BROKEN SOULS, ๐™™๐™ง๐™–๐™˜๐™ค ๐™ข๐™–...

By belovedraco

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๐๐’ | Voldemort ha muerto... pero no sin antes dejar su gran legado en manos del que serรญa el nuevo gobern... More

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OO1: obedience โž
OO2: govern โž
OO3: potential โž
OO5: reflexes โž
OO6: sword โž
OO7: revenge โž
OO8: justice โž
OO9: bad move โž
O1O: the diamond โž
O11: traitor โž
O12: devotion โž
O13: dark shadow โž
O14: jealousy โž
O15: heart โž
O16: incarcerated โž
O17: mercy โž
O18: on your knees โž
O19: pleasure โž
O2O: for love โž
O21: who are you โž
O22: inevitably โž
O23: don't feel โž
O24: choice โž
O25: one dance, two lovers โž
O26: hate โž
O27: the art of provocation โž
O28: mine โž
O29: insane โž
O3O: two demons โž
O31: the moon and the sun โž
O32: oblivion โž
O33: how you feel โž
O34: i'm yours โž
O35: i want to touch you โž
O36: don't go away โž
037: what did you see? โž
O38: try me โž
O39: protect my heart โž
O4O: always โž

OO4: veritaserum โž

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By belovedraco

𝒇. broken souls

CHAPTER FOUR
𝓓raco 𝓜alfoy

⠀⠀⠀
La había estado evitando durante días— pero como era de esperarse —no lo había logrado del todo.

Si bien le había prometido deslizar un cuchillo por su cuello si volvían a mirarse, su mente no lograba contemplar la idea, y aunque muchas veces se cuestionó sus propias aptitudes respecto al aire mortífero que debía transmitir; supo que con ella sería imposible hacerlo.

Draco podía vivir soportando tener un alma oscura; lo que no podía soportar era que aquella chica de cabello castaño también tenga una. Un alma que la hacía avasalladora, terca pero luchadora; fría, equilibrada pero insana.

¿Por qué no le temía?

Draco era el maldito basel; la nueva figura tirana que no sentiría la menor de las sensaciones al clavar el cuchillo en el pecho de un igual para verlo morir ante él; ¿por qué carajo ella no le temía?

Era una pregunta que lo estaba matando vivo, y perseguiría aquella respuesta aunque tuviera que torturarse a sí mismo buscándola.

El golpe en la puerta de su oficina— algo habitual en su día a día —lo despistó de su hilo de pensamiento; aunque verdaderamente se sintió agradecido de ello, porque si pensaba un segundo más en Eleanor Berkshka, no habría vuelta atrás.

Él había sanado, y no estaba dispuesto a volver que curar sus daños.

—Adelante —habló en voz alta, viendo cómo la puerta se abría para dejar que Theodore Nott apareciera tras ella.

—Señor —murmuró él—. Tengo nueva información respecto a la investigación sobre la muerte de Lord Voldemort.

Los ojos de Draco se abrieron con curiosidad, y pronto, los pensamientos que carcomían su cabeza desaparecieron como pólvora en el viento.

—¿Ya sabemos qué sucedió? —preguntó, haciendo a un lado los mapas que Pansy Parkinson había traído para él algunas horas antes.

El castaño suspiró— No es algo fácil. Hemos estado analizando la poca evidencia existente; lo que no nos ha llevado a demasiado, pero tenemos ciertas teorías de lo que podría haber ocurrido.

Entonces no tenían respuestas claras. Estupendo.

—¿Cuáles son esas teorías? —preguntó, esta vez un poco irritado.

Theodore hizo un gesto— Hum... primero que nada, los únicos que sabemos con exactitud, estaban en el lugar en que sucedió el hecho, eran Hermione Granger y Neville Longbottom.

—¿Quién resguardaba las mazmorras? —interfirió Draco, reclinando su cuerpo sobre su silla.

—No lo sé —respondió él con un poco de temor—. No está del todo claro.

Draco rió, aunque el sonido de su voz fue uno amargo— ¿Me dices que nadie sabe quién resguardaba las celdas? ¿O es que nadie lo hacía? ¿Lo has preguntado?

