientras golpeaba la puerta con los puños, hasta el punto de llegar a hacerse daño en los nudillos. Ante esto Araziel intervino, un poco retraída y asustada, pero intentando calmarla con un tono afable aunque a duras penas relajado, pues la situación también la había cargado de estrés, y para este punto supo que Leyla tenía razón después de todo, algo estaba ocurriendo allá adentro.

Cuando quiso acercarse se detuvo a medio camino, solo para observar como el cuerpo de Leyla comenzó a cubrirse por un resplandor en todo su cuerpo que iba aumentando gradualmente de intensidad. Esto acompañado de una sensación de pesadez que ahora impregnaba el aire cerca de ella, ante lo cual Araziel se vio forzada a retroceder. Aunque intentó hablarle, Leyla no parecía escucharla, pues tenía la mirada ida clavada en la puerta así como las palmas, que brillaban mientras ejercían presión sobre el metal. Al cabo de unos segundos la puerta emitió un fuerte chillido, haciendo que Araziel se llevara las manos a la boca. Un crujido espantoso que hacía notar el enorme peso de aquel metal, crujido que fue creciendo hasta que, de pronto, la puerta se arrugó de forma brusca, como si se tratara de una simple hoja de papel. Entonces, salió disparada desprendiéndose de su sitio con violencia.

Desde adentro, Tom vio venir el proyectil metálico de repente, y aún con el humo que cubría el sitio, atinó a esquivarlo echándose a un lado, justo para ver cómo la puerta impactaba en una máquina a la que el tremendo golpe dejó inservible y echando chispas. El chico se alejó del sitio.

Leyla entró al lugar solo para toparse con una cortina de humo que no le permitía ver nada. Sin embargo escuchaba el caos de lo que parecía una batalla campal en medio de tantas máquinas y aparatos tecnológicos. Debido a esto intentó despejar aquella bruma negra con una ráfaga de viento, la cual por alguna razón resultó inútil.

Cuando quiso hacer el segundo intento fue sorprendida por un agarre fuerte que la aprisionó por detrás. Y en ese momento sintió un escalofrío treparle la espalda, pues se trataba de la misma energía moustrosa que había sentido minutos antes de entrar. Pero de pronto, escuchó un fuerte golpe detrás suyo y segundos después aquel agarre desapareció. A sus espaldas una demonio pelirroja se había desplomado inconsciente en el suelo, como consecuencia de la acción sopresiva de Araziel, quién sostenía una silla en sus manos. Ambas chicas se miraron y Leyla le brindó una sonrisa de gratitud y se abalanzó a abrazarla.

—Quedate aquí —Le dijo—. No sé qué está pasando pero no quiero que salgas lastimada.

—¿Q-quién es ella? —preguntó Araziel.

Seguidamente Leyla agachó la mirada hacia aquella pelirroja. No sabía por qué pero algo en ella le resultaba familiar, aunque lo que más la intrigaba era la energía que poseía, era escalofriante. Como sea lo primero era hacer algo antes que despertara, sin embargo encargarse de ella no fue necesario pues, para sorpresa y desconcierto de ambas, la pelirroja se desvaneció poco a poco, dejando en el aire algo similar a las pavesas que se desprenden de un cuerpo ardiendo.

Araziel pegó un gritito del susto, mientras que Leyla se convenció de que debía darse prisa, cuando recordó a su primo y la angustia la golpeó de nuevo.

—Ve a buscar a Keyren —le dijo a Ara y ella salió en carreras del lugar. Leyla se giró y se adentró en aquella bruma negra llena de caos.

El lugar entero estaba envuelto por ese manto oscuro, cosa que ponía en desventaja a todos por igual, o al menos eso fue lo que concluyó Hekapoo cuando notó la dificultad de los uniformados para acertar sus disparos o sus golpes. Lo extraño era que el humo no desaparecía ni siquiera un poco, lo que la hizo pensar que la primera bomba de humo que lanzaron no había sido la única, o quizá se debía a un amezcla de componentes químicos que no entendía, porque debido al caos del enfrentamiento habían roto muchos aparatos y derramado un sin fin de compuestos extraños.

En ese momento esquivó un golpe que salió de la nada, se echó a la derecha y logró tomar el brazo de su oponente. Ahí se valió del impulso que traía y lo aventó contra un cilindro de cristal que tenía a sus espaldas, el cual se agrietó dejando una fuga de un líquido naranja. Hekapoo se acercó. El tipo quedó inmóvil e inconsciente, pero tenía un escudo así que vio la oportunidad para hacerse con él. Cuando lo tomó se dio cuenta de que parecía una especie de holograma, pues era traslúcido y bastante ligero. Le dió un pequeño golpe con los nudillos y un patrón hexagonal se expandió desde el punto de impacto.