—Si Señor —instó Theodore—. Yo he preguntado a la mayoría de Mortífagos; nadie lo sabe.

—¿Cómo es que nadie puede saberlo? —exclamó entonces, pasando una mano por su rostro mientras suspiraba.

El castaño vaciló— Lo siento Señor, yo-

—¿Qué más tienes? —lo interrumpió Draco.

Theodore tragó saliva— Bueno, como decía... las únicas dos personas en las celdas eran ellos pero, es casi imposible que hayan tenido acceso a un arma que lograra destruir el Horrocrux. Aunque ese no es el mayor problema —su voz se cortó por un segundo—. No contamos con la información de quién resguardaba el objeto para ese entonces, porque teniendo en cuenta que todo ocurrió en las mismas mazmorras, podemos deducir que el Horrocrux jamás fue escondido para su protección. La persona lo traía consigo.

Draco maldijo para sus adentros al recordarlo— Lord Voldemort jamás hizo público quien se encargaba de esconder el relicario...

—Así es —estuvo de acuerdo Theodore—. Lo que tenemos a nuestro favor es que, habiendo ocurrido el suceso bajo las paredes de este castillo, los únicos Generales involucrados habrían de estar aquí.

—¿Cómo piensas descubrir quién portaba el Horrocrux?

—Nuestra primera opción para descubrirlo es utilizar Suero de la Verdad, lo cual se vuelve algo lejano ya que existe una escasez del ingrediente principal, y la próxima tanda de pócimas estará lista en meses. Una segunda opción, algo hipotética cabe recalcar, sería simplemente llevar a cabo una serie de entrevistas por medio de la Maldición Cruciatus.

Torturas... no era algo nuevo; podría funcionar.

—Entonces —instó él—, ¿la teoría?

—La teoría es que ni Granger ni Longobottom tuvieron que ver con su muerte. No fueron ayudados por nadie y no tienen absolutamente nada que ver en esto —concluyó el castaño, cruzando sus manos frente a su cuerpo—. Quien lo hizo es un servidor de Voldemort, y está entre nosotros.

Draco bajó la mirada nuevamente hacia su escritorio.

No le sorprendía que aquello hubiera ocurrido; nunca podremos saber las verdaderas intenciones de quienes nos rodean, esa era una de las razones por las que él se sentía incapaz de confiar en alguien.

El hecho de que uno de los mismos servidores— catalogados de fieles u leales —hubiera asesinado a Voldemort, era razón suficiente para creer que en ese lugar, nadie estaba a salvo.

Era una lucha en la que peleaban todos por igual, pero en la que podría encontrar más de un guerrero que desviara la dirección de su cuchillo.

Un puñal. Eso era lo que recibirías si no te protegías a ti mismo.

—Bien —señaló Draco, poniéndose de pie—. Sígueme.

Ajustando el broche de su capa alrededor de su cuello, ambos caminaron fuera de la oficina, adentrándose en los pasillos del castillo bajo las miradas e inclinaciones de los Mortífagos que allí trabajaban.

Ya se había acostumbrado a ello. A ese tipo de atención.

Antes, podía sentir los ojos de los demás sobre él, pero nada se comparaba con compartir aquella sensación con el miedo que les provocaba.

Lo saboreaba y disfrutaba como si de un platillo se tratara.

Doblando en uno de los pasillos más alejados del área principal, Draco se dirigió a las mazmorras. Los pasos de Theodore resonaban tras los suyos y el silencio se volvió algo sombrío en cuanto cruzaron el umbral de entrada y bajaron las escaleras.

El castaño sacó su varita entonces, pronunciando un 'Lumos' mientras se adentraban en el lugar.

—¿Qué es lo que haremos Señor? —preguntó Nott, justo en el segundo en que entraban directamente a la fila de celdas.

Pero Draco no respondió. Sus ojos se desviaron directamente hacia la mujer que se encontraba frente a una de las celdas.

Su cabello caía por su espalda sobre la capa que la cubría. Esta no estaba anudada, por lo que podía divisar la blusa que utilizaba, la cual se ajustaba con perfección a su cuerpo; y la tela de sus pantalones presionaba contra cada centímetro de su piel.