De pronto un segundo sujeto saltó desde un costado y Hekapoo no alcanzó a cubrirse a tiempo, cayó al suelo y perdió el escudo, ahora intentaba zafarse del grandullón que tenía encima. Quiso usar la misma técnica de antes pero no podía mover las piernas, y en medio del forcejeo el tipo logró tomarla del cuello. Ella aprovechó para sujetar su brazo e intentar hacerlo arder, pero ahí donde colocó la mano se expandió un patrón hexagonal por el traje, dándose cuenta de que era inútil, y algo le decía que ese mismo traje le confería una manera de aumentar su masa, pues pese a ser tan grande, era imposible que pesara tanto. Entonces el tipo logró poner ambas manos sobre el cuello de Hekapoo y con esto, la demonio enfureció. Aferró sus dos manos sobre las muñecas de él y apretó con fuerza, al mismo tiempo que su cuerpo se incendió por completo y su mirada se oscureció de manera terrorífica. Segundos después, y casi como de la nada, aumentó la fuerza de su agarre, mientras el tipo veía con horror como se liberaba con una facilidad absurda. El uniformado Intentó forcejear pero ahora su fuerza parecía la de un niño contra un adulto, así se dio cuenta de que estaba vencido.

—¡Puño arcoiris! —Se escuchó un grito más allá, y un instante después el sujeto fue impactado por un ataque que lo a mandó a volar al mismo cilindro que el anterior, el cual esta vez terminó por romperse dejando salir el líquido por completo.

Star se acercó y remató su ataque dejando al hombre inmóvil.

—¿Estás bien? —Le dijo a Hekapoo mientras le ofrecía la mano. Sin embargo la princesa parecía más agotada que ella, tenía la mirada caída y estaba jadeando ligeramente.

Hekapoo asintió con la cabeza, aceptó la mano y se levantó. Luego fue directo a recuperar el escudo.

—¿Hekapoo, ya encontraste a Marco?

La demonio se quedó pensativa unos segundos y luego cerró los ojos. Star sabía que esto lo hacía para concentrarse en ver lo que sus clones veían, esto tras recordar que de niña solía verla hacer lo mismo cuando jugaban al escondite. Ese pensamiento le sacó una sonrisa, aunque a la vez la hizo sentir triste, de ver cómo su relación se había deteriorado hasta este punto con el paso de los años. Así mismo, un recuerdo fugaz le vino a la mente, y fue aquí donde se dio cuenta de que esta Hekapoo no era la original. La falta del habla se lo decía, pero por otro lado, sabía desde antes que, aunque era poco perceptible, había ligeras diferencias entre ella y las otras.

Justo cuando Hekapoo abrió los ojos, Star sintió una ligera brisa repentina, algo que vino acompañado de un destello azul que atinó a percibir por el rabillo del ojo. En esa fracción de segundo todo pasó tan rápido que apenas entendió lo que pasaba, pero Tom apareció volando de la nada llevándosela consigo, y ella solo pudo observar cómo Hekapoo era alcanzada por un destello. Lo último que vio antes de perderla de vista.

La demonio alcanzó a levantar el escudo para cubrirse, aunque aquel destello parecía más un ataque cegador que otra cosa, y esto lo corroboró cuando Leyla saltó hacia ella mientras aún se esforzaba por ver algo. No logró repeler la embestida pese a tener el escudo en alto, pues la chica decidió ir directo a sus piernas provocando que cayera al suelo, siendo capaz incluso de despojarla del escudo, el cual fue a dar más allá.

Leyla se incorporó y actuó con la misma rapidez, comenzando a realizar ondulaciones con las manos, a toda velocidad pero con una sincronía impecable, mientras iba dejando una estela brillante en el aire allá donde sus dedos pasaban. Los ojos le brillaron en cuanto sus dedos se detuvieron, acabando en una pose extraña aunque elegante. En el aire quedó dibujado un pentagrama con símbolos arcaicos.

Asfixion —susurró la hechicera, y fue tras pronunciar dicha palabra que el pantagrama desapareció y un instante después emergió del suelo debajo de Hekapoo, comenzando a formar una especie de pared que se arremolinaba a su alrededor.

La demonio no se quedó a esperar el resultado y pegó un salto para escapar, pero Leyla había previsto la acción y respondió lanzado un escudo pentagrama sobre ella, de modo que le bloqueó la salida y la mandó de vuelta al suelo, justo cuando aquel remolino terminó de cerrarse dejándola sin escape. Lo que en el interior se veía como una prisión de espiral, por afuera tenía la forma de una rosa cerrada.

Desde andentro, Hekapoo sintió cómo la llama sobre su cabeza iba perdiendo su fuerza, hasta que al cabo de un rato se extinguió. Y fue solo cuestión de segundos para que la falta de oxígeno le afectara también, comenzó a sentirse mareada y totalmente desorientada. Su vista se nubló, y luego finalmente se apagó.

Leyla abrió el capullo cuando supo que había hecho efecto, todo para ver cómo la demonio se desvanecía en el aire.

—Otra más...

Pero entonces, de repente, frente a ella apareció otra pelirroja, saliendo de entre la bruma con un semblante serio y despreocupado. Traía consigo un escudo, probablemente el mismo que perdió la clon anterior. Al mismo tiempo, un uniformado apareció desde un costado portando un arma, Leyla creyó que la había reconocido pues el hombre la ignoró y se enfocó en la demonio, levantando el arma contra ella. Pero con una reacción de rayo Hekapoo le lanzó el escudo al sujeto, con tal velocidad que no le dio oportunidad de accionar el gatillo y con tanta fuerza que al dar contra su cabeza lo dejó tendido en el acto. El escudo rebotó y ella lo tomó, dio varios giros en el aire, ágil y veloz cual torbellino, con el que agarró impulso y le aventó el escudo a Leyla, quién se agachó y alcanzó a esquivarlo por los pelos, sintiendo el roce del viento pasar sobre su cabeza.

La trayectoria de aquel disco fue dejando víctimas a su paso, avanzando por esa sala llena de humo, rebotó hasta en tres uniformados antes de perder velocidad y fuerza, lo que fue aprovechado por Janna cuando lo vio venir, estiró el brazo y logró hacerse con él, justo a tiempo para bloquear un golpe que salió desde su derecha.

—Oh, tienes fuerza, grandullón —dijo la bruja en tono irónico, mientras forcejeaba con el sujeto.

Rápidamente apretó con fuerza el escudo y le propinó un testarazo en el mentón, el sujeto quedó aturdido por unos segundos, tiempo en el que Janna, rápida y precisa, retrocedió un par de pasos y realizó una serie de ademanes elegantes.

Aquarium —susurró al terminar, al tiempo que sus ojos se iluminaron. Estiró el brazo como si estuviera lanzando algo justo a los pies del enemigo, en dónde al instante se dibujó un círculo rosa, y cuando este se formó el tipo fue succionado por un agujero rebosante de agua helada. Luego el agujero desapareció.

No obstante, la cosa no acabó ahí, pues Janna fue sorprendida por un golpe directo en su espalda que la hizo irse en picada al suelo. No tardó en recomponerse pero al intentar ponerse de pie se topó con el cañón de un arma apuntado a su rostro.

—No te muevas, maldita bruja. —dijo el sujeto acercando aún más aquella extraña arma, con un cañón largo que salía de esta. No era algo que hubiera visto antes, pero si debía describirla sería similar a una carabina o una metralleta—. ¿Te diviertes asesinando a los nuestros, eh?

Janna se demoró en contestar. Debía analizar la situación y buscar una salida. Vio que el hombre no traía un casco como los demás, por lo que no pudo evitar fijarse en el par de orejas caninas sobre su cabeza.

—¿Qué, tú no lo harías?

—No soy una escoria como tú. ¡Levántate! —ordenó y Janna se puso de pie.

—Auch, esa no es forma de tratar a una dama —dijo con una sonrisa insinuosa y llevándose el pelo detrás de la oreja—. No me gusta que me llames asesina, eso no va conmigo.

—¡¿Ah no?! ¡¿Y qué pasó con todos a los que has desaparecido?! Te he visto deshacerte de muchos compañeros, maldita psicópata, tú y tus malditos amigos ¡Levanta las manos! —exclamó histérico, a lo que Janna obedeció, sin embargo su cara no reflejaba preocupación alguna, algo que comenzaba a irritar al hombre.

—Yo creo que no estás viendo las cosas con claridad, amigo.

—No soy tu amigo. Mi mejor y único amigo se llama Jacon y tú lo desapareciste ¡¿Dónde está Jacon?!

—¿Y quién mierda es Jacon?

—¡El compañero que acabas de ahogar! —gritó y esta vez presionó el cañón contra la frente de Janna.

—Vamos, no matarías a una mujer indefensa, ¿verdad?