Vio la marca en su brazo descubierto, y parecía tan impropio de lo que ella fue en algún momento...

—General Malfoy —habló Eleanor, deslizando el dorso de su manos por su frente sudada—, ¿a qué debo el placer?

Draco miró la celda a la cual correspondía, y Hermione se encontraba completamente aturdida allí dentro.

—Nott, abre la reja.

Las cejas de Eleanor se fruncieron— ¿Qué harán?

Theodore pasó por su lado, sacando la varita de su bolsillo— El Señor Malfoy-

—Abre la reja, Nott —volvió a ordenar él por sobre su voz—. No lo repetiré.

El hombre asintió, haciendo un raudo movimiento con su muñeca al tiempo que murmuraba el hechizo sobre el candado de hierro oxidado el cual se abrió al instante.

Pudo sentir la mirada de Eleanor sobre él, pero de su boca no salió ninguna palabra; Draco sonrió para sus adentros al pensar que la conocía demasiado bien para saber que sus ojos estaban hablando por ella.

La reja chirrió al abrirse.

—¿Q-qué vas a hacerme? —Hermione habló esta vez, luciendo visiblemente exaltada mientras arrastraba su cuerpo hasta el rincón de la celda.

Él la ignoró; se alimentaba de su miedo— Nott, ve arriba y trae a Parkinson. No importa lo que sea que esté haciendo. Tráela. Y dile que además porte consigo los Sueros.

Theodore asintió, acatando la orden al instante antes de desaparecer— Si Señor.

Señor.

Le daba placer oír aquella palabra.

Era como si el solo hecho de ser llamado Señor o Lord, lo pusiera en un pedestal en el cual todos lo alababan. Aunque eso, era una realidad— por mucho que Draco no acabara de entenderlo.

—¿Puedo preguntar qué es lo está sucediendo? —Eleanor apareció frente a él, cruzando los brazos frente a su pecho.

Draco la fulminó— ¿Puedo hacer la misma pregunta?

La mujer sonrió— ¿Por qué habría de suceder algo aquí? —su rostro se giró hacia Hermione, quien seguía aferrada a sí misma en el suelo— Solo estoy haciendo mi trabajo.

—Bueno —murmuró él, dando un paso hacia un lado para alejarse de ella y adentrarse en la celda—, lleva días en el mismo punto en que comenzó, señorita Berkshka. ¿Por qué no nos hace las cosas más fácil y simplemente le da un vial a Granger para que confiese?

Eleanor lo siguió con la mirada, y no tuvo que voltearse para saber que sonreía— Pero eso no sería divertido, ¿verdad?

Su puño se apretó.

La morena— que yacía sentada en el suelo —lo miró con odio. Sus mejillas estaban húmedas y su piel pálida. Había manchas de hematomas leves en sus brazos y por la forma en que emitía quejidos insonoros al moverse; supuso que estaban gran parte de su cuerpo.

No debía sacar demasiadas cuentas para saber que Eleanor había estado usando la Maldición Torturadora sobre ella.

—Si te acercas un centímetro más a mi te escupiré, Malfoy —gruñó Hermione, tirando de sus esposas las cuales resonaron entre los muros de piedra.

Draco no se inmutó— Ese sería el menor de mis problemas, Granger, y aunque lo hicieras, no saldrías viva para contarlo.

—¿Eso cómo lo sabes? —refutó ella, haciendo justifica de su alma guerrera— ¿Vas a matarme? —el sonido de su carcajada fue uno roto— Ambos sabemos que no puedes hacerlo. Soy valiosa para ti.

—Lo eres ahora... —replicó él sin importancia—, pero no lo serás en un par de minutos.

Los ojos de Hermione se abrieron con incomprensión y su cuerpo tembló cuando Draco terminó frente a ella; su rodilla presionada contra el suelo para estar a su altura.

—Te haré una pregunta —murmuró en voz baja—. Tendrás la oportunidad de responder con la verdad... y si lo haces, tal vez así tengas un boleto a la vida que deseas.