El hombre perdió la paciencia y jaló el gatillo. No apuntó a su frente sino que movió el cañón un segundo antes, dándole en el hombro. Janna cayó al suelo quejándose del dolor, mientras el sujeto aún seguía apuntando contra ella. Pero de pronto notó algo extraño en la chica, pues su piel y su cara parecían estar derritiéndose. Aquello le resultó tan terrorífico y surrealista que lo hizo dar un respingo del susto. Segundos después, el cuerpo de Janna se deshizo en agua.

—¿Qué demo...?

Y de repente el suelo comenzó a temblar, en medio de las piernas del tipo una grieta se cruzó y aumentó su tamaño provocando que perdiera el equilibrio. Ese fue el momento exacto en el que Janna apareció de nueva cuenta, aprovechando el desliz para arrebatarle el arma, con la que de un culatazo en la sien lo puso a dormir. Justo después, el suelo dejó de moverse, y Tom apareció entre el humo.

—No puede ser —dijo el chico acercándose con las manos en los bolsillos —¿En serio clones de agua? ¡Eso está de locos!

Janna sonrió.

—Ni tanto. Es un hechizo que no controlo bien. A diferencia de Hekapoo, yo solo soy capaz de crear una a la vez.

—Eso no quita que sea algo asombroso. Maldita sea, es que aún no me hago a la idea de que eres una hechicera.

—Una bruja —corrigió la mujer.

—Oh, claro.

Janna agachó la mirada hacia al tipo que acababa de noquear. Se quedó mirándolo un buen rato con una expresión confusa, al menos así fue para Tom, quién no despegaba la mirada de ella. Cuando Janna alzó la vista el chico se se sonrojó, se aclaró la garganta intentando disimular.

—Tom, ¿en dónde está Star?

—Oh, está a salvo, con Hekapoo. Ya llegaron hasta Marco. Yo me encargué de despejar la zona para ellas y abrirme paso hasta encontrarte. En este momento ya deben haberlo liberado. Tenemos que irnos.

—Muy bien, adelantate. Los alcanzaré en un momento.

—No creo que sea buena idea.

—Por favor —dijo la bruja, con una mirada solemne a la que Tom no quiso contraponerse.

El chico asintió y se marchó perdiéndose de vista poco después en aquella cortina de humo que ya parecía más despejada. Entonces Janna tomó al sujeto de antes y lo arrastró hacia una pared en dónde lo dejó sentado. Luego se alejó a una distancia prudente en la que realizó una especie de corte en el aire, no con su navaja, sino con su dedo índice. Se hizo a un lado para apartarse del camino y fue ahí que, con un destello de sus ojos, quel corte se abrió y un puñado de uniformados cayeron como muñecos de trapo en el suelo.

El último de ellos estaba mojado y Janna se apresuró a él en cuanto lo vio, le removió el casco y colocó sus dedos índice y medio en su cuello. Tenía pulso, así que Janna se permitió soltar el aire que estaba reteniendo.

Comenzó a hacer lo mismo con todos los demás, a la vez que los iba acomodando uno a uno en la pared. Al cabo de un rato, terminó con una fila de hombres sentados y maniatados.

Cuando se giró para marcharse se topó de frente con un último uniformado listo para enfrentarla, y el cual no tardó en abalanzarse sobre ella, escudo en mano. Janna dejo escapar un bufido, estaba cansada y creía que ya habían terminado con todos; hacía rato que el lugar parecía estar despejado, pues ya no escuchaba el mismo bullicio de antes. Sin embargo era de esperarse que esta gente llamara refuerzos, o quizá solo había despejado su zona, puesto que el lugar era tan inmenso que parecía no tener fin.

Recibió un golpe en la costilla, y otro más en el abdomen, lo que la obligó a pegar salto hacia atrás para tomar distancia.

—Eso duele —Se quejó sujetándose el abdomen con la mueca torcida.

El tipo arremetió de nueva cuenta. Janna esquivó un par de golpes con agilidad y un tercero que el sujeto intentó con el escudo. Allí aprovechó para sujetarlo, en una acción rápida perforó el aire con su dedo índice justo al filo del escudo por lo que el agujero que se abrió se tragó el artefacto con todo y el brazo del tipo. Momento en el que Janna, veloz y precisa, le estampó su palma ilumanda directo en la cara y al mero contacto con esta, una burbuja rosa y traslúcida se formó alrededor de su cabeza, la cual comenzó a llenarse de agua.

El hombre comenzó a retorcerse desesperado intentando quitarse aquella burbuja, pero en cuestión de segundos su cabeza se había vuelto una pecera llena de agua. Janna se había hecho con el escudo y con este le propinó un testarazo que lo dejó tendido. El tipo cayó al suelo y la burbuja se deshizo. A los pocos segundos, la mujer soltó el escudo como si hubiera recordado algo importante. Fue directo al cuello del hombre. Tenía pulso.

Y cuando quiso soltar un suspiro de alivio, fue sorprendida por un empellón que la mandó a parar varios metros más allá. Apretó los párpados por instinto, y cuando los abrió se topó de frente con la mirada seria de un par de iris metálicos, un rostro pálido enmarcado por un cabello negro y largo, y una mandíbula apretada mostrando con hostilidad un par de colmillos.

Entre tanto, Hekapoo y Star habían dado con Marco. Se les fue el aliento a ambas al verlo atado en la camilla, pero no perdieron el tiempo y comenzaron a buscar cómo liberarlo.

Cierta pesadez cayó sobre la demonio, al verlo en un estado en el que ni siquiera respondía a las voces o a los movimientos. Incluso llegó a temerse lo peor por lo que con cierto pánico buscó apoyar la cabeza en el pecho del chico y se alivió al sentir sus latidos. Su reacción siguiente fue encontrar la manera de liberar su brazo derecho, que por algún motivo estaba dentro de una cápsula cellada. Algo no andaba bien.

En la parte inferior de dicha cápsula había un panel de botones pegado a un monitor pequeño que mostraba una serie de símbolos y letras que Hekapoo no logró entender, debía tratarse del lenguaje licantio. Por suerte el sistema resultó ser muy intuitivo pues los dibujos sobre los botones eran muy explícitos, así logró dar con el que abría la cápsula.

Entonces, su corazón se detuvo por medio segundo en cuanto pudo ver qe el interior de la cápsula no guardaba nada. Recorrió una mirada horrorizada y el pavor se le subió a la garganta cuando vio que Marco había perdido la extremidad casi por completo.

Algo se movía a su derecha, y también a su izquierda, pero Hekapoo parecía estar en otra realidad, pues la voz de Star, y cada sonido cercano ahora se escuchaba distante. Sus labios comenzaron a temblar al igual que sus manos y un repentino dolor en el pecho le provocó un nudo en la garganta. Quiso mantener la compostura así que tragó pesado y apretó los párpados que ya se habían humedecido, entonces salió del trance, solo para escuchar de nuevo el caos a su alrededor.

Un golpeteo, fuerte y masivo salió del tanque que tenía a un lado, el líquido en su interior se movía y burbujeaba, pero con el cristal empañado no alcanzaba a ver nada, pese a eso, parecía haber algo allí adentro, algo grande, pues los golpes eran monstruosos. Lo que fuera que había allí, estaba ansioso por salir.

A su otro lado escuchó el llamado de Star, y cuando volteó habían dos chicas, una apuntando el arma contra la princesa, quién tenía las manos en alto, y la otra apuntando hacia ella con timidez. Esta última fue la que habló.

—P-por favor, no queremos hacerles daño —dijo Araziel sudando frío.

—Sabemos quiénes son —dijo la enfermera Neya, la que tenía a Star sujeta mientras presionaba el cañón contra su hombro—. Por favor, lo que está pasando aquí no es lo que se imaginan.

Pero aquellas palabras solo acresentaron la rabia que comenzó a hervir dentro de Hekapoo. Su semblante era implacable y en su mirada se notaba una ira desbordante apunto de estallar.

















Curiosidades

#1. En principio debía ser un capítulo único pero al ser secuencias de acción terminó alargándose, lo cual habría terminado en un capítulo de 15000 palabras seguramente, y solo conzco a un loco por ahí capaz de hacer algo así xd. Además preferí traerles algo ahora para no tardarme más.

#2. Los movimientos de manos, y sobre todo de los dedos que hacen Janna y Leyla, son algo similar a los que realiza la bruja escarlata de los vengadores.











Hola chicos, aquí estoy de vuelta uwu. Espero que el capítulo les haya gustado, me ha tomado más tiempo del que tenía planeado porque me han pasado cosillas (típico de Eleven), la principal de ellas fue que estuve muy enferma y eso me dejó en cama mucho tiempo.

Como sea acá está la primera parte de este cap y descuiden porque la segunda parte ya está avanzada, y de hecho viene con dibujos, los cuales también tengo casi acabados.

Muchas gracias por el apoyo. Un abrazo y nos leemos a la próxima ❤️


Ms. Eleven
30/01/2022

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