No esperó una reacción de su parte para volver a hablar.

—Granger... ¿quién mató a Lord Voldemort?

Los labios de la castaña se separaron, y una corta bocana de aire escapó de sus pulmones— ¿Qué?

—Sé que lo sabes. Estabas presente —prosiguió Draco—. Él murió aquí. En el pasillo de esta mazmorra. ¿Tuviste algo que ver?

—N-no, yo-

—¿Fue Longbottom entonces? ¿Con ayuda de quién?

—No lo sé.

Él resopló— Si, lo sabes.

—¡No lo sé!

Hermione jadeó cuando, sin previo aviso, la mano de Draco se plantó sobre su pecho, presionando su cuerpo contra el muro tras ella para prohibirle la respiración. Sus manos se retorcieron bajo las cadenas pero la lucha, fue en vano.

—Te di tu oportunidad, asquerosa Sangre Sucia —le escupió en el rostro.

Justo para ese entonces, Theodore Nott y Pansy Parkinson bajaron a las mazmorras, uno seguido tras el otro.

Eleanor, que se había mantenido en silencio pero completamente atenta a la escena, se hizo a un lado en cuanto los dos mencionados hicieron su aparición.

—¿Señor? —habló Pansy en tono neutro— He traído lo que me ha pedido.

Draco le dio una última mirada desafiante a Hermione y se puso de pie; girándose para encontrar a la azabache extendiendo un pequeño frasco hacia él. Sus manos temblaron por segundos, pero en cuanto notó que los ojos de él estaban atentos a sus movimientos; se detuvo.

—¿Veritaserum? —susurró Eleanor, acercándose sin más a Pansy— Creí que no estaba listo hasta dentro de meses. La fase lunar aún no se ha completado.

Él rodó los ojos al recordarla hablar exactamente sobre él mismo tema en la clase de Slughorn hace algunos años.

Claro, todo era muy diferente para aquel entonces.

—Es para ocasiones sumamente excepcionales —le murmuró la mujer, acercándose de igual manera a ella—. La producción es tan difícil de conseguir, que tenemos cierta cantidad de viales resguardados para momentos oficiales.

Tirando del pequeño corcho, Draco abrió el Suero, moviendo su muñeca con gracias mientras admiraba el líquido incoloro cristalizado tal como el agua, moverse dentro. No tenía aroma y fácilmente podría confundírsele con cualquier líquido. Era una suerte que Parkinson fuera tan buena en Pociones.

Sus botas emitieron un sonido por la piedrecilla en el suelo de la celda, y volviendo a agacharse, Draco tomó la barbilla de Hermione tras una pequeña lucha, enterrando sus dedos en los costados de su rostro para mantenerla quieta.

Su mano presionó sus mejillas para abrir su boca— No me hagas esto más difícil, Granger.

La morena se quejó, pero sus palabras fueron ininteligibles ante la fuerza que Draco ejercía sobre su cara. Sus dedos se enterraron aún más en su piel, provocando que lograra sentir la forma de sus dientes bajo la yema de ellos.

Tuvo que utilizar aún más fuerza hacia ella— ya que sus manos eran lo único que se hallaba encadenado —y aunque podría haber utilizado su varita para inmovilizarla, le gustaba esto.

Ejercer su poder sobre otros.

No había nada como demostrar lo grande que era.

Finalmente, sus labios se separaron lo suficiente como para que la boca del frasco se introdujera en el diminuto espacio que dejó su boca, y haciéndola echar su cabeza hacia atrás, Draco puso todo el líquido en su boca, elevando su manos hasta su nariz para no permitirle respirar y así estar completamente seguro de que ella lo había tragado.

Aunque el simple hecho de que el Suero tocara su lengua, ya la haría soltarlo todo.

Volviendo a ponerse de pie— y admirando la imagen de Hermione retorciéndose frente a él — dio un paso atrás, sintiendo su pecho apretarse ante la pregunta.

—Granger —murmuró, casi una octava más bajo de lo que su voz profería con normalidad—, ¿tuviste que ver con la muerte de Lord Voldemort?

Los ojos de la castaña se cristalizaron, y pequeñas lágrimas rodaron por sus mejillas debido a la lucha interna que debía tener entre su cuerpo y su mente.

Su respiración se aceleró mientras su boca temblaba, y los rizos de su cabello; desordenados y dispersos, la hacían ver aún más aterradora de lo que normalmente era.

—Y-yo —su voz se quebró—. Y-yo no lo hice...

La respuesta lo descolocó.

Su ceño se frunció y su corazón palpitó con un ritmo y fuerza que jamás había experimentado.

Draco no se equivocaba; jamás se equivocaba, y saber que no logró leer a través de ella lo hizo sentirse extrañamente golpeado.

—¿Entonces quién fue? —esta vez sus palabras fueron dirigidas con ira.

Los ojos de Hermione se cerraron, y su cabeza cayó contra el muro tras ella.

—Granger... maldición —murmuró Draco, avanzando hasta ella hasta plantarse en su frente— ¿quién lo hizo?

—No lo sé —sollozó, sin mirarlo—. Realmente no lo sé...

¿Y si el Veritaserum no había funcionado?

No... eso es jodidamente imposible.

Piensa, carajo, piensa.

—La persona que lo hizo, ¿la viste?

La garganta de Hermione raspó— Ya te dije que no lo sé.

La palma de Draco chocó contra el muro cuando, enfadado, apoyó ambas manos en él, dejando su cabeza fija e inclinada hacia abajo, donde la morena yacía sentada en un pequeño ovillo.

¿Qué estaba pasando? ¿Cómo es que ella no decía la verdad?

Draco no podía entender cómo era que el Suero no había surgido efecto. Existía la pequeña teoría de que Hermione hubiera logrado dominar el uso del Veritaserum, pero era una posibilidad vaga— por no decir nula.

Sus ojos se cerraron por la impotencia.

—Granger...

Los ojos de Draco se abrieron al instante al sentir un cuerpo junto al suyo.

—¿Dónde están los miembros de La Orden? —preguntó Eleanor, apretando su varita entre sus dedos como si de pronto, la castaña se hubiera transformado en una amenaza aún mayor.

—No lo sé... —volvió a responder Hermione, por tercera vez en el mismo rango de tiempo—. Ellos no utilizan un lugar en específico por miedo a que los logren atrapar. Cuando me capturaron... ellos escaparon, y desde ese entonces... no supe de su paradero nunca más.

La mandíbula de Eleanor se tensó— Eso es imposible... sé que existe... sé que tienen su propia sede para llevar a cabo los planes, lo investigué.

—Eso fue hace años —murmuró ella, ahora, luciendo casi sin vida mientras la humedad se secaba en su rostro—. El cuartel general en Grimmauld Place. Abandonado. Luego de la Batalla se decidió que tener una zona fija era en extremo peligroso. Desde que escapamos nadie volvió a pisar un solo lugar por demasiado tiempo.

Los labios de Eleanor se habían apretado, y Draco ni siquiera se había fijado en que la estaba mirando hasta que ella habló— Esto debe ser una maldita broma.

—¿Entonces realmente no sabes nada de ellos? —preguntó Pansy a lo lejos, su rostro enfundado en algo parecido a la comprensión.

Pero Hermione la ignoró. Sus ojos, inyectados en sangre, fueron directamente a él— Bien. Te dije lo que querías, ¿qué harás ahora?

Sintió un nudo en su garganta. No por la culpa de lo que sucedería... no por sentir empatía... ni en absoluto por tristeza. El dolor en su pecho se debía a algo mucho peor.

A su propia decepción.

Sus manos se separaron de la piedra que cubría las paredes. La molestia en su rostro debido al dolor que le causaba la expresión de ira, se estaba esparciendo por toda su piel, y comenzó a sentirse completamente mareado ante las emociones amargas que lo estaban ahogando.

¿Por qué esto lo estaba desgastando tan rápido?

—Nott —murmuró, llevándose una mano al cabello al sentir el martilleo comenzar a golpear su sien.

El hombre se acercó— ¿Si Señor?

Su mirada fue una última vez hasta Hermione, y una sonrisa candada se formó en su rostro— Mátala.

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